Partida Rol por web

Kirk, sudoroso por la lucha y el calor, con mirada ceñuda a la par que concentrada, observa a su alrededor

Respirando fatigosamente, me retiro el sudor de la frente mientras miro la sala del templo, buscando la vía más factible para poder acabar con la salamandra.

Tras unos segundos señalo a Unn y Ottar Vosotros, colocaos ahí para cerrarles el paso indicandoles el centro de la sala Lorky, Baraka, id por la parte de abajo, Brunhild, Kirk y yo iremos por arriba.

Fijándome en el resto, Sveim, sitúate entre el grupo de Lorky y el de Unn. Brunilda, tú entre nosotros y Ottar.

Ottar deja que sus ojos de cazador busquen el movimiento. Acostumbrado a detectar a las perdices entre los enebros no tarda en localizar a la salamandra. Con una sonrisa dice:

Te vi...

Al ver la situacion actual y recibir el Ok de Guntar Piesfrios, Lorky decide lanzarse al ataque con su hacha danesa en las manos. Se acerca a la zona de las llamas y se ubica como ha indicado Torn.

Aferrando su arma, sus nudillos se tornan blancos y us cara se enrojece por la presencia del fuego. Su enorme figura proyecta una sombra alargada que cubre hasta la puerta.

Vamos, ven aqui pequeño demonio de fuego.  Si tienes valor ven y te enviare a rendir cuantas ante los Dioses en Valhala.

Me muevo hacia donde me indican y tiro otear, que se mabía olvidao...pero, claro ahora tengo que volver a cambiar el arma?? o hacemos como si no hubiera pasado nada...

Con un débil siseo, la pequeña llama en la que se ha convertido la criatura desaparece, volviendo a los abismos de los que proviene. El habilidoso martillazo de Kirk separa en volutas lo que queda de su flameante cuerpo, que no vuelve a recomponerse. Habéis ganado esta batalla.

Con los cuidados de Olaf, la maltrecha Godi recupera la conciencia. Sus ropas y armadura están completamente ennegrecidas, y su piel presenta numerosas ampollas debido a las quemaduras. De la sacerdotisa se desprende un penetrante olor, indicador inequívoco de que sus cabellos han ardido hasta la raiz debido a la exposición a las llamas. Al menos, aún vive.

Un sonoro crujido que parece venir de todas partes os saca de la momentanea relajación que sigue al combate. Con el grupo disperso por la gran sala, donde las llamas provenientes de los bancos apilados han alcanzado proporciones inmensas, la confusión es grande. El humo lo llena todo, y es difícil ver lo que ocurre apenas a unos palmos de distancia.

Toda la escena es contemplada por Baraka, que la mira estúpidamente con la boca abierta desde la puerta, al parecer incapaz de actuar.

Puedes ver como la estructura del techo está a punto de derrumbarse. Las vigas de madera, que han soportado el fuego hasta ahora, parecen a punto de ceder. De ahí proviene el crujido.

Llevándome una mano a la boca, cof, cof, cof y comprobando que Brunhil vive, doy gracias a Odín por ayudarnos en esta batalla, mientras me acerco a la puerta, a comprobar si se encuentra el padre de Brunhilda, y nuestro sacerdote.

Has dejado caer el arco y luego te has movido sacando la espada. El arco está en alguna parte del suelo del templo, desde donde estás no lo puedes ver debido al humo y las llamas, tendrías que buscarlo si quieres recuperarlo.

Con el brazo del escudo, empujo la puerta para abrirla mientras miro en el interior.

Nnnngh...

Pero qué estúpida... casi consigo que me maten, pero sin poder tomarme venganza... asi no hay gloria alguna en la batalla, y mi padre Odín me sentaría en los bancos más alejados de la sala del banquete de Valhalla...

Si no sabes pensar, Brunhild Gunnarsdottir, será mejor que te quedes en casa como una mujerzuela, en vez de avanzar un paso y presentarte como la madre del pueblo ante los Dioses... ¡espabila, Godi de Odín! ¡y levanta tu cuerpo para alcanzar tu venganza!

Con la expresión tensa de quien hace un esfuerzo sobrehumano para sobreponerse a las ganas de aliviar su dolor, y buscar un sitio donde tumbarse a cuidar de sus heridas, Brunhild se levanta...
Con el blanco de los ojos, a punto de salirse de las órbitas, destacando sobre la renegrida piel, y los dientes apretados, los labios contraídos en una mueca de furia y desesperación, avanza todo lo rápido que puede en dirección a la puerta que ve abrir a Tornbjorg.

Gemidos casi inaudibles, contenidos por una rabia aún mayor al recordar que estos instantes podrían ser los últimos de Gunnar, escapan de entre los labios lacerados... Brunhild sujeta el escudo, y se apoya en la lanza para andar más fácilmente, mientras se acerca a la hija de Guntar Piesfríos.

Olaf -pide- Quédate cerca...

A tomar por el saco el arco, salgo pitando hacia la puerta!!! Ya me compraré otro cuando venda las pieles...

-A lo que debes estar pensando, Brunhild, añado que no nos podemos permitir gastar más magias. Quien convocó a este ser puede andar cerca, eso si no se nos cae el techo encima- Dice, mirando la cara que ha puesto. Luego, se coloca poniendo a Tornbjorg entre él y la puerta, por si las moscas. Hecha una buena mirada a lo que puede ver del templo.

 Brunilda se prepara para salir corriendo del lugar ante el inminente colapso del templo...

Continúa con los dos cubos en las manos, así que vacía el primero sobre el fuego… aunque presta más atención a lo que le ocurre las vigas e intentando localizar el origen del crujido que en acertar en el punto de mas calor…