Partida Rol por web

Niklas observó como las patrullas seguían su camino, ajenas a lo que se les venía encima. Esperaba que Eskol y el resto estuvieran bien, y que supieran tomar las decisiones adecuadas. Por lo que había visto hasta ahora, casi todos eran gente con bastante cabeza y sentido común, a fuerza de los palos que habían recibido recientemente. La vida real te pone en tu sitio rápidamente.

Cuando los incendios se iniciaron, el entrecejo de Niklas se arrugó al observar la cercanía de éstos con el campamento principal. La idea era alejarlos, hostigarlos para que se alejaran y mientras tanto, ellos entrarían sigilosamente en el campamento acabando con los pocos guardias que se habían quedado atrás. Tras eso, la tarea principal era liberar prisioneros y la secundaria recuperar comida y recursos. De hecho, a los prisioneros que fueran liberando les ordenarían coger toda la comida/recursos que pudieran y que salieran corriendo, así aumentarían lo rescatado..

Pero aquellos incendios estaban demasiado cerca. El plan tenía que variar, pero no tenía forma de comunicarse con el resto.

Mientras pensaba todo ésto, apareció Gerda con los guerreros y exploradores a su cargo, excepto Astrid. Vio como Erik la abrazaba, y se acercó a ellos. Erik expresó su parecer y Niklas asintió de acuerdo con él. Era momento de acercarse poco a poco hasta escuchar el ruido del ataque, y una vez escuchado, entrar furtivamente y atacar a los guardias, liberar a los priosiones, coger la comida y huir rápidamente. - Hola Gerda, me alegro de verte bien, pero las órdenes eran retroceder, esconderse y permanecer a la expectativa. Al oir el doble toque del cuerno, debíais encender otro fuego, pero no en ésta zona, para llamar la atención de nuevo y huir. ¿Y Astrid? ¿Dónde está? - le susurró.

Mientras le respondía, comenzaron a acercarse sigilosamente.

Como bien se espera, los exploradores llegan para ver que está pasando, pero no parece haber nadie más hasta que comprueba que a una distancia prudencial hay un grupo de guerreros. Básicamente, han enviado a una avanzadilla para asegurarse de atrapar a aquellos que han iniciado el incendio. Es momento de actuar.

Hace un gesto a los que forman parte de su grupo para que estén preparados. Ahora que han atraído la atención del clan enemigo, toca distraerlos aun más. Hay que alejarlos como sea del asentamiento para que los demás puedan hacer su trabajo. Con un gesto, indica a sus hombres que acaben con la vida de los dos exploradores y se dispongan a hostigar y alejar a los guerreros que hay medio ocultos.

El ataque sorpresa fue exitoso, los dos exploradores enemigos confiados no divisaron el ataque que se aproximaba a ellos. Así, a base de flechas y hachas fue sencillo deshacerse de aquellos dos exploradores, mientras que los diez guerreros que les protegían a retaguardia se lanzaban contra ellos.

Ante las primeras flechas y jabalinas que se lanzaban con el propósito de hostigar a este pequeño contingente, que si bien no era una gran fuerza de combate, les superaba aproximadamente en dos a uno; uno de ellos hizo sonar un cuerno de guerra que retumbo en todas las proximidades del valle, la alerta estaba dada. Entablar combate para diezmarlos, probablemente sería contraproducente, por lo que Astryr se encontraba ante la incógnita de como cumplir fielmente su misión.

Ante los acontecimientos, Eskol optó por apoyar hostigando a los contingentes enemigos que habían salido a explorar los incendios en las cercanías a su campamento. Dado que Gerda había se había reincorporado ya al contingente principal, Eskol decidió atacar al contingente enemigo que quedaba suelto, pues en el otro flanco, logró observar como las pequeñas fuerzas de Astryr iniciaban un asalto contra los exploradores enemigos.

Al avanzar con la fuerza de ataque señuelo, Eskol escuchó el razonar de un cuerno de guerra, el contingente que combatía contra Astryr daba la alarma o bien solicitaba apoyo. Aquello podría ser muy bueno o muy malo a la vez dependiendo de lo que sucediera ahora. Ya de entrada, el contingente enemigo que Eskol y sus tropas estaban por atacar, habían empezado a retroceder a su campamento, en un claro intento de apoyar en el llamado. Había diez guerreros que avanzaban a mitad del camino entre el fuego hecho por Gerda y el campamento, y otros dos exploradores claramente civiles que se habían retrasado pues se encontraban explorando las inmediaciones del incendio hecho por Gerda.

Nikklas y Erik coincidieron en el proceder ante los acontecimientos que se estaban ya llevando a cabo, y si bien habrían de esperar al ataque señuelo para entonces lanzar el ataque principal, habrían de avanzar en sigilo y sin prisa hacia el campamento enemigo, de nuevo con el contingente de vanguardia liderado por Erik al frente.

Mientras avanzaban, Nikklas hizo saber a Gerda que había equivocado sus acciones al regresar antes de tiempo, pues el plan implica llevar a cabo más incendios al recibir la indicación antes pactada. De cualquier modo, no era claro para ninguno el como proceder ahora. Y mientras conversaban, un cuerno de guerra sonó con fuerza desde el flanco donde debía encontrarse el grupo de incendios liderado por Astryr. No era claro si les habían descubierto, pero si lo era que el enemigo solicitaba ayuda o bien daba la alarma sobre enemigos en dicha zona. A la distancia, muy poco se podía ver, pero los sonidos que les llegaban de lejos, indicaban que se estaba precipitando algún tipo de combate.

Nikklas y Erik no tuvieron tiempo de reaccionar al respecto, pues mientras aquello ocurría, observaron al contingente de Eskol que avanzaban sobre el flanco contrario del enemigo, probablemente para iniciar el ataque.

Eskol escuchó el cuerno y asintió, allí estaba el ataque señuelo. Observó como el contigente que él vigilaba retrocedía hacia el campamento, con claras intenciones de ayudar o de proteger. No debía dejarles llegar.

Un explorador civil le tocó el hombro y señaló a dos exploradores civiles enemigos que se habían separado del resto, haciendo una señal sobre su propio cuello con el pulgar, preguntándole si se encargaban de ellos o no.

Eskol observó como aquellos diez guerreros retrocedían, separándose cada vez más de aquellos dos exploradores. - ¿Qué hacer?* - Se encontraba en una gran encrucijada, como múltiples opciones y pocos segundos para tomar una decisión lo más correcta posible.

Agachó la cabeza un segundo, abstrayéndose de todo y pensó. - ¿Qué hacemos aquí? Hemos venido a rescatar gente y conseguir comida. ¿Por qué? Por el Clan. Astryr combate, ¿y yo dudo? - bufó como un gato.

Levantó la cabeza y miró con una sonrisa a su jefe de exploradores civiles. - Acabar rápido y en sigilo con aquellos dos y cubrirnos la espalda. Atacaremos y retrocederemos. Luego disparar vosotros y retroceder. Esperad a que empezemos nosotros. - le susurró.

Miró al resto de sus hombres y asintió mientras veía como sus exploradores. - Sin gritos, aprovechamos la sorpresa, atacamos su retaguardia, conseguimos tres o cuatro bajas rápidas y nos vamos corriendo. Una vez sepan que estamos ahí, provocarles para que nos sigan. Sin nombres. Concentrad ataques.** -

Con el sonido del cuerno, todo se aceleraba casi al máximo, pero debían seguir siendo prudentes. Vio a Eskol como atacaba el flanco contrario, y se felicitó por lo que él pensó que era la táctica adecuada también. Era lo que habían hablado, ellos tenían que atacar y distraer, atraer las miradas mientras ellos se internaban sigilosamente en el campamento.

Ahora no podían estropearlo todo. En breves segundos las fuerzas defensoras se partirían en dos frentes, unos a por Astryd y otros a por Eskol. Ellos, mientras tanto, debían acercarse lo máximo posible sin llamar la atención, pues todas las miradas estaban puestas ahora mismo en aquellas distracciones. Quien mirara en su dirección, debía ver sólo negrura.

Si les veían, no les quedaría más remedio que atacar con todo y jugársela, y la idea era minimizar el combate al máximo, por eso varios exploradores que iban con arcos tenían órdenes de estar muy atentos y derribar con sus flechas a los vigilantes, sobretodo a los que llevaran un cuerno.

Dando ejemplo, siguió avanzando sin prisa pero sin pausa, cubriéndose y manteniéndose vigilante. Era primordial que pudieran ver el campamento y a los defensores antes de que ellos les vieran, para así saber el momento justo de atacar.

Dentro de poco tocaría correr, y con tanto civil a su cargo, prefería pecar de prudente que de imprudente. Sólo tendrían una oportunidad.

- Tranquilos, no os dejéis ver...pero seguid avanzando. Cuidado con los vigías, abatidlos si veis que van a avisar. - susurró, tranquilizando a su gente y conteniéndolos.

El plan parece comenzar a dar resultado finalmente pues aquel cuerno nos dice que el enemigo comenzará a movilizarse y, por lo tanto, el caos ha comenzado. Tenemos la opción de lanzarnos ahora mismo a la faena pero daría por resultado el enfrentamiento con los guerreros más retrasados, que podrían hacer que sus compañeros vuelvan para detenernos.

"No, debemos retrasar hasta estar seguros de que el campamento ha sido abandonado en su mayoría. Solo cuando la presencia enemiga sea mínima, podremos hacer lo que nos proponemos de manera eficiente."

Le hago un gesto afirmativo a Niklas pues su orden es precisamente lo que estoy pensando. Le hago la seña a mis cazadores de vanguardia para que se adelanten un poco y vean como evoluciona la situación sin dejarse ver en lo más mínimo. La oscuridad es nuestra aliada en este momento y debemos aprovechar todos nuestros recursos para tener éxito.

Al menos han atraído la atención del grupo de guerreros, aunque, la verdad, no es que sea capaces de tumbarlos a todos con los pocos guerreros que son. Los exploradores no tienen ni la capacidad ni el entrenamiento para enfrentarse a guerreros preparados y armados. Quizá puedan estirar un poco más esa suerte y darles más tiempo al grupo de ataque principal para entrar y salir.

Hace unas señas a su grupo para que continúen "huyendo", pero manteniendo una distancia aceptable para que los guerreros enemigos piensen que están a punto de atraparlos.

Eskol no habría de dejar que aquellos guerreros se reagruparan, por lo que presto a los acontecimientos, se lanzó al ataque contra ellos intentando cogerlos por la espalda antes de que pudiesen reagruparse en su campamento. Al mismo tiempo, bajo órdenes del mismo Eskol, los seis exploradores civiles que les acompañaban se lanzaron al ataque contra los exploradores del clan Økskrig, con las indicaciones de mantenerse en sigilo y atacar por sorpresa. Y aunque aquellos civiles tenían prácticamente nula experiencia militar, Eskol esperaba que tuviesen un éxito contundente.

Por su parte, mantener el sigilo fue imposible, el enemigo corría a toda prisa y alcanzarlos requería que hicieran lo mismo. Por ello, el ataque sorpresa no tuvo el éxito contundente que Eskol, esperaba, pero al menos tenían toda la ventaja de momento. Los tres guerreros más rápidos cogieron al más retrasado de los guerreros del clan Økskrig y le quitaron la vida atravesándole con una lluvia de jabalinas y lanzas. Eskol, que voluntariamente iba detrás, asaltó junto con otros dos hombres a un segundo guerrero, quien confundido por el ataque al igual que su resto de compañeros, había cometido el error de detenerse en seco para analizar lo que pasaba. Muy tarde pudo comprender esto y ya muy pronto cayó bajo el ataque de Eskol y compañía. No obstante el resto de guerreros ya estaban advertidos y hacerlos caer no fue fácil.

Otra pareja de guerreros de Rotensnö atacó por separado a los dos guerreros más retrasados del enemigo, hiriendo gravemente a uno, y sin lograr derrotar al otro. Más adelante, los otros seis guerreros restantes ya se reagrupaban y empezaban a lanzar gritos de guerra, avanzando para cargar a la batalla mientras que uno de ellos hacia sonar un cuerno de guerra, avisando que eran atacados. Sonido que pronto se replicó a lo largo de los muros del improvisado campamento enemigo.

En la retaguardia también hubo múltiples gritos, pero no era claro si aquello era una buena señal o si más bien el ataque sorpresa había fracasado.

El ataque no iba como esperaba Eskol, pero nada lo hacía una vez tomabas contacto con el enemigo. Había que improvisar. Ya habían llamado su atención, que era lo que Eskol deseaba, ahora tocaba alejarlos de allí, a la vez que seguían intentando causar alguna baja. No hay nada más frustrante para un guerrero que recibir un ataque imprevisto, prepararte para combatir y ver que el enemigo toma distancia alejándose fuera de tu alcance.

- ¡Ya sabéis que hay que hacer! - les dijo a sus guerreros, recordándoles el plan inicial, atraer la atención, retroceder, formar filas y disparar, retroceder y formar otra fila y lanzar las jabalinas, y retroceder y disparar y retroceder y plantar cara. Si conseguían hacer caer a uno o dos más, podrían cargar contra ellos y aprovechar su superioridad numérica.

Por otra parte, esperaba que los exploradores civíles fueran tan inteligentes como para aprovechar la superioridad tres a uno que tenían. Hasta el más torpe de los guerreros debería poder con un enemigo atacándolo entre tres.

- ¡Vamos, sabéis atacar a mujeres y niños, eh? Pero cuando son hombres de verdad, sois unos cobardes! - gritó Eskol, retrocediendo y fundiéndose con las sombras, provocando al enemigo para que fueran a por ellos.

Consciente de su deber y de que lo más importante en aquellos momentos era alejar al enemigo de su campamento, y por tanto, de los prisioneros, el alimento y los recursos, Astryr ordenó a su reducido grupo que fingiesen la huida, con el fin de que el enemigo les persiguiera a corta distancia creyendo que podrían atraparles.

El plan tuvo éxito y el enemigo conformado por solo diez guerreros del clan Økskrig les persiguieron hasta alejarse por más de dos kilómetros del campamento. Para aquellas alturas, seguramente el asalto principal ya se había gestado y era hora de replegarse, aunque no había aun señal de que así fuese.

Súbitamente en un descuido una lanza alcanza a uno de los exploradores atravesándole por la espalda. Cayendo al suelo mal herido, aquel momento ponía en aprietos todo lo planeado.

Ante el tenso momento que vivían, lo más inteligente para Nikklas y Erik fue avanzar en sigilo lentamente y sin prisa, pero adelantando a la vanguardia para que estos pudiesen tener mejor entendimiento de lo que sucedía y así reaccionasen mejor de ser necesario.

Pronto fue claro para el grupo de vanguardia, quienes a su vez informaron a los demás, que el enemigo justamente estaba combatiendo en dos frentes. El grupo que combatía a Eskol había sido atacado por sorpresa por este y ahora tenía menos efectivos, a lo sumo diez en total; aunque desde el campamento ya podían ver refuerzos que se aproximaban al combate, aproximadamente unos diez guerreros más; aunque a la distancia no era claro si todos aquellos eran verdaderos guerreros.

En el otro flanco, Astryr con su fuerza de combate de apenas otros dos guerreros y varios civiles exploradores intentaban huir del enemigo, el cual les pisaba los talones. Lo cual podría implicar dos cosas, llevaban a algún herido y por ello no habían podido huir o bien estaban intentando alejar al enemigo. De ser esto último, aunque fuese arriesgado, sería sumamente útil pues alejaban a otros diez guerreros del campamento.

En el campamento solo se lograban divisar otros cuatro guerreros vigilando la zona del campamento sobre la que se encontraba el fuego iniciado por Astryr. A su vez, una de las dos patrullas había desaparecido y la segunda avanzaba rápidamente para atacar a Eskol por un flanco.

No era claro si el momento era el oportuno, pero tampoco era claro que hubiese uno mejor, a aquellas alturas, todo podría salir mal.

Nuestros pasos con calma y la ayuda de la vanguardia nos indica que todas las estratagemas que hemos implementado con el fin de distraer a los miembros del clan enemigo están dando resultados. La vanguardia dice que se han ido a atender los incendios, persiguen al grupo de Astryr y se preparan para luchar contra el grupo de Eskol.

Miro a Niklas y le hago un gesto afirmativo. Este es el momento de actuar o se irá nuestra ventaja. Es hora de atacar y acabar con los pocos defensores que han quedado mientras nuestros civiles se encargan de salvar prisioneros y robar comida.

"No debemos retrasarnos más o algunos de ellos pueden decidir volver."

Avanzo junto con mi grupo, y busco las jaulas con los prisioneros de inmediato para poder liberarlos y que ayuden también a cargar alimento. Si conseguimos liberar y robar un poco sin que nos vean y antes de llamar su atención, aseguraremos conseguir más al final también.

Todo parecía funcionar más o menos bien, aunque Niklas no contaba con que hubieran tantos guerreros, más de 35 guerreros enemigos estaban deambulando por los alrededores, diez atacando a Astryr y unos veintitantos a Eskol.

Estaba claro que el momento era ahora, y una mirada a Erik le bastó para comprender que él pensaba lo mismo. No sabían cuánto tiempo estarían distraidos, y a más tiempo, más probabilidades de que quienes estaban distrayendo sufrieran bajas o algún enemigo volviera.

- Ahora, sin ruidos ni gritos. Arqueros, guerreros*, acabad con esos cuatro sin que den la alarma y comenzad a liberad prisioneros, el resto, entrad en tropel y empezad a coger alimentos, recursos...todo lo que podáis. Conforme estéis cargados, huid según lo planificado. Que se queden seis guerreros en la retaguardia vigilando la espalda y marcando el camino de huida a todos, conforme se huya por grupos, que un guerrero les lidere en el camino. Vamos. - dijo, conviniendo con Erik el plan.

Él mismo se encargó de liberar a todos los prisioneros que pudo, diciéndoles - Guardad silencio. Venimos a liberaros, coged comida y recursos de allí y corred por allá, nuestros guerreros os llevaran a la libertad. - pues él no era muy fuerte y podría cargar con poco, pero si liberaba una jaula con varios prisioneros, eran muchas manos para coger cosas y huir. Señaló con firmeza y algún que otro empujón hacia donde estaba la comida y los recursos, casi obligando a los prisioneros a ir en aquella dirección, para luego indicarles la dirección de huída.

De pronto, uno de sus hombres cae abatido por una de las lanzas enemigas. Eso les deja en una situación bastante precaria y con solo tres guerreros en el grupo no pueden enfrentar a 10 guerreros. Está en una encrucijada. El ataque principal parece que aun no ha tenido lugar o aun no ha acabado, por tanto deben seguir con la pantomima, pero no pueden encarar a los guerreros y menos con el herido.

Y tampoco pueden dejar vivo al herido. 

Durante unos segundos se pregunta qué hacer. Quizá el resto de exploradores puedan ayudar al herido y lo alejen de la vista de los guerreros para esconderlo mientras ellos ganan un poco de tiempo. Ningún hombre queda atrás en el Clan Rotensnö. Le indica a los guerreros que la acompañan que se preparen para mantener el tipo mientras que los exploradores huyen con el herido.

Al fin y al cabo, aun tienen una distancia algo ventajosa.

Con dos enemigos muertos y uno más fuera de combate, Eskol y sus guerreros no iban a dejar pasar la ocasión, aunque tampoco iban a dejar el plan atrás, por lo que, formando filas, recibieron el ataque enemigo y les provocaron para que les siguiesen.

El enemigo cargo sobre de ellos cuando ya habían formado filas y estaban listos para recibirles. El combate fue intenso, y aunque corrió sangre por ambos bandos, el mejor resultado lo obtuvo de nuevo el clan Rotensnö pues solo dos de sus guerreros resultaron heridos, aunque podían aún combatir, mientras que del clan Økskrig un par más de guerreros estaban fuera de combate y quizá morirían si no se les atendía.

Y mientras el cuerno de guerra resonaba en el campamento, Eskol pudo ver a otros nueve guerreros saltar al combate hacia ellos, para reforzar a los guerreros que ahora combatían. Y aunque tres de estos guerreros que se aproximaban parecían ser más bien civiles armados, en números habrían de superarlos por cuatro, sin considerar que ya dos de sus hombres estaban heridos de consideración.

Astryr no iba a dejar a nadie atrás y así se lo hizo saber a sus subordinados. Por ello, los tres exploradores restantes se apresuraron a auxiliar al herido y alejarlo de la zona mientras que los tres guerreros con los que contaba intentaría persuadir al enemigo.

Y aunque su determinación era férrea y un ataque inicial con lanzas y flechas logró frenar de momento la carga del enemigo, pronto fue notorio que ella solo y otros dos guerreros a su lado no eran suficientes como parar a un grueso de diez guerreros del sanguinario clan Økskrig. Una jabalina pasó muy cerca del guerrero que tenía a su derecha, mientras que una flecha la tomo por sorpresa y se le clavó profundamente en el hombro derecho. Con la flecha aún en su hombro, Astryr escuchó las indicaciones que a gritos le daban los exploradores, aquel hombre estaba muy mal, no podían huir con él, pues no solo no podría levantarse sino que a su vez el cargarlo podría matarlo. Incluso uno de los exploradores, probablemente amigo del herido, le exigió que pidiese refuerzos para que atendiesen al herido urgentemente o moriría.

Viendo que en el flanco derecho el combate se perdía en la oscuridad, sin que hubiera certeza del éxito o fracaso de Astryr y que en el flanco izquierdo Eskol estaba ganando la batalla, pero llamando con ello la atención prácticamente todas las fuerzas restantes del clan enemigo; tanto Nikklas como Erik estuvieron de acuerdo ya iniciar el asalto, e incluso Erik ya estaba a punto de dar la orden a su grupo en vanguardia cuando llego la orden de Nikklas, probablemente forzada ante las claras intenciones del explorador.

Así, con la vanguardia al frente, comenzó el asalto principal. Erik, quien lideraba aquel primer contingente, tenía como subordinados a aquellos cinco guerreros que llegaran al clan horas atrás pidiendo unirse, y ahora no solo probarían su valía, sino su lealtad misma; a su vez, Erik contaba con un par de exploradores civiles quienes vigilarían desde los flancos y darían la alarma ante cualquier amenaza.

Al acercarse con paso rápido, pero aún en sigilo, la vanguardia y momentos después el resto del contingente, pudieron observar que aquel lado del campamento del clan Økskrig estaba ahora solo defendido por un guerrero y un vigía, quien claramente solo era un civil, viejo y algo panzón. Una vez la luz de las antorchas hicieron clara su proximidad, los Rotensnö aprovecharon que aquellos dos vigías tenían su vista fija en la batalla que se cernía en el flanco izquierdo para entonces cargar contra ellos y en una rápida secuencia, finiquitarlos. Sin embargo, el guardia panzón no era tan frágil como parecía, y aun con un par de flechas y una hacha en su espalda, logró arrastrarse solicitando ayuda.

Aunque en un inicio Erik tuvo sus dudas, aquellos cinco guerreros, al menos de inicio, estaban probando ser dignos, y tras finiquitar a los dos primeros guardias, saltaron la empalizada improvisada que habían fijado los Økskrig para defender el campamento. Los dos exploradores saltaron con ellos y cumpliendo su función, informaron a Erik y a los guerreros de dos hechos importantes.

Primeramente, el flanco derecho y la retaguardia del campamento estaban defendidos por un par de guardias, al igual que la zona por la que habían ingresado. Segundamente, en el flanco izquierdo más allá de la empalizada, Eskol combatía a ya solo seis guerreros Økskrig, probablemente dejando fuera de combate a los otros que combatía. Pero allí mismo había tropas de refuerzo que alejándose del campamento para unirse al combate, eran un total de diez, y sumado a los cuatro que se encontraban patrullando y que iban a atacar por el flanco a Eskol, consistían en una poderosa fuerza a temer. Si Eskol no se retiraba y los alejaba, no solo le aplastarían rodeándole, sino que a su vez fácilmente llegarían al campamento para impedir la huida de la gente prisionera.

Respecto a los prisioneros, se encontraban prácticamente cruzar la empalizada, y estaban agrupados tras una segunda empalizada de menor tamaño que solo servía para delimitar el terreno. Eran más de cuarenta, la mayoría de ellos en mal aspecto y todos amarrados entre si con cuerdas. Sus vigilantes ya estaban alertados, pero eran solo dos guerreros, que, ante el sorpresivo ataque, parecían dudar entre huir o combatir.

Más allá, al fondo del campamento, tras los prisioneros, se encontraba una zona de almacenamiento, donde los Økskrig habían apilado todo lo recolectado, y que unos seis civiles parecían administrar y vigilar en aquellos momentos.