Partida Rol por web

Kummy lloraba, en una mezcla de alegría y sufrimiento acumulado. Tardó bastante tiempo en poder hablar y cuando lo hizo, una vez el peligro quedó atrás, su rostro evidenció parte de lo que había pasado.

-N-nos cogieron. Fue... no pudimos hacer nada. Pero mamá y papá me ayudaron a escapar. Les distrajeron. Ellos... los castigaron, les hicieron daño, sus gritos....

Tu hermana no era capaz de hablar con mucha coherencia de lo que le había sucedido, y necesitó algo más de tiempo para conseguirlo.

-Los hombres del látigo llegaron al refugio, nos encadenaron a todos... y fuimos por el desierto, hasta la montaña. Nos pegaban, tiraban de nosotros, y a quien no podía seguirnos, se lo daban a los... a esos animales y las otras criaturas. Muchos murieron. Pero llegamos, y entonces, mamá y papá distrajeron a los guardias para que yo escapara. Pero están allí dentro, en la montaña. Es horrible, horrible. Lily, están allí; ¡hay que ir a buscarlos!

Organa empezó a dar órdenes a todos y cuando Andrés le preguntó, se volvió hacia vosotros.

-Nosotros tenemos que cambiar de lugar. Una vez los lobos marcan un sitio, los esclavistas vienen después. Vosotros podéis hacer lo que queráis, venid con nosotros o no. Pero decidid rápido.

Había movimientos por todos lados, gente bajando de los árboles y preparando comida y utensilios para llevar.

La historia que Kummy contaba, Lily la escuchaba al detalle, porque quizás existieran más personas de su refugio con vida, y si esto era así, no podían mirar hacia otro lado y alejarse por un camino incierto de supervivencia junto a desconocidos. Aquello no tendría sentido.

- Papá y mamá están vivos... - Aquella era una noticia esperanzadora. Miró a sus compañeros, los cuáles no habían intervenido en momento alguno - Tenemos que hacer algo... - miró a Kummy y suspiró - ¿Cuántos son en total? ¿Decenas?... - Era una pregunta que no había querido hacer en voz alta porque la respuesta marcaba una clara realidad. Todo estaba perdido

La camarera no era una mujer muy inteligente, pero sí lo bastante habilidosa como para cubrir las necesidades de unas personas con las posibilidades de otras. No por nada regentaba una cafetería que relacionaba a las personas que precisaban ayuda en alguna causa concreta.

- Organa, tengo una propuesta para vosotros... - Dijo Lily acercándose a la líder - Si nos ayudáis a liberar a mi gente de los esclavistas y regresamos al refugio del cual hemos salido, podréis quedaros a vivir con nosotros allí... El refugio es un sitio seguro, podemos formar comunidad y hay bastantes hombres como para preñaros a todas... - Aquella frase le parecía aberrante, pero llegados a ese punto, quizás fuera una buena propuesta que mencionar - Y allí no hay lobos, nunca entran... - aseguró - ¿Nos ayudaréis a recuperar a nuestras familias?

Kimmy tardó en reaccionar, pero finalmente, te miró orgullosa y feliz. 

-Pues... yo creo que no son muchos. Diez o doce quizás. Pero tienen a muchos de esos... seres muertos, y perros, lobos y ese tipo de bichos mutantes. 

Organa se lo pensó. No os debía nada de nada, pero al mismo tiempo, la posibilidad de tener un hogar de nuevo, junto con el sentimiento de camaradería y protección, eran muy fuertes como para negarse. Miró hacia atrás y vio como los suyos estaban ya casi preparados para marchar.

Tenía que decidirse ya.

-Esperad aquí.

Organa buscó a Arrakis y empezó a hablar con ella. Durante un buen rato estuvieron hablando y también discutiendo. Arrakis no parecía nada contenta con aquello, pero pareció como si al final, lo diese por perdido. Se acercó entonces a un grupito de radianos y finalmente, tres de ellos se acercaron a Organa y junto a ella, a vosotros.

-Iré con vosotros. Yo y estos tres. Los demás, marcharán al campamento secundario. No pondré en peligro a nadie más, ni por vosotros ni por nadie. Si lo conseguimos, habrá tiempo para celebraciones y si no... pues el resto seguirá adelante sin mí.

Bill suspiró aliviado ante el hecho de que acababa de esquivar otra vez la muerte por muy poco. Y era una desagradable sensación a la que no acababa de acostumbrarse.

Pero aquel no era momento de lamentarse. Más bien de celebrar. Y no tanto por haber salvado el pellejo si no por haber encontrado con vida a otra habitante del refugio 252 y, para colmo  la hermana pequeña de Liliana ni más ni menos.

Aún resollando por la carrera hasta el suelo y por la adrenalina segregada a su torrente sanguíneo, el botánico se unió al corrillo que se había formado en torno a las recién reunidas hermanas y guardó silencio, alegrándose de corazón por su amiga.

No se alegró tanto, sin embargo, cuando surgió la posibilidad de emprender una misión a todas luces suicida para tratar de rescatar a los que aún quedasen con vida. Aún temblaba si se paraba a pensar en aquel mutante gigantesco que, con una ametralladora casi tan grande como él mismo redujo a picadillo a todos los que estaban en la cafetería en un abrir y cerrar de ojos.

Mientras Lily suplicaba ayuda del grupo de habitantes del exterior, William echó un vistazo a los mismos. ¿Como iban a poder ayudarles a enfrentarse a semejantes enemigos? ¿Con palos y piedras...? Pero prefirió guardarse los funestos pensamientos para sí, limitándose a presenciar hacia donde se dirigían los acontecimientos, si bien trató de ayudar colocando las manos sobre los hombros de la pelirroja, como muestra de apoyo moral en aquella nueva situación.

Y entonces la que hablaba en nombre del resto pareció aceptar la propuesta de la camarera, lo que provocó en el muchacho que tragase saliva y simplemente dijese-Decidido pues...

Lucke no sentía la vida como los demás. Su sencillez, a veces candidez, unida a su incapacidad para oír cuanto le rodeaba, hacían que el mundo silencioso del cual formaba parte, fuese un conjunto de imágenes mucho más simples de traducir que para la mayoría.

Además, Lily era el centro de su existencia y el hecho de que sus ojos se volviesen hacia ella, y la siguiesen allá donde fuera, convertían al joven inadaptado en un ser muy particular, que parecía moverse por motivaciones diferentes a los demás. El haber hallado a otros como él había supuesto un giro inesperado pero en realidad, las cosas no habían cambiado mucho, puesto que había ido allá donde Lily le necesitaba, o él sentía que podía necesitarle, hasta el punto de arriesgar su vida por ella.

En aquel momento, sus ojos percibieron todos los movimientos que habían a su alrededor y como Bill, Lily, Andrés, y aquellas mujeres que acababan de conocer, movían los labios y hablaban entre sí, como decidiendo las cosas. Y Kummy, también estaba la joven a quien Lucke ya conocía y que sin duda se alegró de volver a ver, puesto que además de quererla, era importante para Lily, y lo que Lily valoraba, Lucke lo valoraba igual o incluso más que ella.

Por otro lado, estaba en un ambiente muy diferente al que estaba acostumbrado y en aquellos instantes, por vez primera en mucho tiempo, pudo detenerse al menos un instante para intentar comprenderlo todo. Para los demás, era un momento importante, puesto que debían tomar decisiones, pero él iría donde fuese Lily así que no tenía nada más que hacer, y se sentó en el suelo, apoyándose en una de las piernas de Lily y finalmente, tumbándose como si fuera un perro fiel, a sus pies.

Y en ese momento, algo extraordinario ocurrió.

Al colocar su oreja en el suelo, todo dejó de estar silencioso.

- Organa, tengo una propuesta para vosotros... 

Confundido, Lucke levantó la cabeza del suelo, mirando a su alrededor y viendo de nuevo a los demás hablando entre sí, antes de volver a bajarla.

-...clavistas y regresamos al refugio del cual hemos salido, podréis quedaros a vivir con nosotros allí... El refugio es un sitio seguro, podemos formar comunidad y hay bastantes hombres como... 

De nuevo alzó la cabeza y vio que aquellos sonidos parecían provenir de Lily, porque de alguna manera coincidían sus movimientos de boca con lo que oía.

Pero no solo era capaz de entender lo que decían, sino que también podía percibir mucho más, como golpes, pisadas de animales corriendo, alejándose a toda velocidad de ellos, aullidos, y también, concentrándose un poco más, los pequeños pasos de decenas de criaturas que estaban más o menos cerca.

Iré con vosotros. Yo y estos tres. Los demás, marcharán al campamento secundario. No pondré en peligro a nadie más, ni por vosotros ni por nadie. Si lo conseguimos, habrá tiempo para celebraciones y si no... pues el resto seguirá adelante sin mí.

Al oír la última de las frases de Organa, miró a su alrededor y vio los árboles, que crecían desde la tierra y cuyas raíces parecían extenderse por todas partes, incluyendo bajo el suelo y exactamente, bajo su cuerpo. Esas raíces eran mucho más que simples trozos de árbol. Eran en realidad la verdadera vida de aquel bosque, que conducía todo cuanto sucedía como si de un sistema nervioso se tratara.

Por eso Lucke también detectó miedo, horror, hambre, sed, desesperación... y cuantos sentimientos experimentaban todos los seres que caminaban sobre o cerca de otras raíces. Los árboles se extendían hasta donde podía ver, creando una red nerviosa por todo el bosque, como si de un supra-organismo se tratara,  y Lucke, por algún motivo, era capaz de captarlo. 

¿Los demás que eran como él también podrían?

Quizás formase parte de aquel bosque, al igual que la brisa, los riachuelos y las hojas que se mecían a un ritmo invisible, marcado por el tiempo.

Mientras todos hablaban y decidían, Lucke se sentó y apoyó en una de las piernas de Lily y al hacerlo, colocó una de las palmas de sus manos sobre el suelo. En ese momento, su rostro pareció cambiar, como si se iluminase con el descubrimiento de algo. Ninguno de los demás pareció darse cuenta de ello, pero desde luego, Luke miró hacia arriba esperando que así fuese y volvió a concentrarse después en algo que nadie más que él sabía.

En esos momentos, los hermanos de Lucke llegaron hasta Organa y al ver a Luke agachado y tanteando el suelo, lo imitaron, formándose una extraña estampa a la que nadie estaba acostumbrada.

Con el corazón latiendo aún a un ritmo acelerado por el peligro que supuso estar frente a aquél monstruo, Freak se mantuvo alerta mientras Lily, Andrés y Bill dialogaban con las que parecían las líderes del lugar a saber de qué pues no podía oírles.

Criaturas malas, feas y malas, si. Miró a Kummy y le dedicó una sonrisa. Qué alegría, si Lily es feliz, yo soy más feliz.

Cuando creyó que el ambiente estaba más calmado, se sentó junto a la pelirroja y entonces...

Se estremeció al oír el ruido de los grillos, el repicar de las hojas de los árboles por el viento y una voz.

Organa, tengo una propuesta para vosotros... 

¡Lily! Pero, ¿Qué está pasando? ​​​​​​La reconoció inmediatamente, no solo la estaba oyendo, sino que además la estaba viendo desde arriba, como si estuviera subido al árbol que estaba cerca. Y esa nuca debe ser de Andrés, ¿Se está quedando pelado? Billy... Y... ¿¡YO?! Se exaltó al verse a sí mismo como si fuera un tercero, y el silenció volvió a reinar, ya no los veía desde arriba, volvía a estar sentado en el suelo junto a la pierna de Lily.

-¿Kaehh?- Miró hacia arriba y le pareció notar que había una especie de ardilla en la copa del árbol, juraría que en el mismo lugar desde donde él estaba mirando.

Notó que en el suelo dónde su cuerpo estaba brotaba una raíz, allí había apoyado una de sus manos antes. Ahora que se había fijado en ella, sentía una atracción difícil de explicar, como si la raíz y Freak fueran dos partes de un rompecabezas cuyas formas coincidían y se atraían para completar una figura mayor. Volvió a tocarla.

-...clavistas y regresamos al refugio del cual hemos salido, podréis quedaros a vivir con nosotros allí... El refugio es un sitio seguro, podemos formar comunidad y hay bastantes hombres como... 

Sin dudas, no estaba soñando, podía oír a Lily aunque no entendía nada de lo que decía. Freak sabía leer y escribir muy bien, pero no tenía la menor idea de cómo sonaba cada letra y muchos menos sus combinaciones para formar palabras.

Si se concentraba, podía hacer volar su conciencia a otros "puntos". De un momento a otro se encontró en el nido de un búho y solo podía ver a sus polluelos delante suya, en otro, podía percibir mucho más, como golpes, pisadas de animales corriendo, alejándose a toda velocidad de la zona donde estaba el campamento, aullidos, y también, concentrándose un poco más, los pequeños pasos de decenas de criaturas que estaban más o menos cerca.

Miró a su alrededor y vio los árboles, que crecían desde la tierra y cuyas raíces parecían extenderse por todas partes, incluyendo bajo el suelo y exactamente, bajo su cuerpo. Esas raíces eran mucho más que simples trozos de árbol. Eran en realidad la verdadera vida de aquel bosque, que conducía todo cuanto sucedía como si de un sistema nervioso se tratara.

Por esa misma razón, Freak también detectó miedo, horror, hambre, sed, desesperación... y cuantos sentimientos experimentaban todos los seres que caminaban sobre o cerca de otras raíces. Los árboles se extendían hasta donde podía ver, creando una red nerviosa por todo el bosque, como si de un supra-organismo se tratara, y él, por algún motivo, era capaz de captarlo. 

Entonces, varios radianos llegaron y Freak entendió entonces lo que hacían, al igual que él, se estaban conectando. ¿Podían hacerlo cuando quisieran? ¿O cuando el "bosque" se los permitía? ¿Cómo es que estaban conectados? Freak sentía que él mismo era una parte del bosque. ¿Lo habrían saludado los radianos en el primer encuentro en el lago, apoyando sus palmas en el pecho, para poder "sentirlo"?

Diez o doce enemigos para los cuatro ciudadanos del refugio 252 eran demasiados, y más teniendo en cuenta sus escasas habilidades en lucha. Y mucho más lejano quedaba el propósito si pensaban en los muertos andantes, perros, lobos y bichos mutantes que acompañaban a los esclavistas.

- Está muy difícil que podamos vencer - dijo la pelirroja con un suspiro tras haberle pedido ayuda a Organa, la cual se acercó a varios radianos para hablar con ellos, claramente sopesando el trato que les estaba brindando la camarera. Si salía bien aquello tendrían un hogar seguro y podrían fornicar con cualquier hombre que se les entregase. Y ellos regresarían a la seguridad de su hogar.

- Te agradezco que nos ayudes - dijo Lily con convicción en su voz, por algún motivo Organa le gustaba más que Arrakis, o quizás fuera como le dijo Andrés, estaba celosa de compartir a sus chicos con aquellas mujeres, algo que no podría evitar si ellos decidían actuar de manera activa en la toma de decisiones.

Se habían sentado y Freak se apoyaba a su lado, una constante que a la pelirroja le encantaba. Su mejor amigo le daba mucha paz interior y tenerle al lado hacía que siguiera sonriendo optimista hacia la vida. Lo que no esperaba la fémina era que Lucke apoyase una de las manos en el suelo y mudara la expresión de su rostro, hablando en su idioma particular, mirando hacia arriba, algo que la pelirroja imitó.

- Es solo una ardilla, Lucke, todo está bien - le sonrió y besó su mano para transmitirle tranquilidad, pero él parecía inquieto mirando a todas partes como si algo estuviera llamando poderosamente la atención de su mutado amigo - ¿Qué te sucede? ¿Algo te preocupa?

La joven observó a Freak detenidamente, como queriendo entender qué sucedía. Ahora estaba en manos de Morgana avanzar hacia los esclavistas, esperaba que al menos le dieran algo con lo que defenderse.

De momento miraba algo extrañado como al parecer Lucke tocaba el suelo, mirándonos a los tres con asombro por alguna razón mientras estaba en el suelo y Liliana trataba de convencer a Organa de ayudarnos a recuperar nuestro refugio, nuestro hogar, pero al ver que se trataba de ella y 3 "lucke's" más chasqueé la lengua incrédulo, antes de negar con la cabeza y dar un paso al frente.

-Nosotros 8 armados solo con antorchas, palos y piedras no podremos contra un montón de zombies, sabuesos y a los hijos de puta que esclavizaron a los que sobrevivieron el ataque de los mutantes esos. Necesitamos armas, pistolas, rifles o lo que sea, y también algo de ropa más allá de puros trapos. Y tiene que ser rápido, porque no sabemos cuanto durarán hasta que ellos también se vuelvan zombies...- Hablaba de forma decisiva y seria, dirigiéndome al grupo como tal.

Organa miró con cierta complacencia a Andrés. ¿Armas? Eso era algo que habían tenido que aprender a hacer de la nada, usando piedras, palos, corteza de árboles, lianas....

-No vamos a luchar. Somos un equipo de apoyo y rescate, pero si se trata de entrar en batalla, tendremos todas las de perder. Iremos con vosotros e intentaremos rescatar a vuestra gente, pero nuestras mejores armas serán el sigilo y la rapidez. Aparte de eso, disponemos de cuchillos artesanales, flechas y lanzas. Podéis coger cuanto queráis puesto que hay suficiente para todos.

Organa se acercó entonces a los hermanos radianos, que parecían un poco nerviosos, para tranquilizarlos. Se fijó en que Lucke también actuaba de manera poco habitual, pero puesto que no era de los suyos, tampoco se centró demasiado en él.

Kummy no se separaba de Lily y antes de que se diera cuenta, Lily se encontró con otras dos manos rodeándole la pierna. Era el niño con el cual había trabado amistad en aquel refugio.

-No te vayas -le dijo, mirando hacia arriba con ojos de súplica.

Andrés tomaba la palabra y decía lo evidente, que tenían muy complicado el poder vencer a un grupo de personas armadas, y más porque ellos mismos no tenían herramientas para enfrentarse a los esclavistas. Lyly miró con profunda tristeza a Montenegro, al fin y al cabo tenía razón, las posibilidades eran más bien escasas, pero sus padres estaban allí. No podía abandonarles. Nunca podría perdonarse no haberlo intentado, aunque supusiera acabar igual de mal que ellos.

Organa sin embargo parecía segura de sí misma, tenía ideas propias de cómo enfrentarse a la situación. No tendrían un enfrentamiento directo, sería un rescate en toda regla basándose en el sigilo y la rapidez.

- Hacer ruido para despistarles sería una opción...Si se dispara flechas hacia un sitio concreto y se hace ruido, varios dejarán su puesto para ver qué pasa y podríamos aprovechar ese momento para liberar a los detenidos... Es como decís, no hay éxito en un enfrentamiento directo, pero podemos jugar al despiste... -  Afirmaba la pelirroja convencida de que quizás, pudieran tener una mínima probabilidad de éxito.

Lily no esperaba que el niño pequeño con el que había cocinado tortitas de mutaracha se abrazase a ella y le pidiera que se quedara. ¿Cómo no hacer caso a esa criatura tan inocente? La vida le había despojado de todo y cada vez que alguien le hacía caso tendía a desaparecer, era cruel lo que le había tocado vivir.

- Voy a volver... - Dijo, sintiendo que esa frase ya lo habría escuchado antes - Voy a buscar a mi mamá y a mi papá, pero estaré de vuelta muy pronto, confía en mi... - Le dio un tierno abrazo y suspiró. Si vivía cuidaría de ese muchacho como si fuera su hermano pequeño, su dulzura le encandilaba.

Bill se rascaba la cabeza mientras caminaba de un lado a otro, tratando de exprimir su cabeza en búsqueda de alguna idea milagrosa que pudiese darles al menos una probabilidad de salir con vida de semejante suicidio.

Tras algunas vueltas se detuvo en seco y achinó los ojos ante una ocurrencia que quizá valía la pena compartir con el resto.

-Guerra química...-dijo en voz alta, para después girarse en dirección a Organa, con la esperanza de que aquello pudiese ser realmente una opción.

-En el antiguo mundo existían plantas con potentes efectos psicotrópicos y tóxicos... El Beleño negro, Datura Estramonium, Cannavis sátiva, Papaver somníferum... No disponemos de unas instalaciones adecuadas pero si encontrase plantas con esas características quizá podría extraer su esencia destilando su savia... crear algún tipo de bomba de humo narcótico, o algo así...-hablaba sin demasiada confianza puesto que estaba reflexionando en voz alta.

Pero cualquier cosa le parecía mejor que lanzarse a pecho descubierto contra los esclavistas

-No sé, pero yo creo que haríamos más daño al dispararle a uno de esos bichos en la cabeza en lugar de apuñalarle en el cuello. Así no hagamos un enfrentamiento de frente, que me parece bien, en caso de tener que hacerlo deberíamos tener una buena oportunidad para hacer daño.- Respondí aún inconforme por como Organa planteaba el acercamiento al asentamiento. Pero de nuevo volví a quedarme un poco en segundo plano, dando algunos pasos hacia atrás y llevándome una mano a la cabeza y revolverme un poco el pelo, pensando en qué hacer.

Pero en eso logro escuchar la idea de Bill, a lo que me acerco notablemente interesado por su plan. Una sonrisa se empieza a formar en mi rostro, y cuando termina de hablar le doy un par de palmadas en la espalda. -Ahora, ESA si es una idea que me gusta, ¡Wow! Es simplemente genial, tenemos que al menos intentarlo...- Pero en eso volteo para ver a Lily, viendo como tenía a su hermanita y a aquel niño del anterior refugio, a parecer sería difícil si ella se fuera con nosotros. -Oye, Lily... Lo mejor sería si te quedas aquí con Lucke para que te ayude con los niños... Apenas te reuniste con Kummy y al parecer no es la única que quiere que te quedes...-

El botánico se giró en dirección a su anfitrionas, con algo de esperanza tiñendo su mirada. El plan era terriblemente parco en detalles y concreciones, pero era mejor que nada. Pero para poder llevarse a cabo requería de la ayuda de los habitantes del exterior del Refugio.

-Yo conozco la teoría de las plantas antiguas, pero el ecosistema ha mutado. En cien años ha evolucionado no menos de mil...-Se alborotó un poco el pelo, mientras pensaba.

-Seguro que vosotras conocéis plantas con propiedades narcóticas o venenosas... si pudiéseis enseñármelas, quizá fijándome en los foliolos, su inflorescencia, la pilosidad... quizá sería capaz de relacionarlas con las plantas que yo sí conozco... -Se encogió de hombros-Ese sería un buen punto de partida, creo

Freak salió de su trance sensorial.

¿Qué soy? Miraba sus manos. Durante toda su vida se había sentido fuera de lugar, pero allí, en ese instante, había encontrado su lugar de pertenencia. Era uno con aquél ecosistema, era uno con el bosque y con sus iguales radianos. Se sentía en paz.

Miró a sus compañeros y a su amada Lily, deseaba contarles todo, quizás ellos sabrían qué le sucedía, pero parecía que estaban en medio de algo importante. ¿Qué se estará montando?

Sosteniendo aún el bate de madera en una mano, el radiano se acercó a Lily por la espalda y apoyó la palma libre sobre su hombro, en claro gesto de apoyo hiciese lo que hiciese. Siempre podrás contar conmigo.

Organa miró a Bill, pendiente de lo que decía sobre las plantas. Tenían algunos ungüentos ya preparados pero no tiempo para hacer más.

-Es cierto que aquí hay una flora bastante diversa en donde escoger, pero dudo que ahora dispongamos de tiempo para preparar. No obstante... 

Acto seguido, extrajo un pequeño botellín de una bolsa que tenía colgada del cuello.

-... Aquí hay una sustancia somnífera. La llamamos morfiusa, puesto que induce a un sueño profundo cuyos efectos se alargan durante unos minutos. A menudo solemos untar las puntas de nuestras flechas. Podéis utilizar un poco.

Parecía que el grupo no se decidía a moverse, pero el tiempo era importante, así que Organa se puso al frente.

-Está bien. Si queréis que nos vayamos, tendrá que ser ya, antes de que el campamento sea descubierto con nosotros dentro. Tendremos que tomar además un desvío para llegar a las minas, puesto que el principal está fuertemente protegido.