Partida Rol por web

Gracias. Dije resignado.

No se les puede sacar nada más ahora.

Salí del vehículo ya en llamas y me acerqué a un elfo cualquiera.

Intenté contactar con mi poder, para luego emplear PES al tiempo que le pregunté en élfico:

En qué dirección hay agua?

No esperaba que me contestase, pero sí que pinsara la respuesta.

Mientras le agradecía al elfo el morral con agua, el olor y el humo que se desprende le hicieron notar la incineración del carro. Su primer impulso fue gritar para que los que estaban dentro salieran rápidamente, pero luego se tranquilizó al ver que el fuego avanza lentamente, y la salida de Shoren confirmaba que en el interior del carro se era consciente de la situación.

Al poco, otro elfo le ofreció un libro y descubrió sorprendido que se trataba de su libro de conjuros:

- ¡Gra... gracias! -acertó a decir. Fue un detalle totalmente inesperado: dejar a unos esclavos con pocos recursos en mitad del desierto pero ofrecerles sus objetos personajes más preciados. Stravos se quedó meditando en la extraña cultura élfica, mientras esperaba a sus compañeros.

Aun sintiendo un profundo dolor en las manos, asiento l ahora nuestro salvador y me inclino respetuósamente en forma de agradecimiento por la ayuda que nos brinda y la posibilidad que nos da. - Vamos. - Pero digo esta sola palabra no con ánimos de ordenar, sino de incitar a los que todavía no salieron a que lo hagan.

Les dejo la caja con todo gusto y me retiro de la ahora incendiada caravana.

Al escuchar la oferta de los elfos me sorprendo bastante - quizas no quieran mas problemas, o algo planean ya que tal generosidad no es muy comun.

- Bueno, nunca esta de mas tener un par de armas.

Y tras coger otra hacha de batalla salgo de la caravana, y oteo el horizonte para ver si hay algun punto de refencia en esta parte del desierto.

- Muy generoso de su parte, aunque dejarnos aquí en mitad del desierto nos deja en una mala situación... que mejoraría si nos indicaran una dirección que seguir. Ahora dígame, ¿no necesitan unos cuantos voluntarios para entregar algún mensaje a algún Jura-dai prisionero en la ciudad? porque para nosotros quizá fuera más fácil llegar hasta ellos que para otros elfos. Sería un buen trato que nos dejaran en la ciudad a cambio de ese favor.

La mul observa al elfo, como antes, no cree que les vaya a ayudar más de lo que dice, posiblemente ni le responda a su propuesta. Mira al grupo de esclavos, no les va a ser fácil sobrevivir, pero al menos ninguno se ha derrumbado, todos han mantenido la calma y eso debe significar que tienen algo de seguridad en sí mismos, debe ser buena señal.

Thais abandona la caravana.

Despues de observar el horizonte y no encontrar nada que me indique donde diablos podemos estar o en que dirección podriamos ir me giro hacia mis compañeros.

¡Por las ardientes arenas, no tengo ni idea de donde estamos!. Pero tengo claro que no me voy a quedar aqui quieto, propongo que nos dirijamos hacia el norte.

Por supuesto, hay centenares de elfos rodeando la caravana que ahora empieza a arder rápidamente. Contactas con uno de ellos y en sus pensamientos lees:

"Urik se encuentra prácticamente al norte, donde residimos los jura dai, esta caravana se debía dirigir hacia el suroeste, al oasis de Kled"

 Una vez fuera del carro, os encontráis algo desolados por la situación. Cada uno de vosotros porta las armas y los dos litros de agua que los elfos han tenido la amabilidad de prestaros. 

- Dos litros de agua, aguantaremos hasta el final del día siendo demasiado optimistas-. Pensáis.

La caravana empieza a arder con violencia y los elfos hacen caso omiso de vuestras palabras. Querían destruir ese horrendo carro y ya no tienen nada más que hacer aquí. Poco a poco van abandonando la zona. Tras su paso, sólo queda destrucción.

Espero a que se marchen los elfos del todo y me dirijo a mis ahora compañeros.

Señor enano, Te llamas Arthor, no es así? Dijiste de ir hacia el norte. Allí es de donde vienen los elfos, Urik, el hogar de los Jura Dai, pues así se llaman. Sin embargo, la caravana seguramente iba hacia el suroeste, donde podemos encontrar el oasis de Kled. Ignoro si están muy lejos ambos lugares. Sólo sé la dirección. Además, no sé qué lugar será más seguro. Eso será algo que habrá que decidir. Dices que el norte está hacia allí? Entonces el suroeste podría ser hacia allá. Señalo ambas direcciones con un brazo.

- Yo me llamo Thais, creo que aún no os lo había dicho. También creo que es mejor ir al suroeste, eso nos mantiene en la ruta comercial y podremos encontrar gente por el camino, así como ese oasis con suerte. Al fin y al cabo lo que importa ahora es sobrevivir y la ruta comercial es la que nos da más posibilidades.

Ella sonríe agriamente.

- Más posibilidades de sobrevivir, que no de mantenernos libres.

Señala a esa dirección donde parece estar el suroeste.

- Empecemos a caminar, respecto a las provisiones yo no necesitaré comer ni beber, tan sólo una hora de meditación ante el sol cada mañana.

Le sonríe al otro psiónico.

- Seguro que ese poder psicometabólico también te gustaría aprenderlo.

¡Maldita sea!. No se donde estamos con lo cual cualquier direción me es valida para empezar mi viaje de regreso a casa y encontrar a mi familia. En cuanto para saber cual es el suroeste solo tenemos que observar al cielo y mirar al sol, ya este siempre se dirige hacia el oeste.

Pero lo mejor es que empezemos a caminar ya, no es recomendable esta mucho tiempo a la intemperie y deberiamos intentar encontrar una sombra paraa evitar las horas de calor mas intensas; ademas este humo puede atraer a vistitantes no deseados.

Escuchó a los demás entre las sombras que aún daba el carro consumiéndose. No era el momento de presentarse, prefería esperar a estar seguro de su supervivencia. El solo hecho de pensar en caminar por el desierto durante unos cuantos días le daba casi ganas de haber continuado como esclavo...

Sin saber aún si eran los recién liberados de fiar, sí que estaba claro que tenían muchos más conocimientos del desierto y como sobrevivir a él que los que poseía Stravos, así que no pondría pegas en aceptar sus órdenes mientras continuaran en esta gran nada.

Thais, la hermosa Mul, nacida esclava, como la mayoría de los de su raza, me dijo su nombre y me habló de otro de sus poderes.

Es muy útil para sobrevivir. Le sonrío. Ya no necesitas a nadie, Thais, eres libre, como nosotros. Y además creo que puedes aportarnos muchas cosas. Me alegra contar contigo.

Arthor quería encontrar a su familia. Arthor, créeme que te comprendo. Quizá en la población del oasis logremos informarnos. Aunque primero deberemos llegar. Ahora busquemos un descanso para las horas de sol. Luego podemos caminar por la noche, si lo queréis conveniente.

Me quedé unos segundos mirando la caravana ardiendo y con una satisfacción interior.

No estamos solos, hay gente que odia a los esclavistas. Arde y consúmete!

Luego miré a mi alrededor por si veía algo que pudiera arrojar sombra en este lugar inóspito.

 Decepcionado al ser ignorado por los elfos, el joven salio de la estancia siguiendo al resto de los esclavos. Cogió un odre cargado de agua y una daga de obsidiana. 

Los espíritus del fuego me recompensaran, debo creer en su sabiduría.

Observo ensimismado como ardía el carro, mientras escuchaba como si de un murmullo se tratase a sus compañeros.

Que las llamas purifiquen mi cuerpo y me proporcionen vitalidad. Susurro sin apenas mover sus labios entrando momentaneamente en las llamas.*

Después se dirigió a sus compañeros de celda.

Como ya os comente... Mi nombre es Khossur... y como por ahora seguimos vivos me encantaría conoceros a todos.

Después de todo el destino nos ha unido. Solo podremos salir de este desierto si colaboramos.

Mi mentor me enseño lo que los espíritus del fuego le inculcaron, por lo que puedo ayudaros a guiaros por el desierto, sanar vuestras heridas y enseñaros a protegerse del abrasador toque de nuestro sol.