Partida Rol por web

Turno 414
#1

El oriental mostraba claros signos de dolor. Su brazo izquierdo estaba inutilizado, y su rodilla derecha rota. Se apoyaba con su mano derecha en la lanza, a modo de bastón. No parecía tener intención de usarla. Hastiado, magullado, se dejo caer al suelo para quedar tumbado, posición  que al parecer, le ayudaba a aliviar el dolor que sentía en sus malogradas articulaciones. Desde allí veía como lo amenazaban, y parecía no importarle. Dejo caer la lanza a un lado y quedo mirando al cielo, mientras escuchaba las voces de aquellos que lo habían vencido. En su rostro, se veía una leve sonrisa, como si estuviese orgulloso del fin que creía ver cercano.

Entonces escucho su propia lengua, Temudyin le hizo algunas preguntas en logathig, el idioma usado por los orientales.

- ¿आशाआपस बेंगलूर अविरोधता?, विश्व - le contesto mirando desafiante desde el suelo - पासपाई विश्वास, कम्प्युटर कर्य मुक्त - dijo para después dedicarle una mueca en la que sus ojos se abrieron y sus dientes se mostraron.

Turno 414
Traduccion

- ¿Por que habría de decírtelo?, traidor? - le contesto mirando desafiante desde el suelo - Tu eres la causa, mereces la muerte - dijo para después dedicarle una mueca en la que sus ojos se abrieron y sus dientes se mostraron.

RESOLUCION TURNO 414

La lucha había terminado, ya poco a poco todos se iban reuniendo de nuevo.

Freagulf trataba de volver, penosamente, hasta donde estaban los caballos para tranquilizarlos. El ailgratha se comportaba como si nada hubiese ocurrido con su pierna, como si los tendones se hubiesen curado ya. Caminaba muy despacio, cojeando, mientras se le escapan inconscientes muecas de dolor. Todo aquello pasaría factura, necesitaba reposo y desde luego dar paseos por el campo de batalla, no era el mejor método para una pronta curación. Silbó alto llamando a Ulfer, el caballo herido había huido hacia un rato ya, quien sabe cuán lejos se encontraba de allí. Pero en era un animal especial y tal vez, si no había muerto ya, volviese por si mismo.

Tulak se intereso por todos en cuanto todo pareció estar en orden. Las heridas de Temuyin, la ausencia de Erik y la desaparición de Haelembor. Temudyin había terminado su vendaje, y parecía que había detenido la hemorragia a pesar de que la venda estaba encharcada en sangre. El umli trato de mantener la calma y dio unas sencillas directrices a seguir. Quería que Temudyin y Kolli sacaran algo de información del oriental, mientras que Freagulf debía preocuparse por tranquilizar y preparar los caballos para la pronta partida. El mismo, preocupado por Haelembor, se acerco al linde sur del claro para tratar de encontrar un rastro que lo llevase hasta el beornida.

Erik apareció tranquilo, había sido herido pero su cota detuvo los proyectiles que le habían hecho blanco. Informo de que uno de los sagath había huido hacia el norte. Tras observar el vendaje de Temudyin y sin saber que, aun con la sangre que lo empapaba, la hemorragia había sido detenida, se apresuro hacia la mula en busca de algunos vendajes y material para practicar alguna cura.

Kolli se preguntaba por el oso, lo tenía en mente, y su comportamiento lo extrañaba. Tras la pelea el enano parecía haberse relajado un poco. Aun relajado, su postura era claramente amenazante. Su martillo se balanceaba ante el oriental, lo acompañaba una mueca en la cara de locura total en la que onomatopeyas seguían el movimiento de su martillo y dejaba escapar una risa malévola. El sagath lo miraba extrañado, pero sin miedo.

Temudyin aprobó que Tulak fuese en busca del beornida mientras comprobaba sus vendajes. Sugirió al grupo revisar los cadáveres en busca de algunas cosas útiles. Una vez se cercioro de que la herida había dejado de sangrar, acompaño a Kolli en el interrogatorio. El bosquimano conocía de sobra la lengua de aquellos malnacidos, se había criado entre ellos y sabia de sus costumbres y quehaceres. Desde donde estaba coloco su lanza al frente, en dirección al oriental y formulo sus preguntas. El oriental se desplomo, dolorido al suelo. Se quedo tumbado boca arriba, como quien se tomaba un descanso. Su cara no presentaba el mínimo arrepentimiento, tan solo muecas provocadas por el dolor que debía sentir. Contesto desde allí a Temudyin, apartando la vista del cielo, solo para dedicarle unos gestos de amenaza al bosquimano. No tenía nada que hacer, estaba perdido, prácticamente muerto, y lo sabía. Se enorgullecía de haber muerto en combate y eso se reflejaba en su estado de ánimo, parecía no importarle que la lanza de Temudyin lo atravesara.

En el claro, la luz se había apoderado de todo ya. Aun no había un sol directo que calentase los rostros, ruborizados por la intensidad de la lucha. Ahora, ante la calma, todos volvieron a sentir la fría brisa de la mañana en rachas de viento helado. Poco a poco la tensión de los músculos, el calor acumulado por el movimiento y la tensión, iban desapareciendo para dar paso a la realidad del crudo invierno.

La escharcha de la hierba creaba un manto crujiente a los pies de los viajeros. Allí en el claro, sin una cúpula que lo protegiera durante la noche, las minúsculas gotas de rocío congelado colgaban de las briznas. Dentro de la arboleda era distinto, no se formaba hielo, pero todo el suelo estaba frio y húmedo.

RESOLUCION TURNO 414

El terrible animal cruzo el bosque rápidamente, más de lo que pudo hacerlo el oriental. Cuando le dio alcance, el pobre infeliz seguía huyendo horrorizado prácticamente sin llegar a mirar atrás. El zarpazo del plantígrado llego tras abalanzarse contra su víctima, la cual no pudo hacer nada más que recibir en la espalda un poderoso zarpazo que lo hizo caer hacia delante. A pesar de la armadura que llevaba, las zarpas abrieron el cuero y dejaron marca en la piel de la espalda. Al caer, además, el peso del oso se descargo contra la pierna del sagath, que ya estaba en el suelo. El oriental murió en el acto sin tiempo ni para maldecir a los espíritus del bosque. El oso se había cobrado otra víctima.

La calma parecía haber vuelto al bosque. Los sonidos de la lucha habían remitido y dado paso al ulular del viento entre las hojas y al despertar de la foresta. El nuevo dia comenzaba a alzarse y desde done estaba, aquel animal podía ver como el camino comenzaba a inundarse de claridad.

Turno 415 Buscando al compañero perdido

La providencia se puso de nuestra parte aquella fría mañana.

Un invitado inesperado irrumpió en el campo de batalla Y desató su furia contra los orientales brindándonos una victoria contra toda esperanza.
Sabia que si seguíamos vivos , no había sido por nuestro valor, ni por nuestra fuerza...ni siquiera por nuestras habilidades tácticas o nuestra destreza...
Aquel oso había venido, por obra del Destino, como ocurría a veces con otras fuerzas de la Tierra media, por Azar.

La historia estaba plagada de grandes hazañas, que se habian frustrado o propiciado por esta poderosa fuerza del designio.
Galernas y Tempestades habian dado al traste con flotas enteras, imponentes buques de guerra y galeras hundidas bajo la furia del implacable rey del mar, arrastrando consigo las vidas de incontables hombres y elfos.
Mi propia raza había sufrido la ira de Mahal cuando las lenguas de fuego que alimentan el corazón de las montañas se rebelaban contra su perenne cautiverio y ascendían rugiendo por las profundas galerías de las minas que con tanto esfuerzo habíamos horadado, cubriendo de oro y muerte nuestros hogares.

Los dioses son entidades caprichosas y de incierto proceder...la naturaleza es su instrumento favorito para interceder en los asuntos de los mortales...y una vez mas lo haiian hecho..¿porque?
Yo no acertaba a comprenderlo, tal vez nunca lo supiéramos, pero aquello no tenia importancia...la próxima vez, el oso podría venir con la sagrada mision de devorarnos a todos y las razones seguirían sin tener importancia.
Simplemente debíamos agradecer a Mahal por su misericordia y seguir adelante con nuestro propósito.

Observe con curiosidad el interrogatorio de Chakka, no podia entender lo que hablaban, pero en cierto modo senti un profundo respeto por la entereza del Oriental. Al contrario que su hermano, que habia huido abandonandolo a su suerte, el se mantenía orgulloso y desafiante a pesar de las heridas recibidas.

Merecía una muerte honrosa y me aseguraría de que asi se le dispensase.

Al no entender que era lo que Chakka preguntaba ,finalmente me desentendí del asunto y después de comprobar que las heridas de Temudyin habían dejado de sangrar, me acerqué a Tûlak.

-Voy contigo- le dije.

Debíamos encontrar cuanto antes a Haelembor y seguir nuestro camino. No era prudente permanecer allí por más tiempo.

Turno 415

Erik apareció cojeando tras una afloración de rocas que había al norte del claro, resoplando, y las noticias que trajo, mas allá de que él se encontrara bien, no ayudaron precisamente a que mi desazón menguara: - Hemos de salir de aquí cuanto antes. Le saludé palmeandole el hombro, mientras me disponía a buscar el rastro de Haelembor. Con Erik aquí, las únicas preocupaciones inmediatas eran el beornida y Ulfer, el meara de Freagulf, aunque este último a buen seguro que las había apañado bien, y en breve respondería a los silbidos de su jinete. Pero Haelembor, pese a estar acostumbrado a vivir a la intemperie, dudaba que estuviese seguro en este bosque, en el que, además, podía haber mas orientales merodeando.

Chakka, una vez restañada su herida, al menos lo suficiente para que dejara de sangrar, había entablado una cortante conversación en el idioma del oriental, cuya imagen era bastante deplorable, con el brazo y la pierna destrozados por el martillo de Kolli, que observaba la acción dispuesto a intervenir si el indeseable cometía alguna locura. Pero este, con mirada orgullosa, lo mas que hizo fue soltar su arma, que había utilizado a modo de muleta, y tumbarse y tumbarse en el suelo.

Asentí a la propuesta de Erik: - Bien, perfecto, ven conmigo. Serás mis ojos mientras trato de seguir el rastro de Haelembor. Hemos de encontrarle antes de que los orientales vuelvan, y salir de aquí a la mayor brevedad...

Mi rostro, de habitual mohino, se encontraba surcado de arrugas por la preocupación y la desazón. Los restos de sangre pegados a la barba, junto al barro, al haber rodado por el suelo a la busqueda de las armas, al empezar la contienda, ofrecían una imagen inquietante, casi como si de un salvaje me tratase, pero no había tiempo a nimiedades de ese tipo, no ahora, que acababamos de salir de una situación critica pero, ni mucho menos estábamos a salvo. Con Erik a mi espalda, me acerqué a la zona en la que había desapararecido el gigante, y elevando una plegaria a Oromë, patrón de los bosques, me arrodillé, tocando con los dedos la tierra, buscando que esta me iluminase, casi como si de un faro en una noche oscura se tratase, el camino que el beornida había seguido al introducirse en la floresta.

Turno 415.

El herrero se sentía incómodo. Parecía ser el único del grupo que no sabía que hacer a continuación. Se conformaba con seguir de guardia y esperar otro asalto que no llegaba a darse. Él no era bueno ni rastreando, ni haciendo vendajes, ni interrogando, así que lo único que se limitaba a hacer era observar a sus compañeros y acariciarse la barba, dubitativo.

Cansado de esperar, al final tomó la iniciativa y se puso a hacer lo único práctico que quedaba por hacer... Recoger el campamento y preparar las monturas y el invento improvisado. - Temudyn, Freagulf, encargaros del oriental y de lo que nos pueda contar, yo me encargaré de recoger todo lo que queda... Cuidad que las heridas no se vuelvan a abrir... - Dijo sabiendo que sus palabras eran totalmente redundantes.

Turno 415

El maldito sagath, orgulloso como todos los de su tribu, parecía no tener ningún miedo a morir. Temudyin no esperaba menos de aquellos salvajes. Controlando su impulso vengativo, respiró hondo y se acercó un paso más al oriental que tumbado le miraba con una mueca extraña.

-  ध्वनि रखति विश्व अधिकार बातसमय  देकर संस्क्रुति प्रतिबध्दता समजते. बीसबतेबोध वर्णन दौरान सारांश अनुकूल निरपेक्ष . - El bosquimano solo pensaba en matarle y se le acababa la paciencia. - ¿ आशाआपस गयेगया? - Volvió a preguntar, pero realmente le daba igual cuantos fueran ni la respuesta del oriental a la segunda pregunta. Quizás era por él, porque le habían reconocido los tatuajes y lo había tachado de traidor, pero bien sabía que estando él o no, les hubiesen atacado de igual forma.

Se le acababa la paciencia y el aguante. La sed de venganza empezaba a sobrepasar su autocontrol.

Turno 415
Traducción

- Porque soy yo quien va a decidir como será tu muerte. Puede ser rápida y honorable o lenta y dolorosa. - El bosquimano solo pensaba en matarle y se le acababa la paciencia. - ¿Cuantos sois? - Volvió a preguntar, pero realmente le daba igual cuantos fueran ni la respuesta del oriental a la segunda pregunta.

Turno 414
 #1

El oriental seguía en el suelo, pero su actitud no era ni mucho menos sumisa. Seguía agresivo, ajeno a las amenazas, lanzando sus propias lindezas.

-  विचारशिलता बारे हमारि ज्यादा नयेलिए विचारशिलता बारे हमारि  - decía con los dientes apretados - आंतरकार्यक्षमता, एछित होसके, प्रतिबध अंग्रेजी अन्त. - sus ojos eran desafiantes.

Turno 414
Traducción

- La muerte es solo el principio, no le tengo miedo - decía con los dientes apretados - Somos miles, deberías de saberlo. - sus ojos eran desafiantes.

RESOLUCION TURNO 415

Con las primeras luces de la mañana la tensión, tras la finalización del combate, se reducía claramente. Solo Temudyn, herido, se mantenía tenso. Pretendía hacer hablar con el oriental que yacía a sus pies, en el suelo. Le formulaba preguntas, lo agobiaba y amenazaba.

Mientras, Tülak y Erik se dispusieron a seguir el rastro de Haelembor. El beornida había huido hacia el sur y el umli trataría de encontrarlo mientras el enano le guardaba las espaldas. Ambos desaparecieron en el bosque en busca del animista.
Freagulf estaba con los caballos, que se mostraban algo más tranquilos después de dejar de escuchar los golpes de la pelea. El ailgratha los hablaba sin quitar ojo al bosque, esperando que Ulfer apareciese de un momento a otro.

Kolli, por su parte, decidió ponerse a recoger lo poco que quedaba del campamento. Antes del comienzo de la contienda ya estaban casi preparados para salir antes de ser sorprendidos. Apago el fuego aun humeante, recogió algunos rescoldos y madera seca, y la guardo tal y como habían hecho en días anteriores. Después fue hasta la mula y aseguro en ella el material apretando con fuerza los nudos que las sujetaban. Ayudo a Freagulf con los caballos.

Temudyin insistía con aquel oriental, pero éste, desafiante, solo le replicaba y lo miraba con fiereza. Poco podría hacer en su estado, pero eso no quitaba que su actitud no fuese todo lo agresiva que podía esperarse de él.

RESOLUCION TURNO 415

Tulak y Erik se adentraron en el bosque. El umli iba agachado, moviéndose de un lado a otro tratando de encontrar el rastro de Haelembor. Al principio el rastro era claro, sabían por donde había huido y eso ayudo bastante. Pero no duro mucho. El rastro se perdió entre el barro, las raíces, y las pisadas de Ulfer. No logro encontrar nada que indicase el camino que Halembor había seguido.

Mientras, Erik permanecía junto a él, atento, mirando a todos lados. Nada parecía indicar la presencia de más orientales en la zona. Ambos se alejaron durante un corto trecho, al sur, sin encontrar nada sobre el paradero de Haelembor.

Turno 416

En silencio asistí a otro de los rituales del Umli, que se arrodilló en la espesura y empezó a recitar plegarias extrañas a mis oídos.
Enseguida se incorporó y juntos, emprendimos la búsqueda del bueno de Haelembor.

Anduvimos un corto trecho, donde Tûlak se movió con presteza y decisión siguiendo el rastro del Norteño, pero a unos 50 metros, resulto obvio que había perdido su pista.

Cuanto más se demoraba en recuperarlo, mas se apoderaba de mi la inquietud por los acontecimientos que estaban por llegar.

Traqueteaba de aquí para allá, con mi martillo en la mano derecha y arrastrando mi escudo con la izquierda.
Oteaba la espesura nervioso, esperando que aquel enorme oso asesino de hombres, se nos abalanzase desde las sombras una vez más.

Cuando ya no pude esperar más, eché mi mano al cinto y desaté el cuerno que colgaba de mi cintura.

Lo haré sonar...tal vez pueda escuchar su sonido a través del Bosque...le dije al Montaraz, al ver que no estábamos avanzando...Si reconoce su sonido, sabrá que seguimos vivos. Usaré las señas que usamos cuando avanzábamos separados, para que no tema ninguna emboscada
No confiaba en exceso en aquella idea, pero cualquier cosa parecía mejor que dejar correr el tiempo.

Turno 416

Lo que en un principio se presentaba como un ejercicio relativamente fácil de rastreo, siguiendo las marcas en helechos y ramas quebradas de sotobosque dejadas por el beornida, enseguida se convirtió en un auténtico reto, según nos adentrábamos en la fronda, donde la luz del nuevo día daba paso a una mas tenue preñada de humedad y frío, abrigados por la magnificencia de las milenarias hayas que, con su altura, me hacían sentir aun mas pequeño. A apenas media centena de metros del claro, me fuí dando cuenta de que Haelembor se me había escapado, como si se hubiese disipado en el aire. En otro momento, me hubiese sentado en el suelo, a probarlo, a empaparme de su olor, de su historia, buscando esos matices dejados por el beornida, pero tenía claro que el tiempo jugaba en nuestra contra, con aquellos orientales mas que probablemente esperando a sus compañeros: - Tenemos que salir de aquí cuanto antes..., pero no sin Haelembor...

Erik, menos dado a meditaciones, pese a no querer interferir en mi labor, me recordaba a cada momento, que las gotas iban cayendo, las hojas se iban meciendo, y nuestro tiempo se agotaba:

- Haelembor se ha desvanecido para mi. Quizá haciendo bueno el rasgo de su raza de, pese a su gran estatura, no desentonar en la floresta en la que se habían adaptado a vivir al oeste del Bosque Verde..., dije a Erik, girando la cabeza, meneando ligeramente la pelirroja barba, perlada de gotas de rocío, que había adoptado al meter la cabeza entre un grupo de helechos, buscando ese pequeño matiz que me permitiese recuperar el rastro.

Después, simplemente quedé con la vista fija en lo mas profundo del bosque, hasta que Erik propuso su alocado plan: - Alocado...??, pensé, enarcando una ceja, pues, a cada segundo que pasaba, me lo parecía menos: los orientales no tendrían por qué entender el sonido de cuerno, pero en cambio el beornida podría, allá donde estuviese, saber que seguíamos vivos:

- Sí... Sí, buena idea, pardiez!! Bien, Erik, bien!!, le dije, gopeandole en el brazo, pero volvamos al claro: allí es donde deberá dirigirse Haelembor..., acabé, girándome de nuevo hacia el claro, ansioso por ver si la idea del naugrim daba resultado.

Turno 415.

Kolli terminó de recoger lo que quedaba del campamento. Se quedó parado por un momento decidiendo si acercarse a ayudar a Freagulf con los caballos. Desestimó la idea, pues al herrero no le gustaban aquellas bestias y sabía que el sentimiento era mutuo.

Terminó por acercarse a Temudyin, mientras se quitaba el yelmo y oteaba la fronda que les rodeaba, esperando ver regresar a sus compañeros o a Ulfer, el valiente héroe de la batalla.

- No podemos llevarle con nosotros. - Dice en tono serio, pesando más el significado de éstas que el tono en que fue dicho. Sólo quedaba una cosa por hacer con el oriental, y todos eran conscientes de ello.

Turno 415
#1

El oriental estaba completamente exhausto, tendido en el suelo sin nada que poder hacer, salvo dejar que sus heridas se infectasen. Desde el suelo miraba a Temudyin mientras este esgrimía su lanza.

Un cuerno sonó, al sur, un potente toque cuyo sonido se elevo por el bosque. El Sagath, al escucharlo, comenzó a reírse con fuerza, cosa que le hizo atragantarse. Escupio a un lado y mira al bosqueimano.

- सुचनाचलचित्र सक्षम विषय मर्यादित विश्वव्यापि - dijo sonriente dedicándole una mirada cargada de odio a Temudyin

Turno 415
Traducción

- Las muertes no han cesado - dijo sonriente dedicándole una mirada cargada de odio a Temudyin

RESOLUCION TURNO 416

La mañana era fría, como todas las anteriores. Ese frio cortante que hería el rostro y entumía los dedos, parecía ir desapareciendo según el sol iba despuntando en lo alto. El día había comenzado con sangre, ésta salía tibia del cuerpo por las numerosas heridas recibidas. Los hematomas latían con fiereza mientras se oscurecían sobre la piel. El combate, brutalmente mortal, había llegado a su fin no nacía mucho. Aun estaban patentes las desgracias que acarrea la violencia. Cadáveres tendidos sobre el rocío, escarchado; sangre tiñendo las briznas heladas de hierba, derritiendo el blanquecino manto; las ráfagas de aire creaban remolinos en la neblina que se desprendía de la pradera, el sol la comenzaba a levantar. Los caballos se iban calmando. De sus ollares salía el vaho despedido, cual humo de los legendarios dragones escupefuego de los cuentos y leyendas.
Kolli se acerco a Temudyin, se quito el yelmo y miro al oriental, sabía que no podrían llevarlo con ellos, dando a entender lo que los demás ya sabían, había que matarlo.
Un cuerno sonó, al sur, un potente toque cuyo sonido se elevo por el bosque. Desde el sur, desde el lugar por donde se habían marchado Erik y Tulak, se escucho el potente sonido. El cuerno atravesaba la floresta para llegar con claridad hasta los oídos de todos cuantos estuvieran cerca para escucharlo.
El oriental rio hasta el punto de atragantarse, se vio obligado a ladear la cabeza para escupir una mezcla de saliva y sangre. Luego lanzo una mirada desafiante a Temuyin para dedicarle unas palabras y terminar sonriendo.
Las monturas, volvieron a pifiar y a mostrarse nerviosas. Aquel sonido hizo que volviesen a alterarse.

RESOLUCION TURNO 416

La mañana era fría, como todas las anteriores. Ese frio cortante que hería el rostro y entumía los dedos, parecía ir desapareciendo según el sol iba despuntando en lo alto. El dia había comenzado con sangre, ésta salía tibia del cuerpo por las numerosas heridas recibidas. Los hematomas latían con fiereza mientras se oscurecían sobre la piel. El combate, brutalmente mortal, había llegado a su fin no nacía mucho. Aun estaban patentes las desgracias que acarrea la violencia. En el claro seguían los cadáveres tendidos sobre el rocío, escarchado; sangre tiñendo las briznas heladas de hierba, derritiendo el blanquecino manto; las ráfagas de aire creaban remolinos en la neblina que se desprendía de la pradera, el sol la comenzaba a levantar. Allí dentro, en el bosque, los arboles protegían con sus hojas  el suelo e impedían la formación de ese hielo.

Habían perdido el rastro de Haelembor, no encontraron el lugar por donde había huido el beornida. Sin saber qué hacer, Erik, agarro su cuerno. Quito el pequeño tapón de cera que taponaba el fondo y que le permitía usarlo para beber. Se lo coloco en posición y soplo con fuerza. Un poderoso toque de cuerno que atravesó la floresta para llegar con claridad hasta los oídos de todos cuantos estuvieran cerca para escucharlo.

Tulak felicito al enano por su idea, y propuso volver al claro, junto a sus compañeros. Había perdido el rastro y poco podría hacer por encontrarlos.