Partida Rol por web

Heinrich aprovechando la situación de tensión, agarró el brazo de Makoto y la empujó sin previo aviso contra la puerta de hielo; sea lo que sea que hubiera en aquella zona o pasara lo que pasara con la mano de esa mujer, a Heinrich no le importaba lo más mínimo; a fin de cuentas, ella siempre lo había tratado mal.

Kann ich deine Hand nehmen?
Erlaubnis nicht notwendig!

Es cierto que la que peor lo trata es el donut de chocolate, pero sabe que geneticamente la gente de su raza suele tener una fuerza superior; por lo que ir por la indefensa y frágil nipona es un movimiento más sabio para al menos, asegurarse la victoria en el tira y afloja de poder.

De todas formas, en el peor de los casos y Makoto pierda la mano... ¿De quien será la culpa? ¿De Heinrich o de la persona que dijo que era algo "bueno" meter la mano ahí?. Probablemente de Heinrich, pero no dejará que el brownie se salga con la suya impunemente si eso ocurriera.

Como si tuviera que cargar con el -sorprendentemente- atlético Dagomaru, coger la piña dorada y huir de ahí usando delfines. Heinrich estaba dispuesto por sobrepasar todos los males y sobrevivir. A fin de cuentas, desde el principio, el alemán siempre sintió una leve tolerancia hacia Dagomaru.

Yo voto por él - dijo mientras señalaba al alemán.

Ese fué él momento que el hombre aprovechó para lanzarse hacia ella y agarrar su brazo extendido, con una maniobra digna de un luchador de la WWE dió un giro y la lanzó contra la puerta de hielo.

¡Pero que co..!, ¡Sueltameeeeee!

Ella intentó vanamente zafarse de la presa del hombre y se vio lanzada de bruces contra aquel hielo azulado que se oponía a su paso.

Para no romperse la crisma contra él colocó su antebrazo sobre el rostro al mismo tiempo que alzaba la otra mano para apoyarse en el hielo.

Contuvo su respiración....

La mano de la nipona quedó pegada al hielo de aquella misteriosa puerta.

 Y ,a la velocidad de la luz, se fue tornando de un color característico: azul; quedándose completamente de hielo.

El dolor y el frío era notable e intenso. Además que cada segundo, seguramente y con total fiabilidad, el hielo avanzaría hasta terminar ,completamente, congelado.

Sin embargo, la puerta se abrió y ante ustedes pasaron dos cosas:

1. Un cuerpo de un ser inerte cayó al suelo salpicando el charco de sangre azul.

Un cuerpo que yacía bocarriba sin vida, con los ojos abiertos. Tenía forma antropomórfica, aunque aquello no le libraba de ser aterrador.

 2. Una joven humana estaba completamente llena de sangre azul y algunas heridas eran patentes en su cuerpo. No eran graves. 

En sus manos había un objeto:

Heinrich se alejó lo que pudo de una Makoto que parecía estar sufriendo de una congelación repentina y focalizada, y lo que era peor, se extendía lentamente por su brazo. Un escalofrío recorrió la espalda del Alemán al pensar que ese hubiera sido su destino en caso de tocar aquella puerta, tal y como Anfítrite recomendaba.

Conociendo lo podría pasar y ya teniendo en su mente quienes eran los enemigos y los amigos; el alemán se puso delante de Dagomaru, haciendo de escudo improvisado ante lo que pudiera pasar.

-Al parecer eres tu el único de confianza aquí, muchacho... quédate detrás; no dejaré que esa loca te mate. -Refiriéndose hacia Anfítrite.

Mirando como aquella enfermedad se extendía por el brazo de Makoto, también sintió lastima por ella, a fin de cuentas, él había sido quien la había escogido y empujado contra la pared; y pese a que no era el primer culpable -sino Anfítrite-, se sentía mal por ser el perpetrador físico de su condición.

-Si mi teoría no falla y esto es un parque de atracciones afiliado a Disney... Solo el poder del amor podrá salvar a Pinkie Pie... ¿Alguna hermana que te pueda abrazar o un príncipe encantador a quien besar?.

Pese a todo lo que estaba pasando, Heinrich también tenía en mente los dos nuevos integrantes; el hombre (¿o mujer?) lagarto y aquella joven desconocida con la pelota de playa luminosa. Lo primero confirmaría la teoría del Parque de Atracciones y lo segundo confirmaría la sospecha de Krüger de una tienda de regalos cercana.

-Señorita, no he podido evitar ver que ha roto uno de los decorados del parque de atracciones en lo que parece ser una huida de la tienda de regalos, de donde -seguramente- ha sacado esa pelota de playa luminosa.  ¿Sabría decirnos dónde se encuentra "La Piña Dorada", andamos buscando eso...?

Como siempre, se habían puesto a parlotear y Trite ya se estaba frotando las sienes cuando Pestes se movió ágil como Weir entre los pinchos para lanzar a la pobre Makoto contra el hielo. Entonces vio como se le transformaba la mano en hielo y se le transformó la cara en una mueca de horror. No podía creer lo que estaba ocurriendo.

Se acercó a ella con velocidad.
-¡Mako! ¿Estás bien?-le preguntó alarmada para llegar hasta ella. Le puso una mano en el hombro y se giró mirando a Heinrich con el ceño fruncido-¿Cómo pudiste lanzarla así? ¡Se podría haber roto la crisma!-le miró en hito. Estaba claro que el traidor era el puto Pestes. De algún modo, se hacía el tonto y se dejaba llevar por el grupo para llegar hasta el Fruto y cuando fuera el momento, los traicionaría y se iría dejándolos ahí-¿Matarlo yo, desgraciado? Fui la primera en EXIGIR que lo buscásemos y nos asegurásemos que estaba bien. Y tú has sido el primero en usar a alguien más débil que tú como saco de patatas por cobarde. Weir es suficientemente listo para no creerte, Imbécil-si las palabras envenenaran, las suyas eran cianuro. Lanzó una mirada a Weir que decía 'vigila tus espaldas'.

Puto Pestes.

Entonces la puerta se abrió y pudo ver como caía el cuerpo de aquella criatura azul. La miró con atención y curiosidad, con aún cierto horror en su cara. También había una chica, con heridas y un trasto en las manos.

-Ey, ey. ¿Tía, estás bien? ¿Me oyes? Me llamo Trite. ¿Estás ahí?-se acercó con cuidado a ella para ver si estaba consciente.

Heinrich niega con la cabeza, pese a que se le podría acusar de un sinfín de cosas, algo que no se le podría rechistar era que el actuara con una doble agenda o que fuera alguien con ciertos secretismos, guardar secretos o mismamente buscar soluciones ajenas a lo planteado, no era lo suyo ni por asomo, él era alguien simple, directo, como un toro.

-¿Te preocupa que se rompiera la crisma?. Apuesto a que Petit-Suisse hubiera preferido tener un chichón en su frente a tener lo que tiene por el brazo. Algo completamente ajeno a que yo la haya lanzado; sino que, y directamente a que TU DIJISTE QUE SE TENÍA QUE TOCAR LA PUERTA.

Heinrich se cruje los nudillos ante Anfítrite, estaba listo a pelear ahora que sabía que podía usar como arma definitiva aquella puerta, a fin de cuentas, si había un traidor entre ellos, era mejor terminar con el cuanto antes y el único traidor que por la cabeza de Heinrich pasaba era Anfítrite.

-Tu querías que yo tocara la puerta para que yo muriera, eliminando así el único que fisicamente podría suponerte un reto. Una trampa digna de alguien cobarde y vil.

Krüger estaba dispuesto a demostrar su inocencia explicando los sucesos más recientes tal y como él los había vivido. Así que mirando fijamente a Anfítrite y sin perder de vista tampoco al Negro decidió exponer todos los puntos por los cuales él consideraba a aquella mujer como la traidora.

-Esta no es la primera vez que una trampa así contra mi persona ha sido plantada; ¿Os acordáis de la bomba de oxígeno defectuosa? Sí, casualmente me tocó a mi; aunque agradezco la ayuda de Yogurt, la cual terminó también muerta. ¿Quien estuvo con el equipo de Buzeo? Ubuntu, D.G.T. , V.I.H. y Brownie. Esto me hizo sospechar de ella.

-Viendo esta trampa contra mi persona y la amenaza de que había una TRAIDORA, mujer; empecé a sospechar de Petit-Suisse y del Brownie. Cuando Petit-Suisse desactivó la transmisión del mensaje secreto, me hizo sospechar de ella. Además viendo su complexión física, pude notar que ella jamás podría matarme de una forma que no sea por la espalda o con trampas.

-Cuando Brownie dijo de tocar la puerta, que era algo seguro y demás tonterías, me dije a mi mismo "Esta es la mía; Si Brownie es inocente esa puerta no hará daño a nadie, por lo que Petit-Suisse es la culpable; pero si esa puerta hace realmente daño, Petit-Suisse es inocente y Brownie intentó matarme por segunda vez".

-Por suerte o por desgracia; esto ha confirmado mi teoría. Brownie es la traidora que ha intentado matarme 2 veces, sin éxito. Por claro, una vez que estemos en el submarino y huyamos de esta trampa mortal de parque acuático... ella usando su condición física podrá sobreponerse ante vosotros dos, (Petit-Suisse, Bagel) sin mayores dificultades.

Primer capitulo, la ignorancia es la felicidad.

Ignorante él, seguía observando aquel lugar en busca de símbolos, runas, inscripciones o cualquier cosa que pudiera ayudarle en sus futuras investigaciones, en los libros que pensaba escribir, en pistas que le permitieran salir de allí, vivo. A él y todos los demás, claro. Así estaba él, totalmente enfrascado en aquellos quehaceres suyos sobre la investigación y el desarrollo de escapar de allí, cuando por el rabillo del ojo vió al alemán comenzar a murmurar. Se paró, unos metros alejado de él cuando vió como agarraba a Makoto y la lanzaba contra la puerta.

- ¡No! ¡No! ¡Espera! ¡¡NOOOoooo....aaaaAAAAAHHHHHAAAAAAAHHHAAAAHAHH!!! - lo que comenzó en un grito de negación sobre lo que estaba haciendo, acabó por convertirse en un grito de horror y terro cuando vió que lo había hecho. - ¿¿PERO QUE HACES?? - le gritó, enfadado. Muy enfadado. - ¿¿PERO ES QUE TE HAS VUELTO LOCO DEL TODO O LA FALTA DE OXIGENO HA MATADO A LAS CUATRO NEURONAS QUE TE QUEDAN?? - Le gritó. Pero desde una distancia prudencial. Porque haciendo memoria, ya se lo dijo a Makoto unos minutos atrás.

Aunque mi ayuda en una confrontación física sea nula, quiero que sepas que tienes todo mi apoyo moral.

Si. Su aportación física había sido nula. Pero aún mantenía su apoyo moral. Pero nada más terminar de gritarle, giró el rostro del alemán a la japonesa, para ver lo que le ocurría en la mano. Sintió como se le revolvía el estómago, como el miedo lo invadía, pero lo más notorio quizás fue la sensación de vértigo previa al desmayo. Necesitó apoyarse para no caer redondo de la impresión, aunque todo aquello cesó cuando llegó el segundo capitulo.

Capitulo dos: El bicho Atlante.

Una cosa era jugar al WoW y estar harto de ver bichos raros. Eso nadie te lo podía discutir. Otra era que aquel bicho atlante con esos dientes se cayera medio desangrado delante tuyo. Y muerto, claro. ¿¿¿Pero es que nadie había visto aquel bicho menos él??? ¿¿A todo el mundo le parecía totalmente normal y lícito ver a ese puñetero bicho allí?? Y ahora sí, algo dentro de él se abrió camino. Giró el cuerpo, se inclinó hacia adelante y soltó los dos donuts y el café que había desayunado. Aquella sería su contribución científica a la grandiosa Atlántida.

Después de vomitar, se limpió con su pañuelo y se incorporó. Todo para volver a ver el bicho aquel, que además olía horrible, y volvió a vomitar hasta la primera papilla. Con idénticos resultados. Una nueva contribución a la ciencia atlántica. Y solo después de volver a vomitar la segunda vez, y que no le quedara nada más por echar, alzó la vista para ver al alemán hablarle.

- Tu estás de coña ¿no? - le contestó cuando le dijo que él era el único de confianza. ¡Ese tio estaba totalmente tarado! - No te acerques a mi, psicópata. - le increpó, llegando a empujarlo con su nula fuerza para apartarlo de él. Aunque el gesto lo apartó a él mismo del alemán, mejor dicho.

Pero entonces se pusieron a discutir en algo referente a su persona. ¿Qué cojones? ¿De que coño hablaban? ¿Habían pensado en dejarlo tirado? ¡Pues vaya un grupo de capullos! - Gracias. - Al menos, según lo que habían dicho, Trite se había prestado a ir a buscarle. Eso era un punto a favor de ella.

Si salían vivos de allí, le pediría el whatsapp.

- Sea quien sea el traidor, el traidor es imbécil. Si ha matado a alguien antes de conseguir el objeto es rematadamente idiota y estúpido. Primero porque él esta aquí. Y es de los malos. - señaló en dirección a Akanni. - Y segundo porque somos un grupo de especialistas, cada uno en un campo. En un C-A-M-P-O D-I-S-T-I-N-T-O. Lo que queire decir que para llegar al objetivo, se necesita la ayuda de T-O-D-O-S. - Bufó, y miró al alemán con cara de pocos amigos. - Ni te me acerques. En sentido práctico ella tiene razón... tu eras el más cualificado para la puerta, para tocarla o para buscar otra alternativa, cazatesoros de tres al cuarto. - le repitió, alejándose de él. Y mientras, se acercó a Makoto que era atendida por Trite. - ¿Está bien? - le preguntó, sin querer acercarse demasiado por si era contagioso.

Pero por último, se acercó a la otra chica, agachándose junto a ella. Y él si que, haciendo uso de otro pañuelo limpio, tomó aquella esfera y se acercó un poco más a Makoto, para ver como estaba. - ¿Cómo te encuentras? ¿Te sientes como una caminante blanca? - preguntó, preocupado. Si se convertía en una zombi malévola con capacidad de convertir a otros en zombis de hielo, quería saberlo de primera mano para salir corriendo de allí.

Abril se llevó el brazo hacia su rostro y se limpió, con él, los restos de sangre que había. Tras ello, alzó la vista y, lo primero que vio fue a un grupo de buscadores de reliquias, abrió los ojos sorprendida.

¿Quiénes sois? -preguntó con el ceño aún fruncido sin comprender quiénes eran aquellos.

Sin embargo, pese a su estado defensivo, Abril no soltaba la pieza que había encontrado. Aquella redonda esfera ...

Debes encontrar el fuego o... me temo que te congelarás por completo -eso sí, estaba preocupada por el brazo de la nipona, más que por ella en sí-.

¿Cómo te encuentras? ¿Te sientes como una caminante blanca? 

Valar Dohaeris, no creo que un ejército de atlantes se hallan convertido en caminantes blancos. ¿Tienen un dragón escupe -fuego? Tal vez lo necesiten para ese brazo...

Ey, ey. ¿Tía, estás bien? ¿Me oyes? Me llamo Trite. ¿Estás ahí?

Abril sonrió con dulzura y negó con la cabeza. Estaba en perfecto estado.

Abril Ballet Caral. 

- Es un error común. Eso es la respuesta. Deberías haber dicho "Valar Morghulis" y yo te contestaría "Valar Dohaeris". No pasa nada, seguro que llevas mucho tiempo sin ver la serie, estando aquí. - Seguro que aquí abajo no llegaba HBO. Y menos aun Netflix ¿Cómo podía vivir esta gente así? ¿Y esta gente se llamaba civilizada?

- ¿Cómo es que estás familiarizada con... el hielo mágico? - le preguntó, y después señaló a la extraña criatura. - Y que demonios es eso. Y quien demonios eres tu. Bueno, que haces aquí. - clarificó, moviendo los brazos rapidamente. - Soy el Doctor Weir. Dagomaru Weir. Si no quieres golpearme, es un placer. - puso aquela extraña condición.

- ¿Sabes donde esta el fuego? ¿Qué es eso? - preguntó, esta vez haciendo referencia a la bolita.

La japonesa se quedó mirando su brazo congelado y empezó a llorar.

Tú..., Maldíto hijo de perra..., Mi brazo..., Oh dios... ¡Mi brazo! - tenía los ojos desorbitados y la mirada perdida.
Giró la cabeza lentamente de uno a otro de sus compañeros buscándolo a él...

Traidor... - susurraba mientras apretaba los dientes.- ¡Estás muerto!, ¡Muerto! , Como no lo he visto desde el principio..., Tú..., maldíto seas... después comenzó a insultarle en japonés.

Después se acercó a Dagomaru y a Trite ya que eran los únicos en los que confiaba y les dijo entre lágrimas.
Voy a morirme..., Lo sé..., Chicos..., Tengo sniff miedo snif..., No creo que encontremos el fuego a tiempo...

¿Alguna vez visteis a un chihuahua ladrar escandalizado contra algo?. Pues en efecto, eso era lo que veía Heinrich cuando aquella mujer de baja estatura comenzó a decir tonterías en un idioma desconocido y probablemente inventado. Pese a ello, con talante y respeto a la "Elsa Low Cost", el alemán esperó a que terminara de ladrar.

-Para ya con el idioma lunar. Y sí, es cierto que yo te lancé contra la pared porque eras la otra mitad de la moneda de la traición; con ello quería comprobar si la Cruz (Anfítrite) decía la verdad acerca de que era inofensiva la puerta y por tanto siendo tu la traidora, o si por el contrario la Cruz intentaba matarme a mi, cosa que terminó pasando y demostrando que ella, en efecto, es la traidora. 

Heinrich en vez de seguir repitiendo lo evidente, decidió continuar su camino hacia aquella mujer, "Abril" y en particular el objeto al que habían venido a buscar.

-Teniendo en cuenta que parece que el parque de atracciones es peligroso en demasía; supongo que será mejor irnos con lo que tengamos entre manos actualmente... Si me disculpa, ese Souvenir será mi ticket para mi casa con piscina climatizada... Pero porque primero deseo ver lealtades, dime... ¿Para quien trabajas, Abril?.

Sintió un fuerte dolor de cabeza, muy molesto. Pero decidió ignorarlo.

Se giró hacia Makoto, quien se encontraba llorando desconsolada. Trite intentó disimular lo horrorizada que realmente se sentía al ver lo que había ocurrido al tocar aquél hielo. La chica aquella que sostenía el balón de oro al mejor jugador de la UEFA habló de un fuego.

Empezó a buscar el modo de conseguirlo, ya que Makoto estaba en plena histeria. Mientras, Dagomaru hablaba con calma con la tía, Abril.

-¿Me podéis ayudar, antes de que muera Makoto, POR FAVOR?-pidió en voz alta a Akanni y a Dagomaru. Añadió el 'por favor' por Weir, obviamente. Y porque él era el único que tenía un cerebro completo y funcional en ése momento.

Escuchó el ataque de histeria de Makoto. Justificado, sí. Desproporcionado, no. Molesto, sí. Necesario, no. Así que lo mejor era actuar lo más rápido posible, aunque nadie hubiera tenido en cuenta que él era una maldita rata de biblioteca y que lo más rápido que había ido en su vida era cuando se leyó el primero de Harry Potter de una sentada en una tarde.

Y ahora le metían prisa para encontrar un fuego místico en una ciudad de leyenda mientras un sociópata los empuja contra las paredes, un negro le pega, una japonesa le grita y llora, y para rematar, una greco-turca le pedía ayuda de forma educada.

Bueno, de todo lo anterior lo único medianamente positivo era la greco-turca pidiéndole las cosas por favor. - Déjame a mi un momento. - Le pidió a Trite, para hablar con la Japonesa.

- Escuchame. Yo nunca he salido de mi biblioteca. Bueno, para dar clase si y para casa también, pero poco más. Soy el más flojo y más cobarde de los presentes. - reconoció, sin problemas. - Pero te prometo que no te vas a morir. Encontraré ese fuego mágico y te salvaremos ¿Vale? - Y lo dijo totalmente calmado y tranquilo, como si se hubiera abstraido de todo lo que estaba ocurriendo allí.

Después se separó de ella y se acercó a Trite. - ¿Tienes un cuchillo? -

Eh, tú, suelta eso, nos pertenece. -comentó Akanni con el ceño fruncido y con tono amenazante. No sé quién eres, pero seguro que no nos traes nada bueno. 

Sin dejar de mirarla, avanzó hacia la nipona y le agarró del brazo congelado. Sentía como el hielo le quemaba la piel.

¡Mierda! El hielo está muy avanzado. Debemos encontrar el lugar donde se encuentra el fuego. Tú -de forma despectiva se dirigió a la joven-, ¿sabes dónde está el fuego?