Partida Rol por web

En la flor de la vida

El cuento del lobo

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24/03/2022, 00:47
Martem de Bremervoord

Martem apretó los dientes al escuchar de primera mano las indignantes mentiras con las que el puto mago había estafado al alcalde y a todo el pueblo. Le resultó curioso sentirse así; en otras circunstancias, bien podría haber sido él mismo quien hubiese recurrido a tales artimañas. Además, se obligó a recordar, no es que él fuese precisamente inocente, pues a fin de cuentas había sustraído más que un puñado de monedas de los bolsillos de los desprevenidos belmonteses la primera noche que había pasado en el pueblo. Ah, pero qué diferente era cuando se la jugaban a uno, y no al revés.

Con todo, se fue tranquilizando. Escuchó pacientemente las opiniones de todo el mundo respecto a si deberían contarle la verdad a Ysentrud sobre el destino de su nieta. Después de que Uli hablase, chasqueó la lengua. Se le acababa de ocurrir una cosa.

No sé. Yo solo digo que, casualmente, la demencia de Ysentrud empezó el día de la desaparición de Pyrrha —reflexionó en voz alta—. O sea, que está atrapada justo en ese momento, no en ningún otro. En ese. ¿No os parece mucha casualidad? Y, también ese día, Pyrrha murió y se convirtió en una… ¿Cómo la habéis llamado? ¿Doncella, dama? —Miró a Dannar con expresión interrogativa—. A lo mejor lo que voy a decir es una soberana estupidez, pero creo que la enfermedad de Ysentrud también puede formar parte de la maldición, y que, si le decimos lo que ha pasado, a lo mejor podríamos traerla de vuelta con nosotros.

Sí, desde luego había sonado a soberana estupidez, pero a Martem cada vez le costaba más sacarse aquella idea de la cabeza. Por probar no pasaba nada, ¿no?

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24/03/2022, 12:44
Morkam

Con cada palabra pronunciada por Uli, los sueños de Morkam se desquebrajaban y una ira fría se abría paso en el interior de su pecho. El cabrón del mago, no contento con llevarse su parte, se había llevado la recompensa total e incluso había logrado elevarla, provocando que ninguno de ellos pudiera hacer nada al respecto. Atrás quedo la posibilidad de obtener algo de recompensa que no fuera una palmada en el hombro.

De nada había servido poner en juego su vida, ni la herida punzante de su brazo. Tampoco habían servido de nada el sacrificio de sus compañeros, ni el cansancio acumulado de aquellos días. Se sintió dolido y defraudado, pues de nuevo un humano había provocado que su vida cayera a la negrura del sufrimiento y quizás del olvido. ¿Que haría si perdía su brazo? El era artesano y para ello necesitaba utilizar sus dos manos.

Con aquella marea de pensamientos y sentimientos negativos que necrosaban la poca esperanza que anidaba en su corazón, Morkam escucho con apatía las palabras de su compañero. Sin duda tal coincidencia existía ahí, la cual sin duda podía tener relación; sin embargo poco importaba. ¿Acaso importaba algo que había ocurrido tantos años atrás?

Bono, al menos hableimos esto con un buen licor carmando las penas— dijo el enano con una mezcla de tristeza y enfado—. Nos deibe eso al menos.

En aquel momento recordó los restos de ambos enemigos. Bien era cierto que habían perdido la recompensa del alcalde, pero quizás podían obtener una gran suma de dinero vendiendo los restos. Después de todo pocas veces se daba muerte a tales criaturas. Sin duda un anatomista o un estudioso de las artes arcanas encontraría fascinante tales productos. Fue entonces cuando un destello de avaricia cruzo la mirada de Morkam. Se planteo la opción de traicionar a sus compañeros, igual que había hecho Alberich, pero pronto descarto tal idea. Todos ellos le habían ayudado de un modo u otro durante el enfrentamiento y durante el viaje hasta Belmonte. No podía hacerles eso.

Cuando acabaran de hablar con Uli sobre aquel escabroso tema, pediría un carromato y un caballo para ir hasta allí junto a sus compañeros. Aún había esperanza de recibir lo que se merecían. Solo esperaba que el ladino arcanista se contentara con el pesado saco de monedas y no hubiera regresado a saquear los restos del hombre lobo y la dama del mediodía. 

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25/03/2022, 08:36
Dannar

Dannar tenía el ceño fruncido y la mano peligrosamente cerca de una de sus espadas; tuvo que respirar profundamente y recordarse que, de ser verdad lo que estaba dando a entender Uli, en aquél pueblo solo eran culpables de ser estúpidos, no malvados; eso, por desgracia, no quitaba el hecho de ya se viera de vuelta al camino y sin una mísera moneda de oro. Y los demás, mientras, hablando de la anciana. Gruñó. A ella le daba igual a partir de ese punto, habían cumplido y lo demás era problema de los demás. El suyo era ver que iba a pasar a continuación.

Olvídate por un momento de Ysentrud y di las cosas claras, alcalde —dijo en tono frío—. ¿Has entregado nuestra recompensa, la de todos, a ese mago, sin prueba ninguna de lo que decía y sin que estuvieran presentes los demás? ¿Es eso lo que estás diciendo?

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28/03/2022, 11:12
Jezal

Jezal se había puesto pálido cuando se habían encontrado frente a los dos peligros, y más todavía cuando había recibido la herida en el pecho. Pero en ese momento iba más allá. Jezal estaba pálido como la muerte, pálido como solo puede estarlo alguien a quien le han puesto un manjar en los morros y se lo han quitado.

¡No será hijo de su puta madre el mago, hay que ser rastrero, sus muertos y los muertos de sus muertos! —exclamó, con enfado—. ¿Y es que no se os pareció raro que viniera aquí solo? ¡Y mira que darle todo el dinero! Ay, como lo pille...

No se lo podía creer. ¿Cómo podía una persona ser tan rastrera? Vale, que él había sido libertino y desertor, pero hasta él tenía más honor. Huir era una cosa, pero huir y además llevarse la recompensa. ¡Eso no tenía nombre! Con mala cara asintió a las palabras de Dannar.

¡Al menos sabréis qué dirección tomó el villano!

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28/03/2022, 12:48
Rion Aedryn

A cada palabra de Uli, el rostro de Rion se desencajaba un poco más. ¿Tanto esfuerzo para nada? Aquello debía ser una mala pesadilla.

Mucho me temo que ese malandrín estará ya bien lejos de aquí, fardando de algo que no ha hecho y con una buena suma de dinero acompañándole. Mira que yo me considero a veces un poco aprovechado con los demás —admitió con naturalidad, encogiéndose de hombros—, pero esto va mucho más allá. Espero que el destino tenga a bien ponerle un gran escollo en el camino para que se pudra con esas coronas que no se merece. Es lo mínimo que se le puede desear a ese tipejo.

Rion estaba de mal humor, al igual que el resto de sus compañeros, como no podía ser de otro modo. Lamentablemente, él empezaba a asimilar que no verían ni una pieza de oro por culpa de ese maldito mago avaricioso y cobarde (entre otros muchos apelativos nada amistosos). El bardo nunca había necesitado ingentes cantidades de dinero para subsistir, aunque eso no quitaba que le vinieran de perlas para reparar su laúd y darse algún pequeño (o gran) homenaje después de sobrevivir a semejantes criaturas. Ahora todo aquello se veía muy lejano.

A mi parecer no servirá de mucho contárselo porque su mente está ligada a los sucesos del pasado y no parece que vaya a cambiar por contarle una mala noticia, pero adelante con ello. Por probar... —dijo, haciendo alusión a Ysentrud.

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30/03/2022, 20:17
Uli

Las malas caras y los aspavientos de los miembros del grupo más centrados en el tema de la recompensa robada por Alberich con tamaño descaro no pasaron desapercibidos para la multitud de belmonteses que se congregaba a su alrededor, junto a la puerta de la casa del alcalde. Como tampoco lo hacía la cara sufrida y angustiada de Uli ante la situación y las increpaciones de Dannar.

—Pues claro que se la di. ¿Qué otra cosa iba a hacer? Nos aseguró que se encargaba de esos asuntos para el grupo y que mediaba por vosotros mientras iban a por Ysentrud. ¿Cómo iba a imaginar yo que estaban tan a las malas con él? —dijo sorprendido todavía—. Pero si tienen algún asunto pendiente arréglenlo con él, todavía andará en la habitación que le deje contando monedas.

El alcalde dejó paso para que fueran a la habitación que le había procurado al mago para pasar la noche, pero cuando llegaron allí solo quedaba el aroma a azufre característico de los portales de los magos. El cabrón debía haberles visto llegar y se había esfumado de nuevo, literalmente. Al regresar a la puerta, al alcalde y al resto de la multitud se les había sumado ya Ysentrud. La anciana les miraba con curiosidad, pero sin visos de reconocer a ninguno de ellos.

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30/03/2022, 20:28
Ysentrud

—Que gozo que tol pueblo se haya arrejuntao pa celebrar una fiesta —dijo Ysentrud interpretando a su manera las sonrientes caras de los lugareños—. A la que no veo es mi nieta, Pyrrha, una mocilla muy guapetona. Anda por ahí con una capa roja, ¿no la habrís visto?

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30/03/2022, 23:30
Dannar

Dannar, una vez más, se contuvo de desenvainar, o de dar un puñetazo a aquél viejo idiota, que era lo que deseaba. En su lugar, respiró profundamente y se dio la vuelta, cabreada y decidida a no quedarse ni un minuto más en medio de aquella pantomima; estaba herida, pero sanaría por el camino, y no tenía ni un minuto que perder.

Haced lo que queráis con ella, yo me pongo en marcha, voy a por ese puto mago—dijo con un gruñido, apartando a la muchedumbre para que la dejaran pasar y largarse.

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31/03/2022, 00:41
Martem de Bremervoord

Martem estaba tan ansioso por llegar al pueblo, terminar con aquel feo asunto de una vez por todas y descansar para reponer fuerzas que no había acabado de comprender el verdadero significado de las palabras de Uli hasta aquel preciso momento: el puto mago no se había contentado con reclamar «su» parte de la recompensa, parte que por otro lado ni siquiera merecía, sino que además, ni corto ni perezoso, les había robado la suya. El cidario miró al hombre con los ojos desencajados y la mandíbula tensa. Menudo alcalde inútil, que el primer listillo que llegaba lo engañaba de aquella manera. ¿Cómo de mal gestionaría ese cabeza hueca lo que fuera que gestionasen los alcaldes si una cosa tan simple como «dale a cada uno su parte» se le escapaba?

No lo entiendo —fue lo único que pudo decir, negando con la cabeza. Martem podía ser muchas cosas, pero no estaba en su naturaleza sucumbir a grandes arrebatos de ira. En vez de eso, se apartó del alcalde, echando a andar cuatro o cinco pasos en otra dirección, sin querer ni mirarlo. En aquel momento sentía unas enormes ganas de ponerse a gritar, pero cuando eso sucedía, era como si su cuerpo se bloquease, capaz únicamente de asistir impotente y perplejo a lo que transcurría a su alrededor.

Vio entonces que Dannar se disponía a marcharse a buscar al kovirano. La bruja estaba cabreada, y con razón, pero, ¿cómo pensaba encontrar a alguien que podía desaparecer en un abrir y cerrar de ojos para aparecer en otro sitio que podía estar a medio día de distancia? Y, lo más importante, no debería olvidarse de que tenía una pierna rota. Martem estuvo a punto de recordárselo, pero fue interrumpido por la pobre Ysentrud, que había decidido preguntar por su nieta en el momento más inoportuno. El hombre puso los ojos en blanco, exasperado. No tenía tiempo para aquello.

Explíqueselo usted, alcalde —exhortó, con tan solo un leve rastro de bilis en su voz—. No escatime en detalles, y enséñele las pruebas si hace falta. Aquí hemos acabado.

Una parte de él se dolió por la anciana, que a fin de cuentas no tenía culpa de nada, pero en aquellos instantes se sentía sobrepasado por la situación. Había pasado tanto miedo al enfrentarse a aquellas cosas que creía que iba a mearse encima, había hecho todo lo que buenamente había podido por llevar esa amarga historia a un cierre, pero una vez más, el mundo le respondía con una bofetada. Volvía a estar sin nada, sin certezas, sin futuro. Como Ysentrud, en cierto modo.

Dannar, te acompaño —dijo, apretando el paso para alcanzar a la bruja—. ¿Cómo vamos a encontrar a ese cabronazo?

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02/04/2022, 13:58
Rion Aedryn

Rion negó con la cabeza mientras suspiraba, bastante cansado de aquella historia y de la torpeza de los habitantes de Belmonte, quienes, pensándolo bien, tampoco es que tuvieran mucha culpa de lo ocurrido; si acaso de ser demasiado generosos e inocentes con los forasteros. La facilidad con la que el mago se había hecho con toda la recompensa del grupo, no en vano, era digna de estudio. Pese a que fueron enseguida en su búsqueda a la habitación, estaba claro que él estaba ya lejos de allí. Por mucho que lo intentaran, ese tipo se encontraba ahora en paradero desconocido.

Como no le encontremos mientras está durmiendo o meditando, me da que será complicado alcanzarle —afirmó, con cierto pesimismo en sus palabras—. Si puede materializarse en otras zonas sin aparente esfuerzo gracias a esa magia suya...

El bardo había dudado en si seguir a sus compañeros o no en esa absurda empresa que difícilmente les llevaría al éxito, pero tampoco existía nada que le atase para seguir quedándose allí, aguantando la cantinela de los parroquianos y de la anciana Ysentrud, quien volvía a repetir todo lo referente a su nieta igual que si fuese un mantra. Encima, el verse sin ninguna corona después de los servicios prestados, era motivo suficiente como para no autoengañarse a sí mismo y quedarse a beber sin ningún tipo de razón.

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05/04/2022, 12:43
Morkam

La escena era cuanto menos ridícula. Las absurdas e ingenuas explicaciones del alcalde, unidas a las repetitivas palabras de la anciana, provocaron que Morkam emitiera un sonoro suspiro de frustración. Aquello ya estaba pasando de castaño oscuro. Motivo por el cual, al ver a sus compañero marcharse, los siguió tras despedirse del alcalde, dispuesto a compartir su ocurrencia.

Dudo que lo encontreimos— dijo cuando se encontraban lo suficientemente lejos de la muchedumbre—. Como ben dice el bardo, frota las mainos y despareice como el hurmo. Non sabemos por donde empezaire y nos lleva tempo de ventaja. Además necesitamos descansare argo

» ¿Y si regreisamos al claro y forrajeamos los cadáveres?— preguntó el enano con cierta esperanza—. Non digo que no busquemos al cabrón pa darle de guantas, pero vayamos a lo seguro primero, ¿non?

Al ver como le miraban con las miradas dudas, cargadas de odio y frustración, el enano levanto las manos en una actitud conciliadora. Al igual que sus compañeros ansiaba darle caza y recuperar su parte del botín, pero había que ser pragmáticos y lógicos.

Vayamos por ello y celebremos estar vevos— añadió poco después con voz calmada—. Seguro que si boscamos un bon anatomista de esos nos da bona calderilla por la piel, los huesos y el porvo ese.

» Pidamos un carromato. ¿Os parence?— preguntó alzando una ceja con cierta complicidad.

Sinceramente esperaba que aceptaran. Sin duda deseaba dar su merecido al cabronazo, pero el dolor de brazo, unido a que no sabían donde diantres se encontraba, le hacia ver la situación desde otro prisma. Solo esperaba que sus compañeros entraran en razón y pusieran fin a aquella tortura.

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05/04/2022, 16:22
Dannar

Me da igual lo que tarde. Dejará un rastro, así que le acabaré pillando —afirmó—. Tengo mucho tiempo —añadió, ante las miradas escépticas. Luego, suspiró—. Aunque eso también significa que no pierdo mucho por descansar en una cama en lugar del boque. Está bien, descansemos esta noche, pero por la mañana me pondré en marcha. —Miró al enano—. En cuanto a los restos, creo que tengo lo importante por aquí...

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05/04/2022, 19:51
Director

El grupo al completo se alejó ante la mirada atónita de los lugareños, quienes no entendían su enfado si los estaban tratando como héroes y además habían dado una buena suma de dinero como recompensa. Poco sabían de la inocencia de su alcalde al creer en las palabras del mago, y mucho menos en la jugarreta que éste les había hecho. Dejaron a Uli hablando con la anciana, contándole lo sucedido años atrás, cuando él y su nieta se prometieron. Le enseñó la nota y el anillo que el grupo había recuperado, la anciana lo miró todo extrañada, confusa, pero no habló más. No supieron en ese momento, ya que habían puesto tierra de por medio, si aquello había servido para resolver algo, o si las teorías que habían estado manejando sobre la memoria de Ysentrud serían ciertas o no. Dannar sí que notó, en ese preciso momento, que su medallón vibraba tenuemente durante un breve segundo. Más tarde, en la posada, se enterarían de que Ysentrud no había vuelto a hablar desde que Uli le contase lo sucedido con su nieta.

La bruja estaba decidida a encontrar a Alberich costase el tiempo que costase y se alejó de allí andando a grandes zancadas seguida por el resto, pero no le faltaba razón al bardo al decir que sería complicado encontrarlo. Se decía que las grandes tragedias hacían madurar a los hombres, y perder su laúd había sido una enorme tragedia para Rion, quien por una vez hablaba con sensatez y coherencia. Y es que no tenían ni idea de por dónde podrían empezar a buscarle, aquel cabrón podría estar en cualquier parte y seguir su rastro sería tarea harto complicada.

Decidieron quedarse en la posada, donde fueron invitados tanto a la cena como al alojamiento, en cortesía a sus servicios para la comunidad. Era una pobre recompensa por las molestias que se habían tomado, que incluían jugarse la vida, y por las heridas que se habían ganado, pero al menos tenían los restos de las criaturas que podrían vender por ahí y también el oro que Uli les había adelantado por librarse de los lobos. Era una pobre recompensa por eliminar a dos peligrosos monstruos pero menos daba una piedra. No sería, además, la primera vez que Dannar mataba a un monstruo y se iba con las manos vacías del pueblo o, lo que es peor, con el pueblo entero armado con aperos dispuestos a ensartarla con una horca. Al menos pudieron descansar con sus heridas atendidas gracias al médico del pueblo, que enderezó el brazo contrahecho de Morkam y la pierna retorcida de Dannar y cambió los improvisados vendajes de Jezal por vendas limpias. Al día siguiente se pondrían de nuevo en camino, con un objetivo claro al menos.

Fin de la partida