Partida Rol por web

Está de acuerdo con la mayoría de las cosas que sus compañeros, su familia, han expuesto. También cree que su opinión poco puede cambiar lo que ya está decidido y lo que parece evidente. Así pues, con todo decidido y con una caza frente a ellos, solo queda llevar a cavo el castigo por el crimen. Quizá ella hubiese elegido otro tipo de castigo, pero es lo que la mayoría ha querido y no puede negarse. La muerte es contraproducente y, como se ve, puede llevar a rebeliones por parte de los que hasta hace unos días eran parte de otro Clan.

Niklas, como siempre, es muy acertado en sus palabras. Aunque no cree que cambie la forma de pensar de aquellos que consideran que han causado una muerte innecesaria y que no piensan en el Clan, si no en su individualidad. Los 5 miembros del clan que ahora desean irse son amigos y familiares de los dos ejecutados.

-Esos hombres, vuestra familia, vuestros amigos, han ido en contra del Clan. Abrieron las puertas a aquellos que no quisieron depositar las armas y unirse a notros, que se mantuvieron en una actitud amenazante hacia nosotros cuando os extendimos la mano. Entiendo que cueste dejar atrás los lazos que nos unen a aquellos que conocemos de siempre, pero debemos aceptar las consecuencias de nuestras decisiones.

Mira a los 5 que quieren marcharse.

-Les dejamos ir con la condición de abandonar las tierras del Clan Rotensnö, pero volvieron y nos robaron la comida que tan duramente hemos conseguido. ¿Qué pasaría si dependiésemos de esa comida para llegar a la siguiente primavera? Dependemos de todos y cada uno de los recursos y alimentos de los que disponemos y no podemos hacer obras de caridad. Por mucho que antiguos lazos nos unan a gente que ya no está con nosotros. ¿Qué le diréis a la madre de ese bebé cuando no haya comida en mitad del invierno? - obviamente, habla de forma hipotética - ¿Que alguien priorizó a los que os abandonaron y le han negado el alimento a una pequeña criatura que necesita crecer? Vuestra familia - dice refiriéndose a los dos hombres ajusticiados - han aceptado su culpa y no se han escabullido de su castigo. Eso les honra. Quizá vosotros crees que es una afrenta contra los que sois nuevos, pero no es eso. Lo que ha pasado es un castigo que se aplicaría a cualquiera que pusiese en peligro al Clan. Si no os quisiésemos aquí, no os habríamos acogido entre nosotros.

Los dos guardias ya han muerto y se acabó el escarnio que debían pagar. Veo la escena del niño pero no es algo que me importe demasiado. Los niños no entienden estas cosas y aún no es capaz de comprender por qué han sucedido las cosas y que es lo que ahora debemos hacer.

Le hablo a Niklas, nuestro líder para no alargar más la vergüenza de esos hombres:

 - "Debemos bajarlos ya y entregarlos a sus familias. Que ellos dispongan de los cuerpos como deseen y consideren. Son miembros del clan y tienen derecho de velar a sus muertos como quieran."

Entonces escuchamos de que hay miembros recién llegados al clan que quieren abandonarnos después de este episodio. Me molesta aquella actitud pues es pusilánime y completamente idiota. Niklas pronuncia palabras y Astryr otras, pero siento que también debo aportar algo:

 - "¿Y qué creían que iba a ocurrir? ¿Que podrían robar los recursos del clan y permitir un asesinato para salir impune? ¡Pues no! ¡No hay clan alguno en todo el mundo donde una traición no se pague con la vida! Ya vieron como se comportan otros clanes, como aquel que los obligó a huir y refugiarse en un pantano. Todo lo que prometimos allá es cierto y nada de eso se ha incumplido pues no habrá represalias para nadie más. No habrán familiares perseguidos ni ejecuciones por sospecha. Ellos cometieron un error y aceptaron su castigo, con ellos murió la culpa. Murieron para que todo el resto pudiésemos vivir sin sospechas y en paz. Si se marchan ahora, ellos habrán muerto en vano pues ustedes no serán del clan y se les asesinará si no abandonan las tierras. ¿Y para qué? Para toparse con otro clan despiadado que violará a sus mujeres y esclavizará a sus hijos como nosotros jamás siquiera pensamos hacer. ¡Si eso es lo que quieren, pueden irse pues en Rotensnö nadie está obligado! ¡Acá no hay prisioneros sino gente libre que son familia! Si no son capaces de entenderlo, no pertenecen acá. Ellos lo entendieron aunque tarde. Espero que a ustedes no les pase lo mismo."

Pero si son tan tontos como para querer abandonar el clan, nadie les retendrá. Serán enemigos, por supuesto y eso no les conviene, pero siguen en su derecho de hacerlo. Si se quedan, deben trabajar juntos y con un mismo norte pues de otra forma, siempre habrá desconfianza y acontecimientos como este volverán a suceder, para pesar de todos.

Las palabras de los héroes del clan tuvieron su peso. El mender y líder del clan, Nikklas puso los cimientos de todas las ideas dejando en claros la situación, las motivaciones y las consecuencias de todo lo acontecido. Astryr por su parte les orilló a mirar en sus corazones y reflexionar acerca de sus decisiones. Finalmente Erik fue más duro y les hizo darse cuenta que una vez tomada su decisión habría consecuencias, asentando a su vez que el clan Rotensnö no habría de mostrarse con tibieza.

Con ellas, de entrada se consiguió que la familia de la viuda permaneciese en el clan, incluso pidieron disculpas considerando que se encontraban afectados por todos los eventos recientes. No se les veía felices, ni agradecidos, y eso era claro pues se había ahorcado a un familiar muy cercano; pero si se les notaba el compromiso de quedarse y cumplir las reglas del clan. Respecto a la pareja de recién casados, estos ratificaron su decisión de marcharse y no dieron explicaciones, salvo por el detalle de solicitar quedarse hasta el funeral, y solo entonces partir.

Tras bajar los cuerpos y entregárselos a sus familiares, se habrían de llevar a cabo los preparativos para los funerales, con la encomienda de despedirlos aquella misma noche y no demorar más el asunto. De momento los héroes ya habían demorado demasiado su partida por lo que no esperaron más y dejando a resguardo el cadáver de Alistar y pendiente las planeación de su funeral, partieron tras Hvit con un grupo de solo doce integrantes, entre exploradores y guerreros, que sumado al contingente Hvit, llegaría a un total de 17 miembros.

EN CONSTRUCCIÓN...

Guiados por Erik y Eskol, el grupo liderados por el mender Nikklas, logró alcanzar cerca del medio día a Hvit. La anciana arquera se notaba muy cansada pero determinada a terminar con aquello que había empezado. Su familia era numerosa y su perdida no supondría un mayor golpe que el que ya suponía la perdida de aquel que estaba destinado a liderar a su familia por las próximas décadas. Aunque desde otra perspectiva, a la anciana se le amaba inmensamente e intensamente, incluso fuera de su familia. Su perdida podría no desestabilizar a su familia o aun menos al clan, pero con seguridad sería un duro golpe para todos los miembros del clan, muchos de los cuales la consideraban una madre para ellos.

Cuando la encontraron, la anciana se encontraba sentada sobre la hierva con cuatro de sus múltiples nietos intentando convencerla de acampar y descansar. Claramente su familia habría de seguirla a donde ella fuese pero nunca permitirían que algo le pasase.

– Si perdemos el rastro ahora, jamas les encontraremos, esos hombres son traicioneros pero no estúpidos, si no continuamos, lograran llegar a las montañas al norte – exclamó la anciana insistiendo a sus hijos que le permitieran continuar.

Al parecer, la ruta de los ladrones y asesinos fue el camino al norte. Al oeste habrían tenido que enfrentar a un aliado del clan Rotensnö, el clan Lávidr, al este habrían tenido que refugiarse en el poblado del valle donde Jerknir gobernaba, o bien unirse al clan Økskrig, lo cual habría sido un suicidio. Al sur tenían libertad de movimiento, pero serían presa fácil si se les perseguía, mientras que al norte se topaban con la fortaleza Varl de Greyhorn, que si bien era un territorio siempre vigilado, los Varls miraban principalmente solo al norte, y casi nunca al sur, a la par de que un grupo de viajeros humanos poco atención causarían a los Varls que allí habitaban.

La partida de caza sale de forma rauda a seguir las pistas que Hvit dejó tras de sí. No me cuesta mucho seguir aquel rastro pues ellos perseguían a los asesinos y no cuidaron de tapar sus huellas. Eso hizo que nuestro viaje fuese rápido y preciso. Cerca del medio día conseguimos encontrar a la anciana junto con sus acompañantes. Al llegar, ella discutía con sus familiares pues está segura de que nuestros enemigos siguen su camino hacia el norte para salir de nuestro alcance y eso es algo que no podemos permitir.

Hablo a todos los presentes:

 - "Hemos venido a cazar a esos asesinos y no nos detendremos. Hvit, puedes venir con nosotros si te sientes con las fuerzas para eso o indicarme el rastro y dejarnos a nosotros el trabajo. Sea como sea, volveremos al campamento con sus cabezas, por el honor del clan Rotensnö."

Me preparo para continuar y miro al resto, principalmente a Niklas y a Jendalos, que son los líderes del clan y la otra familia respectivamente. Ellos darán su opinión y quizás alguna orden, pero mi resolución es absoluta y continuaré en su cacería aun tenga que hacerlo solo.

Solo tardan unas horas en encontrarse con Hvit y su grupo. La mujer parece cansada, pero decidida, a pesar de lo que sus nietos puedan decirle. Y entiende la urgencia y las ganas de Hvit de cazar a los ladrones y asesinos de Alistar. Si les pierden el rastro quizá no sean capaces de volver a encontrarlos.

-Perderlos ahora sería una ofensa a la memoria de Alistar. Yo seguiré a Erik y daremos caza a esos ladrones y asesinos.

Si creen que pueden escapar de las garras del Clan Rotensnö están muy equivocados. No han llegado hasta donde están por alguna suerte de gracia divina o algo así. Han llegado ahí luchando y abriéndose camino hacia las tierras que ahora poseen y si quieren hacerse grandes, deben mostrar que no dejarán pasar nada y que los que traicionan a su Clan están condenados a la muerte.

-Debemos partir ya. Mientras nosotros descansamos, ellos aun caminan y se alejan.

Niklas se encontraba bien, algo fatigado, pero a él las largas caminatas a la intemperie nunca le habían arredrado, al contrario, le vigorizaba encontrarse en medio de la naturaleza, como si la madre tierra le nutriera con su energía al deambular libremente por ella. 

Encontraron al grupo de Hvit y a la anciana, que parecía cansada pero resuelta a encontrar al asesino de su familiar. Erik y Astryr expresaron el deseo de todos, así que Niklas poco pudo añadir. 

- Así se hará. Encontraremos a esos asesinos y ladrones, y les daremos su castigo. Sigamos camino, estoy de acuerdo en no demorar nuestra marcha. - dijo, corroborando lo dicho por sus compañeros. 

- De hecho, pienso que sería buena idea que un grupo de tres exploradores se adelanten al grupo principal para tratar de avistarlos a ellos o a cualquier otro peligro. Nos estamos adentrando en territorio Varl y es preferible ir sobre aviso. El grupo principal debería desplegar una bandera de nuestro Clan y así, si nos encontramos con los Varls, podríamos justificar mejor la persecución que pareciendo una jauría de perros rabiosos. - razonó. 

No se le iba de la cabeza que las familias de algunos de los nuevos integrantes, por lo tanto, los suyos, estaban prisioneras del otro Clan en las Montañas, y hacia allí iban. ¿Tendrían oportunidad de rescatarlos aprovechando la persecución? 

La anciana simplemente no iba a ceder, y aun cuando algunos de sus nietos le instaron a regresar y dejar que los demás terminasen la tarea, ésta se negó y les mando a callar y obedecer, lo cual solo provocó las risas de Jendalos, quien a su vez estaba de acuerdo con la opinión de todos, por lo que habrían de continuar la marcha. No obstante, la anciana concedió el no ser ya ella quien guiase la marcha y delegó la tarea a Erik y otros, no sin antes mostrarles el camino que indicaban los rastros que ella misma había esta siguiendo desde horas atrás.

– Tendrán que descansar – exclamó Hvit, – llevan con ellos aún verdadero anciano, que por lo visto, solo sabe causar problemas. Si mantenemos el ritmo les alcanzaremos antes del amanecer. –

De dicho modo, con Erik y otro par de exploradores a la cabeza, y con el estandarte del clan desplegado, el grupo de cazadores reanudo la marcha manteniendo un ritmo alto, el cual incluso obligó a Hvit a ir en la retaguardia, siendo apoyada por sus nietos en diversos momentos.

No sabían cuanto les llevaban de ventaja aquellos hombre, pero con seguridad se trataba de varias horas, quizá muchas, y por ello ninguno se sorprendió cuando la media noche llegó a ellos y aun no tenían al enemigo a la vista. Pero sus pasos eran torpes, y el anciano se apoyaba en un viejo cayado, lo cual facilitaba aún más la tarea, hacía que la oscuridad no fuese una dificultad tan grande como podría haberlo sido. Incluso, cuando al cruzar los pequeños arroyos cerca de la ciénaga, el rastro no se perdió gracias a que el anciano tenía que asentar con fuerza su cayado para salir del agua, dejando claro por donde habían cruzado.

Cerca de la mañana, el grupo de avanzada divisó al enemigo, conformado por solo el anciano y tres acompañantes, del quinto fugitivo, no había rastro de momento. Al parecer, aquellos hombres habían descansado gran parte de la noche y apenas ahora reanudaban su marcha. El grupo se encontraba ya al este de la fortaleza de Greyhorn, lejos del territorio del clan, no obstante era poco probable que los Varls se interesasen en los problemas de los hombres, sobre todo si se marchaban pronto. Por ello, tenían que decidir sus siguientes pasos pronto y darle final todo aquello.

Hvit cede ante el hecho de que algunos debamos adelantarnos para darles caza un poco más de avanzada. Seremos la vanguardia, guiando y avistando antes de que el grupo principal lo haga. Es una buena estrategia y les brindará la posibilidad de descansar un poco sin quedar fuera del combate y minimizando las probabilidades de que perdamos el rastro.

Después de que la anciana nos muestra las pistas, las sigo junto con unos exploradores para encontrarles rápidamente pues parecen haber avanzado mucho más de lo que esperábamos.

Pasan horas y durante la noche conseguimos dar con ellos. Han descansado y es momento de poder atacarles. La oscuridad es profunda y ellos no nos esperan, por lo que tenemos unos pocos minutos para rodearles antes de atacarlos. Lo más importante es cortarles el paso pues no deseamos tener que seguirlos persiguiendo pues están más descansados que nosotros. Le digo a uno de los exploradores que avise al grupo principal para que ataquen apenas lleguen mientras tomo al resto de mis acompañantes y les hago señas para que comiencen a rodear al enemigo para cortarles el paso.

Avanzo directamente en la dirección que ellos tomarán y me pongo en esa zona, agazapado, esperando a que el resto ataque por retaguardia para que nosotros carguemos por las otras direcciones. Esta será su última lucha y no planeo darles oportunidad alguna de salir con vida. Alistar lo merece.

Varios hombres se adelantaron, entre ellos Erik y el siempre fatalista Eskol, que no se separaba de su lado.

Niklas recibió con preocupación y alegría la noticia de que el enemigo en fuga había sido avistado. El hecho de que un miembro hubiera desaparecido no era buena señal. Pensó en qué hubiera hecho él de haber sido de los fugados. Se le planteaban varias posibilidades, desde hacer adelantar a un explorador para buscar los mejores pasos para no retrasar la marcha, a dejar atrás a un explorador para avisar al resto si venía alguien persiguiendo, pasando por montar trampas en los momentos de descanso por si venía alguien detrás, buscar alimentos, o algún posible aliado....hasta que hubiera muerto o hubiera desertado del grupo de traidores. No valía la pena elucubrar sobre ello sin ninguna pista más que su auscencia, simplemente, debían ser precavidos.

Al llegar al alcance del grupo perseguido, tocaba tomar una decisión.

Obviamente no debían escapar, así que Niklas indicó a varios hombres que comenzaran a rodearlos, pero quería darles la oportunidad de un juicio, pues no podía desdecirse de sus palabras, si no, no estaría siendo consecuente.

Con los hombres ya en su posición, les ordenarían detenerse y entregarse, si no lo hacían inmediatamente, las flechas volarían y los atacantes cargarían. Una vez presos, el juicio se haría inmediatamente, en presencia de Hvit.

Serían juzgados allí, a la vista de todos.
 

El acuerdo fue rápido, el grupo de héroes y sus acompañantes iban a rodear a los asesinos en la oscuridad para luego hostigarles desde la distancia y obligarles a entregarse, o bien, de no ser así, acabar con sus desdichadas vidas allí mismo, sin contemplaciones ni piedad, se pagaría muerte por muerte.

Niklas dispuso que Jendalos permaneciera al centro, con el grueso de sus fuerzas, mientras la mitad del grupo se dividía para avanzar por los flancos, el izquierdo comandado por Hvit, y el derecho por Erik. La oscuridad era su aliada y su experiencia su mayor arma, con la cual el éxito, al menos en el papel, estaba garantizado. El grupo de asesinos, compuesto por solo tres hombres con plena capacidad de combatir y el anciano no se percato de la amenaza en la oscuridad, y si bien avanzaban con determinación, no se veía esperanza en sus ojos, casi como si considerasen que estaban condenados.

Cierto que los Varls más al norte no les detendrían, y por ello era su mejor vía de escape, pero cierto era que hacia el norte nada bueno les esperaba, más que el intenso frío que se podía sentir con forme se acercarán a mar de Vetur, que aún estaba muy lejos. Aquellas tierras eran frías e inhóspitas, poco amigables con la vida, y por sobre todo, tierras donde seguramente encontrarían Dredges.

Cuando el grupo estuvo posicionado, un par de flechas incendiarias volaron desde los flancos de los asesinos, sorprendiéndoles por completo. Uno de ellos, probablemente el más osado, desenfundó su vieja espada y cargó contra una de los flancos, sin saber realmente que era lo que atacaba. Los otros jóvenes, también desenfundaron sus armas, pero fueron menos atrevidos y esperaron. El anciano por su parte, parecía congelado en el tiempo, sin saber como reaccionar. Al momentos, flechas de Hvit y sus familiares surcaron velozmente desde la noche para atravesar la humanidad de aquel bandido. Tres flechas le atravesaron el doro, una pierna y un brazo, mientras que la última, lanzada por Hvit, se le incrustó en la garganta, quitandole la vida.

Los otros jóvenes lanzaron jabalinas a la noche, con la intensión de repeler el ataque, pero la noche era confusa y sus proyectiles volaban sin sentido ni rumbo. Más flechas se precipitaron contra ellos, hiriendo al anciano en la pantorrilla y a una de sus hijos en el pecho, derribandolo al instante. El otro joven, presa del miedo se precipito a correr en la oscuridad, desde la única dirección en la que aparentemente no había enemigos.

Ya eran suyos. Seguía sin gustarle que faltara un miembro, pero al menos tenían a la mayoría. Les harían hablar y contar qué había sucedido con el faltante.

- ¡Rindan las armas y prepárense para ser apresados! ¡Se les acusa de robo y asesinato, incumpliendo nuestras órdenes! ¡Ríndanse les digo! ¡Tiren las armas! - gritó Niklas con su poderosa voz. Uno de ellos no lo había hecho y ya habían dejado clara su postura.

Al ver cómo huía uno de ellos, hizo un gesto y un hombre salió corriendo detrás del huido.*

Sólo quedaba esperar la respuesta. La respuesta fue dejar caer las armas.**

Niklas se adelantó junto al resto, mientras varios hombres atrapaban a los caídos, impidiéndoles coger sus armas de nuevo, que fueron recogidas por dos mujeres. - Bien, ya los tenemos. Que empiece el juicio. - dijo Niklas remangándose ligeramente la túnica en el brazo derecho. Alzó una mano y señaló al anciano.

- Han desobedecido nuestras órdenes, abusado de nuestra generosidad y violado nuestra confianza. Han asesinado al hijo de una de nuestras líderes. Han entrado en nuestro campamento y han robado comida, sin importarles las vidas de aquellos que ustedes decían proteger con tanta vehemencia. ¿Acaso pensaron en algún momento lo que le sucedería a aquellos que les ayudaron? ¿A sus familias? ¿A los niños que pasarían hambre y quizá mueran, por su egoísmo? -  Niklas estaba realmente enfadado. A ver si era capaz de iluminar su mente antes del dictamen final.

- ¿Y qué es lo que han hecho con el cuerpo de aquel que encontraron? No se contentan con asesinarlo, si no que encima lo empalan como si fuera un animal de granja. ¿Qué intención tenían con ésto? ¿Un desafío? ¡Están locos! - les dijo. - ¡Hablen! Digan lo que tengan que decir. ¿Por qué lo empalaron? ¿Dónde está el que falta de ustedes? Ustedes eran cinco. ¿Dónde está? - exigió saber Niklas. 

Eskol, que estaba en la parte de delante (hacia donde iban los asesinos), vio como uno de ellos salía corriendo en su dirección, así que ni corto ni perezoso se lanzó hacia él. El joven le esquivó casi por instinto, porque Eskol no se explicó cómo había girado en el último momento. El cazador lanzó una de sus manos para atrapar el tobillo del hombre que huía, pero ya estaba advertido de su presencia y con un ligero salto lo esquivó sin dificultades, alejándose unos metros.

- ¡Maldita sea!¡No quería hacer ésto! - gritó Eskol. Se levantó, desenvainó su hacha, y dando tres grandes zancadas corriendo, alzó la misma por encima de su cabeza y la lanzó con todas sus fuerzas en dirección hacia la espalda del joven.

El plan se ha decidido y se está ejecutando acorde a las órdenes. Al final rodean a los perseguidos y los hostigan hasta que depongan las armas o acaben muriendo bajo las suyas. Deciden lo segundo y es que en un acto de negligencia, intentan atacarles con todo lo que tienen, pero erran en su objetivo. Al final, es el Clan Rotensnö el que consigue hacerse con el control. Se mantienen vigilante pues hay uno de los bandidos que está desaparecido.

Eso quiere decir que quizá se haya separado de los demás para pillarles por sorpresa. No pueden permitir que eso pase. Deja que sea Niklas quien hable.

Las palabras de Niklas fueron duras y mostraron la fiereza y determinación del mender. Pero aquel anciano al que se dirigía, antes líder de aquel grupo de hombres y ahora líder de ruines bandidos, no parecía ceder en lo más mínimo. Su mirada era desafiante y a cada palabra que pronunciaba el mender, más parecía erguirse por sobre si mismo en señal de reto y osadía. El guerrero que estaba a su lado, que ya estaba desarmado y con su rodilla izquierda en el suelo, en un claro gesto de rendición y petición de clemencia, le miraba sorprendido e incluso asustado. Probablemente entendía que aquello podría no solo costarle la vida al anciano sino incluso a él mismo.

Más al norte, Eskol y otros corrieron tras el tercer bandido pero no lograron actuar a tiempo para atraparle y éste les tomaba claramente distancia perdiéndose entre la vegetación, por lo cual, Eskol, en un acto de mero instinto, tomó su hacha y la lanzó contra el bandido. La suerte quiso que estuviese ya lejos de él y que su puntería no fuese tan buena, pues su hacha se clavó de lleno en el glúteo izquierdo de aquel hombre, lastimando probablemente también su cadera.

Aunque aquel bandido, sumido en un fuerte grito de dolor cayó al suelo derribado tras el impacto, su instinto de supervivencia fue tan fuerte, que aun presa de un fuerte dolor, se levantó y continúo su huida, aunque claramente mal herido y muy disminuido.

La anciana Hvit escuchó con atención las palabras del mender, líder del clan Rotensnö, y por tanto, su líder. Puso también atención a las reacciones de los bandidos, principalmente del líder de estos, aquel ruin anciano que había osado robarles y asesinar al heredero de su familia. La determinación en sus pensamientos era clara, incluso lo había sido desde muchas horas atrás, poco después de que todo aquello hubiese iniciado. Avanzando entre los primeros rayos del sol, la anciana miraba fijamente a aquel hombre con su mirada llena de osadía, mientras que su brazo derecho tomaba una flecha. Los jóvenes de su familia notaron sus intenciones y aunque más de uno amagó con detenerla, ninguno realmente se atrevió a hacerlo.

Para cuando Niklas y los otros fueron conscientes realmente de lo que anciana estaba haciendo al avanzar hacia los ahora prisioneros, ya todo fue inevitable. La anciana extendió el arco y mirando fijamente a los ojos del líder de aquellos bandidos, apunto con su arco al rostro del mismo y disparo la flecha a una distancia de apenas un metro. La flecha le atravesó por completo entrando por su ojo derecho.

– Era claro que no iba a hablar – señaló la anciana sacando otra flecha de su carcaj – ahora he saciado la comezón en mis flechas, aunque no toda – dijo mirando ahora al otro bandido que yacía ya con ambas rodillas en el suelo. – Quizá tu si vayas a hablar – comentó causando terror en aquel bandido, que casi tropezó consigo mismo teniendo que apoyarse con su mano derecha para no caer torpemente.

– Jotot, el otro hijo del anciano ha muerto – empezó con su respuesta aquel bandido intentando que sus palabras no fuesen a causar su propia muerte, pues la anciana ya tenía una segunda flecha cargada. – fue herido en la pelea con el cazador que nos descubrió en la laguna. Sus heridas provocaron que tropezara en los riachuelos y muriera al golpearse con una roca. Su cuerpo debe estar ahora flotando cerca de la desembocadura de los riachuelos en la laguna, pues no logramos recuperarlo – explicó mientras miraba al otro hijo de su ahora muerto líder, la sangre de este empezaba a brotar por su boca, mientras con la vista aun perdida en el cielo tocia al intentar respirar y no ahogarse con su propia sangre.

Una nueva flecha cortó sus pensamientos y lo devolvió a la realidad. La anciana había disparado una flecha al joven mal herido, terminando con ello con su vida. – No iba a sobrevivir – exclamó a la nada al tiempo que se alejaba por el mismo camino que había llegado. – Los otros son todos suyos – la anciana, dejando atrás a Niklas y los otros, se deslindaba de la suerte de los últimos dos bandidos, aunque tampoco dejaba claro que se debería hacer con ellos.

Eskol salió corriendo detrás del herido, esperaba agarrarlo y reducirlo, para llevarlo delante de Niklas y el resto de líderes y que ellos decidieran qué hacer. Si se resistía, no le quedaría más remedio que defenderse. Prefería llevarlo sin tener que matarlo, pero lo que tenía claro es que no se le escaparía. - ¡Tú, detente y ríndete, o serás pasto de los lobos! - gritó mientras lo perseguía. Estaba seguro que se resistiría y alguna herida le tocaría recibir, nada nuevo, pero le fastidiaba tener que estar siempre así.

La cabezonería del anciano enfureció a Niklas de tal forma que el hombre tuvo suerte de que Hvit fuera más rápida que él. No sintió lástima ni pena por el anciano, pero sí le fastidió por aquellos que se habían dejado convencer por él...pese a que pensaba que aquel que se dejaba convencer por un necio, merecido tenía lo que le fuera a pasar. 

Mascando piedras, Niklas contempló como Hvit interrogaba al único hombre sano que quedaba del grupo. Admitió delante de todos los hechos sucedidos, y de esa forma reveló la atrocidad cometida. Efectivamente, era lo más sencillo. Alistar les había descubierto y había acabado en un corto combate, donde el hijo de Hvit había sido asesinado y uno de los hijos del anciano había sido malherido de tal forma que había muerto después a causa de dichas heridas.

Con todo probabilidad, el anciano, henchido de rabia, orgullo e ira, había empalado al hijo de Hvit y lo había dejado a modo de burla o de advertencia, incluso en forma de venganza por el orgullo herido. Craso y último error. Nunca te metas con una loba que protege sus cachorros, ni con su familia.

Mientras pensaba qué hacer, envió 3 hombres a ayudar a Eskol a atrapar al fugitivo, además del hombre que ya había ido antes, pues lo escuchaba maldecir y forcejear. Al parecer lo había conseguido herir pero el hombre se resistía a ser atrapado. No podía culparlo. Pero no podían dejarlo ir. Entre aquellos 5 debían ser más que suficientes para someterlo sin matarlo.

Ahora mismo estaban ante un difícil dilema.

Con la muerte del anciano y sus dos hijos, Hvit había dado por concluido el castigo. Aquellos dos hombres no le importaban en lo más mínimo, pero eso no podía borrar que habían participado directa o indirectamente en el asesinato de Alistar y en el robo de comida y recursos al asentamiento. También era cierto que el Clan necesitaba cada mano y cada brazo para recoger comida, recursos y defender el territorio.

Ellos no eran asesinos, no eran como los demás, o al menos, querían creer que sus acciones estaban motivadas por la supervivencia del Clan, pero con un fondo de honor y justicia.

 Pero...si ahora les daba la posibilidad de arrepentirse y cooperar a los dos fugados, ¿cómo sentaría eso a aquellos que habían perdido a dos hombres, colgados por traidores? ¿A los traidores se les castigaba y a aquellos no? Muy mal asunto con difícil solución. Probablemente si tomaban ése rumbo, más gente estaría descontenta y se cimentarían grietas profundas, que terminarían por escindir de nuevo al clan.

No, el precio con sangre que se había pagado era demasiado alto como para ser indulgente ahora. Sintió que aquella decisión no les competía del todo a ellos, pero él no decidía por todos, así que tenía que consultarlo. 

Se separó de la multitud y llamó a lo que él, en su mente, había llamado "El consejo interno" del Clan.* Eran líderes o directamente, gente que se involucraba más que el resto en la dirección, política y gerencia del Clan.

- En mi opinión, éstos hombres ya están muertos. No les vamos a dejar ir ni que se lleven lo que han robado, la comida y los recursos son nuestros. Y si les dejáramos ir, sin comida y heridos, no durarían ni tres días. Tampoco les vamos a permitir volver con el clan, porque creo que sería contraproducente con lo sucedido en el pueblo. No sólo perderíamos el apoyo de mucha gente, si no que probablemente alguien trataría de vengarse en éstos hombres. Sé de buena tinta que la madre y el hijo de uno de los que les ayudaron a entrar, robar y escapar, es decir, uno de los traidores, sé que su mujer y su hijo están esperando que alguien les diga cómo quitarse ése peso de encima, la congoja que sienten por haber perdido a su esposo y a su padre, ayudando a unos que ahora ya no están y que no les importa nada más que ellos mismos. En su interior, buscan a los culpables. - les dijo al resto esperando que la idea madurara en sus cabezas - ¿Les parece buena idea si cogemos a éstos hombres y les llevamos prisioneros al clan y les decimos a éstas familias que en sus manos está el futuro de éstos dos? Ahora mismo es lo único que se me ocurre que podría llegar a calmar las aguas. Ellos tendrían una compensación en forma de decisión. Si les permiten vivir, la percepción de los nuevos miembros del clan será que viven porque ellos lo han decidido así, por lo tanto nadie irá a por ellos y dichas grietas no aparecerán, y mi viejo corazón quiere pensar que tendrán tiempo de pensar en sus acciones, en ver la dureza de las miradas de aquellos que dejaron atrás y posiblemente, arrepentirse y dar lo mejor de sí en compensación. Si las familias no les permiten vivir, al menos habrán podido vengarse sobre los verdaderos causantes de la muerte de sus seres queridos, que no son otros que éstos.  -

Niklas esperó para ver las opiniones del resto. Quizá ellos vieran los fallos del plan que el viejo mender había interpretado en su cabeza, pero a priori, le parecía una buena y justa decisión.

La lucha acaba tan rápido como empieza y el bandido que se lanzó con coraje hacia nosotros es asesinado. Lanzo flechas tal como acordamos y derribamos a uno de los jóvenes con una flecha en el pecho. Al anciano le damos en una pierna mientras el último de ellos se precipita a correr.

Varios corren detrás y Eskol le lanza un hacha que lo deja mal herido. Que lo traigan es solo cosa de segundos. Me vuelvo hacia el anciano y veo como Hvit lo mata sin ninguna compasión. Ni siquiera hago el intento de detenerla pues sé que no merece otra cosa y la anciana tiene el derecho de cobrar su venganza.

Las palabras del otro nos indican que uno murió en el enfrentamiento contra Alistar y me da mucho gusto saber que se llevó a uno por delante pues era un gran cazador. Su honor le obligaba.

Niklas habla pero niego con la cabeza:

 - "Sabíamos a lo que veníamos. No vinimos a por prisioneros. Esa familia no tiene ningún derecho sobre la decisión y esa estaba tomada de antes. Hacer lo que decidimos frente al pueblo solo puede tener un efecto negativo pues no todos están capacitados para lidiar con la dureza de las decisiones. Debemos hacerlo aquí y que aquí acabe todo."

Miro hacia donde Eskol corrió y vuelvo hablar:

 - "Ese ha de podrirse en el campo con el resto, después de una muerte dolorosa.. Este hombre habló y sirvió aclarando dudas que nos atormentaban. Merece una muerte rápida y le daría un rito para que pase al otro mundo como corresponde, pero nada más."

Saco mi hacha y tomo al herido, poniéndolo con el cuello sobre una superficie para poder decapitarlo de forma más rápida y limpia. Voy a hacerlo pues estoy muy herido también por la muerte de Alistar. Era un cazador como yo, practicamos muchas veces desde la juventud y aprendimos juntos a rastrear. Era como un hermano para mí y nos fue arrebatado por estos hombres. Ahora me cobraré mi venganza.