A pesar de mi avanzada edad, sigo siendo un hombre de viejas costumbres. Voluble, brillante, complejo, y en ocasiones turbulento. Atrás han quedado esos magníficos días en los que resolvía con inigualable maestría decenas de casos misteriosos, donde podía ocultarme, hacerme clandestino, disfrazarme hasta tal punto que ni mi propia madre o Watson me reconocerían, o incluso, podía hacerme pasar por muerto o moribundo, luchar con Moriarty al borde de un acantilado o engañar al mejor espía del kaiser. Ya no soy ese genio destacado, que iba siempre muy por delante de casi todo el mundo, incluso de Scotland Yard, y al que los villanos nunca alcanzaban en intelecto.
En esta nueva faceta de mi vida, para mantenerme activo y para que mis cada vez más delicadas y maltrechas células grises no se atrofien, leo a diario el Times con escrupulosa minuciosidad. Es una vieja y enfermiza rutina adquirida desde que tengo uso de razón. Me gusta estar puntualmente informado de lo que ocurre en el mundo, a pesar de que, en realidad, esté lejos de todo.
Es una mala época. Los tiempos han cambiado mucho. La II Guerra Mundial no solo ha dejado muerte y destrucción. Apenas dos años después de su fin, las noticias solo cuentan desgracias y traen tristeza. Es su dolorosa herencia. Pero hoy, hoy es diferente...
EL MENSAJE ENCRIPTADO
En el día de la víspera de mi noventa y tres cumpleaños, acabo de descubrir que una misteriosa persona anónima quiere ponerse en contacto conmigo a través de los anuncios por palabras.
Todo comienza con un escueto mensaje encriptado en el que se mencionan apenas seis frases. Un mensaje que debo descifrar, ya que entiendo que si alguien se ha molestado en encriptarlo no cabe duda que es importante. Es una inyección de adrenalina a mi melancólica vida.
Me embarga la emoción. Tengo que evitar que la sensación de ansiedad, agitación y tensión ante esta inusual situación se apodere de mi persona. Repaso mentalmente, una y otra vez, las seis frases. No puedo pensar en nada concreto que me sirva como respuesta. Aun así, mis ojos cansados me imploran como si quisieran recibir algo de valor, algo determinado y beneficioso en aquel misterioso juego. En ese momento, dudo que haya un estado mental más despiadadamente cruel que el deseo de encontrar significado a circunstancias que hasta hace apenas unos instantes carecían de una respuesta útil o definitiva. Ojalá fuera todo tan fácil y todos los problemas tuvieran solución.
La primera pista se dará el viernes
La segunda pista el domingo
Anecdotario
1874
- Holmes ingresa en el Caius College, Cambridge. (octubre)
- La corbeta "Gloria Scott" (del 4 de agosto al 22 de septiembre).
1874
Uys pues entonces es el año. El año que ingresa en el instituto y de la corbeta.
1874
Miré el mensaje que le habían mandado al primo, y me fijé en la palabra del final. Acudí al anecdotario, y leyendo recordé que uno de sus primeros casos se llamaba "Gloria Scott". Fue en 1874
¿Será esa la respuesta?
1874
Pruebo a ver si es esa, 1874. Lo mando sólo al director por si acaso
He borrado las anteriores, el mensaje es correcto. Respuesta 1874
10895
7491
Tiro dos posibilidades
Incorrecto, pero guardate ese resultado que es la solución de otro enigma
Has desbloqueado un enigma
7591 ... aunque la corbeta Gloria unos sitios dice 75 y otros 74, asi que mi propuesta seria 7591 , 7491
Incorrecto, de todas formas en "personajes y tabla de puntuación" en recursos viene un anecdotario con las fechas
Correcto. Te paso a "El cumpleaños de Holmes"