Partida Rol por web

En la flor de la vida

El cuento del lobo

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16/02/2022, 08:34
Dannar

Tras dejar escapar un suspiro, después de haber estado un rato aguantando el dolor, asintió—. Gracias Morkham, mantendré el peso en la otra pierna. Mmm, buscaré una rama que pueda servirme de bastón, luego, si ya estamos todos, salgamos de este maldito camino.

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16/02/2022, 19:06
Director

Se tomaron un tiempo para atender sus heridas, con las indicaciones de Morkam y las manos de otros pudieron solucionar el asunto. El tema de Jezal era el más sencillo, las garras de la criatura le habían dejado unas buenas marcas pero tras desinfectarlas y vendarlas no tardarían en sanar. Le dejarían unas horrendas cicatrices, aunque a algunas mujeres eso les resultaba atractivo. Recolocar la pierna rota de la bruja tampoco fue muy dificultoso, aunque sí que le causó un tremendo dolor. Decían que los mutantes se curaban rápido y bien de sus heridas aunque tendría que atravesar aquellos caminos destartalados con la pierna entablillada y haciendo uso de una rama a modo de bastón. Peor fue lo de Morkam, el artesano dependía de sus manos para ganarse la vida, y si bien era cierto que el brazo izquierdo no era su mano hábil, no se planteaba la opción de perderlo todavía. Recolocaron el hueso salido y las diversas fracturas lo mejor que pudieron, preparándole un cabestrillo para el viaje. Hicieron lo mejor que pudieron, bastaría hasta que un doctor pudiera procurarles mejores atenciones.

Tardaron una hora más en dejar atrás aquel sendero del Diablo. Hubiera sido menos tiempo si se encontrasen en mejores condiciones, pero visto lo visto no se podían quejar. Seguían con vida y mayormente enteros. Alcanzaron el camino que estaba en mejores condiciones, todavía era una trocha de mala muerte pero en comparación con el llamado atajo se les antojaba como la calzada adoquinada de Tretogor.

A no mucha distancia de allí, entre los árboles del bosque que se alzaba frente a ellos, se encontraba la cabaña de Ysentrud, apenas a unos minutos de distancia. Nada había cambiado en los pocos días que habían transcurrido desde su visita, la cabaña se alzaba en el mismo claro, tan deteriorada como de costumbre. Su madera igual de podrida y enmohecida, el huerto sembrado de las mismas malas hierbas y las tres ovejas igual de escuálidas y descuidadas que en su primera visita. Como en la anterior ocasión, un hilillo de humo se elevaba por la chimenea, indicando que la anciana se encontraba dentro.

Notas de juego

Jezal, tu herida empezará a recuperar puntos de vida en cuanto descanses. Al ritmo de tu valor de Recuperación por noche de descanso. Dannar, tu penalizador pasa a ser de -2 para MOV, Esquivar/zafarese y Atletismo. Morkam, el brazo está inutilizado pero sin las otras complicaciones.

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16/02/2022, 21:36
Martem de Bremervoord

El viaje de rodeo por el otro camino resultó, literalmente, un paseo por el campo en comparación con la sucesión de despeñaderos, obstáculos y accidentes que resultó la otra ruta. Después de un tiempo, llegaron por fin frente a la casucha de la vieja Ysentrud que, como congelada en mitad de un sueño sin principio ni final, estaba exactamente igual que el primer día que la vieron. Menuda pesadilla. Aquella visión hizo que a Martem se le hundiese el ánimo al estómago. ¿Quién le iba a decir a la amable anciana que vivía en aquella cabaña que su joven nieta iba a terminar convertida en un espectro asesino?

Pero había una preocupación más en la mente del cidario, que no la había abandonado desde el momento en que habían emprendido el camino de vuelta.

Cuando algo ya estaba muerto… ¿Podía morir de nuevo?

Dannar —masculló, oteando de soslayo la casa desde la distancia—. Esa cosa a la que has enfrentado… Pyrrha… ¿Seguro que está muerta-muerta? —Se sentía estúpido por no poder ser más preciso—. O sea, ya se levantó una vez de su tumba. ¿Qué diferencia hay ahora? ¿Qué diferencia hemos marcado?

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17/02/2022, 12:11
Dannar

Habían sobrevivido, al viaje, a la lucha y a las heridas; muchas veces en su larga vida había visto morir a buenos hombres y mujeres por las infecciones y demás secuelas de la guerra, así que podían estar contentos de no formar parte de ese grupo de desdichados.

Cuando salieron del mal llamado atajo, que a esas alturas no era más que una trampa mortal para los incautos, y vieron la cabaña de Ysentrudd, volvió a repetir lo que ya había dicho antes—: Sigo pensando que deberíamos contar a la anciana lo ocurrido, y llevárnosla al pueblo si es capaz de moverse; no sé como ha durado tantos años, pero no lo hará siempre en estas condiciones.

Estaban cerca y no perdían nada. De hecho, necesitaban un lugar para descansar, o tendrían que moverse de noche por el camino, algo nada recomendable en su situación, por lo que aquél era tan bueno como cualquier otro. Perder un poco de tiempo no suponía, a su entender, nada más que una ventaja.

Se giró también hacia el cidario, cuya pregunta tardó un momento en pensar, y luego se encogió de hombros.

La diferencia es que ahora hemos matado al monstruo, y un monstruo no se convierte en otro. Otra cosa es que haya alguna maldición pendiente que le impida morir realmente, y entonces solo habremos destruido su esencia... —Sonrió—. Esperemos que no sea el caso, o tocará volver de nuevo.

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20/02/2022, 13:39
Rion Aedryn

Él hubiese preferido regresar directamente a Belmonte y descansar en un lugar más cómodo, pero esta preferencia era porque a veces le poseía una actitud egoísta, en la que excluía a los demás. Si observaba a sus compañeros de cerca, podía comprender que no todos estuviesen en las mejores condiciones en aquel instante como para emprender el viaje de vuelta a tenor de las heridas recibidas. En ese sentido, el bardo se podía dar con un canto en los dientes por la fortuna de no haber resultado herido (otra cosa era su preciado laúd).  

Cuando llegaron a la diminuta cabaña de la anciana, Rion dejó escapar un suspiro de alivio. Al menos habían limpiado la morada de la anciana en su anterior visita y tal vez pudiesen disfrutar de un buen caldo para recuperar fuerzas. Incluso él, que se encontraba más entero, se encargaría de vigilar durante más tiempo los alrededores mientras sus compañeros descansaban. Todo fuese por iniciar la marcha lo más pronto posible y lo más recuperados posibles. 

Pues como no la llevemos a cuestas... no sé cómo vamos a ser capaces de que nos acompañe en su actual estado —expresó, en tono dubitativo—. Dudo que a la pobre le den las piernas como para aguantar tanto rato caminando. 

Sobre la cuestión de que quizá no habían acabado realmente con la criatura, el bardo prefería hacer oídos sordos y vivir instalado en una ignorancia que no le atemorizara en demasía. Suficientes emociones por un día, ¿no?

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22/02/2022, 19:41
Jezal

El guerrero se quedó un momento mirando las vendas que cubrían su torso, probando a mover los brazos. Al alzarlos sobre la cabeza sentía punzadas de dolor en el torso, pero no le parecía nada que no fuera a sanar con su debido tiempo. Quién iba a decir que él, que se había pasado la vida como el hijo consentido de una familia bien avenida, terminaría por poder vacilar unas cicatrices de un calibre como ese. Si no se infectaban, claro. El resto también sobrevivirían, aunque habría mentido si no hubiera admitido que el estado del enano era el que más le preocupaba. Ese brazo era mal asunto.

En eso no te falta razón. Pocas opciones veo yo de que la anciana aguante tal camino. Si tuviéramos un carro, o por lo menos un caballo...

Tampoco estaban en el mejor momento para llevarla a cuestas. Incluso si se turnaban. Y eso era sin contar que eso no sería precisamente lo más cómodo para la anciana.

Sea como sea, no veo como mala cosa contarla la verdad. Peor no terminará, ¿no es así?

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23/02/2022, 21:57
Morkam

Durante el camino hacía la vieja y enmohecida cabaña de Ysentrud, el adusto artesano sintió su brazo palpitar y un cosquilleo en la punta de los dedos. Aquella sensación era buena, implicaba que los nervios no habían sido seccionados y que la sangre circulaba de manera más o menos correcta. A pesar de que las noticias eran buenas, el animo de Morkam no había hecho mas que empeorar. Con la muerte bien lejos, el dolor no había hecho mas que agriar su humor, provocando que su semblante se tornara crispado y malhumorado. 

Dannar y Ysentrud no podrán caminar ben, eson ta claro— masculló entre dientes conteniendo el dolor—. Lor mejor es que alguen valya a Belmonte y regrese con una carreta. 

» Decih la verdad solo valdrá paserla sufríh unas hoiras, pos luego lo olvidara— respondió poco después, sin mostrar si estaba o no de acuerdo con contarle lo sucedido. 

Después de pronuncias aquellas palabras, comenzó a caminar hacía el hogar de la anciana. Aunque sin duda olería a heces y orín, y las tablas, así como las mantas, estaban cubiertas de musgo, era mejor que descansar al intemperie. Además, los vendajes que cubrían el brazo del enano y el torso de Jezal necesitaban ser ser retirados, para revisar las heridas, aplicar una cataplasma y volver a vendar. Aunque aquel proceso era doloroso y tedioso, necesitaban hacerlo, para así dar tiempo a un buen médico a atender sus heridas. 

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24/02/2022, 18:21
Ysentrud

Mientras hablaban en el pequeño claro donde se erigía la destartalada cabaña de Ysentrud, la anciana salió al exterior cargando un cubo maloliente lleno de orín, agua y deposiciones para arrojarlo al bosque y se sorprendió al ver a tan nutrido grupo a sus puertas. Por supuesto, no los reconoció de la vez anterior, y se los quedó mirando sorprendida de encontrar con tales viajeros de rudo aspecto.

—¡Por el Diablo, que susto man dao! No contaba yo con que hubiera viajeros por los lares estos. ¿Se han estrabiau ustés o qué? —La anciana frunció el ceño, forzó la vista y se percató entonces de las heridas que presentaban Morkam y Dannar—. ¿Andan destartalaos? Allá pol camino ese se llega un pueblo llamao Belmonte, ahí fijo que les hacen algún remiendo. ¿Por algún casual no habrán visto ustés a una mozuela? Es mi nieta, estoy esperándola —dijo con una sonrisa esperanzada—. Tos los martes viene a pasar el día conmigo y me trae cosas del pueblo. Es fácil de reconocer, tié los ojos azules, pelo rizado y rubio y siempre lleva una capa roja que le hice yo.

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24/02/2022, 20:33
Dannar

Iba a hablar, a decir... Algo, pero se mordió la lengua. ¿El qué? No habían llegado a ningún consenso y tenían razón. Sufriría y, después, se olvidaría. Puede que ni siquiera les creyera sin alguna prueba, y habían dejado todas o bien enterradas, o bien en Belmonte, en manos del alcalde. Entonces... Abrió la boca, la cerró de nuevo y suspiró. Al final se animó a decir algo.

Pues verá señora, usted es Ysentrud, ¿verdad? Lo cierto es que venimos de Belmonte, nos ha enviado un conocido, seguro que se acuerda de él: Uli. Quiere que vaya al pueblo para hablarle sobre su nieta. Tiene algo importante que decirla, en persona.

Torció el gesto y miró a sus compañeros.

Ayudadme un poco —dijo en voz baja—. Esto se me da mal.

Notas de juego

Dejo que sean Rion y Martem quienes la convenzan, que tendrán mejores habilidades sociales que yo jajaja.

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24/02/2022, 21:22
Martem de Bremervoord

Así se encontraban, hablando del posible desenlace de la destrucción del espectro de Pyrrha y discutiendo si deberían contarle a Ysentrud lo sucedido a su nieta, cuando la anciana salió de la casa. Se llevó un buen susto cuando los vio, pero inmediatamente salió a relucir la naturaleza amable de la que ya había hecho gala la primera vez que estuvieron allí, dándoles indicaciones para llegar hasta Belmonte e interesándose por su estado. Luego, exactamente igual que el otro día, les preguntó por Pyrrha. Evidentemente, la mujer no recordaba nada de su anterior encuentro. Una vez más, Martem sintió compasión por ella. Dedicó a sus compañeros de viaje una mirada compungida antes de aproximarse a la anciana, dando pasos lentos y con una actitud relajada, para que la mujer no se sintiese amenazada en ningún momento.

Muchas gracias, señora. Precisamente íbamos a Belmonte, pero hemos tenido un accidente por el camino. No creo que consigamos llegar hoy, al menos no todos. —Hizo una pausa, mordisqueándose los labios y tratando de decidir qué contarle y qué no. Se maldijo por no haber tenido tiempo de llegar a un acuerdo con los demás—. ¿Una muchacha rubia y con una capa roja? No, no hemos visto a nadie así…

Volvió a girarse para mirar a los otros con cara de circunstancias. Le faltó el canto de una corona para encogerse de hombros. Entonces, Dannar se dirigió a la anciana Ysentrud, diciéndole que Uli tenía algo importante que decirle e intentando convencerla para que se uniese a ellos en su camino de vuelta a Belmonte. Era una idea estupenda, pensó Martem. A lo mejor, si veía a Uli con sus propios ojos, envejecido desde los tiempos que ella recordaba, la mujer cobraba consciencia del paso del tiempo y, en cierto modo, eso la ponía en un estado mental en que pudiese comprender lo que había sucedido.

Un momento. Entonces, ¿es usted la señora Ysentrud? —Los ojos del cidario se abrieron en una expresión de sorpresa. Miró de soslayo a Dannar—. ¡Claro que es usted! Pensaba que habíamos equivocado el camino, pero aquí está. Verá: tal y como le ha dicho mi compañera, Uli nos mandó a buscarla. Parece que quiere decirle algo muy importante sobre Pyrrha. ¿Ella es la moza de la que hablaba? —Echó otra mirada a sus camaradas, para asegurarse de que le siguieran la corriente—. ¿Tendría a bien acompañarnos hasta el pueblo? Uli insistió en que quería decírselo él mismo, solamente a usted…

¿Funcionaría?

Notas de juego

Mierda, Dannar se me ha adelantado. Tendré que editar el post... Pero joder, se nos ha ocurrido la misma idea XD.

OK, arreglado :).

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27/02/2022, 18:58
Rion Aedryn

La aparición repentina de la anciana propició que el grupo tuviera que improvisar sobre el plan de acción a seguir. Mientras Dannar y Martem entablaban conversación con Ysentrud, Rion se revolvió el pelo, con aire interesante, como si estuviese acicalándose para seducirla —Melitele le librase—, mientras se aproximaba a ella haciendo una reverencia marca de la casa y apenas fingida.

Mi querida señora Ysentrud, lo que comentan mis compañeros es cierto —dijo, recuperando la verticalidad—. Uli nos ha pedido que venga con nosotros a Belmonte... No sabemos exactamente a qué se debe, pero parece que es un asunto importante si ha requerido de la presencia de unos viajeros como nosotros para informarle —la miró a los ojos fijamente—. ¿Se encuentra usted en buenas condiciones como para emprender ese viaje mañana al alba? —le preguntó con gesto interrogativo—. Podríamos ayudarla con los tramos más complicados del camino si lo necesita. Además, su familia estará encantada de tenerla de nuevo por allí. Y Pyrrah estará... ella estará encantada de verla también.

Maldita sea, mentirle en la cara a una anciana senil no era nada agradable, aunque le quedaba el consuelo al bardo de que igualmente se le olvidaría a las pocas horas (o minutos). 

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01/03/2022, 19:39
Ysentrud

La anciana enarcó las cejas dejando a la vista unas marcadas arrugas fruto de la vejez, parecía sorprendida ante las palabras que el grupo le comentaba, aunque también se mostró preocupada. No era habitual que la gente de Belmonte le hiciera llegar mensajes, y menos a través de unos completos extraños, y mucho menos sin que Pyrrha hubiera llegado a verla como cada martes.

—¿Uli? ¿El hijo del alcalde? ¿Ese mozalbete quiere hablar conmigo? —La anciana retorció el mugriento delantal entre sus dedos—. Ay, ¿sobre Pyrrha? ¿Mi Pyrrha? ¿Es que le ha pasado algo malo? —dijo con mayor preocupación al escuchar las palabras del cidario. Las palabras de Rion, asegurando que tanto su familia como su nieta se alegrarían de verla allí, tranquilizaron un poco a la anciana, aunque el desasosiego que le producía la incertidumbre de la noticia se mantuvo.

—Pasen, pues, pasen. No tengo mucho que ofrecerles pero algo apañaremos —se giró hacia Rion—. No sus preocupéis por mis pies que repletos andan de callos de andar por esas trochas. Mañana al poco que despunte el sol nos ponemos en marcha. Ay, ¿qué será lo que habrá pasado?

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01/03/2022, 20:03
Dannar

Dannar sintió una leve punzada de vergüenza por lo que estaban haciendo, pero se dijo que era por una buena causa; era un milagro que la anciana hubiera sobrevivido allí sola, pero por mucho que así fuese, estaría mejor en Belmonte, al cuidado de Uli. O de quien sea...

Consciente de que seguramente a la mañana siguiente se repetiría la misma situación que la última vez, y asustarían a la pobre mujer, además de tener que volver a convencerla, antes de entrar a la pequeña cabaña detuvo un instante a sus compañeros.

Antes de que mañana se despierte, será mejor que salgamos de la casa y finjamos estar de nuevas aquí, para no asustarla. Habrá que repetir lo mismo que ahora y hacer que se venga con nosotros —miró a Martem y Rion—. Os encargaréis vosotros, ¿de acuerdo? Se os da mejor que a los demás.

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02/03/2022, 01:33
Martem de Bremervoord

La anciana Ysentrud reaccionó con preocupación en cuanto oyó el nombre de su nieta, asumiendo inmediatamente que algo malo le había sucedido. La memoria podía fallarle, aunque, desde luego, no el instinto. No obstante, las bienintencionadas mentiras de Rion lograron tranquilizarla, y la mujer se dispuso enseguida a prepararse para el viaje del día siguiente. A Martem no se le ocurría qué más podían hacer por la pobre mujer que no hubiesen hecho ya. La escoltarían hasta Belmonte, pero después… ¿Después qué? ¿Cómo se tomaría Ysentrud la muerte de Pyrrha? ¿Cómo reaccionaría al ver que el mundo había seguido adelante sin ella, que todos habían puesto canas y varias décadas mientras ella permanecía atrapada en un martes perpetuo?

Cuando oyó el consejo de Dannar, Martem asintió; él también había pensado en aquel detalle. Enarcó una ceja al oír a la bruja afirmar que Rion y él hablaban mejor que los otros. Aunque era verdad, sentaba extrañamente bien que alguien reconociese que hacía algo bien. Era una sensación desacostumbrada.

Cuenta con ello.

Finalmente, el cidario siguió a ambas mujeres al interior de la cabaña. Probablemente aquella sería la última noche que estuviese habitada.

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02/03/2022, 11:03
Rion Aedryn

A Rion le daba mucha pena que aquella anciana viviese en esa continua ilusión en la que anhelaba encontrarse con su nieta como cada martes, pese a que esta nunca más iba a regresar para visitar a su abuela. El bardo torció el gesto, un tanto compungido por la situación, aunque a su vez se alegraba de que se animara a emprender el viaje con ellos. Si conseguían llevar a Ysentrud hasta Belmonte y cobraban la recompensa por aniquilar a las criaturas, se podrían dar por más que satisfechos y su misión allí ya estaría cumplida. 

Al escuchar las palabras de Dannar antes de acceder al interior de la casita, Rion asintió con rapidez. 

A mandar —alzó un pulgar en señal de confirmación—. Solo quiero que esta pobre mujer esté bien atendida y no continúe viviendo aislada del resto del mundo en los años que le queden de vida... —añadió, en un susurro, entrando con sus compañeros en la cabaña.

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02/03/2022, 22:25
Morkam

Los pasos del enano se detuvieron de inmediato al ver como la figura decrepita de Ysentrud salia de su hogar. De nuevo, como en la vez anterior, la anciana se sorprendió de los forasteros, permitiendo que su buen corazón mostrara con orgullosa hermosas melodías. Los primeros en hablar fueron Danar y Martem, los cuales pronunciaron breves y sencillos embustes, unas que facilitarían la tarea enormemente; sin embargo cuando Rion lo hizo, una mueca se dibujo en su rostro. Una cosa eran mentiras piadosas y otra jugar con los sentimientos de alguien. A pesar de ello, la demencia y/o la sordera pareció que jugara a su favor, pues no percibió la idea de ver a su amada nieta.

Pueh la verdah, no sabemos non de nah. Somos mandaos, usted ya sabeh como son eistas cosas— respondió Morkam con culpabilidad—. Graceas por su bona hospitalidez.

» Non estaría mal— susurró el enano cuando su anfitriona se adentro en la cabaña—. Un bon susto le evitaremos.

Cuando entraron de nuevo a la ruinosa choza, la tristeza y el desagrado inundaron el corazón del artesano. Nadie se merecía vivir así y menos una mujer de tan buen corazón que tanto había perdido. Quizás por eso, una enfermedad de la mente prospero en ella, recurriendo al olvido como ultimo recurso para escapar del sufrimiento.

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03/03/2022, 12:00
Jezal

Cuando Ysentrud no los reconoció Jezal no pudo reprimir una pequeña mueca. Dado el giro que había dado su vida en la cuestión de un par de días, había empezado a pensar que prácticamente cualquier cosa era posible. Incluso, quién sabía, que cerrar aquel capítulo devolviera algo de lucidez a la anciana. Pero, por desgracia, parecía que aquel final era más propio de una historia de fantasía que de la realidad.

Se mantuvo en silencio mientras sus compañeros daban explicaciones a la anciana y después pasó al interior de la casa, asintiendo ligeramente a las palabras que Dannar les dedicó antes de que lo hicieran.

Pues no quedará otra que esperar que Uli cuide bien de ella —dijo en voz bajita.

Lejos del peligro, y con un dolor que todavía pulsaba en el pecho, Jezal buscó un lugar donde sentarse y dejar caer los párpados. Mucho había pasado en poco tiempo, y casi prefería no pensar mucho en ello. Cuando pensaba en todas las piezas desconsoladas que habían sido parte de aquella tragedia sentía que el corazón se le partía en dos.

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04/03/2022, 17:52
Director

Una vez en el interior de la desvencijada cabaña de la abuela pudieron calmar su sed con algo de aguardiente y su hambre con un potaje sospechosamente parecido al de varios días atrás y que tenía un gusto tan amargo como si realmente lo fuera. Los escasos trozos de carne flotaban en el agua turbia acompañados de trocitos de verduras insípidas, aunque en honor a la verdad, la mayor parte del guiso era agua. La estancia estaba algo mejor que la primera vez que habían entrado a aquella cabaña, y aquello también había sido mérito suyo: el polvo que se había acumulado de nuevo sobre las superficies era el de aquellos últimos días, gracias a que ellos habían dado buena cuenta de la limpieza del lugar en su visita anterior. Ysentrud les llenó los oídos de historias y conversación, mostrando su naturaleza bondadosa y amable. A veces repetía sus historias, conforme su memoria se mostraba más o menos lúcida, y les preguntó un par de veces más por su nieta antes de quedarse dormida en su butacón.

Al día siguiente se despertaron antes que la anciana y con el sigilo propio de unos ladrones furtivos salieron de la cabaña y procedieron a repetir el numerito del día anterior. Ysentrud, por supuesto, no les reconoció, y se mostró igual de preocupada cuando le dieron la noticia de que Uli tenía que hablar con ella. Su reacción, con algunas sutiles diferencias, prácticamente fue la misma. Accedió a acompañarles por el camino de vuelta a Belmonte, y se preparó de inmediato ataviándose con un pañuelo en la cabeza y unas botas decentes. Para sorpresa del grupo, que esperaban tener que ir cargando con ella entre las piedras sueltas del camino, la anciana se movía con mayor destreza que algunos de ellos, especialmente que Dannar, que tenía que ir cojeando con la improvisada muleta. Pero que la anciana pudiera caminar con presteza por el camino que dirigía a Belmonte no hizo que el viaje estuviera carente de problemas. Cada dos por tres la anciana les preguntaba dónde se dirigían, lo hacía después de alguna larga historia que les contaba sobre el camino o los árboles que poblaban la loma de la montaña, o incluso sobre el propio pueblo de Belmonte, y lo hacía siendo consciente de que aquel viaje tendría que tener algún tipo de propósito y que si hablaba con esas gentes era porque eran conocidos de algún modo, aunque ella no los reconociera. Hubo un momento crítico hacia mitad del viaje, cuando tras superar una loma se dio cuenta de que aquel camino no dirigía hacia su cabaña y se empeñó en dar la vuelta y regresar. Tardaron bastante en hacerla cambiar de opinión, y solo lo lograron cuando mencionaron a su nieta. El viaje se hizo bastante pesado, con la anciana repitiendo si habían visto a Pyrrha, que adónde iban, que quiénes eran, que sí tenía que regresar a su cabaña porque Pyrrha iba a ir a visitarla como cada martes... Hasta que finalmente alcanzaron las calvas del bosque donde los leñadores de Belmonte tenían sus aserraderos.

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04/03/2022, 22:51
Martem de Bremervoord

Tras llevar a cabo el «plan» acordado y volver a presentarse a Ysentrud a la mañana siguiente como si fuese la primera vez que se veían, el grupo no tardó en convencer de nuevo a la señora de que los acompañase a Belmonte. El viaje fue bastante más fluido de lo que Martem había esperado, a pesar de las veces que la mujer se desorientó e incluso estuvo a punto de querer volver atrás. Con todo, parecía como si el hecho de estar avanzando, de haber introducido un cambio en la rutina de la anciana, la hubiese situado en un momento mental e incluso temporal diferentes, como si la progresión constante que suponía el viaje la ayudase de algún modo a mantenerse aferrada al presente, aunque fuese de manera precaria.

Cuando finalmente llegaron a Belmonte, Martem se giró a mirar a los demás desde la posición algo adelantada que acostumbraba a adoptar en la marcha. Sus ojos se enternecieron cuando su vista se posó sobre Ysentrud.

Bueno, pues ya estamos aquí —anunció, preguntándose si aquel suceso en la vida de aquella señora, por ser tan novedoso, dejaría alguna huella. De ilusión también se vivía—. ¿Está muy cambiado desde la última vez que estuvo aquí? Ha pasado bastante tiempo, por lo que nos han dicho… —Sus ojos evaluaron la reacción de Ysentrud al verse en un entorno que debía de resultarle familiar pero diferente al mismo tiempo—. Vamos a la casa del alcalde. Uli está deseando verla y hablar con usted.

Quizá «deseando» no fuese la palabra exacta, pero Martem tenía la impresión de que, de un modo u otro, todos estaban ansiando que aquel viaje lleno de tragedia llegase a su final.

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08/03/2022, 10:51
Rion Aedryn

Después de haber pasado la noche en la cabaña sin sobresaltos y recuperando fuerzas, todo parecía ir a pedir de boca para el reducido grupo ya que la anciana les acompañó a Belmonte y demostró moverse con bastante más agilidad de la esperada para alguien de su edad. Si Rion llegaba a anciano (cosa harto complicada si se seguía inmiscuyendo en misiones tan peligrosas), ya le gustaría caminar con esa soltura por los senderos enrevesados. A pesar de las lagunas en su esquiva mente y de las negativas que la acompañaron en algunos momentos que le hicieron temer que no sería posible traerla salvo que fuera a rastras, todos consiguieron divisar finalmente el pueblo en la distancia. "Ya queda menos para cerrar esta triste historia" —pensó, respirando hondo.

Qué recuerdos le ha de traer todo esto, ¿no? —dijo, mirando a Ysentrud con cierta empatía mientras reparaba en sus compañeros; concretamente en los que habían salido más magullados del enfrentamiento del día anterior—. ¿Cómo os encontráis? Queda poco para que puedan atender en condiciones vuestras heridas y podáis mitigar el dolor con una buena jarra de cerveza en la mesa. Os debo una ronda por la victoria, no me olvido —añadió, esbozando una sonrisa amistosa.