Partida Rol por web

Año  1945 - Invierno, 17:00 horas. Primer día desde la llegada del regimiento Este.

Siete horas atrás fue la llegada de los soldados del Este hasta el muro norteño. Cuatro horas atrás, una intensa nevada comenzó a cae

Un pronóstico de calma acompañado de una tormenta de nieve, algo usual en el norte, parecían ser las únicas eventualidades que podrían haber en un día como ese que, dentro de todo, transcurrió sin mayores inconvenientes. La llegada de los nuevos visitantes mejoró enormemente los ánimos dentro del muro, ensalzando la concordia, la creación de nuevas amistades y también viejas rivalidades. Era un poco extraño pensar que en un lugar así, enfrentados en un evento que pocos soldados disfrutaban, existiese una de las pocas situaciones durante las que se resaltase realmente el compañerismo entre los soldados. También ayudaba que se hubiese permitido a todos descansar, sin entrenamientos ni rutinas extenuantes... Y entonces...

BOOOOM

Una enorme explosión remeció el muro mientras los soldados se encontraban en el comedor disfrutando de su (desabrida) comida, su eco extendiéndose por las montañas que los rodeaban. Poco después se escucharía la alarma de emergencia y luces rojizas teñirían los intrincados pasillos de aquella instalación, dando a entender que algo grave había ocurrido. -¡Drachma!- Exclamó uno de los soldados mientras que las ordenes comenzaron a volar de un lugar a otro. Pronto ambos regimientos se movilizarían a través del muro para atender la emergencia. 

... Sin embargo todo sería en vano, pues con lo que muchos se encontraron no fue con un ejército enemigo, sino con unas llamas enormes extendiéndose por los pasillos del muro. Las ordenes no tardarían en cambiar y pronto la labor de todos los soldados se centraría en apagar las llamas hasta llegar a su origen, labor que tomó horas de trabajo conjunto hasta que por fin pudieron poner el incendio bajo control. ¿Los daños? Algunos soldados de bajo rango, jóvenes. Más parecían haber sido nada más que daño colateral, pues el verdadero objetivo se encontraba totalmente destruido en lo alto del muro: la torre de comunicación de Briggs había caído y con ella toda chance de comunicarse con el exterior.

Una vez que las cosas finalmente se tranquilizaron no tardarían en llegar las preguntas e incluso las acusaciones, siendo la General Vector la responsable de poner calma en toda esa situación. Sin embargo lo nefasta de esta era no auguraba nada bueno para el Norte y posiblemente marcarían el destino del muro en los días venideros. Habían muchas dudas por responder y lo único que parecía estar claro en esa situación es que, sin haber cañones en el exterior del muro ni soldados enemigos en la distancia, la explosión únicamente pudo haber venido desde dentro. Es decir, un infiltrado o un traidor. 

Una emergencia como esa en el Comando Central o el Comando del Este suele ser tratada de forma meticulosa, bien investigada, sin embargo el Norte no cuenta con los mismos privilegios que sus compañeros en el sur... Y sus leyes son duras, además de antiguas. A fin de cuentas el protocolo de seguridad fue escrito por la ex-general Armstrong en tiempos en los que un infiltrado bastante particular se infiltró en las filas del Norte. Y sería la labor de la actual General implementar ese protocolo, conocido además por todos los soldados del Norte.

       No soy vuestras madre para intentar dulcificar la situación actual - empezaba a comentar tras tener que leer los informes correspondientes de los daños y pedirle a un puñado de soldados que transportaran los restos de las victimas a la enfermería - Esta claro que con la destrucción de nuestra torre de comunicación, estamos tan aislados como la imagen que tiene el pais sobre nuestro fuerte - golpeando la muralla con fuerza - Y por lo mismo no le voy a dar el placer a el o los responsable de pensar que se están saliendo con la suya, ¡¡Mas!! cuando ese acto tuvo la desfachatez de atentar contra nuestro muro...

     Independiente de que fueran colegas que llevaran años trabajando junto a nosotros... - mirando severamente a mis hombres - o aquellos que sus botas pisaban por primera vez la Nieve - girando mi vista hacia los del éste - van a comprender el por que aquí solo sobreviven los fuertes - para entonces tomar nuevamente la pila de informes y leer por encima mientras daba espacio al resto para que diera su opinión al respecto.

Tras hacer mi guardia en los pasillos y terminarme mi cigarrillo. Fui a mi oficina a acomodar los papeles, la verdad estaba un poco aburrido. La cosa de iniciar a leer y hacer el trabajo de burocracia, era peor que estar en los pasillos, me gustaban los pasillos, podía estirar las piernas y hablar con la gente. Cuando estaba apunto de sacarme un cigarrillo, un gran sonido me hizo caer de la silla. Me pare, como había caído y guardar mi cigarro. 

-Dia agitado, ¡No cigarro! Ya parado, me fui corriendo al origen de sonido, en mi menta ya habían pasado muchas cosas, ataque enemigo, un accidente o era un pedo del viejo Louis armstrong . A llegar  pude ver lo sucedido, una explosión, había muchos soldados heridos y algunos fallecidos. Por eso no me podía quedar con las manos cruzadas, solo pude asistir a los heridos y llevarlos a la enfermería. No era mi zona asignada de costumbre, era lo que debía que hacer. 

Pasando el rato, hubo una junta con el General Ines Vector, usualmente no solía trabajar bajo su bando, por lo tanto apenas la podía ver, se me hizo bonita pero no era momento de ligar. Al parecer se activo el protocolo E-07. Ese protocolo me ponía pies de punta pero era lo que tocaba. La general dio su discurso, sobre el deber un creo que un oso polar. Estaba mas interesado el reunir este rompecabezas. 

_{-La nieve, se va tintar de color rojo.} Dije eso, el voz baja y me cubrí mi boca, con mis manos. Era claro que esto se va poner muy feo. Mire con solo mis ojos a mis compañeros y por último, mi atención se puso a mis superiores, como todos los capitanes, los mayores y coroneles... Un minuto... ¿El que momento, dos niños terminaron siendo mi superiores?  Esto haciendo mención a Yanara y Deisuke. 

El Mayor Pip Pip se había levantado de mal humor, aquella explosión había lograrle despertarle de la "mona" que tenía encima y ahora simplemente vagaba de un lado a otro en busca de algo que rellenar su petate que siempre lo acompañaba allá donde fuera. Por lo que, con esto hecho y tras encontrarse en medio de todo aquello, este simplemente habló.

-Probablemente alguien diga, "Vamos a eliminar a los más callados primero", pero sinceramente, aunque el silencio a veces es un signo inmutable de que algo se oculta; también es una pérdida de tiempo y de oportunidades de dar con el culpable o los culpables detrás de todo esto... además, los silenciosos no me hacen daño... _{^{menuda resaca...}}

Pip Pip trató de sacar su petate y beber, pero volvió a percatarse que seguía vacío, por lo que este simplemente lo volvió a ocultar dentro de su cazadora, a la espera de que se le vuelva a olvidar y vuelva a tratar de beber.

-Si os sirve de consuelo, mientras iba a la cocina a rellenar mi petate, pude ver a alguien corriendo hacia la torre. Aunque no sé quien, puedo asegurar que el logo que tenía en su uniforme era el de un Sargento. Solo tenía una línea y 2 o 3 estrellas... Y a no ser que alguien perdiera la chaqueta, yo de vosotros me centraría en ellos... -Dijo mientras señalaba a los dos Sargentos y al Sargento Mayor ahí presentes.

-Y por cierto, esta noche volveré a ir por ahí a rellenar mi petate, así que espero que nadie venga a matarme, pero si alguien lo hace... os espera una demanda por mi parte por no protegerme, gente del Muro Norte...

El sonido de la explosión había pillado por sorpresa a todos. Rápidamente las órdenes empezaron a volar y todos a correr en varias direcciones comprobando qué había ocurrido, cuáles eran los daños, quiénes eran los agresores y desde dónde habían atacado... Mucho caos para tan poca respuesta.

Claudia se cuadró cuando su general habló. Vio como su teniente segundo murmuraba algo muy cerca de ella y en voz bajita para no ser oído y tomo nota mental de reprenderlo cuando tuvieran oportunidad. Pero había cosas más acuciantes en aquel instante.

El Mayor del Este no tardó en comenzar a señalar cierta información relevante y Claudia se volvió a su inmediato superior cuadrándose frente a él.

¡Permiso para investigar el atentado, Capitán!

Era una chica distendida, pero estaban en una situación de emergencia y, en esos casos, importaba más la disciplina.

Lo que nos faltaba, que nada más llegar hubiera un ataque y lo peor de todo encima parecía que venía desde el interior. ¿Habían traidores entre nuestras filas? ¿Cuántos serían? Y el único que sabía algo o parecía saberlo... Tenía que ser el abuelo beodo. ¿Sería cierto?

¿Alguien más vio algo? ¿Ustedes a los que puede haber visto ¿Algo que decir? ¿Alguno fue a la torre por algo durante el ataque?

 Si bien para Wilhelm era otro día más donde buscaría algún lugar poco accesible para descansar como el vago que era, todo lo sucedido en la base le obligaría a reunirse con el resto con esa cara de "hoy se ha formado una buena", y aun así no tardaría en buscar otro lugar en donde tumbarse luego de quedar encerrado con el resto.

 -Bien observado, señor -comentó a la declaración de Pip Pip, que hasta el momento era el único que había aportado algo, antes de escuchar las palabras de Hira. -. En mi caso, estaba durmiendo en otra parte, y no salí de allí hasta que sucedió la explosión: pero claro, para demostrar eso lo tengo un poco jodido, ¿no? -tenía clara la situación en la que estaba, y aun así eso no le impidió bostezar descaradamente delante de todos. -. Supongo que no hay mucho más: al menos que los otros dos digan una excusa peor, o alguien suelte otra revelación, me veo como diana antes del anochecer, así que... -sin verse particularmente preocupado, el sargento acabaría acostándose en el suelo.

Roy estaba en el comedor, como casi todos los demás, pero no todos, ya que tenían al menos a un infiltrado, podían ser más. Aún estaba tratando de olvidarse del frío que había pasado, se le había metido hasta el tuétano, y de paso tratar de ser amable y conocer a los que iban a ser sus compañeros y compañeras. Cuando una gran explosión hizo que todo temblara. Les habían dejado incomunicados y listos para caer, y lo peor es que había sido hecho por alguien que estaba allí con ellos. De momento, no tenía ninguna prueba, nada había visto. Y era más que probable que los problemas no hubieran hecho más que comenzar. Tendrían que estar muy atentos o serían presa fácil de los saboteadores.

Adam se cuadró frente a sus superiores, fueran o no impostores por lo que sabía seguían siendo sus superiores y no fue hasta que la conversación pasó a un tono distendido que se relajara observando los rangos y rostros de todos los presentes. Al igual que el resto allí, no tenía nada que aportar - Tal como señala la Teniente Primero, investigaremos este asunto y encontraremos al traidor, a estas horas solo puede estar pensando en huir o en cometer un nuevo ataque, en cualquier caso no se quedará quieto mientras indagamos quien es, así que puede correr pero no esconderse.

Walter suspiro molesto, lo ultimo que esperaba era encontrarse con una situacion asi cuando le hicieron ir hacia alli.

-Con todo el respeto a Usia, mi Teniente coronel, no creo que este pensando en huir, si ha destruido la torre de transmisiones no creo que piense huir, nos ha aislado para continuar con el plan que sea que tenga.

Suspiro, molesto por la situacion.

-No tengo informacion ninguna sobre los atacantes, pero me compromento a encontrarles cueste lo que cueste, si hay algo que no soporto son los traidores.

Ahora tenia claro porque el general no había querido venir hasta el norte y no era por el frio o por ser viejo, seguramente es porque se esperaba que algo así sucediera, era el mejor momento, gente nueva llegando al muro, una escusa perfecta para acusar a los recién llegados, dividir al ejercito y difundir la paranoia. Por suerte, parece que ya tenían un protocola para estas situaciones y si se ceñían a él todos eran iguales a la hora de buscar al culpable, ahora solo quedaba ver si realmente cumplían esa premisa o preferían tirarse a lo fácil. Y como no Pip Pip debía ser el primero de todos ellos, al menos el si parecía seguir el protocolo...

-Mmmmhhh... -Se cuadro mirando a los suyos y luego a los del norte. -El teniente Bentley, tiene razón, nadie hace un ataque así y piensa en escapar. Lo mas seguro es que el o ellos, porque dudo que sea simplemente una persona, haya hecho esto solo para huir tierra adentro, la intencion de Drachma es acabar con el muro e invadir, así que seguirán aquí hasta que consigan tirar el muro o acabar con todos nosotros. -Suspiro un tanto molesto, rascándose el cabello bajo el sombrero. -Esto es realmente un problema.

La tremenda explosión hizo que Akihiko se viniese al suelo mientras caminaba por los pasillos. Aby, quien caminaba junto a el, le lamió la cara un par de veces preocupada por el bienestar de su amo, pero por suerte, Akihiko salió entero de esa con solo un ligero golpe en la cabeza. El pequeño teniente primero no tardó mucho en llegar corriendo con Aby en brazos junto a los demás presentes que se habían reunido para discutir sobre el nuevo curso de acción. Como era costumbre entre las gentes del norte, todo lo tenían que resolver de la manera mas extrema posible. Al parecer había algo llamado Código E-07. Si le preguntaban a Akhiko, ese código no era mas que una locura innecesaria, pero parece que ya todos están montados en seguir con las directrices del código E-07. Fue un tanto chocante ver como uno de los primeros acusados eran los sargentos. Akihiko no quería creer que ya habían acusados tan rápido.

- M-mayor Pip Pip -Se dirigió a su superior un tanto nervioso- Me disculpara usted mi actitud, pero me gustaría saber si tiene mas detalles sobre lo que vio. Entiendo la situación en que estamos pero, ¿no le parece un poco temprano para señalar a otros de esa forma?

Viendo como uno de los tenientes parecía tener cierto interés en desviar el foco de atención que el mismísimo Pip Pip había puesto sobre aquellos tres sargentos, este simplemente le respondió con la misma retórica de la que hacía gala una persona de su categoría... ebria.

-¿Y a ti no te parece un poco temprano para defender a nadie?. -Le respondió- Podía callarme lo que vi, pero eso llevaría a que un inocente termine con su culo congelado en la nieve; pero mi deber es para/con mi señora, pero porque esta está vacía, es para/con todos vosotros... Por lo que menos defender a traidores y saboteadores y más agradecerme por exponerme para descubrir a uno de ellos.

Si ahora mismo tuviera la cantimplora llena, probablemente echaría un fuerte trago, por lo que este simplemente se molestó de no poder hacerlo.

-Si alguien no se fía de mis palabras, puede comprobar mi historial o lo que sea para ver como digo la verdad. Pero hasta que nadie salte diciendo lo contrario, el único que consiguió información de verdad soy yo. Así que si queréis dar con uno de los traidores, escuchad atentamente lo que dicen los sargentos... que uno de ellos, como mínimo, no es quien dice ser...

Después de anotar todo lo dicho en su libreta, mientras bebía una taza de café y observaba al resto que lo rodeaba, entendió que lo primero era empezar a analizar las pocas pistas que habían.  
- En primer lugar, deberíamos comenzar a revisar las chaquetas de todos los que somos podemos estar involucrados, con el fin de poder ver si hay alguna pista mas contundente. Al mismo tiempo, dada la posibilidad de que haya sido tirado a la basura o exista algún chaleco demás, deberíamos hacer una revisión inmediata de estos. 
Procede a sentarse en la silla mientras mira a la general de brigada.
- Siguiendo con esto, considero relevante el seguir con los respectivos protocolos de cadena de mando y poder conseguir pruebas mas contundentes antes de iniciar una matanza indiscriminada. 

      . . . - no podría evitar tener que dejar aquellos papeles a un lado de la mesa en cuanto el Mayor venido de afuera comenzaba las palabras con cierto tono e insinuaciones, que me obligaron a intervenir.

    Pequeña lección practica para todos los forasteros  - comentaba mientras levantaba la vista para ver a toda la comitiva - Un ambiente hostil obliga a que sus habitantes se adapten a sus condiciones para sobrevivir, volviendo a su vez.... un problema mayor para quienes no estén acostumbrado- ajustando entonces mis lentes con la punta de mi dedo índice - Pues seria una verdadera tragedia el saber que aquel escurridizo conejo, no era mas que un adorable Osezno a cual acaba de despertar a su madre por ayuda.

   Tras eso chasquearía los dedos en señal de que alguien me trajera una taza de café, obviando las consecuencias de no hacerlo.

       Volviendo a nuestra situación Actual, Mayor... -  mirando al avejentado hombre - deberá comprender que ambas postura de creerle o no siguen siendo validas aunque no le agrade... - para pasar entonces a caminar lentamente por la instancia - mas cuando bajo su método solo se tiene un tercio de posibilidades de acertar... casi tan peligroso como el no saber nada en primer lugar... 

     En cuanto a ustedes... - mirando esta vez a los tres sospechosos - El tiempo corre y solo e escuchado dos miserable coartada de tres... no hagan quedar mal a nuestro Briggs con tanta falta de profesionalidad - pisando fuerte - ¿ o es que ahora les entro el miedo a la muerte....?

Tras escuchar a sus compañeros, ya iba siendo hora de decir algo.-Totalmente de acuerdo con usted, general. No creo que tengamos que limitarnos a nadie en concreto, cualquiera podría usar una ropa que no le corresponda. Así que puede haber sido cualquiera, no solo uno de los sargentos. Y seguro que ha sido solo un primer paso, en su intención por hacer caer el muro. Y podrían ser varios los infiltrados, no solo uno.-

No entendía nada, ni como había ocurrido ni porqué había pasado, mi objetivo en ese lugar era el de proteger a todos los que pudiera si aún con ello me costara mi propia vida, por lo que intenté ser lo más fiel que pude a mi misión en el lugar. El Mayor habló y acusó a tres de que hubiera un posible traidor entre ellos y debido a que nadie decía lo contrario, iba a creerle. No te preocupes. Yo te protegeré. Siempre y cuando yo esté aquí nada te pasará. ¡Lo prometo!. Confío en las palabras del Mayor, y espero que los demás también lo hagan de ahora en adelante. Si queremos salir de aquí con vida, tenemos que confiar en las personas adecuadas, no ir como pollos sin cabeza cada uno por su lado. Eran palabras dulces, hechas por alguien que no había visto el combate de primera mano, pero mi decisión era firme al respecto, al menos hasta que alguien me hiciera cambiar de parecer.

Claudia se movió hasta situarse justo delante del sargento Kat y se inclinó hacia él con un brazo en jarras hasta poner su cara a escasos centímetros de la de él.

¡Sargento! ¿Es que no tiene nada que decir? ¡Ya ha oído a la general! ¡Explíquese! ¡Es una orden directa!

Todo energía y, aunque en su cara había evidente enfado, incluso en un caso como aquel sus movimientos eran más monos que intimidantes. Era como si una pequeña cría de erizo se enfadase.