Partida Rol por web

Ref: Inq/045678499/BI

Autor: Inquisidor Tyburn Graves

Asunto: Informe de misión.                                                              ++ La ignorancia es una bendición que los sabios no 

Nombre: Iocanthos.                                                                                       han de subestimar ++

Ubicación: Segmentum Obscurus.

Sector: Calixis (subsector escintilino)

Diezmo: Exactus median

Notas: Polen de fuego fantasma

DETALLES DE LA MISIÓN: Los oficios inquisitoriales de Escintila han recibido una petición formal de ayuda enviada desde el asentamiento de Desesperanza, en el planeta Iocanthos. Aunque vago, el informe sugiere la proliferación de disturbios de naturaleza sospechosa, posiblemente causados por psíquicos o relacionados con la disformidad, en las inmediaciones de una nueva catedral erigida en honor a San Drusus. La catedral se halla en el corazón del lejano puesto avanzado y su finalización contribuirá a fortalecer la fe imperial en este problemático mundo, un objetivo encomiable que comparten todos los sagrados ordos.

Se te pide y exige que viajes al planeta Icocanthos, donde ayudarás a una agente inquisitorial de mayor graduación, el vidente Aristarchus, a investigar estos incidentes y garantizar que la consagración de la catedral proceda según lo planeado. Tu principal tarea será recabar información sobre todo fenómeno acaecido y , si fuera menester, eliminar cualquier amenaza que encuentres. Mientras dure la misión, Aristarchus tendrá el honor de liderarte en mi nombre. Sírvele bien y muéstrale la misma lealtad que hacia mi persona en el nombre del Dios Emperador.

Se han dispuesto pasajes para todos vosotros en el carguero Cielo de Bronce, que partirá de inmediato rumbo a Iocanthos. Preséntate a tus compañeros acólitos a bordo de la nave y familiarízate con ellos empleando los códigos que aprendiste durante tu instrucción.

Aterrizar cerca del lugar de los incidentes no es posible debido a su localización geográfica (se halla en una cordillera montañosa) y a la posible hostilidad de los nativos. En vez de ello, efectuaréis el descenso planetario para aterrizar en Puerto Amargura, el principal puesto avanzado imperial de Iocanthos, y os reuniréis con Aristarchus allí. Ya se han hecho preparativos para vuestro viaje desde Puerto Amargura hasta Desesperanza.

Agenda 1: La misión de la catedral

Hace dos años, el abad misionero Orland Ska solicitó y recibió permiso para erigir la primera catedral del planeta en el asentamiento de Desesperanza, y desde entonces todos los informes indican que ha reunido una cuantiosa congregación de conversos nativos y peregrinos extramundanos dignos y entregados a su causa. El propio Skae posee lazos familiares lejanos con la nobleza escintilina y se ha procurado donativos de otros mundos y un considerable apoyo local para su misión. Está teniendo éxito allí donde otros han fracasado antes.

Agenda 2: Informes de fenómenos.

Con la estructura de la catedral casi terminada, se han producido varios fenómenos inusuales en la zona de la construcción y en los territorios circundantes. Entre ellos se incluyen extrañas luces en las colinas, ataques de animales salvajes, desapariciones de personas, un incremento de los accidentes y algunas muertes inexplicables. Estos incidentes han culminado recientemente en sucesos más graves y claramente sobrenaturales como reverberaciones de sonidos espectrales, sangre chorreando por las paredes, perturbaciones telequinéticas y otras manifestaciones fantasmagóricas.

Agenda 3: Informe planetario

Sociedad: Iocanthos es una sociedad anárquica pseudofeudal en la que todas las relaciones de poder se basan en la violencia o en la amenaza de ejercerla. Es un mundo brutal asolado por las guerras: el control del planeta descansa en manos de diversos señores de la guerra y facciones tribales que compiten para cosechar o robar el único material que este planeta entrega como diezmo (polen de fuego fantasma) para entregarlo al imperio a cambio de suministros. El señor de la guerra más poderoso es actualmente el vervai Cráneo, designado como gobernador planetario provisional de Iocanthos. En todo el planeta no hay más espaciopuerto fortificado y controlado por el Administratum, Puerto Amargura, donde se recauda el diezmo para su posterior envío.

Fundación: Iocanthos fue conquistado por el 2º Regimiento del general (San) Drusus durante las primeras grandes cruzadas que recorrieron este sector. Dado que el planeta carece de tecnologías significativas, las tropas de Drusus derrotaron fácilmente a los pueblos indígenas, conocidos como los Ashleen, tras una única semana de cruentos combates. Posteriormente Drusus señaló en su memorias que el único aspecto destacable del planeta eran los grandes campos de flores salvajes que parecían "relucientes campos de explosiones ondeantes, atrapadas en ese fugaz momento entre la belleza y la destrucción " [cf. pág. 526 de Penetrando en las tinieblas]. Como de costumbre el general hizo gala de una aguda percepción, pues la flor de fuego fantasma se ha convertido en un producto de vital importancia para el planeta.

Notas Adicionales: En el pasado, Iocanthos se utilizó como presidio para los indeseables que las autoridades escintilinas, pro diversos motivos, no quisieron ejecutar ni desterrar más lejos. Aquellos exiliados recibieron provisiones mínimas y se les permitió labrarse una nueva vida o morir sin mayores intervenciones. La población actual es en su mayor parte una mezcla de los nativos ashleen y los descendientes de aquellos convictos.

El xenobotánico imperial Mogren Thunt fue quien descubrió que el polem de las flores de fuego fantasma posee fuertes propiedades psicoactivas, y también fue él quien refinó su uso.

Tras ser agraciado con una poderosa visión en la que se le instaba a erigir un templo "donde las flores arden", la hermana Semberle del Adepta Sororitas llegó a Iocanthos y ordenó la construcción de la Abadía de la Aurora en una de las cordilleras montañosas del planeta. Las instalaciones del Sororitas están vedadas a los forasteros.

Sobre el polen de fuego fantasma: Único diezmo de Iocanthos. Es una potente sustancia psicoactiva que se utiliza como base para una considerable variedad de drogas de combate usadas por las legiones penales de la Guardia Imperial en todo el segmentum Obscurus.

Intervenciones inquisitoriales anteriores: Para el habitante medio de Iocanthos, la Inquisición no es más que otra potencia cuasilegendaria ajena a su mundo, y aunque existen informes de varias misiones inquisitoriales llevadas a cabo en este planeta, todas ellas están clasificadas por encima de su código de seguridad. Yo mismo las he revisado y considero que ninguna de ellas es relevante para la misión que se os ha encomendado.

Se ha registrado en el planeta una tasa de nacimiento de psíquicos per cápita ligeramente superior a todas las de su historia, pero no tanto como para que revista importancia.

Las hermanas de la Abadía de la Aurora informan al Cónclave con regularidad de toda la actividad herética fuera de lo común. Aparte de esto, los sagrados ordos no disponen de presencia inmediata en Iocanthos.

La aventura comienza con la incómoda travesía hasta Iocanthos a bordo del Cielo de Bronce, un desvencijado carguero de gran tamaño. Subís a la nave a empujones mientras la tripulación se entrega a un frenesí de actividad cargando y descargando mercancías. Os alojáis en un espacioso y sucio camarote sin tabiques mientras dura la travesía, que será de tres días a través de la disformidad.

Vuestro único contacto con la tripulación de la nave es un sobrecargo alarmantemente solícito que responde al nombre de Sebek. Su actitud lisonjera resulta de lo más irritante, y os deja caer evidencias indirectas sobre "atender vuestras necesidades" con las que obviamente se refiere a venderos artículos de "mercado gris" de dudosa legalidad. 

Después de mucho tiempo sirviendo al Inquisidor, que salvo su vida, le dio la oportunidad de vengarse y un noble propósito para su vida. Zarkov se sorprende cuando el inquisidor decide  darle una misión importante en un lugar lejano. El joven Tecnógrafo era conforme con su nueva vida al servicio de la inquisición y al emperador. Cuando se unió a las filas de la inquisición, su única labor era la del mantenimiento y la supervisión de los Servidores que servían al sequito inquisitorial del inquisidor, también se le confió la tarea del cuidado del equipo de los demás adeptos, no se le asignado nada más relevante, hasta el día que en se le asignó la misión y el la acepto sin mostrar ninguna emoción.

Subir al Cielo de Bronce le causó gran gozo a Zarkov, contemplar semejante maravilla del Omnissiah, le traía beneplácito, quizás para algunos solo sería un deteriorado carguero sin más, pero ante la mirada del joven Tecnógrafo, veía a un venerable anciano con siglos de vida, cuantas maravillas habrá contemplado, en sus incontables viajes por la fría oscuridad del espacio disforme y  solo de pensar, que a pesar de los siglos, su espíritu se mantenga tan  fuerte, le llena de alegría.

Pronto escucha la voz de un hombrecito de simple carne, bastante insidioso, tal vez demasiado entrometido para su propio bien, lo mira con indiferencia y sin mediar palabra, se dispone acomodarse en un rincón del camarote, con un estricto orden, organiza todo su equipo.

Terminado sus preparativos, Zarkov observa a sus compañeros de viaje, nunca hizo demasiados esfuerzos para conocerlos, para él, solo eran hombres de carne, pero aun así, los respetaba, porque eran acólitos escogidos por el propio inquisidor y sus talentos eran notables.

Zarkov decide hablarle al resto de sus compañeros, su voz, distorsionada, por el Vocosintetizador de su respirador, denota un sonido característico que los demás adeptos reconocen como suyo.
-Quiero explora la nave, me gustaría contemplarlo un poco más.
Luego observa a Sebek, con seria frialdad.
-¿Habrá algún problema con ello?

Todo en aquella nave era sospechoso para NATK, no se imaginaba como esa monstrusidad de hace siglos podría ya no levantar el vuelo, sino además escapar de la gravedad de un planeta. Para terminar de redondear el día, acababa de ver a sus supuestos nuevos compañeros: un psíquico y un hombre-mecánico, si bien tenía bastantes prejuicios hacia este tipo de acólitos imperiales, había escuchado mucho de sus grandes poderes "Tan grandes que algunos podrían condenarnos a todos" Pensó mientras observaba al hombre que se presentaba como Drake Haxtes.

NATK acababa de salir de la academia y sabía que su aprendizaje, lejos de haber acabado, no había hecho más que comenzar, por lo que decidió no dejarse llevar por los prejucios de esos viejos roñosos instructores que odiaban prácticamente todo. Había sido elegido por un Inquisidor para llevar a cabo la voluntad de El Emperador y eso le motivaba de formas que NATK sólo podía recordar de días más felices.

Sacudiendo la cabeza para librarse de sus propios fantasmas, el cadete del Adeptus Arbites se coloca enfrente de los cuales iban a ser sus compañeros y se presenta- Que el Emperador sea con vosotros, podeis llamarme NATK, yo me encargaré de la seguridad, mientras no cambie mi cometido, si teneis algún problema no dudeis en comentarlo, os ayudaré siempre que pueda- Hace una pausa para escuchar sus nombres - Si necesitais algo del sobrecargo también puedo encargarme- susurra a continuación - tengo unas palabras pendientes con él... 

Se nota como la mirada de NATK se ensombrece al pronunciar la última frase, intentando disimular un oscuro recuerdo del pasado.

El Tecnógrafo observa como el psíquico del equipo Drake Haxtes, hace una señal amistosa hacia él. En general, Zarkov no muestra demasiado interés en relacionarse con seres de carne, pero es consiente que las personas que lo rodean, son Adeptos, elegidos por el propio inquisidor en persona, ellos merecen ser tratados con mayor atención, ya que a final de cuentas, serán sus compañeros en la misión.
Zarkov le extiende a Drake, una pálida pero robusta mano, fruto de los años  de arduo trabajo en su taller y se la estrecha con amabilidad.
Con su peculiar voz, él Tecnógrafo responde:
-Soy Zarkov, un devoto servidor del Dios máquina y al inquisidor.
Luego observa a NATK, moviendo la cabeza en señal de consentimiento, le responde:
-Que el Emperador también te guarde NATK, supongo que mi labor solo sería técnica, son libres de pedir mi asistencia, si se llegase a presentar la oportunidad.

Durante el viaje...

El Cielo de Bronce no dispone de muchos lujos, pero se halla en buen estado y es lo bastante grande como para cubrir la travesía por la transitada ruta comercial en pocos días. Por desgracia no está preparada para transportar pasajeros: tan sólo cuenta con un camarote de paredes oxidadas atestado de incómodos catres, mobiliarios desiguales y lámparas incandescentes que a veces se apagan durante días para luego encenderse solas de nuevo. Las comidas se toman en la cocina de la nave, donde tendréis que sentaros muy apretados entre marineros e ingenieros que os ignoran hasta el punto de haceros el vacío. Además, no tenéis libertad para moveros por la nave y siempre debéis de tratar con un sobrecargo excesivamente lisonjero. Y luego está el ruido, el constante entrechocar de piezas mecánicas que podrían estar funcionando correctamente o a punto de desmontarse, siempre chirriando tras las placas de plastiacero. Suficiente para volver loco a cualquiera.

UN DESCENSO VERTIGINOSO

Tras varios días de continuos movimientos y vibraciones, notáis una repentina sacudida y una sensación escalofriante de vértigo que sólo puede significar una cosa: el Cielo de Bronce ha salido de la disformidad. Al cabo de unos minutos, el pálido sobrecargo se asoma por la escotilla con ademán ostentoso y os aconseja que "recojáis vuestro equipo y os presentéis en la bodega de proa 2/DZ015 para desembarcar en Iocanthos". Os espera sonriente para guiaros por la nave.

Los días en el Cielo de Bronce fueron bastante lúdicos para Zarkov, el joven Tecnógrafo tuvo la oportunidad, de observar una nave bastante antigua y conocer su funcionamiento, aunque de manera limitada, dada la poca libertad que le permitían, tampoco quiso exigir nada, ya que no quería causar problemas innecesarios. Fue poco lo que Zarkov se relacionó con los demás miembros del equipo durante el viaje, tampoco quiso tratar con los miembros de la tripulación, la actitud indiferente hay ellos, le pareció conveniente.

La repentina sacudida sorprendió a Zarkov en su camarote, mientras dormía, no había viajado demasiado, pero la sensación de entrar y salir de la disformidad era peculiarmente inquietante e inolvidable. Pronto el Joven Tecnógrafo escucha una voz familiar, era Sebek,  dando indicaciones. Ya con anterioridad el Sobrecargo ofreció mercancía al Tecnógrafo, sin embargo, Zarkov, ya había gastado sus Tronos en la compra de más equipo y no sabía  cuándo o como recibiría su sueldo, que de por sí, no era demasiado, para alguien de su bajo rango.

Zarkov rápidamente recoge su equipo, se prepara para salir y parte primero, en dirección a la bodega señalada, pero no antes de poner su mano en una de las paredes de la nave y decir algunas palabras:

-Gracias venerable espíritu máquina, por traernos sanos y a salvo, a nuestro destino.

Zarkov sigue su rumbo a la bodega.

En cuanto el Arbites ve asomar al sobrecargo por la puerta le invita a pasar con una sonrisa estudiada en el rostro - Pase, pase, buen hombre, seguro que podemos incrementar nuestro pobre equipaje de algún modo antes del desembarco - reprimendo sus instintos como un auténtico experto, NATK es todo cortesía para el empleado, por ahora...

Ahora estoy contigo Zarkov - Le dice al Tecnógrafo cuando este se disculpa y se retira hacia la zona del desembarco

Su intención estaba clara en su mente, quería saber de dónde sacaba la mercancía, con quien negociaba, de que planeta procedía, llevaba años odiando a los contrabandistas, pero sabía bien que si ahuyentaba a Sebek iba a perder una valiosa fuente de información. NATK le compra cualquier baratija con el fin de ganarse su confianza y poco a poco intenta sacarle información al sobrecargo.

"Oh, sí que es raro llevar pasajeros en este tramo de la ruta. Más adelante igual no, sobre todo en el trecho que va de Lungnum a Escintila; ahí llevamos la cubierta abarrotada. Pero me da a mí que en Iocanthos no hay mucho que hacer, porque el planeta no da para más."

La bodega de proa 2/DZ015 es un compartimento largo, estrecho y con un techo abovedado situado a gran altura en el que hay atracado un transporte ligero de modesto tamaño, un vehículo utilitario diseñado para trasladar mercancías y personas desde la órbita hasta la superficie de un planeta. La escotilla de acceso ya está abierta a la espera de que los acólitos suban al transporte, mientras varios estibadores terminan de introducir cajas de suministros y demás cargamentos en la nave. El sobrecargo entrega una placa de datos a un oficial de cubierta, luego os dedica una última reverencia aduladora de despedida y os dice:

- "Honorables invitados, ahora deben marcharse."

Cuando el sobrecargo desaparece, el oficial de cubierta se vuelve con cara de pocos amigos y se dirige hacia vosotros:

- ¿Alguno de ustedes ha saltado antes?

Los que tengan un trasfondo militar sí lo habrán hecho, pero es poco probable que los demás halláis tenido ocasión. El oficial de cubierta dirige una mirada condescendiente a quienes no lo hayan experimentado nunca y dice:

- ¿Les gustaría tomar un sedante?, y entrega a quien lo acepte una pastilla azul diciendo - Con esto no lo pasarán tan mal.

El interior del transporte ligero es estrecho e incómodo, con duros asientos metálicos y correas acolchadas pesadas que evitan que los pasajeros salgan despedidos durante el agitado descenso. 

El Tecnógrafo observa una última vez al Sobrecargo, es consiente que  fue servicial, durante el viaje y merecía alguna palabra de gratitud, Zarkov mira a Sebek, asiente con su cabeza y expresa unas breves palabras:
-Gracias, Sebek…
Pronto sus ojos se posan en la nave, que será su transporte de entrada orbital, la contempla durante breves instantes, posa su mano sobre su frio metal, murmura algunos ritos solemnes y con tono amigable, le habla:
-Te saludo venerable espíritu máquina, por favor permítenos llegar  a salvo a nuestro destino.
Zarkov escucha la recomendación, del oficial de cubierta, lo mira con frialdad, pero se esfuerza en mostrar cortesía y se expresa respetuosamente hacia el oficial:
-No será necesario, gracias…
El Joven Tecnógrafo acomoda su equipaje donde puede, toma asiento, se ajusta el cinturón y se prepara, para el que seguramente será, un agitado descenso.

Un tanto decepcionado con la información recibida, el Cadete aparece acompañando a Sebek, se despide con un gesto informal con la cabeza "no es más que un maldito contrabandista". NATK se dirige al oficial de cubierta y acepta su amabilidad - Yo no he saltado nunca, muchas gracias. - dice mientras tiende la mano para recibir la pastilla azul.

Una vez en su mano se dirige al asiento y simula tomársela por el camino mientras la conserva en la mano y aprovecha el bajar la mano de nuevo para guardarlo en un bolsillo de su chaqueta. 

Se sienta y espera a que estén todos preparados para ajustarse los correajes.

Espero que hayas congeniado con ese espíritu máquina - dice el Cadete mirando a Zarkov en un tono de humor negro - No me gustaría convertirme en papilla antes de tocar la superficie.

Una voz fría y mecánica inicia la cuenta atrás para el descenso a través de un vocotransmisor. Las compuertas de la bodega se cierran con un silbido estruendoso, y finalmente el transporte cae al vacío del espacio con una fuerte sacudida que revuelve vuestras tripas. La gravedad cae a cero dentro del transporte y todos los objetos sueltos flotan a la deriva. Al cabo de unos instantes, un rugido ensordecedor procedente de los motores del transporte indica la reentrada en la atmósfera planetaria.

El estruendo del exterior de la nave y las vibraciones del interior imposibilitan todo intento de conversación. La lanzadera se zarandea horriblemente durante los siguientes treinta minutos. Todo el que no hubiera experimentado antes la sensación del salto y la reentrada deberá realizar una tirada Ordinaria (+10) de Resistencia para no echar hasta la primera papilla. Para los que hayáis tomado un sedante la dificultad será Fácil (+30), pero os sentiréis un poco mareados y sufriréis una penalización de -10 a todas las tiradas de Inteligencia que debáis realizar durante 1d5 horas posteriores al aterrizaje. Los que estáis acostumbrados a este tipo de cosas podéis hacer lo que queráis durante el descenso (rezar en voz baja, meditar, dormir y cosas así), y no tendréis que hacer ninguna tirada de Resistencia.

Después de lo que parece un lapso interminable de tiempo, las vibraciones se reducen y disminuye el estruendo de los motores, permitiendo de nuevo la conversación dentro del transporte. La intensa luz del día se cuela por la ventana de visualización.

Zarkov escucha las jocosas palabras de NATK, nota el esfuerzo en el cadete por llevarse bien con él, dada la situación, lo mejor era mantener un ambiente amigable con los demás compañeros de equipo, no era buena idea, que  por simples diputas mundanas, afectase la misión y el inquisidor se viera ofendido por su desempeño. Ante las palabras de NATK, Zarkov le contesta con serenidad:
-Ten fe, su espíritu es fuerte.
Pronto comienza el descenso, ya en el pasado, el joven Tecnógrafo había experimentado reingresos orbitales, producto de los viajes que hacía con su padre, cuando tenía que atender asuntos en los mundos mineros, relacionados con los materiales para el Manufactorum bajo su cargo, la experiencia siempre es fuerte pero Zarkov lo soportaba. Ya de adulto fue poco lo que viajaba, su trabajo lo mantenía en su taller y poco más.
Zarkov se negó a recibir los sedantes porque no quería nublar su mente y quería escuchar con claridad los sonidos del espíritu maquina durante el reingreso, ya que le gustaba y le relajaba.
Durante el reingreso, Zarkov se mantuvo en calma, escuchando el relajante resonar de la máquina y en ningún momento se sintió afectado por las sacudidas.

Con todo el equipo re-comprobado y re-ajustado, NATK se prepara para la re-entrada, una experiencia sin duda desagradable pero más que conocida por el cadete, desde niño, al acompañar a su padre adoptivo a sus diversos destinos por todo el Segmentum Solar.
Sí, se había hecho el primerizo delante del oficial de salto, pero sinceramente, al Arbites le encantaba fingir ser menos de lo que era "Nadie tiene porqué saber lo que he hecho o dejado de hacer en mi vida"

Con ligera indiferencia, asintió al tecnógrafo -"Que respuesta tan...mécanica, supongo que era de esperar"- pensó, mientras giraba la cabeza para mirar a Drake y preguntarse si su silencio implicaba que le estaba leyendo la mente o algo, los psíquicos siempre le habían puesto los pelos de punta, pero si al Emperador le valía, a un simple muchacho de Necromunda más aún.

Cerró los ojos y arrugó un poco el rostro, para darle veracidad a su versión, en su mente, NATK repetía los principales códigos de la Lex Imperialis, si bien en su mente empezaba a aventurar que el servicio a la Inquisición era conocido por su extravagancia y falta de ortodoxia, aunque también variaba mucho dependiendo del inquisidor en cuestión, cuando quiso darse cuenta su mente se había enfocado por completo en el tipo de "anfitrión" que les esperaría en Iocanthos...

                                                                     Fin de la primera parte