Partida Rol por web

-Hey!- Grité al amarillo cuando sacó el cuchillo.

¿Estamos locos o qué? Pues debíamos estarlo, porque entre las rencillas dentro de la balsa, encima nos llovían flechas de los indígenas. Y nuestra mejor solución era...-¿Al agua? ¿Y nadie ha pensado que acabaremos al final en el mismo sitio solo que ahogados?-

Maldita sea este viaje! Si lo sé dejo caer al agua a Sextus, total, si íbamos a acabar igual... Miré a Carter y al médico. No sabía que rollo tenían esos dos pero yo quería un poco de la droga que le habían dado a Carter, que estaba mas caliente que el picaporte del infierno.

- Vamos. Doctor...¿podrán?- Dije esquivando una flecha que cayó peligrosamente cerca de mi.

Me acerqué el japones y puse una mano sobre la suya, la que tenía el cuchillo y otra sobre su pecho.-Tranquilo,¿vale? Baja eso y... vámonos!- indique mirando al agua mientras las flechas llovían con mayor intensidad. Tiré del amarillo para tirarnos al agua.

Si había una persona capaz de calmar a Zenji en una situación tan comprometida, esa era Diana. Puede que en otras circunstancias, el nipón no hubiese dudado en cortarles la yugular al intérprete usurpador y a la monja de batalla, pero fueron las suaves y melodiosas palabras de la atractiva rubia y sus manos posadas sobre su pecho y la mano con la que sostenía en cuchillo, que le hicieron tomar el control y asentir mientras susurró.

- Te quiero, Diana. No quiero perderte, ni pienso permitir que nadie ponga sus manos sobre ti... 

Las flechas empezaban a caer en la balsa y sabía que por simple probabilidad, si permanecían allí terminarían convertidos en erizos de mar recubiertos de lanzas. Cuando Diana indicó que debían saltar y tiró de él, el japonés no dudó en seguirla y empezar a nadar para llegar hasta la orilla, sin separarse de la alemana. ¿Lo lograrían?

El medico no tenia ninguna intencion de responderme y no solo eso Sextus grito algo de un cocodrilo y se tiro al agua mientras a nuestra izquierda aparecio una empalizada de la cual empezaron a sonar unos tambores.
-Que demonios es eso!! exclame al ver que el nipon atacaba a Sextus, sabia desde el principio que no era buena idea dejar vivo a aquel nipon y aquello lo cercioraba.

Pero de la empalizada aparecieron unos indigenas que comenzaron a atacarnos y los integrantes de la balsa comenzaron a saltar de la misma para intentar nadar hacia la otra orilla; asi que despues de esquivar las flechas cual ninja debido a mi profesion

Empuje al medico para que este tambien se salvara y viendo que Sextus nadaba igual que... una piedra nade hacia el y agarrandole le intente remolcar a la orilla.

¿Pero ésto que mierda era? el jodido amarillo atacando al escuchimizado, en plenao movimiento descontrolado de la barca, me puse en pié preparado para arrear al nipón con mi casco en su cabeza y dejarle k.o, pero en ese momento una flecha se clavó en la balsa, desde lo alto de aquella empalizada había un montón de indígenas con arcos y flechas, vociferando y disparando sin descanso -¡Tended cuidado que esos cabrones nos atraviesan!-dije intentando esquivarlas y en última instancia saltar al agua para salvar la vida.

Vuestra respuesta fue rápida y automática. Todos os lanzasteis al agua, con mayor o menor fortuna. Sextus fue el primero, pero recibió al hacerlo una flecha en la pierna, haciendo que sus posibilidades de nadar con éxito fuesen muy escasas.

Diana y Zenji, en cambio, fueron mucho más rápidos y lograron saltar a tiempo para no sufrir ninguna. Por su parte, Carter no solo se lanzó a tiempo, sino que consiguió agarrar a Sextus, impidiendo que se ahogara. Jack no perdió comba y consiguió esquivar las flechas a tiempo para lanzarse también. Eran 6 patos nadando alrededor de la balsa.

Pero la corriente era ya fortísima. La balsa siguió deslizándose y ellos con ella, usándola de protección, hasta que por fin, lograsteis alejaros lo suficiente de la empalizada, los nativos y sus putas flechas.

Apenas hacía falta que movierais los brazos, para seguir el viaje, pero sí para seguir a flote porque la fuerza del agua era ya demasiado fuerte.

De hecho, todos empezasteis a tener graves problemas para mantener la cabeza fuera del agua y entonces lo oísteis y entendisteis lo que os esperaba.

- ¡Oh Dios mío!- Exclamó la monja al ver lo que le esperaba un poco más abajo del río. - ¡Se que tus caminos son inescrutables! Pero... ¿Enserio es necesario todo ésto?

Y la religiosa empezó a nadar con todas sus fuerzas. Aunque estaba logrando mantenerse a flote y regresar la inminente caída por la cascada, no lograba acercarse a la orilla. La corriente era muy fuerte y la arrastraba hacia el abismo. Aunque la hermana Claire no perdía la esperanza, sabía que lo más probable era acabar cayendo por la cascada.

- ¡Ay Dios mío! - Miró al cielo aterrada. - ¡Estás hecho todo un bromista! ¡Serás hijo de puta!

La hermana sabía que las historias bíblicas eran metáforas en su gran mayoría. También sabía que la historia se amor de María con la paloma era cuanto menos increíble. ¡Aquella zorra se habría tirada al lechero! Cuando el carpintero se percató de su abultada barriga, creyéndola virgen, porque con él... ¡Nah de nah! Entonces ella se inventó lo primero que le pasó por la cabeza. José espabilado que se diga, no lo era mucho y bueno... Se creyó ese chisme de historieta. Y casi dos mil años después, la inocencia de un buen hombre, se había convertido en lo que se había convertido.

¿Por qué cojones había escogido ese oficia hermana Claire? Ni ella misma lo sabía... podría haber sido enfermera simplemente... ¿Aunque que más daba ahora que iban a morir?

Ahgg, cofff., cofff.

Abrió la boca por el flechazo, y la cerro para no tragar agua. La Agente especial de su queridísima majestad, o lo que fuera la morena lo saco a flote.

Gracias.

No estaban para gastar energía hablando. Quién se lo iba a decir a él.

Concentro sus energías en salir del agua. Aunque intuía que no le daría tiempo suficiente para hacerlo antes de que llegara la caída.

O puede que ni eso. Que llegaran las pirañas asesinas antes. O alguna locura peor. Ovejas asesinas voladoras.

Al saltar del agua y empezar a nadar en dirección a la orilla opuesta de dónde caían las flechas lanzadas por los indígenas ennlo alto de la empalizada, al principio pareció que la cosa iba a ser positiva, dado que lamvorriente los alejó del lugar dónde caían las flechas y Zenji esperaba que por simple inercia, en una curva terminasen alcanzando la orilla. 

El problema fue que  resultaba imposible asirse a ninguna roca, las corriente tenía demasiada fuerza y discurría de forma recta, pero eso no iba a ser lo peor. El sonido ensordecedor de una enorme salto de agua, una enorme catarata, llegó a oídos de todo el grupo, que se afaenaban en tratar de luchar contra las dura corriente. El nipón lo intentó con con todo lo que tenía, pero ya era muchísimo el esfuerzo acumulado, Yaa fuese escapando de peligros, tirando de la cuerda para sacarles de las arenas movedizas, remando constantemente y dirigiendo la balsa... El El bajón de energía llegó inexorablemente, y Zenji comprobó como no solo él, si no la inmensa mayoría de ellos, puede que todos, eran arrastrados sin posibilidad de escapar. ¿Había llegado su hora? 

Un nuevo sobreesfuerzo con exito pero como todo lo que estaba haciendo tenia que tener su lado malo; despues de tirarme al agua y conseguir remolcar a Sextus para que este pudiera nada por su propio pie, la corriente, que era demasiado fuerte y me arrastraba sin piedad hizo que me golpeara con una roca y perdiera de nuevo el sentido.

No solo iba a morir por lo que nos esperaba mas adelante sino que los golpes harian el resto.

Al final no tuve más opción que tirarme al agua ayudada por Carter de forma inesperada ¿Volvía a estar consciente? Era increible...Como los demás ya mantenerse en aquella balsa era muerte segura, o nos quedábamos y moríamos acribillados o nos arriesgábamos en el agua.

Me tiré sin dudar un instante más y nadé con todas mis fuerzas, la corriente era brutal y nos arrastraba con fuerza inusitada, pero no pensaba dejarme vencer por ese torrente y por una suerte de milagro lo alcancé y salí a la orilla tosiendo y boqueando, momento en el que miré al agua, Carter había salvado al escuchimizado pero a cambio recibió un golpe en la cabeza por una roca casi perdiendo el sentido, así que corrí por la orilla y me estiré para cogerla pero en vez de conseguirlo caí también al agua con ella, pero la arrastré dando brazadas tan fuertes como mi cuerpo me permitía, tenía que llevarla hasta la orilla y salvarla, al fin y al cabo, esa era mi labor, salvar vidas y si con mi último sacrificio conseguía salvar la de Carter, moriría satisfecho.

Finalmente, todos aguantaron en el agua el empuje de la corriente, aunque nadie, salvo Jack, logró llegar a la orilla. Fue una suerte, puesto que él era el único que podía salvar a Carter de una muerte segura. Agotada, acuciada por las heridas, el agua era su salvación contra las flechas, pero también su condena debido al cansancio.

Afortunadamente, Jack estaba allí para agarrarla y salvarla, y enfrentarse juntos, al igual que el resto, a la caída que les esperaba.

Todos fueron llegando a lo alto de la catarata sin poder evitarlo, luchando por permanecer a flote, lo cual ya era algo. Primero vieron desaparecer la balsa delante de ellos. Sin duda, su llegada abajo sería en forma de astillas. Y después, metro a metro, les tocó a ellos.

Primero Claire; después, Sextus; Zenji fue el siguiente, seguido de cerca por Diana, su amada; y finalmente, agarrados, Carter y Jack.

Sus gritos quedaron completamente ocultos por el ruido del agua, pero sus corazones palpitaban a tanta velocidad que cualquiera que estuviera cerca hubiese sido capaz de oírlos. La pregunta era... si alguno de ellos seguiría latiendo cuando llegaran abajo.