Partida Rol por web

-De acuerdo, Barlove. No se me olvidará. Tengo buena memoria...

Ya de camino, Za Harvaya conversaba poco con los demás. Prefería observar de momento. Había rechazado amablemente el ofrecimiento de Sidoc Laewin. No había empezado con buen pie su andadura en este grupo, pidiendo ayuda a las primeras de cambio. Necesitaba resarcirse de algún modo, así que esperaba su oportunidad.

El erudito viajaba ligero de equipaje. Había visto a algunos compañeros partir de viaje con carros llenos de libros. Él no lo necesitaba. Los dioses le habían otorgado el poder de trasladar su mente de vuelta a la biblioteca para recuperar casi cualquier conocimiento que hubiera aprendido...¡Qué pena no haber aprovechado mejor mis años allí!

Un día en el viaje, Za Harvaya se acercó a Ojo de Trueno. Necesitaba algo en que centrar su atención, se cansaba de leer libros imaginarios en su cabeza. -¿Me enseñas la lengua del Desierto? Sea cuál sea ese nombre que me comentas, entiendo que para ti es importante. Como una llave que abre la puerta a lo que realmente somos, ¿no es así? O las raíces de una planta que sobrevive en el desierto... Puedes arrancar el tallo, pero volverá a crecer de nuevo porque las raíces siguen vivas y reciben el agua necesaria.

De repente se quedó pensativo. Plantas. Había estado observando a Logen enseñar las hierbas a Sidoc, que había sido capaz de identificar muchas. Una vez, hace tiempo, Za Harvaya estuvo hojeando un libro de hierbas... A ver si había suerte. Pidió permiso para ver las hierbas que aún estaban sin identificar...

-Si me disculpan, me suena haber visto esas hierbas en un libro, concretamente ésa es una Aloe. Sí. Estoy seguro. Había un dibujo en el cuarto tomo de una colección sobre saberes medicinales, página ciento treinta, a mano derecha. Bastante logrado el dibujo. Las propiedades eran ...

Logen miró a un lado y al otro con su único ojo antes de hablar bajando el tono.- No es nada importante... Pero esos semielfos no hablan apenas dos palabras entre ellos. En otras circunstancias a lo mejor no le daría importancia... Pero no me fío mucho del magistral plan de Voriig y su idea de que nos observan pero no actuarán contra nosotros.- escupe al suelo.- Callados... ¿Alguna vez has visto a un grupo de jinetes callados en un interminable viaje como este a una roca de hielo? Diablos... deberían soltar más maldiciones que pasos, como hacen los enanos.- Finaliza señalando a los enanos.

Por otra parte el hombre de los bosques estaba sorprendido de que en el grupo hubiera algún interés por la herboristeria. Aún así, su maestro le había enseñado a ser desconfiado, y una estricta norma de su código era no desvelar los secretos de la vía del Bosque Silvano. Sentado a la hoguera no le importaba compartir conocimiento y anécdotas con el erudito e incluso con el infatigable Sidoc, que parecía que se había tomado como misión personal sacar de quicio a todos los del grupo con su verborrea insustancial.
- ¿Dibujos de plantas? - Logen se rascó la barba pensativo.- ¿Y el color? El sabor, el olor... ¡El espiritu! No... Los libros pueden enseñar muchas cosas, de eso estoy seguro, pero la esencia... el alma de cada ser viviente... Es algo que se tiene que aprender con el contacto, la comprensión y el respeto.

Pero ni una vez en todo el viaje se dejó acompañar por el otro, teniendo alguna mala contestación incluso.

Era el momento de paz y concentración de logen, y Sidoc, así como en la ciudad se desenvolvía como pez en el agua, en la naturaleza andaba igual que un payaso con cascabeles, cosa que podía con los nervios de Logen.

Ante la continua desconfianza de Logen hacía los semielfos, Irinade se dirige hacía sus compañeros en el momento en que se encuentran reunidos ante el calor de la hoguera, - No tenemos nada que temer, no hay ningún mal que nos aceche en esta caravana! Lo que si nos vendría bien es ejercitarnos durante este viaje, quien quiere realizar alguna práctica de combate no letal para no anquilosarnos?

 Dirigiendóse a Sidoc, le muestra su predisposición a  ayudarlo a ejercitarse.

Que tal Turak, si quieres podríamos realizar unas prácticas de combate, para ver de que están hechos los hombres del desierto, ehh?

El erudito observa de forma disimulada el grupo de semielfos durante el viaje. Las sospechas de Logen podrían ser fruto del desconocimiento y de la desconfianza general, pero quiere asegurarse.

-Yo me apunto, si me dejas Irinade. Hace demasiado que no uso mi arco. Ni esta cimitarra, regalo de los que me criaron en las Llanuras. Necesito mejorar ambas cosas, ya que en combate mis conocimientos de poco sirven. Y tampoco tengo el don para la magia como Sidoc.

Za Harvaya se incorpora y se quita la túnica pero dejando puesto su peto de cuero, y comienza a hacer estiramientos que podrían parecer cómicos, pero sabe que el día siguiente su cuerpo estará aún más dolorido. Necesita recuperar forma física en el viaje.

-Creo que todos deberíamos prepararnos para lo que nos espera.

Sidoc, cuando Logen le dejó claro que no quería forrajear con él, se quedó algo extrañado, pero lo aceptó. De nada valieron las súplicas como: Es que quiero aprender, Logen. No os estorbaré... Es que me aburro mucho... Es que... Bah! 

Se subió de nuevo en la caravana, asomándose por la ventana con la mirada perdida. 

Este viaje se va a hacer muuuuyy largoo...

Pero Sidoc no podía estar parado mucho tiempo. Simplemente, no podía. Cuando en la caravana nadie hablaba y Logen no estaba fuera, salía a caminar al paso de los caballos hasta que se cansaba. Incluso se planteó hablarles a los semielfos, pero, viendo la actitud de sus compañeros, prefirió hacerlo con los enanos. 

Hola! Me llamo Sidoc, les molesta si charlo un poco con vuestras mercedes? Soy de las Metrópolis. Y es la primera vez que viajo tan lejos. De dónde son? Vienen por negocios? Me figuro que no será de vacaciones. Jeje. - Sidoc tenía su mejor sonrisa, el tono de alguien extremadamente simpático, e, incluso, cachondo. Estaba casi desesperado por hablar con alguien y mantener una mínima conversación, pero logró contenerse y resultar cortés y agradable. 

Una noche, alrededor de la hoguera, la paladina dijo algo interesante. Practicar con armas para ejercitarse. Diversión!!

Oh, tenía pensado vencer mis armas cuando necesitara dinero, pero, mientras, será estupendo darles algún uso. Tengo dagas y el arco. No he practicado mucho, aunque me enseñaron de niño mis familiares. Así que se algo del manejo de la lanza, dagas y el arco corto. - Al desenfundar su daga, pudo darse cuenta de la diferencia de tamaño entre su pequeño filo y la espada de la paladina. - Estooo... mejor con palos, no?

Galand se quedó sorprendido al ver a Sidoc confraternizar con los enanos. No cabía duda de que si alguien era capaz de confraternizar con aquellos pedazos de roca montados sobre osos Sidoc le había dado una lección.

Él pensaba que era un tipo que sabía ser simpático cuando se lo proponía pero Sidoc le había sobrepasado. Se paró un momento a pensar. Llevaba tenso más de lo que se atrevía a reconocer y era momento de relajarse un poco.

Ser paranoico no significa que no te estén vigilando pero serlo demasiado tiempo te hace parecer huraño y quería divertirse un poco. De modo que se relajó.

Aprovechó que Irinade se mostraba más amistosa.

Bueno, de modo que paladina. Y dime, ¿cómo se mete uno en esas cosas? Quiero decir, no se me ocurre que uno se plantee ese tipo de cosas. Tal vez sea que mi vida ha sido muy diferente.

Pasó los días del viaje intentando confraternizar con sus nuevos compañeros pero todavía se mostraba algo retraído. Poco a poco, sin embargo, se fue abriendo más.

Dime. dijo un día que por fin se atrevió a preguntarle ¿Cómo abordas a las mujeres? Si te las camelas igual que a los enanos podrás tener muchos hijos en muchos lugares sin problemas.

Las ropas de abrigo le habían calzado bien, pero solo las usó durante un par de noches frescas, varios días después de haberlas comprado. El elfo había logrado un buen precio por ellas, y el tuerto había logrado un precio aún mejor por las hierbas, sería mejor que ellos se siguieran ocupando de lidiar con los mercaderes, después de todo él tomaba lo que consideraba propio y cuando daba no esperaba que le sea devuelto.

Estaba callado durante el viaje, las palabras son para ser usadas cuando hace falta, para el resto del tiempo el silencio es el mejor compañero, todo jinete del desierto lo sabía bien. Sin embargo intercambió algunas con los que estaban en la taberna, el viaje era largo y conocerlos mejor no estaba de más. 

El hombre de las llanuras se mostró interesado en el desierto, no entendió porqué. Tenía claro que el desierto alejaba a todo aquél que no había nacido en sus arenas, mucho sol y poca agua era solo el primer problema, mucha hambre y poca comida el segundo, y el tercero, claro, era el filo de las cimitarras y el veneno del escorpión, pero pocos llegaban tan adentro como para probarlos. Pero ese hombre tenía algo que sin duda el desierto aprobaría, compartía una devoción con él, la cual era su gran pasión - Ellos pueden hacer que una suave brisa se convierta en un fuerte viento! Todo guerrero nació para tener su caballo, y todo caballo nació para ser guiado por su jinete - recordó a Brisa Veloz, que había quedado en custodia de los maestros del templo -dime Sidoc, has encontrado el tuyo?-.

- Me sorprendes, mago, ves montañas donde otros ven planicies, raíces vivas donde otros ven hojas secas, y ves glaciares donde otros ven manchas sobre papel... a ti la verdad no se te escapa, ves lo que está oculto con claridad... para que la lengua del desierto llegue a ti has de dar agua a esas raíces que duermen dentro tuyo... a mi, Ojo de Trueno me ha sido dado el privilegio de dártelas a conocer...- miró detenidamente al sabio, el hombre frágil le inspiraba un gran respeto. Hizo silencio y escuchó el viento una vez mas - ...Nube de Luz. El agua cae de ellas a las montañas, se guarda en los hielos, se escurre entre raíces, desde las alturas ves los confines del mundo y no hay oscuridad que nuble tu visión... así serás llamado en la tierra de las arenas, desde ahora para siempre - le estrecha la mano y le da una fuerte palmada en la espalda. La historia que no había sido escrita comenzaba, y lo impensado, que un sabio y un hombre del desierto se entendieran, estaba sucediendo en esos carros rumbo al extremo del mundo. Uno le ensañaba su lengua y el otro los conocimientos guardados en la magia de la escritura.

Estaban sentados alrededor de la hoguera cuando la Paladina hace el desafío, varios se interesaron, y sacaron cimitarras, arcos y dagas, él sacó cada una de esas armas también y las puso delante - que arma usarás tú, Sol de Fuego?- llevaba en la espalda una gran espada de dos manos, que seguía desenfundada aún. La invitación de combatir le resultó por demás tentadora, aunque no entendía porqué preferían pelear con palos, de qué serviría? no pesaban igual para blandirlas y el enemigo siempre las usaba afiladas, era mejor acostumbrarse antes que padecerlas después.

Entre todos conseguís sacar la información necesaria sobre las hierbas.

~~Aloe: Dobla la velocidad de curación de quemaduras y cortes leves. Cura 5 puntos de quemaduras. Hoja/aplicación

Pathur: Vida suspendida (1 hora). Nódulo/infusión

Cusamar: Recupera 5d10+10 puntos de vida. Flor/ingestión

Marku: Visión oscura hasta 10 metros durante 6 horas. Nuez/ingestión.

Dirigiéndose a Sidoc Laewin -¿De vacaciones dices? jajajajaj no amigo no. Somos los encargados de cuidar y manejar los osos que llevarán la caravana desde el inicio del Glaciar Eterno hasta las Cinco Villas, además si hay algún ataque a la caravana debemos protegerla, tanto yo como mis compañeros somos buenos luchadores. Y tú ¿a qué vienes? no tienes pinta de comerciante. 

Con tu conocimiento general sabes que en el Bosque Silvano están la mayoría de los elfos y que en el Glaciar Eterno vive una raza de semi-elfos.

Con tu tirada de observación lo que te das cuenta es que hablan lo justo y necesario, y no expresan sentimientos ni efusividad. No ríen con una broma, no protestan cuando se les cae algo...

Entonces sois de estas tierras frías? Jeje. Es increíble lo que lográis con los osos. - Dijo con sinceridad. - Yo viajo en busca de aventuras. He oído que se buscan espadas para defenderse de una amenaza extraña. Yo no soy de armas, pero manejo la magia. Al menos suficientemente para defenderme. Ha llegado a vuestros oídos algún rumor, amigo enano?

-¿Aventuras? ¿Amenaza? ¿En el Glaciar Eterno? Muchacho creo que te has confundido de caravana jajajaj. La mayor aventura que puedes tener en el Glaciar es que se te congele una oreja o un pie y te lo tengan que amputar. Sólo esos semi-elfos están hechos para vivir en el Glaciar sin que les pase nada, dicen que están bendecidos por la Señora del Hielo y que por eso no sufren los efectos del frío. Incluso nosotros los enanos, a veces, hemos tenido algún que otro problema con el frío pero claro todo el mundo sabe que los enanos son duros como la roca jajajaa. Nosotros cinco nos hemos criado en el Glaciar, pero bajo una montaña, en una ciudad enana construida hace milenios hasta que nos decidimos a trabajar en las caravanas y aquí estamos viajando de acá para allá.

Por lo visto no sabían nada. Los rumores no habían llegado hasta el sur todavía, ni siquiera para viajeros de caravanas. Pero el amigo enano era agradable y divertido. Seguiría hablando con él un rato más. 

Bueno, eso oí de... un viajero. Que están reclutando en el Glaciar Eterno, sí. Jeje. Si no es así, tendré que quedarme un tiempo para recobrar el dinero para la vuelta. Jeje. Pero no importa. Quiero conocer mundo. Quizá, si a vuestros compatriotas enanos no les molesta, les haga una visita bajo la montaña enana. Permiten a extranjeros visitar la ciudad? Tengo mucha curiosidad de ver una ciudad enana por dentro. Debe albergar maravillas escavadas y construcciones de impresión. Hábladme de vuestra ciudad, amigo. Por favor. 

Sidoc había hecho un amigo entre los enanos encargados de guiar en las tierras heladas. El viaje mejoraba. 

-La verdad es que no suelen admitir extranjeros sin una buena causa. Yo hace años que trabajo en las caravanas y sólo voy de vez en cuando. La Ciudad de la Puerta del Oso, así la llaman, en la entrada tiene a los lados dos osos excavados en piedra. Muchas escaleras que conducen a amplias salas, cerveza, hidromiel y como no el majestuoso salón del trono donde reina Thrall nuestro rey. Que buenos tiempos he vivido...

Vaya, es una lástima. Me quedaré con las ganas de visitarla, me temo. A no ser que vuestro rey requiera los servicios de un mago del sur. Jeje. - La charla siguió amena. Así que Sidoc se atrevió a preguntar por los semielfos. 

Entonces, los semielfos también están contratados por la caravana? O son viajeros? Son muy callados, verdad? Jeje. Pero, según dices, aguantan bien el frío. A qué se dedican?

-Sí los semi-elfos están contratados también por la caravana. Baja la voz. Callados por no decir aburridos ¿verdad? jajajaj. Esa bendición que les dió la Señora del Hielo les imprimió su carácter, son fríos en todos los sentidos. Ellos son aquí los que se encargan de los caballos y también luchan si hace falta.

Todos los días Logen se separa de la caravana, imagináis que para buscar hierbas; pero durante varios días tarda más de lo normal, hasta que aparece con un par de conejos que cocina con unas especias y que os sabe de maravilla, pues durante todo el viaje estáis comiendo raciones preparadas y no tiene nada que ver.

Logen mantenía sus escapadas en solitario que aprovechaba para meditar y hablar con lo espiritus de la naturaleza.
Aún así sabía que necesitaba ganarse la confianza de los compañeros con los que viajaba. Antes o después habría combates y Logen acabaría confiando su espalda a alguno de ellos. El orgullo sólo conseguía llevarte de vuelta al barro, cosa que Logen, pese a sus cicatrices, intentaba demorar todo lo posible.

Es por eso que pese a la escasez de tiempo y fauna salvajes, mantuvo su empeño en cazar algo para comer. Eso y las insulsas raciones que aquellos hombres llevaban. Todo un insulto para su estómago.

Un par de noche fue capaz de cazar algún conejo y especiarlo como bien sabía. Su viejo puchero de bronce mostraba tantas abolladuras debido al uso como cicatrices portaba su dueño, pero aún así el guiso era exquisito. Puro arte.

Al calor del fuego, con el estómago caliente, el ánimo se levanta. - Sidoc...- Se dirigió logen hacia el mago.- Está claro que Voriig te llamó con nosotros por tu bonita lengua. Apuesto lo que quieras a que no eres capaz de conseguir algo de vino de los semielfos y aguardiente enano. - lo retó con una risa gutural.- Compañia pediría también, pero no creo en los milagros y tus amigos los enanos no son mi tipo.- Tras una pausa, añade rápidamente.- ¡Los osos tampoco eh!

También se unió a las prácticas de esgrima, ofreciendo al que quisiese ayuda para manejar sus hachas. En total portaba cuatro de ellas, y era capaz de manejarlas todas a la vez y hacer malabares y diversos trucos con ellas. - Mantener el jardín a raya de malas hierbas es mi trabajo.- Comenta con su mejor sonrisa deformada