Partida Rol por web

En la flor de la vida

Belmonte

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13/07/2021, 19:31
Karl

—Nadita. Ni uno de esa familia queda ya por estos lares— respondió a la pregunta de Jezal. Lo de la chavala fue una pena, la pobre estaba en la flor de la vida. Pero qué le vamos a hacer. Creo que la madre de Ender tenía una granja onde Levioda perdió la chancla, pero de seguro anda criando malvas ya. Vieja era por aquel entonces.

Karl se encogió de hombros, indicando que no había manera de saberlo. Como si quisiera decir que de haber algún pariente vivo no había venido a reclamar nada por Belmonte, y que a los de Belmonte poco le importaba ya lo que fuera de ellos. Todos viejos o muertos estarían, y prueba de ello era que salvo los más viejos como él nadie recordaba ya lo ocurrido. La gente olvida pronto cuando mira hacia el futuro.

—Hale pues— dijo Karl alzando la jarra con agradecimiento para despedirse del grupo , así sus vaya bien.

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13/07/2021, 20:06
Director

Salieron al exterior donde soplaba un aire fresco que bajaba de las montañas y se dirigieron a casa del alcalde Uli para informarle sobre sus recientes hallazgos relativos a aquella historia y de paso intentar sacarle algo de plata por las pieles de los lobos. Planearon como abordar el tema, teniendo en cuenta que las gentes de los pueblos eran suspicaces y recelosas con aquellos temas, y que alguno más que otro le costaba aflojar el dinero cuando se trataba de pagar algún servicio de ese tipo. Para dirigirse a casa de Uli tuvieron que cruzar de nuevo por la casa en ruinas. Allí había unos cuantos críos escondiéndose entre los despojos de la casa de otro chaval que los andaba buscando. Dos de los chavales eran los hijos de Gunter e Inga, a los que habían visto antes por la posada pululando. La dinámica del juego era bien sencilla, una variación de un juego tradicional que era jugado por los chavales de los diferentes pueblos a lo largo y ancho del continente. El juego consistía en que uno de los niños sostenía un trapo rojo mientras los demás, apiñados entorno al del trapo formando un círculo, canturreaban una cancioncilla, cuando ésta finalizaba los chavales corrían en todas direcciones a esconderse y el del trapo los tenía que encontrar y pillar a todos. La cancioncilla decía tal que así:

La niña y el perro juegan en el claro,
todos los días sin ningún descanso.
La niña y el perro bailan sin parar,
si no vas con cuidado te pueden matar.

Después de llamar a la puerta de la casa del alcalde les recibió un muchacho joven y apuesto que no tendría ni veinte primaveras. El muchacho les examinó de arriba abajo y asintió con la cabeza. 

—Sí, ya, los forasteros— dijo como si los conociera perfectamente. ¿Qué quieren?

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14/07/2021, 00:33
Martem de Bremervoord

La conversación con el anciano, aunque breve, había resultado interesante. Al menos había servido para que el grupo de viajeros se hiciese una idea de lo que sucedió todos aquellos años atrás. El nilfgaardiano, Jezal, quiso saber si quedaba alguien vivo de la infortunada familia de Pyrrah, pero Karl les dijo tan solo lo que ellos ya sabían, hablándoles de la vieja Ysentrud y su granja. Fue Alberich quien tomó la iniciativa, decidiendo que hiciesen de hablar con el alcalde su prioridad más inmediata. A Martem le parecía bien; se alegraba de que alguien más pensase como él, alguien a quien además no le temblaba el pulso a la hora de tomar decisiones. Estuvo de acuerdo con lo de no mencionar a los lobos de buenas a primeras, por si resultaba que había una recompensa por su caza: nunca era buena idea informar de un trabajo realizado antes de que hubiese quedado claro que dicho trabajo iba a ser remunerado. Claro que nada garantizaba que el solicitante estuviese dispuesto a cumplir su parte del acuerdo una vez se hubiese llevado a cabo la tarea, pero al menos en ese caso, el derecho a las amenazas y los medios menos amables quedaba justificado. Cuando el enano expresó su preocupación por la posible necesidad de marcharse apresuradamente de Belmonte, Martem lo miró enarcando una ceja.

No tengas miedo. Yo te protejo —respondió, en un tono tan plano que era imposible saber si hablaba en serio o en broma.

Después de un nuevo paseo por el pueblo que los llevó por las inmediaciones de la casa en ruinas, y tras verse obligados a escuchar una adorable tonada infantil que hablaba de una niña y un perro asesinos, los forasteros llegaron frente a la puerta del alcalde. Un chico joven y bien parecido les abrió la puerta, poniendo el amago de una sonrisa amable en los labios de Martem. El saludo del muchacho no fue el más simpático, pero podía decirse que el cidario estaba acostumbrado a recibimientos mucho peores, algunos incluso a punta de cuchillo.

Buenos días, señor —saludó, modulando la voz de un modo agradable al tiempo que adoptaba un lenguaje corporal cercano, aunque no invasivo—. Está usted bien informado. Anoche llegamos a Belmonte, mas lo tardío de nuestra llegada y el cansancio del camino nos impidieron mostrar los respetos adecuados a vuestro alcalde. Nos preguntábamos si podríamos pasar a saludarlo, amén de hablar con él de algunas cuestiones que, pensamos, podrían ser de su interés.

Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro barbado del hombre, que de repente estaba empleando una forma de hablar que no parecía propia de cualquier idea que sus compañeros pudiesen haberse formado anteriormente de él, dando a entender que quizá estuviese acostumbrado a tratar con gentes de clase muy diversa. ¿Aquel jovenzuelo no hallaba en sí la gana de mostrarse cortés? Ningún problema. Martem le enseñaría modales.

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16/07/2021, 10:30
Alberich de Narok

-Ambas cosas, maese enano, ambas cosas… -le respondió el kovirano a Morkam, sin aportar más detalles- Y aunque es verdad que deberíamos continuar, principalmente antes de que el frente de batalla vuelva a alcanzarnos, creo que podemos permitirnos uno o dos días de descanso para rellenan nuestras bolsas y prepararnos para continuar con el viaje hacia el norte.

Luego de terminar de hablar con el enano, Alberich volvió a colocarse la capucha, en parte para protegerse del fresco aire matinal y en parte para ocultar su rostro de los transeúntes. Estaba claro que le habían sacado una buena ventaja al ejército de los oscuros, pero los espías y los cazarrecompensas del Imperio se movían con una libertad y una velocidad mucho mayor a la de las tropas y por eso nunca estaba de más la precaución, por lo menos hasta cruzar el Pontar...

Después pasar cerca de la casa en ruinas, donde los hijos de los posaderos y sus amigos jugaban mientras recitaban una inquietante canción que seguramente provenía de alguna antigua leyenda local, el grupo arribó al hogar del alcalde y del antiguo prometido de la fallecida Pyrrha. Tras llamar educadamente a la puerta, fueron recibidos por un joven muchacho que con un evidente orgullo los examinó de pies a cabezas y les preguntó que querían con un tono que sonaba a despectivo. No era extraño que los alcaldes contaran con jóvenes ayudantes que preparaban para en un futuro asumir el mando, pero la actitud de ese imberbe se asemejaba mucho más a la de un niñato criado con lujos, similar a los herederos de los señores locales.
Ni bien el barbirrojo terminó de hablar, lo cual hizo con una labia que parecía ser capaz de rivalizar con la del bardo, el mago intervino.

-Añadiendo a lo mencionado por nuestro compañero, como ya habrá dilucidado, somos espadas de alquiler que estamos de paso y nuestra intención no solo es hablar con el alcalde y presentarle nuestros respetos si no también saber si nuestros talentos pueden serles útiles a la buena gente de Belmonte -dijo Alberich usando su faceta más diplomática mientras se recostaba sobre su bastón- Por la paz que se respira en el poblado, imagino que nuestra intervención no será necesaria, pero no perdemos nada con preguntar -agregó encogiéndose de hombros y esbozando una simpática sonrisa- Por cierto, si me permite la pregunta ¿es usted hijo del alcalde Uli? Es que parece emanar cierta autoridad...

Da igual si se trata de un posadero, un terrateniente o un noble, todos tarde o temprano sucumben a la zalamería o a las palabras respetuosas. Y si no lo hacen, siempre se puede recurrir a un enfoque más directo... De hecho, Alberich esperaba que ese muchacho engreído le diera una razón para usar ese enfoque, el mago había pasado años lidiando con los niños mimados de la corte y deseaba poder descargar su frustración acumulada y poner a un crío con ínfulas en su lugar...

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17/07/2021, 08:51
Dannar

Al contrario que sus compañeros, no intervino en ese momento, como no había intervenido en los anteriores compases de la conversación, ya fuera con el viejo borracho que les había sacado una cerveza a cambio de nada de interés, o tras salir de la posada y confirmar el próximo paso, una decisión que en verdad ya habían tomado: hablar con Uli, contarle el destino de su antigua prometida y ver si había trabajo, sin mencionar que habían acabado ya con los lobos del camino por si hubiera una recompensa por ellos. Fácil, especialmente para ella cuya aportación, posiblemente, sería la de una mirada dura, silenciosa por lo demás, pues era mejor callar que cagarla, y no destacaba ni por sus diplomáticas palabras ni por su suavidad en el trato.

Caminaron por el pueblo una vez más, pasando por delante de la casa en ruinas, momento en el que se quedó parada un instante, atendiendo a la cancioncilla. Aquellas tonadas infantiles no eran más que eso en la mayoría de lugares, pero a veces, solo a veces, escondían más de lo que aparentaban. Leyendas de la zona convertidas en parte de un juego con los años, una forma de transmitir de generación en generación un aviso, un peligro. Su mente, que funcionaba distinta al resto por lo que era, ponía nombres a criaturas de las que podían estar hablando. ¿Espectros de algún tipo? Una aparición y un barghest podrían, perfectamente, entrar en la descripción, una combinación peligrosa sin duda. Mientras los otros avanzaban, ella se dirigió a los niños, interrumpiendo su diversión un momento para preguntar; con el tiempo, había descubierto que los críos no juzgaban como los adultos, y en su inocencia sabían más de lo que los demás creían.

Eh, vosotros —llamó su atención—. ¿Queréis una moneda? —Sacó un cobre y lo puso a la vista—. Se lo doy al primero que me cuente la leyenda de la zona que originó esa letrilla.

Tras escucharles —fuera o no lo que buscara—, continuó con el resto, hasta dar con la casa del alcalde, justamente lo que buscaban. Les abrió un muchacho imberbe que, a pesar de que no debía de contar ni con una quinta parte de su edad (y era más que posible que no llegara a cumplir el doble de los que tenía), se comportaba como todo un señorito, uno de los que tantos problemas le habían dado a ella en el pasado. Le cayó mal en seguida, y frunció el ceño ante lo despectivo de la pregunta. Por suerte, Martem y Alberich respondieron antes de que ella pudiera hacer ningún comentario, y pudo simplemente dejar escapar un leve gruñido de desdén mientras esperaba que se hiciera a un lado y les dejara tratar con los adultos de verdad.

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18/07/2021, 22:27
Jezal

Jezal asintió a Karl tras su respuesta, sin contradecirlo. Por cómo había hablado del tema su interpretación de todo lo que había escuchado era que Belmonte había pasado página, y difícilmente podía culparlos por ello. Pasado suficiente tiempo, incluso él recordaría aquella tragedia con menos emoción de la que sentía en ese momento. Eso lo sabía. Exactamente así veía también los amores: La llama podía arder con fuerza, pero cuando se extinguía ya no volvía a encenderse.

Se despidió del viejo y salió junto con el resto de la comitiva para reunirse con Uli. Observó de reojo a los niños que jugueteaban en las ruinas, pero no comentó nada, ni terminó de comprender la cancioncilla. Algo se le escapaba con el idioma, seguramente tenía un significado menos literal. Pero lo que sí que le llamó la atención fue que la bruja indagara más sobre ella. ¿Tan importante podía resultar? Su curiosidad se había encendido, desde luego, así que se retrasó lo suficiente como para escuchar la respuesta.

Y el último obstaculo resultó ser un muchacho joven con mejores pintas que formas. Jezal no podía decir que le cayera exactamente mal así a primeras: Él tampoco las había tenido a su edad, y en realidad seguramente seguía sin tenerlas, aunque las circunstancias lo estuvieran obligando a adaptarse. Dejó que fueran sus compañeros los que le daban a la lengua en esta ocasión, y bastó escucharlos para saber que esa era una buena elección. El barbaroja resultó saber hablar de una forma de lo más melosa y el mago, sencillamente, lo hacía con el acierto habitual. Había tenido suerte con sus compañeros de viaje, eso estaba claro.

Él mantuvo los brazos cruzados, formando la retaguardia del grupo. Alberich los había definido como espadas de alquiler, y él desde luego tenía el tamaño para interpretar el papel.

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19/07/2021, 12:54
Rion Aedryn

"Pues sí que es vieja Ysentrud. Y mucho ha aguantado ella sola sin ayuda de nadie..." —pensó, tras escuchar las palabras del anciano. Resultaba hasta extraño que siguiese con vida.

Respirando el aire fresco que ofrecía el exterior de la posada, caminó junto a los demás en busca de la casa del alcalde. La mente de Rion se encontraba un tanto dispersa, perdida en cuestiones que nada tenían que ver con lo que habían venido a hacer, por lo que ni se enteró de la cancioncilla de los niños. Era lo malo de ser él, que a veces —por no decir casi siempre—, divagaba y se dedicaba a pensar en asuntos triviales que a él le resultaban de vital importancia. Se rascó detrás de la nuca, un tanto molesto, observando con aparente desinterés los alrededores del pueblo, por si contemplaba algo que llamara su atención. O, quizá, buscaba a alguien. ¿Estaría por allí cerca la mozalbeta que vio anoche?

Pero antes de darse cuenta, estaban frente a la casa de Uli. Al salir aquel chico a su encuentro a recibirles con ese saludo tan "afectuoso", el bardo sonrió para sus adentros.

Vaya, ya somos famosos en esta zona —murmuró en tono divertido—. No llevamos ni un día entero y saben que andamos por aquí. Qué rápido corren las noticias en este pueblo, ¿no? —le dijo al rapaz, enarcando una ceja con levedad.

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20/07/2021, 13:21
Morkam

La bienvenida ofrecida por el muchacho no hizo más que fortalecer sus sospechas. No eran bien recibidos. Los extranjeros siempre eran mal recibidos y más si eran pertenecientes de otras razas. ¿Cómo podía ser la gente así? La guerra sacudía aquellas tierras, provocando que decenas de necesitados caminaran sin rumbo en busca de la supervivencia. Una parte de él pensaba en ello asqueado; sin embargo no podía reprenderles. Sabía que los extranjeros podían no traer buenas intenciones en su macuto, aun cuando enarbolaran sonrisas radiantes y palabras amables. Eran tiempos difíciles. 

Morkam sabía la importancia de la etiqueta y el respeto con aquellos que se lo merecían; sin embargo aquel chaval, sin apenas una barba decente, no lo parecía merecerlo. A pesar de ello, Martem y Alberich, respondieron con gran desenvoltura y respeto. Aquello no le sorprendió por las palabras en si, sino más bien por quien las pronunciaba. Sin duda sus compañeros de viajes eran una caja repleta de sorpresas inesperadas. 

Por otra parte, el artesano, no pudo evitar sonreír ante las palabras de su compañero sobre ser espadas de alquiler. Sin duda el resto podían entrar en aquella categoría, pero él no, en absoluto. Apenas sabía coger el cuchillo que había conseguido recientemente, eso sin contar la incipiente panza que llevaba cultivando desde hace unos años. A pesar de ello se irguió, tratando de aparentar fiereza y frialdad. 

Eran tiempos difíciles. Si no se amoldaba y cambiaba junto a él, pronto el trabajo honrado y su lobo no serían suficiente para salvarle la vida.

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23/07/2021, 17:37
Director

El chaval más espabilado del corro que jugaba entre las ruinas de la casa resultó ser el mayor de los hijos de Gunter e Inga. Ante el tintineo de las monedas de la bruja y la promesa de ser el próximo dueño de una de ellas el niño se acercó a Dannar y alzando la cabeza para mirarle a la cara comenzó a hablar con voz ceceante. El mocoso no tendría ni ocho años, pero se le notaba viveza en la mirada, el origen de su ceceo lo descubrió cuando el zagal sonrió mostrando que le faltaban varios dientes.

—Verá zeñora, hay un claro en el bozque donde una niña y un perro muy grande eztán jugando todos los díaz. Pero no puede acercarce uno a jugar con elloz porque zon unos tontoz. Cuando te acercaz ze van muy rápido y mejor azí, a un niño llamado Jarik se lo llevaron y ze lo comieron —El chaval no dio mucha más información porque poco sabía, todo hacia indicar que la última parte de la historia era una de esas leyendas que se van transmitiendo de generación en generación pero que nadie ha visto de primera mano puede que incluso se lo estuviera inventando él mismo a ver si le caía otra moneda, en vista del interés de la bruja—. El claro eztá ziguiendo el camino de laz Dezpeñamulaz  —fue lo único que pudo decirle sobre su ubicación, Dannar pudo deducir que se estaba refiriendo al atajo que habían evitado por su dificultad. 

Poco después, en la casa del alcalde, todos tuvieron una mala impresión del muchacho que con gesto altivo les recibió de mala gana. Alberich sabia la respuesta a su pregunta antes de que el muchacho asintiera orgulloso para indicar que, en efecto, era hijo del alcalde Uli. Pero no fue necesario que el kovirano descargara su frustración con el muchacho, pues acto seguido fue a llamar a su padre para informarle de la visita dejándoles esperando en el recibidor de la casa. Poco después, el muchacho regresó y con mejores modos, como si alguien le hubiera recordado de pronto cómo debía dirigirse a las personas, les indicó que su padre les recibiría en su despacho.

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23/07/2021, 18:22
Uli

Uli era un hombre que lucía buena planta pese a superar el medio siglo de edad, de estatura considerable, ojos marrones y un pelo corto que, pese a que hasta hacía pocos años había lucido castaño, comenzaba a volverse gris. Vestía ropa cara y colorida pero de corte sencillo y que dejaba ver que su negocio marchaba estupendamente. Por lo que habían podido averiguar en Belmonte, Uli procedía de buena familia y había mantenido con buena mano el negocio que heredó de sus padres a base de mercadear con madera y muebles. Del buen ojo para los negocios de Uli se beneficiaba todo el pueblo, pues sus buenas dotes como mercader lograban que la madera de Belmonte se vendiera con facilidad lejos de allí y que el trabajo se mantuviera a pesar de la guerra. No era de extrañar que ocupara el puesto de alcalde en aquel lugar.

Uli mostró más modales que su hijo, y en general parecía más desenfadado y cordial que el resto de sus vecinos; aunque tanto Dannar como Morkam no pudieron evitar librarse de una mirada recelosa y cargada de desconfianza por su parte como las que llevaban toda la vida recibiendo cuando viajaban por las ciudades humanas de los reinos del Norte. Bastó el recibimiento que les tendió el alcalde para que todos se percataran de que Uli era un individuo carismático, que incluso se levantó para recibirles como si su llegada fuera más importante que los libros de cuentas y los asuntos sobre los que estaba trabajando. 

—¡Bueno, pero si incluso ha venido el bardo a visitarme! No conozco vuestro nombre, maestro, pero me han dicho que tocáis de maravilla. Tomen asiento, buenas gentes. ¿Una copichuela de aguardiente? Venga, no me sean tímidos, ¿qué es lo que beben? —Raudo se hizo con unas cuantas copas y llamó a su hijo, que respondía al nombre de Oddo, para que trajera suficientes para todos. —Sean bienvenidos a Belmonte, ¿en qué les puedo ayudar?

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23/07/2021, 21:55
Martem de Bremervoord

Finalmente, el jovenzuelo mimado, que no resultó ser otro que el hijo del alcalde, invitó a los recién llegados a pasar a la casa de su padre. El interior del edificio era tan suntuoso y acogedor como sugería su exterior, con muros gruesos que dejaban fuera la algarabía de la calle. El dueño de la casa era un hombre de buena presencia y los modales propios de quien estaba acostumbrado a gobernar, pero a Martem no le pasó desapercibido que no todos ellos fueron recibidos con la misma calidez. Con todo, fue de agradecer que Uli no hiciese ningún comentario desafortunado que provocase una situación incómoda; el alcalde podía tener sus prejuicios, pero no parecía dispuesto a permitir que estos enturbiasen la cordialidad de aquella reunión.

Buenos días, señor —saludó el cidario, con una leve inclinación de cabeza—. Gracias por su hospitalidad. Tomaré lo mismo que usted.

El momento esperado no tardaría en llegar. Podían andarse con todos los rodeos que quisieran, pero estaba claro que antes o después tendrían que abordar el espinoso asunto que los había llevado allí. Martem preferiría liquidar aquello cuanto antes, pero decidió esperar a que hablasen sus compañeros y adherirse al plan del kovirano.

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26/07/2021, 18:16
Jezal

Jezal también había escuchado la explicación de los zagales, pero él no tenía ni idea de esos temas. Conocía algunos monstruos, claro, pero estos eran los que apestaban todos los rincones del mundo. Los grifos, los necrófagos, esos seres lo suficiente presentes o lo suficiente grandes como para hacerse conocer. Todo lo que se salía de ahí no podía ser concebido por él como nada que se escapara de los muy genéricos fantasma o espíritu, y eso era sin contar la larga lista de criaturas cuya existencia cuestionaba.

¿Qué te parece? —preguntó a la bruja, con curiosidad, cuando se hubieron alejado un poco—. ¿Puede ser un monstruo de verdad o es la primera tontería que se han inventado?

Pero una vez llegaron frente al alcalde Jezal prefirió quedarse en su habitualísimo silencio, lo que no quitó que curioseara con la mirada. Por alguna razón se había imaginado a Uli ligeramente diferente, aunque si se paraba a pensarlo fríamente esa era justamente la imagen más adecuada para él, por lo que sabían. Sintió algo de empatía por Dannar y Morkam. A veces pensaba que él lo tenía difícil, pero ellos parecían causar recelo antes de siquiera abrir la boca.

No me importaría —musitó respecto a la copa, esperando a que alguno de los otros tomara las riendas de la conversación. Lo que tenían que decirle a Uli no era precisamente fácil, y desde luego él no era el indicado para encargarse de ese marrón.

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27/07/2021, 22:04
Dannar

Dannar, ante cualquier pregunta al respecto, se encogió de hombros y, pensativa, siguió andando. Muchas de las leyendas populares tenían un origen real, mucho más oscuro de lo que nadie imaginaba; a menudo se transmitían en forma de canciones infantiles o cuentos que se contaban a la luz de la lumbre en oscuras noches sin luna, y con el tiempo cambiaban, perdían cualquier sentido, se convertían en eso mismo, historias. Sin embargo, aquella no se lo pareció a la bruja, y algo la decía que había más de lo que todos en ese pequeño pueblo creían. Más de lo que mocosos demasiado jóvenes eran capaces de imaginar, y mucho más que los incrédulos adultos se atrevían a pensar.

De esa guisa, absorta en sus reflexiones, seguía aún cuando llegaron al despacho del alcalde, que finalmente los recibió. Uli era un hombre entrado en años, pero que aún conservaba un físico envidiable para muchos de su edad; calculó que no debía de doblarle la edad, aunque posiblemente le sacaría unas décadas de ventaja. En cualquier caso, era aún lo suficientemente avispado y tenía esa chispa en los ojos que demostraba que, pese a ser un pueblerino, no era tonto. A pesar de la cordialidad que mostraba debía imaginar que querían algo, y tan solo estaba dejando que la situación se relajara para que hablaran con más naturalidad. Bueno, pues si era así, por ella estaba bien, así que asintió cuando ofrecieron una copa, aunque no pidió nada en especial; lo que fuera estaría bien. Y mientras esperaban, miró de reojo al kovirano, esperando que, ya que Martem no había abierto la boca aún, lo hiciera él.

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28/07/2021, 18:46
Rion Aedryn

Finalmente accedieron al interior de la casa de Uli, donde este les recibió con bastante alegría y hospitalidad. Cualquiera diría que el chaval de la entrada era su hijo; un contraste curioso entre las dos generaciones, desde luego.

“Cómo me va a conocer, si vive en un pueblo apartado del resto de la civilización...” —pensó, mientras sonreía como muestra de gratitud, tanto por sus palabras como por el ofrecimiento de darles una copa de aguardiente. Ese tipo de detalles no se podían rechazar.

Gracias, estimado. Es un halago viniendo del alcalde de este bello lugar. —Lo que pensara era una cosa; lo que expresara, otra bien distinta. No había que ser tonto y menos hablando con gente que ostentaba un cargo importante—. ¿Han tenido algún problema últimamente por aquí? Por si podemos echar una mano con alguna tarea —le explicó, encogiéndose de hombros—. En estos tiempos tan aciagos que hemos de vivir, conseguir algo de comida y de dinero, se antoja esencial para sobrevivir. Usted mejor que nadie lo sabrá, teniendo que gestionar los quehaceres de Belmonte. 

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29/07/2021, 08:16
Alberich de Narok

Conteniendo la satisfacción al ver que el hijo de Uli regresó con mejores modales que con los que los había recibido, seguramente a causa de un regaño que había recibido de su padre, el mago lidero la marcha hacia el despacho del alcalde. Estos niños mimados siempre se acostumbran a creerse mejor que los demás, pero es un alivio saber que su progenitor no duda en ponerlo en su lugar y enseñarle algo de humildad.
Al llegar a la estancia y ser recibidos cortésmente alcalde de Belmonte, Alberich realizó ante este una respetuosa reverencia acompañada por una floritura con la mano, la misma que solía usar en la corte.

-Gracias por recibirnos, alcalde -le dijo empleando sus mejores modales- Y, al igual que mis compañeros, también aceptaré la copa. Cualquier cosa que tengáis a mano estará bien.

Una vez tuvo la copa en la mano, el mago la levantó ligeramente.

-A su salud, señor -agregó a modo de brindis para luego darle un pequeño sorbo.

Tras degustar la bebida, el kovirano volvió a hablar.

-Como ya adelantó nuestro compañero el bardo, somos viajeros y estamos buscando trabajo para rellenar nuestras bolsas antes de retomar los caminos -explicó pausadamente Alberich- Belmonte parece un lugar pacífico y por la ausencia de guardias y de vigías, imagino que no tenéis problemas con bandidos ni os afecta la guerra que se gesta en el sur. Sin embargo, vivís junto a un bosque y os dedicáis a talarlo y es bien sabido que tarde o temprano los incansables leñadores se terminan topando con alguna amenaza. Por eso pregunto ¿vuestros trabajadores se han encontrado con una manada de animales problemáticos o con el cubil de un monstruo que obstaculicen el trabajo? En el primer caso, todos estamos bien pertrechados -dijo dándole unas palmaditas a la espada que pendía de su cintura- Y en el segundo, contamos con la habilidad y los conocimientos de una experta en la materia -agregó extendiendo el brazo con la palma abierta y señalando a Dannar- Además, si hay algún otro encargo estamos mas que capacitados. Nuestro grupo cuenta con habilidades de las mas diversas, desde la música de nuestro bardo hasta la artesanía del maese enano que nos acompaña -comentó señalando esta vez a Morkam.

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29/07/2021, 13:38
Morkam

Morkam no pudo evitar percatarse de la desconfianza e incluso el odio irracional que sentía el alcalde hacia él. A pesar de ello se mostró hospitalario, lección que sin duda quería instruirle a su hijo, pues cuando este regresó para guiarlos hasta su padres, su actitud había cambiado por completo. Después de todo, se cazaban más moscas con miel que con vinagre. 

Cuando el alcalde les ofreció algo para tomar, el artesano dudó durante unos instantes si aceptarla o no. Aunque había recibido aquel trato durante mucho tiempo, su orgullo seguía resintiendose cada vez que ocurría. Finalmente, después de unos segundos de debate interno, aceptó la copa con una inclinación de cabeza. Nunca podía rechazar una copa. 

Cualquera cosa estara ben— respondió con voz grave. 

Al contrario que su compañero, el enano no esperó a realizar un brindis. Dio un largo trago, apurando casi la totalidad del contenido. Su ceño se relajo notoriamente y una ligera sonrisa se dibujó en sus labios. Le importaba poco sus miradas y palabras despectivas, al menos mientras aquel brebaje siguiera llegando a sus manos de manera gratuita. 

Al terminar su copa observó a Uli y Alberich realizar una danza. Las pautas sociales, la falsa educación. La formalidad fingida. Caminar en círculos, bordeando poco a poco el tema. Aquella nunca le había gustado, además de no ser su especialidad. Él siempre había preferido utilizar el método directo, el mismo que se utilizaba en los negocios. Fácil y sencillo. Nada que pudiera llevar a malentendidos u orgullos dolidos.

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29/07/2021, 18:00
Uli

Uli sirvió un vaso de aguardiente para cada uno de los visitantes, era un aguardiente seco, de los que pasaban raspando la garganta, con un ligero olor a nebrinas. Aceptó el brindis de Alberich y alzó su copa dando un discreto trago después. Uli daba muestras de ser de esas personas que se contenía con el alcohol a pesar de que les había ofrecido un trago apenas cruzaron la puerta.

—A mi mujer no le gusta que beba pero yo le digo que una copichuela al día es buena para la salud.

Mientras le daba un sorbito al vaso y escuchaba como el bardo planteaba lo que les había traído hasta su casa, Uli los estudió con detenimiento. Después, con la misma atención escuchó las palabras de Alberich y sus labios mostraron el esbozo de una sonrisa, por su mente ya pasaba la faena que tenía pensado solicitarles antes de que ellos mismos se ofrecieran.

—A la vista salta que sois un grupo de lo más diverso, y que tenéis aspecto de aventureros —una manera decorosa de decir que tenían pinta de ser rudos y que consideraba importante mantenerlos entretenidos para evitar que mataran a alguien o le prendieran fuego a algo—. No hay rumores de la presencia de monstruos en las montañas o el paso, pero sí que los leñadores han avisado de que hay problemas con una manada de lobos. Incluso se atrevieron a atacar a Ionut hace unos días, el pobrecillo se había quedado a trabajar hasta tarde y tuvo que pasarse la noche subido a la copa de un árbol. Para colmo había luna llena y los bichejos no se fueron hasta bien entrada la mañana cuando regresaron el resto de la cuadrilla. Bueno, en fin, que os puedo pagar de buen grado una recompensa por traerme las pieles de esos lobos. Digamos que unas diez coronas por cada una. Y si os encargáis de destruir la lobera os daré un extra de cincuenta coronas.

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29/07/2021, 19:11
Dannar

Ahora si, Dannar se permitió sonreír, aunque ocultó el gesto tras la bebida, a la que dio un largo trago, dejando el vaso casi vacío para cuando lo bajó.

Tenemos un trato entonces. Diez coronas por cada piel, y otras cincuenta por destruir la lobera. —Era posible que tuvieran que regresar para acabar el trabajo, pero era una buena cantidad, y lo que ya llevaban encima serviría como un buen adelanto. Habían hecho bien en no decir nada y dejar que fuera Uli quien sacara el tema. 

Sin embargo, sabía perfectamente que esa era la parte fácil, y que pronto tendrían que entrar a hablar un asunto mucho más espinoso. Como sabía como eran aquellas cosas, hizo un gesto a Martem, que era quien llevaba las cosas, para que primero solucionaran el trabajo, y luego hablaran de lo demás.

Notas de juego

En realidad solo creo recordar que lo llevaba Martem, pero no me acuerdo muy bien, la verdad.

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30/07/2021, 00:19
Martem de Bremervoord

Martem hacía como que prestaba atención mientras Alberich y el alcalde discutían sobre posibles negocios, que en su caso implicaban cargarse a cualquier molestia, más peligrosa o menos, que amenazase al pueblo. Entretanto, el cidario paseó sus glaucos ojos por la estancia, analizándola en silencio. En su mente, había dos elementos comunes a todo aquello que veía: precio y riesgo. Como forma de entretenerse, el hombre había tomado por costumbre calcular cuál podría ser el valor de cada cosa que se encontraba, qué peligros entrañaría hacerse con ella, y cuál de ambos factores pesaría más en una balanza. Por supuesto, no es que se estuviese planteando seriamente desvalijar la casa del amable Uli. De momento no, al menos. Al pobre alcalde todavía le quedaba un mal trago que digerir, y Martem podía pecar de muchas cosas, pero la desconsideración no se contaba entre ellas.

Una vez las palabras de Uli sellaron el trato que daba valor al trabajo que ya habían realizado al deshacerse de los lobos, Martem vio de reojo el gesto que Dannar le hacía. Sin dejar pasar más tiempo, el hombre levantó su morral para dejarlo en su regazo.

Pues menuda casualidad, señor, porque ayer, de camino a estos pagos, fuimos emboscados justamente por esa jauría que usted dice. —Mientras hablaba, Martem abrió la bolsa y le echó mano, dejando ver las pieles de lobo recién cazado que casi rebosaban de su interior—. A cinco dimos muerte. Dos o tres huyeron, para no mentirle a usted. Pero encontramos su guarida. —Miró al alcalde con ojos brillantes—. Allí sigue, donde estaba. Pero, por cincuenta coronas, estoy seguro de que mis amigos no tendrán inconveniente en volver allí y no dejar piedra sobre piedra.

Amigos. La palabra sonaba extraña en su lengua, pero había que dar buena impresión. No dijo nada más, a la espera de lo que sus compañeros decidiesen decir o callar.

Notas de juego

En efecto, yo tenía las pieles. Voy MUY cargado; entre pitos y flautas, mi zurrón pesa cincuenta kilos. Menos mal que soy fuerte, que si no... XD.

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03/08/2021, 18:31
Rion Aedryn

El aguardiente le supo a rayos, ciertamente, pero trató de mantener un gesto agradecido en sus facciones (por eso de estar en casa del alcalde, más que nada). La supuesta recompensa que ofrecía este le llamó la atención, sobre todo por pensar que mucho estaban tardando los aldeanos en reunir un grupo armado con antorchas y hachas para resolver ellos mismos el asunto de los lobos. ¿Cómo es que no se habían atrevido? Quizás es que ninguno tenía suficiente valor para ello o no contaban con habilidades para el combate. 

Por su parte, Rion accedería a la petición junto a los demás, pues era una cantidad de dinero nada desdeñable; si bien tampoco es que le hiciera especial ilusión inmiscuirse en la guarida de esos lobos, después del encuentro anterior. Allí, durante la emboscada, habían tenido relativa suerte, aunque no sabían cuántas bestias quedaban con vida ni si algo más les podría sorprender en el camino. "Es dinero fácil, no podemos desaprovechar una oportunidad como esta de llenar los bolsillos" —se dijo, para apartar las previsibles dudas que le atormentaban.

Esa lobera tiene las horas contadas —dijo al final, alzando el vaso de aguardiente con una sonrisa antes de dar un trago. Augh. Excelente... brebaje...