Partida Rol por web

Todos aguantaron ese primer tramo de olas y movimientos inesperados, alejándose de la nube de mosquitos pero al mismo tiempo, acercándose peligrosamente a una zona de rápidos que cada vez ponía más complicado mantener la balsa a flote... y a todos sus ocupantes en pie.

Pero las sorpresas no acababan más que de empezar.

Mientras todos estaba preocupados y ocupados por sobrevivir, apareció en mitad de la balsa... Sextus, como siempre hubiera estado allí. Aterrizó, como quien dice, sentado, y lo primero que recibió fue una ola que le empapó completamente.

La hermana sintió como algo caía en el centro de la balsa. Se incorporó un poco y pudo observar al intérprete sentado junto a ella. Aquel inútil y cobarde soldado del bando aliado, había regresado desde done vete a tu saber donde y había acabado de nuevo junto a ellos. ¿Qué le había transportado hasta allí? ¿Un enorme pájaro prehistórico? Seguramente así había sido. Ese pobre animal, al comprender que aquel hombrecillo no le iba a servir ni de pienso para sus crías, le habría soltado con tal de no escucharle más...

- Bienvenido... - Dijo en tono bastante irónico. 

Aún estaba mareada y aunque escuchaba como alguno de sus compañeros en aquel extraño viaje le interpelaba para que tomara bien los mandos de la balsa, ella no acababa de entender a que se referían, pues ella... Ella no estaba agarrando nada. ¿Entonces...? ¿Entonces quien estaba al timón de aquella balsa? 

- ¡Mierda! - Pensó Claire e inmediatamente reaccionó saltando hacia el timón para asirlo con fuerza y tratar de enderezar el rumbo. Y lo consiguió... No por nada era una monja de combate...

Hasta el momento habían logrado salvar todas las rocas y escollos que se había presentado río abajo. Zenji maniobraba la balsa con mucha habilidad, destreza y temple, y probablemente, de no ser por sus esfuerzos, tiempo haría que estarían todos ellos ahogándose. Tras un pequeño recodo en el que el nipón se acercó a la orilla, donde un enorme árbol extendía sus enormes ramas por encima de sus cabezas como si se internaron en una cueva, de golpe porrazo, y sin que lo esperaran, el intérprete cayó de una de la ramas justo al centro de la barca, y Zenji no salió de su asombro.

- El intérprete volador acaba de unirse al pasaje, es usted toda una caja de sorpresas...- le comunicó en japonés, dedicándole una sonrisa. No sabía cómo lo había logrado, pero que estuviese allí podía garantizarle la supervivencia en aquella isla. ¿Puedes preguntarle a la mujer de negro, hermana Claire, creo que la llaman, a donde cree que nos dirigimos? Yo quise explicarles que probablemente hubiese un aeródromo más hacia el centro de la isla, pero intuyo que quiere encontrar una embarcación en algún puerto o similar, ennla desembocadura de este río. ¿Puedes confirmarlo?

Entonces se acercó la monja y le hizo a un lado, cuando hasta entonces había estado dirigiendo la embarcación. ¿Qué cojones le pasaba a esa vieja? ¿A caso creía que podría hacerlo mejor que él? ¿O es que quizá estaba tan aturdida e ira de la sesera que pensaba que no había nadie?

- Vale, vale, no empuje! ¿Quiere matarnos a todos? Pues adelante! - y Zenji la dejó al cargo bastante molesto e indignado. Sin embargo, al momento se dio cuenta que aquello le beneficiaba, y aprovecho para sentarse detrás de Diana, una pierna a cada lado de esta y abrazandola  para protegerla, aprovechando para dejar sus manos sobre su pecho y manosearla, mientras le besaba el cuello por detrás. ¿Había algo mejor que aquello?

Oh dios oh dios.

Y el agua se metió de lleno en se boca. Ya no estaba en el hormiguero. Estaba, estaba en la barcaza de su amigo Kildare. Lastima que la serpiente gigante se lo hubiera desayunado aquella mañana dentro de varios años.

Y lo que encontró para recibirlo fue a aquella chinchosa monja. No la aguantaba.

Pero antes de que pudiera decir algo el japonés empezó de nuevo con su retahíla. Ojalá pudiera no hacerle caso, pero no estaba demás explicarles una cosas a todos. Sobre todo porque se dio cuenta de a donde iban, yl o peligroso que era.

Al final de rio no hay barco que usar. Esta hundido. Y una tribu de hombres locos nos darán de comer a Kong si nos encuentran en su parte del muro.

Tras esto volvió a repetirlo en Japones.

Al final de la senda no hay escapatoria. El barco se hundió. Los ancestros temen a los hombres de hoy y se los darán de comer al kaiju. No hay ninguna aeródromo en la isla. Es una trampa mortal.

A ver si con aquello se quedaba callado un rato, pero cuando lo busco con la vista lo vio sobar a la chica rubia y se pregunto qué demonios estaba pasando.

No, mejor no quiero saberlo, se dijo al tiempo que volvió su vista al frente.

-¿Quién coño es Ms Harriet? Ahh...¡AH!-que sus palabras me extrañasen no tenía porque ser raro, pues estaba claro que deliraba, pero cuando de repente y sin avisar se puso encima de mí como una tigresa me quedé totalmente perplejo y sin saber que hacer, la morena pero su cuerpo contra el mío y pude notar con facilidad como sus pechos se comprimían contra el mío con intensidad-¿Car...Carter?- logré soltar en un susurro.

Joder llevaba meses sin acostarme con una mujer y que aquella mujer se pudiera encima mío de esa manera y aunque estuviese delirando susurrándome, consiguió excitarme, pero por suerte volvió a desmayarse dejando caer su cuerpo inerte sobre el mío. Por un instante respiré aliviado, porque si hubiera estado un minuto más con ese juego se habría levantado la tienda de campaña. Aparté el pelo de su rostro y aunque seguía bastante pálida, respiraba. Sujeté su cabeza con cuidado y la tendí de nuevo sobre el suelo de madera, ahora tenía un gesto tranquilo y relajado, en otro tipo de situación hasta le habría pedido salir a tomar una copa.

De repente oí un ruido a mi espalda y me quité el casco para usarlo como arma contundente en caso necesario, pero vi que era Sextus-Bienvenido de nuevo amigo, creía que te habías quedado en le búnker, ¿Cómo que no hay barco? ¡No me jodas tiene que ser una puta broma? gruñí pero poco más pudo decir el escuchimizado pues la barca se movía con demasiada violencia con tan mala fortuna que el soldado terminó por caer al agua-cojonudo...¡Para eso mejor no haber vuelto!- mascullé echando un último vistazo a Carter que parecía estable, para intentar coger al delgaducho estirando el brazo-¡Vamos joder nada, que sea ves que eres un soldado de verdad!-le grité mientras alargaba el brazo todo lo que mi equilibro podía.

La balsa se movia tanto que tenia ganas de vomitar asi que abri los ojos y me dispuse a hacerlo pero al ver a Sextus en la balsa a punto de caerse mi instinto podia mas que yo e intente cogerlo pero mi estomago fue mas rapido que yo he hizo que me aferrara a la balsa y vomitara a un lado para luego mirar a mis compañeros.

El medico estaba intentando cuidar bien de mi lo cual le agradaceria en un momento en el que mi estomago estuviera mas asentado; el chino y la rubia parecia que habian intimado y la monja se encontraba al timon.
Como vamos?? le pregunte al medico volviendo a sentarme en la balsa e intentando saber en que estado nos encontrabamos, evaluacion de riesgos lo llamaba Ms Harriet y yo necesitaba recuperar la normalidad en mi vida.