Partida Rol por web

Arnald regresó donde todos estaban conversando. Necesitaban comenzar la jornada, ya fuera para partir a Nerdua o para hacer cualquier otra cosa; y el agente no deseaba perder tiempo. Quería averiguar un poco más antes de partir. ¿De dónde habían salido las criaturas? ¿Cómo fue que esas personas habían cambiado de esa forma? ¿Qué había pasado con ellos? 

-Debemos comenzar a movernos. Lo mejor sería conseguir una mejor descripción de los hechos. Deberíamos hablar con Ecbert, el tabernero. O con Káreron, el explorador que regresó de Nerdua. Y no deberíamos demorarnos más.- Luego, se dirigió al gladiador: -Rarkan, quizas debas buscar quien pueda reparar tu armadura.

"Un plan sensato... Pero nos retrasara más de lo que me gustaría."

-Bien, pues manos a la obra. Llenense los estómagos y rellenen sus mochilas. Averiguaremos todo lo que podamos y saldremos enseguida.- Mire a Rarkan un segundo sin pestañar. Esperaba que no se tomara a mal mi próximo comentario. -No hay tiempo para la armadura ahora. Yo lo dije ayer pero no paso nada. Ahora el reloj corre en nuestra contra y debemos detener esta infección o lo que sea antes de que se por toda la región.-

Respondí a la mirada del legionario con una sonrisa - Estoy de acuerdo Grind, es hora de partir, la armadura puede esperar. Aparte no me dicen el Inmortal por nada-  Me levante de la mesa, y comencé a prepararme para continuar el viaje. La cocina fue mi primer objetivo, algo de suministro no me venían mal. 

Te recuerdo que estabas en una conversación con Lállebron y Tádeok. Avisame si no la vamos a seguir.

Cuando finalmente se deciden a salir a la calle, un día soleado pero frío los esperaba con su luz. El sol apenas calentaba, pero sus rayos hacían que los eventos sombríos de la noche anterior parecieran de ensueño. Sólo los restos carbonizados cerca de allí constataban que no había sido un sueño, sino la cruda realidad.

Además, percibieron que había bastante movimiento. Destaca una mujer de aparente buena constitución explicando a uno de los pueblerinos cómo debe proteger su casa. Parece que hay varias personas que la escuchan con cierta atención. Justo junto a ella, pasan Iodinie y Ecberth quienes parecen haber pasado una mala noche. 

Cuando los ven salir, estos dos últimos se acercan.

-¿Descansaron? ¿Qué harán ahora?- preguntó el "capitán" con una mezcla de ansiedad y amabilidad -Aquí estamos preparándonos para lo peor... por las dudas, ya saben.-

Más alejada, se ve la plaza del pueblo, y frente a ella la iglesia con las puertas cerradas. Todo el pueblo parece estar preocupado por los sucesos de la noche anterior, que parece que se expandieron como una onda expansiva (si los personajes supieran qué es eso). Lo que más llama la atención, pero es muy lógico dada la coyuntura política de Dormenia, es que prácticamente sólo hay mujeres, niños y ancianos. Los pocos hombres que se pueden ver parecen que han logrado evadir los reclutamientos o tenían contactos influyentes.

"Hacen bien en temer..."

-Hemos descansado bien, gracias.-dijo amablemente el agente- Por cierto, ¿podría indicarme, si es tan amable, dónde se encuentra Káreron, quien regresara de Nerdua? Quisiera hacerle algunas preguntas.

-Partimos el mismo día que inició el conflicto... Aunque supongo que los reclutadores habrán estado ocupados, porque no notaron cuando nos fuimos.

La idea de decir eso le daba mucha gracia a Arnald, pero decidió dejarlo ahí.

-¿Sabían acaso que habría este tipo de criaturas aquí? Digo, antes de venir... No es algo que uno espere encontrar en un pueblo cuando le dicen que "está en dificultades"...

Lállebron no insistió. Claramente el hombre no quería contar más al respecto, porque era dudoso que los reclutadores estuvieran lo suficientemente ocupados para no ver a estos hombres que habrían servido con creces en el ejército. Pero ante ella había un agente de la Corrección, eso seguramente los habría ayudado.

-No sabíamos nada de esto, es más, eso nos hace dudar de nuestra capacidad para ayudar- dijo la joven para luego levantar la mirada ante las acciones de los demás -Veo que están por retirarse, vayan, nosotros nos quedaremos aquí. Tal vez pueda limpiar un poco todo este desastre...- agregó mirando la sangre en los pisos y las mesas.

-La cabaña de Káreron está hacia allí- dijo señalando con el brazo "bueno" -Seguramente tiene un caballo atado en alguna parte, es el que usa para patrullar. De todas formas no creo que pueda decirles demasiado de Nerdua- agregó con un gesto de su mano dando vueltas al costado de su sien -Quedó bastante mal desde que volvió...-

En ese momento, la mujer robusta pareció llamar la atención de los dos "guardias" y estos se excusaron.

-Disculpen, Rodra nos está llamando y parece que tenemos que ayudarla- dijo con una sonrisa casi divertida se podría decir -¿Necesitan algo más?- preguntó antes de darse la vuelta y continuar con las labores.

Ecbert directamente dejó a su compañero hablando con los forasteros y saludó con la cabeza.

"Parece que les importa todo un comino... ya veran como colaboran maldita sea."

-Créeme, a nosotros nos dirá todo lo que sabe de Nerdua.- Faltaba solo eso. Cualquiera podría traumarse y tener mil problemas, yo era el vivo ejemplo, pero no queríamos que peleara al frente, solo que nos soltara lo que sabía nada más. Si ese "explorador" no podía hacer ni eso íbamos a tener que ablandarle los sesos para que pudiera pensar mejor.

-Nada más, pero prepárense, que si se nos escapa alguno o nos matan a todos seguro que se vienen a preparar un festin por estos lares.- Estaba de mal humor. Una mala mezcla entre la resaca, los recuerdos y la fresca imagen de los "funerales". Si hubiera montañas ya podría estar de nuevo rodeado de guneares en medio de la guerra...

Miré de forma de desagrado al legionario al rebelar nuestros próximos pasos, me incomodaba la posibilidad de perder lo sutil y nada llamativo. - Será mejor continuar -, aun conservando la mirada al veterano.

 El llamado a las armas de las mujeres daba que pensar, su espíritu de supervivencia se mostraba ante un enemigo demoníaco. Como animal acorralado vi a esta gente. El miedo ganará la batalla antes de que ésta se presente... 

Me propuse a esperar la siguiente movida, ese explorador tiene mucho que hablar, si es que el miedo no terminó con su juicio...

Así como les había indicado Iodinie, la cabaña del explorador tenía un caballo atado en la parte trasera en un palo clavado al suelo. Parecía flaco, pero no mal cuidado. Pacientemente arrancaba los pocos hierbajos que había al alcance que le permitía la corta soga a la que estaba atado.

La cabaña no tenía ventanas, pero sí una puerta en el frente. Todo ella estaba hecha de madera, y parecía sólida, a pesar de ser bastante humilde. Cuando llegan frente a la única entrada no pueden escuchar ninguna voz en su interior, ni movimiento. Bien podría estar deshabitada.

Junto a ustedes pasan dos mujeres cargando maderas y embozadas en pesadas capas. El frío se estaba haciendo notar, y el frío del miedo no ayudaba.

Mientras tanto, a lo lejos, se escuchaba los martillazos de Rodra y las demás mujeres...

La casa no destacaba mucho, y por lo que había escuchado hasta ahora el dueño tampoco. Habría que verlo con nuestros propios ojos.

Me acerque hasta la puerta principal y golpee con el puño cerrado tres veces, con un poco más de fuerza de la necesaria nacida de mi frustración y mi mal humor, junto con un poco de resaca.- 

-Káreron, sal queremos hablar contigo.-

Al principio, el silencio seguía reinando en esa cabaña. Pero no pasó mucho cuando se escuchó un leve sonido desde su interior. Tal vez haya sido la intensidad de los golpes, o el tono de Grind, pero algo pareció decidir al explorador a hacerse notar.

-¿Qué sucede? ¿Quién busca?- preguntó con un tono entre temeroso y receloso.

Una mueca de gracia se asomó en mi cara, al presenciar lo que mis ojos veían. Si los demonios no terminaron de corromper la cordura de este pobre hombre, creo que Grind completa el trabajo..

El legionario parecía tener todo controlado, no necesitaba nada más que solo mi presencia.    

"Parece más asustado que un cordero frente a un lobo..."

-Somos viajeros y se dice por ahi que tu podrías hablarnos de nuestro próximo destino... Nerdua.- Mire al sujeto aunque no seguí hablando. A ver si el sujeto se asustaba más aún solo con nombrar el lugar. No quería tener que sostenerlo y menos aún ponerme violento solo porque se asustaba demasiado o se negaba a ayudarnos.

Arnald estaba levemente sorprendido. Grind actuó con una tranquilidad increíble. Ya tenía la situación dominada.

"No es su primer interrogatorio... Jejeje... Quizás pueda relajarme un poco y disfrutar algo..."

Se acercó un poco a Grind y esperó callado...

Káreron apenas había abierto un poco la puerta, y se veía que algún tipo de traba aún tenía la puerta.

-¿Para qué quieren ir allí? ¡No hay nada! ¡No quedad nada más que la muerte allí!- respondió visiblemente afectado por lo que pudiese haber visto.

Por un momento parecía estar reparando en la contextura, armamento y postura de los "viajeros" y parecía haber hilado cabos. No era un hombre poco observador ni mucho menos idiota.

-Ustedes no son viajeros... ¿para qué quieren ir a Nerdua?- preguntó ya más sosegado, aunque con la misma desconfianza de un principio.

¿Qué le hubiera costado simplemente hablarnos y luego volver a la inmunda paz de su vida vacía de contenido? No, tenía que hacer preguntas inútiles, tenía que poner trabas a nuestros intentos por salvar la vida de esta aldea y de Soid fuera a saber cuantas más.

-Ya he visto tantos muertos en mi vida como para llenar cien cementerios, unos pocos más no significan mucho. Ahora no tengo por que decirte por que vamos allí, pero lo haré para que te sientas seguro. Vamos allí porque nos lo mandaron, porque somos capaces y porque ya nos hemos enfrentado a esos monstruos y los hemos derrotado. Ahora hablanos de Nerdua.- No hacía falta agregar una amenaza al final, si era al menos algo avispado, captaría como quería terminar mi frase.

Había algo en la mirada del explorador que denotaba pura desconfianza, y no sólo eso... miedo también.

-De acuerdo, si ustedes quieren ir, allá ustedes...- respondió encogiéndose de hombros -Esperen un momento...- agregó cerrando la puerta.

Se escuchó un ruido metálico, como el de una cadena, y finalmente el explorador abrió completamente la puerta. No se apartó del umbral, pero al menos ahora se podía ver el interior de la habitación: una silla, una pequeña mesa, un jergón en un rincón, un arco con un carcaj junto a éste, un mueble pequeño de madera y sobre éste una mochila abierta. El explorador, por su parte, llevaba una espada corta al cinto y un hacha, y se veía que llevaba una armadura de cuero debajo de la capa verde.

-Nerdua está muerta... completamente muerta- comenzó a hablar Káreron con gesto nervioso y hasta se podría decir paranoico -Hay algo así como un centenar de muertos y la puerta está abierta... no creo que tarden mucho en salir...-