Partida Rol por web

Nadas hasta la roca sin problema. De hecho, el tamaño de esta permite que te puedas sentar en ella y aun sobre bastante espacio para el cangrejo, el cuál te mira y te coge de la ropa, nervioso, con su pinzas y la agita. No mide más de un palmo, por lo que la escena se te antoja graciosa.

- ¿¿Un coneho?? ¡Por el amor de neptuno! ¡¡Un coneho!! ¿"Por el mar corren lah liebre y por el monte lah sardina"? ¡¡¡Esta niña está loca!!! Volvió a llevarse las pinzas a la cabeza. y se movió por la roca nervioso. ¡¡NO HE VISTO CONEHOS PORQUE NO PUEDO DEJAR DE MIRAR ESO!! Y señala hacia la playa, a unos 15 metros... Me va a matar...su padre me mata y me come, y luego me pisa y me mata otra veh...

Natalie no puede evitar reírse levemente, aunque no lo hace escandalosamente, pues el cangrejo parecía hablar en serio.

¿Qué ocurre? Pregunta interesándose por su problema, quizá podría ayudarle, ya que estaba claro que no había visto a ningun conejo. Luego mira hacia la playa hacia donde le ha indicado, pasando su mirada fugazmente sobre el pez, para ver si su preocupación era tal como la del cangrejo.

El pez tenía sus ojos fijos en la playa, debía estar de shock, pues ni de movía ni hablaba ni nada de nada.

El cangrejo comenzó a dar vueltas por la roca y terminó cogiendo un trozo de tu falda con las pinzas y se lo llevó a la boca para mordisquearlo nervioso.

Cuando paraste tus ojos en la playa encontraste...encontraste...

Algo...

Algo raro, nunca lo habías visto...

Era...¿Cómo decirlo? No sabías lo que era, pero no pudiste evitar abrir los ojos y ponerte como un tomate...aunque no sabías qué estaba ocurriendo.

Una jovencita, pelirroja, de tu misma edad, aproximadamente, estaba tumbada e la arena, desnuda, solo cubierta por su larguísima melena. Sobre ella, moviéndose bestial, un hombre fornido, moreno, con pinta de marinero. Él le sujetaba las muñecas y ella gritaba. Era como una especie de pelea...pero algo te decía en tu interior que a ella no le importaba que le hiciese daño...

Era...

Entonces entendiste al cangrejo, que seguía mascullando que el padre de ella lo iba a cocinar a fuego lento.

Oh.. vaya... Dijo en cuanto se dió cuenta de lo que estaba viendo. Desvió la mirada algo sonrojada.

Sois unos animalitos un poco pervertidos... Les riñó sin mucha insistencia, pues a penas les conocía. ¿Qué problema hay en eso? Parecen estar pasándoselo... bien.. Dice simplemente, algo cortada, pues ella aún era virgen.

Por lo que aún sigue con su vista fija en algun otro lado.

El cangrejo, histérico, tepa por tu ropa y pega sus ojos a los tuyos, chillándo como un loco.

- ¿¿¿¡¡¡PERVERTIDOS!!!??? primero se noh enamora de él, el padre e esha noh dice que la vigilemo, luego le salen patas y ahora está ahí haciendo....ESO con...¡¡¡¡¡¡¡con ESE!!!!!!!

El pescadito parece que vuelve en si.

- Sebastián, yo...erm....bueno...si ellos se aman...

El cangrejo os mira...primero al uno, luego a tí...luego a los dos... Agarra tu ropa y tironea de ella zarandeándote.

- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡ESTAIS LOCOOOOOOOOOS!!!!!!!!!! ¡¡¡¡¡NOS VA A MATAR A TODOS!!!!!

Los gemidos de ella comenzaron a llegar, bastante sonoros hacia vosotros.

- ¿Pero qué podemos hacer? Dijo tímido el pececillo.

Natalie se sonroja aún más, ya por no poderse quitar la imagen de la cabeza y ahora encima le llega la banda sonora.

¿Le salen patas? Intenta distraerse.

El pececito tiene razón. Su padre tendrá que entenderlo. El amor no se planea. Dijo romántica empedernida. Ni que ella lo hubiese sentido alguna vez. A penas sabía lo que había leído en todo el montón de libros que había leído. No sabía si existía, pero ella aún esperaba a su principe azul.

El cangrejo mira la escenita, y luego se descuelga de tu ropa.

- Patas, si, como lah tuya, ¡ella era sirena! Pero la bruja esa...

- ¡¡¡OOhh!!! ¡¡cuando  la coja!! la voy a...y a... Añade el pececito haciendo movimientos de estrangulamiento con las aletas.

- Ella le dio patas a cambio de su inocencia...y ahí la tienes... Dijo señalando con una pinza a la chica, y tapándose la cara con la otra.

A los gemidos de ella se unieron los de él, por un instante, y los dos callaron, quedando tendidos en la arena.

El libro, aquel enorme libro que parecía seguirte, apareció abierto por una página con un dibujo cuanto menos MUY explícito de lo que estaban haciendo aquellos dos...por si acaso no te había quedado claro. Las descripciones de esa páginas, y algunas anteriores, podían ser clasificadas de pornográficas en muchos lugares, y a tus ojos, sencillamente, eran ilegibles so pena de infarto, de hecho, empleaba un lenguaje tan soez que a veces no sabías ni el significado exacto de algunas expresiones.

¡Oh! Exclama descubriendo el libro y fijándose en lo que hay escrito.

Cuando se da cuenta sus ojos se agrandan sin poder evitar leer algunas líneas más, pero cuando ve la imagen despierta y lo cierra de golpe.

Maldito libro... no era necesario... Murmura entrecerrando los ojos mirando el libro.

Así que sirena... dice pensativa. Con todo lo que había visto, aquello le parecía normal. Qué romántico. Ha encontrado el amor en tierra. Dice con una sonrisa y suspiro ignorando la exageración del cangrejo.

Su padre no tendrá más remedio que aceptarlo. Dice convencida encogiendose de hombros.

- ¡¡Su padre me comerá en sopaaaaaaa!!

El cangrejo empezó a llorar ridículamente, mientras el pescadito lo calmaba desde su posición.

Cuando cerraste el libro todo se volvió negro.

Todo se volvió negro, silencioso. Realmente Natalie estaba asustada. ¿Había apagado el sueño?

¿Hola? Pregunta temerosa de la posible respuesta que no sabía ni de dónde podría llegarle, ni de quién. No se mueve, por si acaso.

Abriste los ojos y todo se te tornó realmente familiar. Piku dormitaba a tu lado, aun no había sonado con la hora, pero por la claridad que entraba por la ventana no debería faltar mucho para las 7 de la mañana. Abajo, se escuchaba a tu padre entrando y saliendo de la casa sin parar.

Cuando Piku notó más movimiento de la cuenta, comenzó a revolotear alrededor tuya y a dar botecitos de alegría.

Natalie aún conservaba algo del rubor en sus mejillas y todo por culpa de esa maldita última escena. Debería dejar de leer tantos libros, así quizá sus sueños serían algo más normales. Lo descarta enseguida. No podría vivir sin los libros.

Sonríe al ver a Piku revolotear a su lado.

Buenos días... Le saluda algo adormilada y sonriente. Luego se levanta, se viste y asea, hace la cama y baja a ver a su padre.

Por suerte Piku aun no era lo suficientemente perspicaz como para darse cuenta de tu rubor...ni podía preguntarte directamente por la causa de este...por suerte.

Aunque también por suerte, en menos de un minuto ya se te habían pasado las señales de un momento que calificarías como "incómodo" pues no sabías cómo poder disminuir ese calor de manera que no fuese dejándolo pasar y que se fuese solo.

Una vez todo hecho bajaste a ver a tu padre, que estaba con la misma ropa que el día anterior, y terminaba de empaquetar algunas cosas.

- ¡Uhi! Qué bien, anda, ayúdame con este baúl... Dijo cogiendo una de las asas del pesado armatoste. He logrado que se mueva salude, escriba, incluso a hurgar en la....en fin, que sabe hacer muchas cosas, bueno, no es que sepa, es que por fin he logrado coordinarme a él, está muy bien, seguro que ya no quedaré como el loco o el yoquesé del pueblo...y ¿sábes lo útil que puede llegar a ser? Implantes mecánicos...u ortopedia mecánica...¿Ortocánica? Arrugó la nariz. No, no me gusta, ya pensaré en otro nombre por el camino. Te sonrió. ¡OH! ¡QUE CABEZA LA MÍA! Buenos días florecilla. ¿Qué tal has dormido? ¿Soñaste con angelitos? Y te sonrió inocentemente...si soo se hiciese una idea de las ultimas imágenes de tu sueño...te llevaría al médico seguro.

Natalie notó como el calor de sus mejillas disminuía mientras bajaba las escaleras y lo agradecía para que su padre no lo viese. Le ayuda con el baúl y sonríe escuchandole hablar sin parar como siempre. Ante su último comentario desvía un poco la mirada.

Sí.. papá... murmura rápidamente. ¿Ya te vas? Cambia de tema rápidamente para pensar en otras cosas. ¿Qué narices le estaba pasando para soñar esas cosas (y sobretodo tan explícitas) ahora?

Tu padre asintió.

- Si, me voy ya, aunque antes tenemos que ir a visitar el hotel de los señores Pole, que vas a quedarte estos días con tu amiga, con....Lily, sí, ella. ¿Te parece bien, verdad? Porque no me hacía mucha gracia el dejarte aquí en medio de la nada sola...ya ves, una jovencita como tu y sin protección...así que te mando a la ciudad mientras yo vuelvo.

Te sonrió.

- Pero se me olvidó decírselo a sus padres...así que cuando te arregles nos vamos, yo mientras termino de subier todo esto y desayunamos juntos. ¿Vale?

Está bien, papá. No sacaría nada discutiendo, pero debía admitir que le daba rabia que la siguiese viendo como a una niña pequeña. Ya era mayor y se las sabía arreglar sola. Pero si empezaba a quejarse, sólo conseguiría que o bien su padre renunciase a ir, o se fuese preocupado y todo le salíese mal como le solía pasar. Así que asiente con un suspiro y sube a su habitación a arreglarse y preparar una pequeña mochila para un par de días.

No le hacía mucha gracia molestar a la familia de Lily con su presencia, pero sería una forma de recordar viejos tiempos con ella.

Ya estoy. Baja al cabo de algunos minutos preparada.

Cuando bajas tu padre está tostando pan y la leche de está quemando en el cazo.

- Hola de nuevo, florecilla, ya estoy prep...¡¡¡AY, LA LECHE!!! Corre a coger el cazo, pero se quema la mano y espurrea la leche por el suelo, mira mal al cazo y le da una patada. Lo siento cielo...ahora pongo otro.... Dice soplándose la mano.

Piku está por ahí escondido, muerto de miedo, por si el recibe también.

En eso el pan comienza también a echar un sospechoso humillo... Aun te preguntas cómo se las apañó tu padre para criarte solo...sin mataros a los dos en el intento.

Cogiste los trozos de pan y tu padre volvió a poner a calentar la leche, ofreciéndote también un platito con mantequilla. En la mesa había frutas y zumo de naranja.

- Bueno, mientras se calienta eso vayamos comiendo.

Natalie le ayuda en lo que puede, mirándole algo desconfiada.

Papá... dice presagiando nada bueno. ¿Seguro que estarás bien solo? Puedo acompañarte... Dice bastante preocupada. Confiaba en su padre, pero no es que tuviese buena suerte precisamente y siempre que se separaban lo pasaba bastante mal. Podría ser tu ayudante... Piku también podría venir, ¿eh, Piku? Llama a su maquina-mascota con cariño.

Cuando piku escucha su nombre va revoloteando hacia vosotros, haciendo sus ruiditos de rigor. Tu padre sonríe y apoya una mano en tu hombro.

- Es un camino muy largo, y prefiero que estés aquí cuidada, que no darte semejante viaje y que tengas que estar sola por ahí cuando yo esté con los demás inventores...

Se quedó mirándote, y sonrió.

- Eres igual que tu madre, Nataly. ya eres una mujer, y una muy hermosa. Si te pasase algo no me lo perdonaría...jamás...Prefiero que te quedes con los señores Pole, se que ellos te van a acoger como a su propia hija.

Se fe hacia donde estaba la leche calentando y la removió un poco.

- No te preocupes por mi. Además, lo más que me puede pasar es que me explote algo en la cara, y ya estoy más que acostumbrado a eso. Dijo con una risita. Apagó el fuego de la leche y la llevó a la mesa, repartiéndola entre los dos vasos.

Nat intentó parecer convencida ante su padre, aunque interiormente sabía que iba a estar preocupada durante toda su ausencia. Asiente y se dispone a acabar de preparar el desayuno y empezar a comer.

Intenta darle consejos, como si los papeles se hubiesen cambiado.

Cambiate de ropa interior cada día, y manda la sucia a lavar. Añade. ¡Ah! Y no comas cosas preparadas sólo por no perder tiempo. Le advierte una vez más.