Partida Rol por web

Bueno, Midrangor, aquí tienes tu escena para crear al personaje :).

Veme diciendo por aquí lo que vayas pensando y avanzando con el trasfondo y el ficha antes de subirlo. Y cualquier cosa, no dudes en preguntar. 

Buenas,

pues ya le he pegado una leída al sistema, parece bastante sencillo (puntos de Drama = puntos FATE xD).

A ver, dándole vueltas un poco al personaje, y viendo lo que me comentaste, se me ocurren varias opciones:

- Un gastado ex-policía, metido a investigador a sueldo: un tipo duro y de pasado turbio, con el expediente más manchado que el mantel de un leproso. Después de haber sido expulsado del cuerpo de policía, de que le dejase su mujer (y le dejase tieso), y de pasar años investigando infidelidades, desapariciones de perros, y quién sabe qué otra mierda más, le surge un caso que le devuelve la lejana luz de los años en los que aún tenía ilusión por la vida.

- Un cirujano de carrera, cínico y pragmático, que lleva una vida aparentemente de ensueño con un salario estrafalario. Pero detrás del telón se esconde otra cosa: retorcidas prácticas sexuales, acoso a sus estudiantes, abusos laborales, y una personalidad cruel y despiadada. Todo ello causado por algún tipo de trastorno de la infancia, o algo así.

El primer perfil es más "heroico" (más bien antiheroico, pero con buenas intenciones), y aporta músculo. El segundo aporta un desarrollo diferente, quizá más obligado a engancharse a la trama por alguna razón que el personaje no controle y a evolucionar hacia una contención de su propia personalidad (o no, quién sabe).

La verdad es que no sabría por cuál decantarme ahora mismo. En todo caso, espero a que me des tu opinión.

Pues los dos son sugerentes, la verdad. Cualquiera de ellos tendría un buen encaje dentro de la trama. Al detective es muy fácil engancharle (de hecho una de las líneas iniciales que tenía pensadas empezaban planteando un caso a un personaje de estas características). El cirujano, en cambio, puede tener un desarrollo más oscuro con ese lado salvaje que planteas que puede abrir líneas interesantes dentro de la partida. 

Así que lo que más te apetezca ;)

Pues lo pienso y luego si eso tiro una moneda xD. La verdad es que el detective va más en la línea de lo que suelo interpretar (en ambientaciones contemporáneas), así que igual tiro por el otro lado. No sé xD.

Una duda respecto al sistema de habilidades. Entiendo que las habilidades nos las inventamos nosotros, dándoles nombre, indicando el tipo de habilidad que son, y describiendo un poco de qué van. ¿Es correcto?

Me estoy decantando por la idea del cirujano, aunque quiero plasmar la otra sobre el papel antes de tomar la decisión final xD.

Doble trabajo xD

Sí, son 100% personalizables. El sistema plantea 7 categorías básicas de habilidades y, desde ahí, que cada uno las llame como quiera. A efectos de juego son aspectos que puedes invocar cuando quieras utilizar la habilidad general del modo que hayas indicado. O en cualquier momento en el que este justificado, un poco como en FATE. 

Además, no es necesario ceñirse a las 7. Puedes abrir varias ramas dentro de una misma habilidad general para reflejar distintas facetas del personaje. Lo bueno de hacer esto es que tendrás más facilidad a la hora de realizar las acciones concretas de esa especialidad (menor dificultad en la tirada a efectos de juego y posibilidad de activar el aspecto de la habilidad).  

A ver máster, que no he puesto nada, pero es que no conseguía decidirme. Encima el sistema invita tanto al experimento que, cada vez que me pongo a pensar qué escojo, se me ocurren nuevas ideas xD.

Creo que voy a decantarme por la idea del cirujano, ya que es menos "lo que suelo jugar", y realmente me apetece probar algo de este estilo. De todos modos, si el personaje te parece que no va a encajar bien, tiro por el detective. Ya me dices qué opinas.

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[Añadir nombre]

Concepto de personaje: Jefe de servicio de cirujía.

Un adinerado cirujano con un puesto de responsabilidad en un hospital privado de gran nivel (estoy pensando en el sistema sanitario norteamericano). De puertas afuera, un hombre respetable, con una reputación de excelente cirujano, colaborador con diversas causas benéfics. Pero de puertas adentro, todo lo contrario: casos de acoso sexual y laboral, sobornos, ascensos a cualquier coste, etcétera.

Los hitos no los tengo definidos, pero tendrían que ver con sus ascensos y con sus escándalos (adecuadamente sepultados).

Habilidades:

Médico cirujano (Profesional): +5  --> Conocimientos médicos del personaje, que engloban medicina general y cirujía.

Experto en bisturíes (Profesional/Física?): +6 --> Dentro de su profesión, el lado favorito del personaje. No sólo tiene maña al operar: también sabe utilizarlos para causar heridas letales o enormes cantidades de dolor.

Reputación intachable (Subterfugio): +8 --> Una red de contactos en periódicos y las altas esferas sanitarias nacionales son la garantía perfecta para que nadie ponga en duda el talante intachable del personaje. Todo ello complementado con una imagen de hombre bondadoso que visita hospitales benéficos de niños enfermos de cáncer en sus ratos libres.

Acoso y derribo (Interacción): +7 --> Un hombre acostumbrado al poder, y a no recibir un no por respuesta, es capaz de cualquier cosa para conseguir lo que desea. Desde amenazas veladas a campañas de desprestigio en los medios: todo vale para lograr que los demás se amolden a sus intereses.

¿Alguien dijo drogas? (Profesional/Cultura?): +5 --> La posibilidad de recetar medicamentos, unida a sus conocimientos médicos, convierten al personaje en su propio proveedor de drogas, de las cuales se vale tanto para sus fines como para el disfrute.

Lado salvaje (Forma física?): +5 --> Ascender tan rápido y tan alto tiene un coste, y nadie lo hace sin una forma de escape para su mente. Sexo salvaje con prostitutas, fiestas desenfrenadas con todo tipo de drogas de diseño, violencia de pago y hasta vandalismo. Vías de escape para un personaje sin escrúpulos.

Frase del personaje: "Todos tenemos un lado oscuro".

Atributos:

Fortaleza 2 --> Aspecto frágil.

Reflejos 4 --> Pulso firme.

Intelecto 5 --> Hombre educado.

Voluntad 7 --> Implacable en sus fines.

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Faltaría una historia y definir los hitos del personaje. Tampoco creo que me explaye una barbaridad con la historia. Antaño solía hacerlas larguísimas, pero con el tiempo me fui dando cuenta de que muchas veces no tenían mucha influencia en la partida (a menudo ninguna) y de que es mejor tener una historia sencilla y desarrollar el PJ durante la partida, salvo que la partida vaya a girar muchísimo en torno a las propias historias de los personajes (cosa que hasta ahora nunca ha sucedido, que yo haya visto xD).

Ya me dices qué te parece el PJ :P.

Creo que voy a decantarme por la idea del cirujano, ya que es menos "lo que suelo jugar", y realmente me apetece probar algo de este estilo. De todos modos, si el personaje te parece que no va a encajar bien, tiro por el detective. Ya me dices qué opinas.

Creo que puedo apañar algo con el cirujano. Será menos evidente que con el detective, pero me parece que puede funcionar. Así que cirujano al canto. Te comento algunas cuestiones sobre la ficha.

 [Añadir nombre]

Mira que dejarlo para el final… xD.

Concepto de personaje: Jefe de servicio de cirujía.

Un adinerado cirujano con un puesto de responsabilidad en un hospital privado de gran nivel (estoy pensando en el sistema sanitario norteamericano). De puertas afuera, un hombre respetable, con una reputación de excelente cirujano, colaborador con diversas causas benéfics. Pero de puertas adentro, todo lo contrario: casos de acoso sexual y laboral, sobornos, ascensos a cualquier coste, etcétera.

Los hitos no los tengo definidos, pero tendrían que ver con sus ascensos y con sus escándalos (adecuadamente sepultados).

Me gusta. No obstante me gustaría añadirle un poco más de miga al concepto. ¿Cuál sería esa parte esencial que define y diferencia a tu cirujano del resto? ¿Sólo su cargo dentro del hospital? Por lo que me comentas hay varias peculiaridades y aspectos turbos de este personaje lo suficientemente importantes como para añadirlas al concepto. Aunque Jefe de Servicio de Cirujía me valdría, me gustaría que le diésemos una vueltecilla más a ver si encontramos un concepto que además de reflejar eso, nos diga algo de su lado oscuro.

Por cierto… qué tal te sonaría que el cirujano fuese plástico en lugar de… bueno, cirujano de hospital? Dada su vertiente algo más turbulenta, tener su propia clínica privada le podría reportar muchas más facilidades para dejar salir ese lado salvaje que tiene. Es una idea que me parece que casa con el concepto que tienes del personaje (más dinero y más espacio para propasarse), pero no quiero guiar demasiado la creación.

Habilidades:

Médico cirujano (Profesional): +5  --> Conocimientos médicos del personaje, que engloban medicina general y cirujía.

Experto en bisturíes (Profesional/Física?): +6 --> Dentro de su profesión, el lado favorito del personaje. No sólo tiene maña al operar: también sabe utilizarlos para causar heridas letales o enormes cantidades de dolor.

Reputación intachable (Subterfugio): +8 --> Una red de contactos en periódicos y las altas esferas sanitarias nacionales son la garantía perfecta para que nadie ponga en duda el talante intachable del personaje. Todo ello complementado con una imagen de hombre bondadoso que visita hospitales benéficos de niños enfermos de cáncer en sus ratos libres.

Acoso y derribo (Interacción): +7 --> Un hombre acostumbrado al poder, y a no recibir un no por respuesta, es capaz de cualquier cosa para conseguir lo que desea. Desde amenazas veladas a campañas de desprestigio en los medios: todo vale para lograr que los demás se amolden a sus intereses.

¿Alguien dijo drogas? (Profesional/Cultura?): +5 --> La posibilidad de recetar medicamentos, unida a sus conocimientos médicos, convierten al personaje en su propio proveedor de drogas, de las cuales se vale tanto para sus fines como para el disfrute.

Lado salvaje (Forma física?): +5 --> Ascender tan rápido y tan alto tiene un coste, y nadie lo hace sin una forma de escape para su mente. Sexo salvaje con prostitutas, fiestas desenfrenadas con todo tipo de drogas de diseño, violencia de pago y hasta vandalismo. Vías de escape para un personaje sin escrúpulos.

Se nota que te gustan los experimentos ^^. Varias cosas por esta parte: trata de cubrir todas las categorías básicas. Al fin y al cabo, no es creíble que haya personajes con 0 en cultura (hasta los yayos ven el sálvame, y eso contaría como cultura), 0 en percepción o en cualquier otra habilidad indispensable. Puede tener una puntuación baja (y un aspecto negativo que te reportaría varios puntos de drama, como un 1 ó un 2 en percepción y el aspecto centrado en si mismo). En resumen, que trates de distribuir puntos entre todas.

Tengo mis reservas en dejarte ponerte experto en bisturíes como habilidad de combate. Sí, el personaje tiene un manejo impresionante del mismo pero no es lo mismo utilizarlo sobre un paciente (o presa xD) inmovilizado que sobre un objetivo alerta y en movimiento. No obstante, tal vez pueda servirme como un aspecto ambivalente, que invocarte para penalizarte las tiradas cuando combatas activamente. Y que luego puedas utilizarlo tú para causar más daño cuando se den las condiciones apropiadas. De momento sería un sí con reservas (aunque lo pensaré con más calma).

¿Alguien dijo drogas?  Mejor que como habilidad de cultura, trataría de reflejar este aspecto en el concepto principal o bien como la complicación (necesidad de incrementar recursos trapicheando, o algo así). Te lo comento porque se te solapa un poco con la habilidad de profesión de médico, que ya te daría acceso a todo esto. Como cultura tal vez te valdría algo que refleje conocimiento de algún círculo social donde darle salida a las drogas. Además de conocimiento sobre ese círculo social. O si no, alguna más genérica y tratar de reflejar este aspecto en otro sitio de la ficha.

Por lo demás bastante bien. Lado salvaje como física me parece muy original. Y refleja bien esa naturaleza turbia del cirujano. Me gusta.

Frase del personaje: "Todos tenemos un lado oscuro".

Me encanta xD.

Atributos:

Fortaleza 2 --> Aspecto frágil.

Reflejos 4 --> Pulso firme.

Intelecto 5 --> Hombre educado.

Voluntad 7 --> Implacable en sus fines.

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Faltaría una historia y definir los hitos del personaje. Tampoco creo que me explaye una barbaridad con la historia. Antaño solía hacerlas larguísimas, pero con el tiempo me fui dando cuenta de que muchas veces no tenían mucha influencia en la partida (a menudo ninguna) y de que es mejor tener una historia sencilla y desarrollar el PJ durante la partida, salvo que la partida vaya a girar muchísimo en torno a las propias historias de los personajes (cosa que hasta ahora nunca ha sucedido, que yo haya visto xD).

Como prefieras. Para la historia lo que te voy a pedir es que me matices muy bien las personas que conforman el círculo social del personaje. En principio quiero vincular un poco el trasfondo de cada personaje con la trama general de la partida (aunque para el tuyo ya tengo una idea aproximada sobre lo que me has ido contando). Es un poco experimento (y tal vez me estrelle xD), pero me apetece probar un poco ya que umbría da más o menos esa libertad. Si no funciona, siempre tengo el plan B de seguir adelante con la trama de investigación principal y marchando. 

Bastante bien, Midrangor. Se nota que te gustan estos sistemas rollo FATE :P. La verdad es que cuando lo descubrí me pareció un poco FATE para dummies, pero lo cierto es que está bastante apañado. Y tienen ya un montón de relglas opcionales para distintos setings en los que ya está trabajando la editorial.

edit - los atributos OK, que no te había dicho nada xD. 

Cita:

Totalmente de acuerdo. Quería meterlo todo pero me quedaban frases larguísimas y ninguna me gustaba xD. Podemos plantear algo del tipo "Reputado cirujano con un lado oscuro". Aunque se solapa con la frase del PJ. Puedo pensarlo más.

Cita:

Bueno, podría ser interesante, pero realmente me gustaba la idea de que el personaje esté más encajado con el ambiente médico y todo eso. Que sea un polvorín a punto de estallar, en vez de un tipo con su propia clínica donde nadie conoce sus escándalos...

Cita:

No lo sabes tú bien xD.

Cita:

Ok, no sabía bien qué hacer con esto, si se asume que un valor de 0 significa que el personaje es "normal" en ese sentido (como pasa en FATE) o si realmente refleja que es un palurdo. Redistribuiré algunos puntos.

Cita:

A ver, que aquí igual no se ha entendido por dónde iba mi idea xD. Lo de los bisturíes no es del palo "el ninja del bisturí", ni mucho menos. En la descripción mencionaba la posibilidad de utilizar esta habilidad para causar dolor (osea, torturar), que es parte de la idea. Realmente mi idea era hacer algo ambiental, una especie de psicópata del bisturí que acojona a la gente con ellos. En cuanto a su posible uso "de combate", la idea sería que, si coge a alguien desprevenido, le puede hacer un corte mortal aprovechando sus conocimientos de cirujía y tal. Pero vamos, que entiendo que un bisturí no es un estoque xD.

Cita:

Bueno, realmente esta habilidad la tenía en mente como habilidad de "subcultura". La tengo marcada medio como profesional porque también podría encajar un poco en esa categoría, pero definitivamente la podemos dejar caer más hacia el otro lado: conocimiento de pubs, locales, gente que le pueda comprar (clientes de mucha pasta, nada de yonkis callejeros), y puede que incluso algún poli que ande metido en trapicheos (o al que tenga sobornado). También sería algo del tipo "uso de drogas": saber colocarse sin que se le vaya de las manos.

Cita:

Por mi parte no hay problema, puedo desarrollar PNJs del entorno de mi personaje todo lo que haga falta ;). Es cierto que Umbría proporciona esa libertad (mucho más que en mesa), y que es algo que a menudo no aprovechamos (yo estoy haciendo un experimento en una partida de Vampiro que no está yendo mal del todo). Así que bueno, por mi genial. Procuraré darle forma.

Cita:

Me alegro de que te guste :). Lo del rollo FATE me mola bastante, y lo que han hecho estos con el tema de las habilidades me parece interesante. Yo tenía una idea parecida para un sistema simplificado que tenía en mente, y me ha sorprendido mucho encontrarlo aquí. Realmente han hecho un buen trabajo con lo de hitos (yo me esperaba una copia gitana de FATE, pero oye, para nada xD). Luego estos sistemas también tienen sus carencias, pero bueno, es muy divertido diseñar personajes con ellos.

Pues nada, voy pegándole un repaso a lo de la redistribución de las habilidades en lo que me respondes a mis comentarios respecto de tus comentarios, y en cuanto lo tenga subo la siguiente versión.

Viendo un capítulo de la que se avecina (sí, lo sé xD), he visto un concepto que me hecho mucha gracia y que podría encajar con lo que buscas. El que me dices de “Reputado cirujano con un lado oscuro” encajaría perfectamente, así que si no te gusta, no hagas caso de la sugerencia. Sería algo así como “cirujano sin escrúpulos muy profesional/con mucha educación” xD.

Sobre cirujano de un gran hospital vs. clínica privada, si te gusta el del hospital, lo mantenemos así. No entra en conflicto con la historia. Y si te apetece rolear situaciones al límite, por mi parte ningún problema ^^.

A ver, que aquí igual no se ha entendido por dónde iba mi idea xD. Lo de los bisturíes no es del palo "el ninja del bisturí", ni mucho menos. En la descripción mencionaba la posibilidad de utilizar esta habilidad para causar dolor (osea, torturar), que es parte de la idea. Realmente mi idea era hacer algo ambiental, una especie de psicópata del bisturí que acojona a la gente con ellos. En cuanto a su posible uso "de combate", la idea sería que, si coge a alguien desprevenido, le puede hacer un corte mortal aprovechando sus conocimientos de cirujía y tal. Pero vamos, que entiendo que un bisturí no es un estoque xD.

En ese caso mejor ponerlo como habilidad profesional. Para combate ponte algo en plan “puede apuñalar con un boli” (viene de ejemplo en el manual xD) o algo así medio casual. Y si tienes opción de hacer daño con el bisturí, nada te impediría utilizar el aspecto de la habilidad concreta de profesión para mejorar la tirada.

Con respecto a las habilidades: una puntuación de 2 es normal y de 3 la competencia de un profesional en circunstancias “normales” (media 0, varianza 1). Todo por encima de eso significa que tu personaje está muy bien cualificado para ello. Y si enfocas la habilidad de cultura hacia lo que me comentas, no habría ningún problema.

Cuando quieras puedes ponerte con el trasfondo y los PNJs. Tenemos esta semana para ultimar los detalles, así que con calma ;) 

Nombre: Elías Welton

Concepto de personaje: Reputado cirujano sin escrúpulos.*

Un adinerado cirujano con un puesto de responsabilidad en un hospital privado de gran nivel (estoy pensando en el sistema sanitario norteamericano). De puertas afuera, un hombre respetable, con una reputación de excelente cirujano, colaborador con diversas causas benéfics. Pero de puertas adentro, todo lo contrario: casos de acoso sexual y laboral, sobornos, ascensos a cualquier coste, etcétera.

Hitos: [Por completar]

Habilidades:

Médico cirujano (Profesional): +4  --> Conocimientos médicos del personaje, que engloban medicina general y cirujía.

Reputación intachable (Subterfugio): +7 --> Una red de contactos en periódicos y las altas esferas sanitarias nacionales son la garantía perfecta para que nadie ponga en duda el talante intachable del personaje. Todo ello complementado con una imagen de hombre bondadoso que visita hospitales benéficos de niños enfermos de cáncer en sus ratos libres.

Acoso y derribo (Interacción): +7 --> Un hombre acostumbrado al poder, y a no recibir un no por respuesta, es capaz de cualquier cosa para conseguir lo que desea. Desde amenazas veladas a campañas de desprestigio en los medios: todo vale para lograr que los demás se amolden a sus intereses.

¿Alguien dijo drogas? (Cultura): +5 --> La posibilidad de recetar medicamentos, unida a sus conocimientos médicos, convierten al personaje en un excelente proveedor de drogas, algo que hace moviéndose entre círculos selectos de gente: niños ricos, políticos adinerados, y gente poderosa en general. Doble ventaja: dinero extra, y más de un capullo bien cogido por los huevos.

Lado salvaje (Forma física): +5 --> Ascender tan rápido y tan alto tiene un coste, y nadie lo hace sin una forma de escape para su mente. Sexo salvaje con prostitutas, fiestas desenfrenadas con todo tipo de drogas de diseño, violencia de pago y hasta vandalismo. Vías de escape para un personaje sin escrúpulos.

Experto en bisturíes (Profesional/Física?): +3 --> Dentro de su profesión, el lado favorito del personaje. No sólo tiene maña al operar: también sabe utilizarlos para enormes cantidades de dolor. Además está familiarizado con su tacto y corte, pudiendo valerse de ellos como herramienta (o incluso como arma... si logra acercarse lo bastante**). Y la pinta que tiene con uno de ellos en la manos es de lo más intimidatoria.

Tío culto (Cultura): +2 --> Educado en buena familia, conoce el mundo que le rodea, y se maneja con soltura en ambientes intelectuales. No es que sepa demasiado, pero no piensa que España es México, y puede citar un puñado de autores si tiene que discutir sobre literatura.

Concentración (Percepción): +2 --> Acostumbrado a tareas que requieren toda su atención, el personaje sabe cómo mantenerla en algo concreto, lo cuál le ayuda a encontrar rarezas dentro de un escenario, o no cometer errores en tareas precisas.

Mala leche (Combate): +1 --> No es que tenga una técnica muy refinada a la hora de liarse a hostias, pero si tiene hacer daño a alguien, lo hace con saña de cirujano.

Frase del personaje: "Todos tenemos un lado oscuro".

Atributos:

Fortaleza 2 --> Aspecto frágil.

Reflejos 4 --> Pulso firme.

Intelecto 5 --> Hombre educado.

Voluntad 7 --> Implacable en sus fines.

He pensado en ponerme también un problema de esos: "Polvorín a punto de explotar". Tendría que ver con la delicada situación del personaje, la cantidad de gente que le debe favores (y por lo tanto le odia xD), la cantidad de gente a la que ha puteado (y por lo tanto le odia xD) y la cantidad de gente a la que debe él favores (y por lo tanto le puede joder xD). ¿Qué te parece?

Está muy bien así. Me gusta la dirección que toma el personaje. 

La complicación que me comentas me gusta xD. A ver qué tal queda la cosa.

“Puedes tener lo que quieras”

Betty Landborg llegó al departamento una semana después de que me doctorase en medicina. Recuerdo que aquel día habíamos realizado con éxito una operación a corazón abierto, la primera que yo había dirigido como jefe de cirujía, y que estaba pletórico. Aquello asentaba la posición que mis estudios en Harvard y los contactos de mi padre me habían proporcionado, dejando claro que no era sólo un niño de papá, sino alguien digno del lugar que ocupaba. Objetivamente hablando, nadie habría llegado tan alto sin la ayuda que yo recibí, pero para mi eso no importaba.

Recuerdo a la perfección a Betty en el momento en que entró por la puerta, escasamente cubierta con un vestido vaporoso de tela azul que resaltaba sus formas obscenas. Sus pechos turgentes asomaban por entre las telas del escote amenazando con hacer explotar de deseo a quienes la observaban, y su trasero se contoneaba invitando al sexo salvaje. El estremecimiento sentí nada más verla fue tal, que aún puedo recordar la sensación de calidez en el vientre, la violencia que me invadió después de todo aquello.

Betty iba a ser mi secretaria. Aquel día, muchas otras fueron convocadas, pero ella había ganado el puesto desde el mismo momento en que entró por la puerta, vestida de un modo que más de un juez en más de un estado habría considerado un atenuante en caso de violación. Pasé la jornada asistiendo a entrevistas ausentes, descartando candidatas mejor cualificadas para el puesto mientras fantaseaba con la imagen de aquellos pechos descarados.

Dos días más tarde, se celebró una fiesta por mi nombramiento como jefe de servicio de cirujía. Fue una fiesta de gala, para la que el hospital alquiló un ático en un rascacielos de lujo, y se dispuso un carísimo servicio de catering. El halago implícito de aquel gasto me pasó completamente desaparecibido, del mismo modo que todos mis logros parecían haber quedado eclipsados en mi mente por la obsesión que aquella mujer de sexualidad excesiva había despertado en mi ser. La fiesta transcurrió sin acontecimientos: felicitaciones constantes, copas de champán servidas en mi honor, un brindis, y un discurso insulso en el que agradecí a un montón de nadies el apoyo que me habían prestado. Mi mente, en cambio, sólo podía prestar atención al vaporoso vestido rosa que traía Betty, más comedido que el que trajo a la entrevista, pero más atrevido que el discreto traje que vestía en el despacho. Pasé las horas distraído, mientras los invitados se iban marchando, y ella seguía allí, paseando por la fiesta, atrayendo más atenciones de la cuenta.

Cuando ya casi no quedaba nadie, la vi irse al baño, y un impulso enloquecido se adueñó de mi. La seguí, con la excusa mental de entrar yo también al excusado, y me introduje en el baño de mujeres. Ya no quedaba casi nadie, la gente se despedía fuera, y quizá me echasen en falta, pero no me importaba. Sentía cómo la excitación me invadía escuchándola orinar al otro lado de la puerta, mientras cada segundo se extendía en la eternidad. Al fin sonó el pestillo, y ella salió. Su expresión fue de sorpresa al principio, pero luego sonrió.

- Señor Welton. - dijo – Creo que se ha confundido de servicio.

Sonreía con esa falsa calidez de secretaria que siempre adoptaba en el despacho. Al verla, sentí un mareo momentáneo. No sabía qué hacía allí. Pero el instinto tomó las riendas por mi, y me acerqué a ella, agarrándola de la cintura, presionándola contra la puerta del retrete.

- ¿Qué hace?

Ya no sonreía. Parecía sorprendida, asustada. La besé, pero ella retiró los labios. Y entonces sentí que la furia me invadía, una violenta rabia que no podía soportar. La cogí de la barbilla, y la miré a los ojos.

- Betty... ¿qué crees que hago? - respiraba con fuerza - ¿Y qué crees que haces tú? ¿Crees que puedes provocarme de este modo y ahora resistirte?

- Señor Welton, por favor... - sollozaba.

- Betty, he estado leyendo tu expediente. Una historia conmovedora, la de tu hermano y tu padre enfermos. Apuesto a que no saldrán adelante sin tu trabajo. Ah, claro, puedes buscarte un trabajo en otro sitio... pero no encontrarás nada, a no ser que te mudes de estado.

Mientras decía todo aquello, seguía presionándola contra la puerta, dejando que sintiera la dureza de mi miembro contra su carne. Poco a poco, fuimos entrando en el habitáculo del retrete, y yo empujé la puerta para que se cerrase detrás de nosotros.

- Tu ya tienes lo que querías, Betty. Nunca lo habrías conseguido sin estos pechos. - agarré con violencia su escote, tirando de él hacia abajo, dejando al descubierto sus inmensas turgencias, y lamí un pezón – No serás tan estúpida de tirarlo todo por la borda, ¿verdad?

La miré, y pude ver las lágrimas que corrían por su cara, mientras mis manos se metían por debajo de la falda del vestido, bajando sus bragas. La hice volverse, mientras yo desabotonaba mi pantalón.

Pocos minutos más tarde, de vuelta en el salón, despedí a los últimos invitados, ya libre de aquella obsesión que atenazaba mi vientre. Por fin me sentía en la cima del mundo. Por fin sabía que podía tener lo que quisiera.

“Amigos demasiado poderosos”

Las fiestas de Henry Corfield siempre degeneraban en bacanales. El gobernador era un hombre de familia, con cinco hijos, que acudía regularmente a la iglesia, y nunca faltaba a una misa de domingo. En sus horas libres, visitaba hospitales de beneficencia (en los cuales yo era inversor), procurando siempre que la prensa estuviese presente para sacar un par de fotografías que reforzasen a sus votantes. A la luz de la opinión pública, Henry Corfield era un hombre religioso, responsable, y trababajador. Lo que no sabía la gente era lo que hacía Henry Corfield cuando estaba trabajando.

Aquella noche, como tantas otras, el estrés había llegado al máximo en las oficinas del gobernador, y una llamada me había entrado en el despacho del hospital: necesitaban que alguien se acercase a echar un vistazo a un empleado, que se había quedado traspuesto. El santo y seña cambiaba cada semana, pero el mensaje siempre era el mismo: trae las jodidas pastillas, que nos queremos colocar. Cuando llegué al despacho de Corfield, las putas ya estaban allí. Habría unas treinta, todas de lujo. Algunos fornicaban encima de los escritorios, mientras otros bebían y se magreaban en las sillas. Yo pasé de largo, y fui directamente a ver al padre de familia y gobernador del estado, que se solazaba en su despacho con una negra y una asiática. El hijo de puta conservador de discurso veladamente racista siempre disfrutaba de los platos más exóticos. Me sonreí imaginado a su esposa Palometidoporelculo Corfield enterándose de aquella mierda.

- Eh, Henry. - saludé, para que me mirase – Tu mierda.

Tiré la bolsa con pastillas en su mesa, mientras él sacaba la cabeza de entre los pechos de la puta, y me miraba.

- Hombre, Elías. - echó mano de las pastillas, sacando una de la bolsa, y metiéndosela directamente en la boca; luego abrió un cajón, y me lanzó un fajo de billetes – Ahí está lo tuyo. Cuéntalo si quieres.

No lo hice. Me fiaba, y ademaś, no me importaba tanto el dinero.

- Llevo prisa. - dije – Me largo.

- ¿No te quedas? Fóllate a un par de putas a mi salud. Hoy invitan los contribuyentes.

Nos reímos, pero negué con la cabeza.

- Tengo lío esta noche. Nos vemos.

- Como quieras.

Salí del despacho, caminando entre jefes de campaña, consejeros políticos, secretarios, y el resto de bestiario político. Cabrones pretendidamente ejemplares rebozándose en enfermedades venéreas y cócteles de drogas. Hipócritas.

Bajé por el ascensor, cubriéndome con la gabardina para que nadie me reconociese al salir, y me dirigí al callejón en el que había aparcado. Llevaba otra bolsa en el coche, esta llena de polvo blanco, el preferido del jefe de policía de la ciudad: Bill Conrad. No es que hacer de camello me compensara económicamente, pero reforzaba mi posición. Esos tipos tan poderosos no podían comprarle la droga a los traficantes convencionales, sería demasiado comprometedor para ellos, y demasiado peligroso. Y no podían conseguir la mierda que yo les preparaba en ningún otro sitio.

El encuentro con Conrad ocurrió en un barrio apartado de la ciudad, un sitio oscuro en el que no mucha gente se habría metido a esas horas de la noche. El jefe de policía venía tapado con una gabardina, y se acercó a mi coche, del que yo no bajé en ningún momento. Yo bajé la ventanilla, pasándole la bolsa, y él la cogió, pasándome el dinero con disimulo, y largándose a continuación. No itercambiamos una palabra.

Recuerdo exactamente el modo en que había empezado todo aquello: yo ya era subdirector del hospital cuando Henry Cornfield se había acercado a mi despacho con la intención de discutir una serie de aspectos relacionados con la beneficencia. Poco a poco, la conversación había derivado en una discusión sobre el control que los médicos ejercían sobre las recetas. Yo había comprendido en seguida que me estaba tanteando, y, en cuanto lo vi claro, le hice la oferta de obtener para él las “recetas” que necesitara. Aquello me había granjeado su apoyo, y también algunos contactos adicionales en su órbita. Amigos poderosos, que habrían de dar soporte a mi ascenso a lo más alto.

“Una sombra constante”

Podríamos definir a Lagherta Harris como una zorra sin escrúpulos, aunque esto sería una descripción incompleta de sus cualidades. Una de las principales redactoras del diario más importante del estado, y una periodista insistente, que había seguido con atención mi ascenso hasta la dirección de uno de los hospitales más importantes del estado, esperando al momento en que una pequeña fisura en mi coraza de contactos y reputación intachable le permitiese llegar hasta el corazón de mis asuntos, y destriparme ante la opinión pública.

La primera vez que tuve constancia de que alguien me vigilaba fue tras una bacanal nocturna. Una noche cualquiera, en la que tras repartir drogas de diseño me había marchado a mi propia fiesta privada, en la que yo, y no un gobernador hipócrita o un policía corrupto, era el protagonista. A la salida, estaba puesto hasta las trancas de estimulantes, y, cuando me subí al coche, percibí una figura en el interior de otro coche. Al arrancar, vi que arrancaban, y al conducir de vuelta a casa, vi que me seguían.

Días más tarde, el detective privado al que pagué para que husmease en el asunto me informó de que alguien estaba detrás mío, y me dió el nombre de Lagherta Harris. Al parecer, la muy hija de puta había estado hurgando en mis asuntos más de la cuenta, y se había estado entrevistando con varias de mis empleadas.

Los días de Betty Landborg habían quedado atrás: ya no esperaba ni siquiera dos días para tomar lo que me apetecía, y siempre procuraba tener cerca secretarias jóvenes y atractivas. A Betty la había echado después de que se quedase embarazada, pagándole una cuantiosa suma por su silencio que se administraba en cómodos plazos para evitar chantajes. Después de ella, habían venido otras, a las que mantenía como amantes (voluntarias o no) durante un tiempo, y luego despachaba generosamente, aunque siempre advertidas de los riesgos de irse de la lengua. Y sin embargo, alguien debía de haberlo hecho, porque, al parecer, la tal Lagherta Harris contaba con una buena historia que se disponía a publicar.

Hasta ese momento, siempre había existido una línea roja en mis excesos: el asesinato. Había mentido, sobornado, amenazado, extorsionado, abusado sexualmente. Pero nunca había hecho matar a nadie. Y sin embargo, no me tembló el pulso al hacerlo.

Recuerdo que el gobernador Cornfield me llamó muy nervioso un día de aquella semana: el muy imbécil no sabía que hacer, veía su vida arruinada, su reputación, su carrera. Recibí otras llamadas, porque la historia de que Lagherta tenía algo contra nosotros corrió como la pólvora. La sangre fría es una virtud, y aquellos gilipollas codiciosos y drogadictos la habían perdido por completo. Por fortuna para ellos, yo nunca perdí los nervios.

La llamada a Paul Wolfram fue breve: nos reunimos en un hotel a las afueras de la ciudad, seguros de que no habría micros. Mi abogado era un hombre eficaz, mucho más que un leguleyo tergiversador y mentiroso. Nada más verle, le expliqué la situación, y le aclaré lo que quería.

- Quiero a esa zorra muerta. - saqué un frasco – Esto hará que parezca un accidente. Un infarto.

Paul era un hombre enjuto y de pocas palabras. Cogió el frasco, asintió, y yo me marché de allí como había venido.

Más tarde, llamé a una ex-secretaria, una chica que siempre había querido ser periodista, pero nunca había tenido la oportunidad. Le ofrecí un puesto en la redacción del periódico, una vacante que pronto saldría, y aceptó. Un pequeño premio para Lisa Dormer, por entender que no tenía sentido oponerse a mis deseos, y ceder a ellos sin resistencia.

Esa misma noche, la periodista y redactora Lagherta Harris sufrió un infarto de miocardio, y fue trasladada al hospital central de la ciudad, donde los cirujanos trataron de salvar su vida, sin poder hacer nada por ella. La policía aceptó el informe forense del propio hospital, que confirmaba el infarto, y la mujer fue enterrada, sin que la noticia que pensaba publicar llegase jamás a la redacción. Al día siguiente, una recién incorporada Lisa Dormer alabó el trabajo de la recién fallecida Lagherta Harris, y de los cirujanos que trataron de salvarle la vida, incluyendo al director del hospital Elías Welton, siempre presente en la batalla contra la muerte.

“Un polvorín a punto de explotar”

Los años han pasado, y ahora tengo cuarenta y dos. Quizá sea el momento de que todo acabe, pero no seré yo quién lo permita. Mis aliados son numerosos, y muchos son los favores que me deben. Yo también debo unos cuantos. Si yo caigo, caemos todos. No es imposible que suceda, no es imposible que otra Lagherta aparezca de la nada, dispuesta a publicar una historia sórdida; no es imposible que alguna de las mujeres de las que abusé quiera venganza, ni que algún rival político del gobernador rebusque en la basura; no es imposible que alguno de mis clientes muera de una sobredosis, y alguien empiece a tirar del hilo; no es imposible que los de asuntos internos investiguen a Conrad, y descubran en qué anda metido. Nada de esto es imposible, aún más: es cuestión de tiempo. He volado hasta lo más alto, y la caída desde aquí será la más violenta. Pero hasta que eso ocurra, seguiré golpeando, protegiéndome, ascendiendo. Acumularé pólvora, hasta que el polvorín explote, y cuando lo haga, volará por los aires como Dios manda.

Wow. Menudo pájaro el tal Elías :P

Me ha encantado la historia y cómo has enfocado al personaje. Me ha permitido hacerme una buena idea de cómo es, cómo opera y con quién se las gasta. El polvorín tiene más sentido que nunca.

Tengo que hacer un par de reajustes a lo que tenía pensado para comenzar con la historia de Elías, así que tal vez me demore un poco más. No obstante está todo basta bien. Puedes subir la ficha al apartado del personaje (los hitos así enunciados están bien). Ah! Y una vez te pongas el nombre y una foto en la ficha del personaje, puedes también incrementar en un punto tu atributo de inteligencia o voluntad, el que prefieras ;) 

Búscame también alguna imagen para los PNJs vivos que me has mencionado en el trasfondo (y su actual secretaria). 

Genial, me alegro de que te haya gustado :). Siento desarmar tus planes, pero bueno, ese es el papel de los jugadores xD.

Cita:

Con lo que odio buscar imágenes de PNJs... xD.

Se las pongo yo entonces. Que tengo una nutrida colección de imágenes a raíz de preparar este experimento de partida. Búscate una para el PJ, eso sí :P

Mid, en cuanto me subas la ficha y me pongas una fotillo con su descripción para Ellias, arrancamos ^^

Malditas fotos xD.

Luego busco una, I promise.

Más vale tarde que nunca :S. Lo siento, me he pasado el finde medio malo, y no ha habido forma.

Creo que me faltaba escoger 1 punto extra para un atributo, entre Intelecto y Voluntad, ¿no? Si es así, prefiero Voluntad.

Aparte, creo que voy a cambiarle el aspecto a Fortaleza, no me gusta demasiado el que puse.

Edit: He subido la ficha, ahora subo también la historia. Ya me dices si está todo OK.