Partida Rol por web

Olaf se acerca, tranquilamente, donde están las esclavas, pasando por las cercanías del trono del Jarl. Las mira. Mira a los guerreros con aire admirativo.

Vaya brazos, por Odin.

Mira siempre con su aire alucinado, un tanto beodo, a pesar de haber bebido muy poco. Es llevado en zigzag, dada la espesa multitud, pero va derechito a su objetivo, teniendo en cuenta las circunstancias.

Sonrío, acercandome despacio al fuego pasando junto a Thorbjorg, intercambiando una mirada breve de preocupación... vuelvo la cara de nuevo hacia delante, sonriendo relajada, tomando otro cuermno de hidromiel y haciendo como que bebo... (bueno, vale, bebo de verdad, pero sólo sorbitos)
Sveim... ¿sabes algún poema de trolls...? ¿o de dragones?
Llego poco a poco junto a Kirk, mirandole a los ojos fugazmente, y también hacia Olaf... que no se entera ( ;-) )...
Curiosamente... estoy junto a mi lanza... que está donde la había dejado al principio... y donde están también las armas de media docena de comensales cuyas voces se hacen cada vez más ininteligibles... por otra parte.

No ves nada fuera de lo normal. Hay tensión en el ambiente, sin duda, y todos vigilan a todos, pero es lo habitual entre facciones que son rivales de una manera más o menos encubierta.

Todo el mundo sabe que Rumhird y Guntar se odian desde hace muchos años, y no se fían uno del otro, pero desde luego siempre han mantenido las formas.

Rumhird el Eslavo te devuelve una mirada gélida cuando te acercas lo suficiente para mirar su aura. Dirías que brilla con fuerza, está dentro de tu rango, aunque es difícil distinguirlo porque la de Guntar es más o menos equivalente y están muy cerca. Te das cuenta ahora de que lleva sobre el pecho un hermoso peto de lo que te parece brigandina dorada, y viste unos antebrazos del mismo material, también finamente labrados. Parecen formar un conjunto, y notas que poseen algún tipo de aura cada una de las tres piezas, de alguna manera que ignoras, separadamente, pero que en consonancia forman un todo.

De entre las esclavas, sólo el aura de Zahira te llama la atención. Su fuerza es, al menos, tan poderosa como la tuya. En el plano mundano, se limita a susurrar al oído de las otras esclavas.

Una vez la rata llega hasta mi Padre, con poco entusiasmo me dirijo hacia ellos, seguido de mi hermana. Con el ceño levemente fruncido, hago una leve inclinación de cabeza a modo de saludo, mientras miro detenidamente a Rumhird.

...y una vez más, creo que te has extralimitado en tus funciones, Guntar, ese asunto debe ser juzgado. Muchos le quieren fuera de Uppsala, no hay más que verlo, podría ser peligroso... - captas que está diciendo El Eslavo cuando os acercáis. Tu padre parece especialmente molesto, y le conoces lo suficiente para saber que su rostro refleja ira contenida. Notas que te agradece la interrupción.

Tornbjorg, ya eres toda una mujer. Gyda..., - saluda con una inclinación de cabeza. Durante unos instantes, se queda mirando fijamente a la pequeña, para después comentar, con emoción en la voz - Eres la viva imagen de tu madre, ¿lo sabías?. Sin duda eres un hombre muy afortunado, Guntar... - añade con frialdad, volviéndose al Jarl- En cualquier caso, resolveremos esto mañana, durante la Thing..., divirtámos un poco ahora al pueblo, a eso han venido al Gran Salón del Jarl, ¿no es así? - dando dos palmadas en dirección a sus esclavas, da por terminada la conversación y con gesto a modo de saludo se aleja unos pasos mirando significativamente a Hokum para que se acerque a él.

Skald! - llama, acercándose a Svein, tras escuchar lo que le susurra uno de los daneses. Son tan parecidos entre ellos que es difícil distinguir quién es quién, aunque Hakum no parece tener ningún problema - Zahira te felicita por tu arte, y desea que interpretes una canción con tu lira para que ella y sus compañeras puedan bailar. Acércate, y procura ser respetuoso...

No parece una petición, sino una orden. No hay duda alguna en su voz, si Zahira desea, Zahira obtiene.

La noche continúa tranquila. Lo más destacable es que ha dejado de nevar por fin, lo que te parece que aumenta la sensación de frío. Cuando cambia el viento, te llegan sonidos procedentes del Gran Salón, retazos de una canción, risas...

Al otro lado de la muralla, Jöbar te saluda moviendo la antorcha para confirmarte que sigue allí.

Después de esto, el Danés que hablaba con Hokum se encamina hacia la puerta principal, saliendo al exterior.

La noche mejora. Un buen indicio, esta nieve es espesa ahora, pero al menos mis ojos podran seguir observando sin las molestias de la nieve.

Los sonidos desde el lugar de la fiesta no hace mas que aumentar la duda de si mis compañeros de guardia vendran...o no. Espero que si.

Le repito la señal a Jöbar desde mi posicion. Confirmando que yo tambien me encuentro en mi posicion

Parco en palabras, Lörky?... bien, en ese caso yo guardaré la derecha de Guntar. Ocúpate tu de las niñas.

Después de hablar con Lörky, me dirijo a la derecha de Guntar. Me coloco en posición discreta, a la distancia suficiente para poder actuar si la situación lo requiere y no ofender al Jarl y sus invitados.

Odhinn... Odhinn... Odhinn...
Como una letanía de voces lejanas pero poderosas, las voces de guerreros y guerreras que alcanzaron la gloria, y están más alla de los muros de este mundo, empiezan a resonar suave, pero cada vez más insistentes en la mente de Brunhild... ella mira el fuego con la mirada perdida...

Mmmmhhh...

Venga bailonas,... a ver qué sabéis hacer...

...y una vez más, creo que te has extralimitado en tus funciones, Guntar, ese asunto debe ser juzgado. Muchos le quieren fuera de Uppsala, no hay más que verlo, podría ser peligroso... - captas que está diciendo El Eslavo cuando te acercas. El Jarl parece especialmente molesto.

Aciertas a oír, justo antes de que Tornbjorg les interrumpa. Después:

Tornbjorg, ya eres toda una mujer. Gyda..., - saluda con una inclinación de cabeza. Durante unos instantes, se queda mirando fijamente a la pequeña, para después comentar, con emoción en la voz - Eres la viva imagen de tu madre, ¿lo sabías?. Sin duda eres un hombre muy afortunado, Guntar... - añade con frialdad, volviéndose al Jarl- En cualquier caso, resolveremos esto mañana, durante la Thing..., divirtámos un poco ahora al pueblo, a eso han venido al Gran Salón del Jarl, ¿no es así? - dando dos palmadas en dirección a sus esclavas, da por terminada la conversación y con gesto a modo de saludo se aleja unos pasos mirando significativamente a Hokum para que se acerque a él.

Que el Skald toque para Zahira... - susurra a Hokum, mirándote con algo de desconfianza cuando te acercas.

Skald! - llama, acercándose a Svein, tras escuchar lo que le susurra uno de los daneses. Son tan parecidos entre ellos que es difícil distinguir quién es quién, aunque Hakum no parece tener ningún problema - Zahira te felicita por tu arte, y desea que interpretes una canción con tu lira para que ella y sus compañeras puedan bailar. Acércate, y procura ser respetuoso...

No parece una petición, sino una orden. No hay duda alguna en su voz, si Zahira desea, Zahira obtiene.

Te parece evidente. Lo que Zahira desea es lo que Rumhird, su dueño, ordena.