Partida Rol por web

 Muévete

Aquella voz retumbó en la cabeza de Lyla. Su propia voz. Lentamente, aquella parte casi muda que había intentado salir a la luz ganaba terreno. Y entonces se dio cuenta de la escena que la rodeaba

No, no voy a morir aquí. No me llevaréis con vosotros

Temblando, sujetó la espada. Por un último instante, pareció que sus brazos se negaban a responderla. Pero entonces chilló, y se lanzó a por el demonio, con toda la determinación que la permitía el miedo que inundaba su cuerpo

La espada de Lyla se coló entre las costillas de Dranias y le produjo un daño algo mínimo, pero igualmente irritante. El demonio aleteó y la alejó de él, respirando pesadamente.

-¿Qué os ha ofrecido ella? Yo puedo doblarlo.

Esto va bien pero es mucho mas rapido que yo y no he conseguido tocarle !Mierda¡

Me concentro , se me estan acabando las energias tengo que hacer algo ya . 

Cojo aire y observo como dranias balbucea unas palabras que no llegan a mis oidos . Lo unico que noto ahora es el ki que se mueve a la misma velocidad que mi sangre recorriendo mi cuerpo y la lanza que ya es parte de mi . Cierro los ojos y intento relajar la respiracion . Ya no estoy delante de Dranias y delante mia esta Sherei mirandome mientras que el agua de la cascada que esta encima suya no llega a caer ya que sus vendas ardiendo evaporan a la gota mas grande antes de que esten a un metro suya .

Sientelo Anger , esta ahi,  es tuyo , dominalo .

Abro los ojos de golpe , mis ojos estan rojos y la llama de la lanza se incrementa mientras las letras se iluminan y dejan un color dorado que se funde con la llama conviertiendola en dorada completamente 

Cojo la lanza a dos manos y salto a una altura increible alcanzando a el pecho del demonio y descargo con toda mi fuerza la lanza hacia Dranias . 
 

La lanza se clavó limpiamente en el pecho de Dranias. El aullido de dolor y la sangre lo llenaron todo durante un instante. El demonio rugió y se zafó de Anger una vez más.

-¿Esto es lo que queréis? ¡PUES ESTO TENDREIS!

Sus ojos se volvieron completamente rojos, como si contuvieran un ascua, y sus músculos empezaron a hincharse.

Alexander observó como sus compañeros arremetían contra aquel ser, vio como sufría, vio como aullaba de dolor, y le gustaba.

Le gustaba ver sufrir a Dranias, le gustaba ver como su sangre resbalaba lentamente sobre su pecho y caía al suelo, con un rubor granate. Quería que muriese, ser testigo de como su vida se apagaba, lenta, pero inexorablemente.

El odio que sentía hacia él le recorría el cuerpo, e inundaba todo su ser. Pero, ¿A quien odiaba? ¿A Dranías...o a el mismo, por haber acabado con la vida de alguien inocente, por no proteger a aquellos a los que quería?

Esa pregunta poco importaba ya. El muchacho tenía un brillo de inconsciencia en la mirada.

Le mataría.

Sería él quien cortase el hilo que anclaba al demonio a su patética existencia, para que no pudiese hacer daño a nadie mas. Para liberarse de esa pesada carga que sentía en el pecho...

 Corta. Golpea. Esquiva. Ataca

Como una autómata, Lyla evitaba pensar. Evitaba incluso mirar a la bestia. Luchaba casi a ciegas, ya que el miedo volvía a inundarla cada vez que la visión aparecía frente a ella

Corta. Golpea. Esquiva. Ataca

A pesar de los intentos de Lyla, el demonio no tuvo mucho problema en evitar su espada. No dijo nada, ni siquiera rió: seguía concentrado en lo que fuera que estaba haciendo.

 Escamas rojas salen ardiendo a mi alrededor mientras la sangre del demonio mancha mis vendas .

concentrate 

Derrepente toda va despacio y veo un hueco que puedo aprovechar . No dudo y vuelvo a arremeter contra dranias.

El lanzazo de Anger fue devastador. La punta del arma empaló al demonio de lado a lado, consumiéndolo con fuego. Dranias soltó un aullido aterrador. Esa herida podría haber acabado con cualquiera, sobre todo con semejante potencial sobrenatural, pero cuando Anger se apartó aún seguía con vida.

Escupiendo sangre, Dranias se hinchó. Sus músculos se llenaron y llegó a aumentar dos veces su tamaño. Abriendo las garras y gritando, invocó un poder arcano que hizo que la hierba, la paja, el cabello y la ropa se movieran a un lado a otro, como en una tormenta. De su pecho surgió una bola de oscuridad que cruzó el espacio hasta el tecnicista a mucha velocidad, pero éste la esquivó sin problema alguno. El ataque se estrelló contra el carro de paja, consumiéndolo a cenizas.

¿De que huyes?

Se observaba a sí misma, como en un espejo. Pero su reflejo apenas era una niña, un reflejo de su pasado que volvía a emerger entre toda esa locura

No lo sé

No tenía fuerzas para seguir. La niña se acercó a ella, y frunció el ceño

¿Como que no lo sabes?

No lo sé

Mentirosa

La niña le sacó la lengua, y se cruzó de brazos. Pero Lyla no quería hablar. Hacía tiempo que las palabras habían dejado de importar. Miró al suelo, mientras se agachaba y rodeaba sus piernas con los brazos. En posición fetal, intentó apartarse de esa visión, pero la niña seguía ahí

¿Vas a esconderte otra vez?

No lo sé

La niña dio una patada en el suelo, enfurruñada

¡SÍ lo sabes! Pero eres una miedica

Lyla negó con la cabeza, y luego enterró su rostro aún más entre las piernas

Déjame en paz

Durante uno segundos, todo quedó en silencio. Luego, la niña habló, esta vez más seria

¿Así que eso es todo? ¿Vas a volver a ignorarme?

...

¿Sigues culpándote por lo ocurrido, no?

...

Por eso viajas tanto. Por eso intentas aprender, mejorar. Por ser más fuerte. Piensas que si hubieras tenido más poder, podrías haberlos salvado

Déjame

Silencio

Lyla alzó la cabeza: Estaba sola. Sola, en su mente. Sola, de nuevo

Sola

¿Que importaría que muriese? ¿Quién se preocuparía por ella? No era más que un apunte al pie de página, un renglón torcido que desentonaba. Sería borrada, y nadie se preocuparía. Su cuerpo se haría polvo, su alma se fundiría con la nada. Y si había un Dios, probablemente se habría olvidado de ella hacía tiempo. El último reducto de la familia Daelia. La última descendiente de una sangre condenada

No quiero morir. No quiero morir. No quiero morir, no quiero morir, no quiero morir, no quiero morir...

¡¡¡NO QUIERO MORIR!!!

Lyla, con los ojos desorbitados y cargados de furia, saltó sobre la bestia, alzando su espada larga en el aire mientras gritaba. Luego dejó caer el mandoble

El formidable mandoblazo de Lyla abrió una herida importante en uno de los muslos de Dranias, por donde empezó a fluir sangre a borbotones. Su vitalidad parecía muy menguada y respiraba con dificultad. Extendió las alas. Parecía ir a huir en breve.

Alexander terminó de formular un largo ensalmo y, apuntando con las manos a Dranias, se dispuso a realizar su magia.

-No...no vas a huir-Susurró-Tu morirás, en ésta plaza, bajo el filo de nuestras espadas, y con el dolor de un poder arcaico, mas antiguo que la propia humanidad.

El chico cerró los ojos durante un instante.

-No vas a huir-Repitió-Asi que, ¡Muere!

La magia de Alexander se extendió por toda la superficie del cuerpo del demonio, corroyéndolo y electrificándolo, reduciéndolo a una garganta que aullaba de dolor. Había sido un hechizo tan potente que las alas de Dranias se colapsaron y el demonio no logró su objetivo de escapar. Perdió pie, cayó de rodillas y murió allí mismo.

El grito de alegría de Delenis se convirtió en un eco insoportable. La esencia del demonio se deshizo en volutas de luz que fueron absorbidas por el fantasma de la hechicera. Conforme crecía en poder, su voz se volvía más y más potente, y las carcajadas hacían que les dolieran los oídos. Pero pronto se volvió totalmente tangible.

Recuperó del cuello del demonio su collar y se lo puso. Sonriente, se volvió hacia sus aliados.

-Me habéis devuelto la vida -dijo con su retumbante voz-. Yo os devolveré la vuestra.

Levantó una mano y todo cansancio y dolor, miedo y angustia se desvaneció de sus cuerpos y mentes.

-Ya sois libres de volver, si es lo que deseáis... Pero no me importaría daros una habitación en mi torre y un puesto en mi corte.

¿Ya está?

¿Había terminado? Como si de un sueño se despertara, Lyla abrió los ojos de par en par, aún sujetando la espada con fuerza. Sus dedos, crispados, sus piernas, colocadas en posición de combate. Había algo que no encajaba, algo que estaba fuera de lugar: Dranias se había ido. Le costaba asimilar la idea. Aquel demonio, un ser de pesadilla, un monstruo surgido de las leyendas más oscuras, de los cuentos de brujas que la contaban de pequeña... Y le habían matado. Justo cuando creía que se había acostumbrado a ver tal retahíla de incoherencias, una nueva le descolocaba los esquemas. Habían podido con la bestia. Ellos, simples humanos, habían matado a un semidios

Quiso reír. Quiso saltar de alegría, pero de su boca solo salió un suspiro. Y luego, sus ojos se humedecieron. Había terminado ¿Había vencido a sus fantasmas? Quizás aún le quedaba mucho camino para lograrlo. Pero estaba viva. Viva, por muy extraña que sonara esa palabra en su mente

Delenis les miraba, expectante. La cazarrecompensas se obligó a responder, con voz débil y temblorosa, antes de que aquel ente se enfadara

Lucy... Shanna... ¿Han desaparecido?

Le costaba comprender la magnitud de lo ocurrido. Al fin y al cabo, las dos chicas (tanto la niña que habían encontrado como a la que supuestamente buscaban) no eran más que una parte del alma de Delenis. No pensar en ellas como personas individuales se le hacía extraño e incómodo, y no acababa de entender el concepto del todo

¿Ya... Ya ha pasado todo?

Desgarro la carne de dranias y veo como un rayo le fulmina mientras intentaba escapar desesperadamente . Cae al suelo y acto seguido muere . La sangre del demonio baña mi cara y mis musculos lejos de relajarse se contraen mas como si el demonio en cualquier momento se fuese a levantar . 

La lanza sigue en llamas y la cara de anger esta descompuesta como si el hecho de haber matado al demonio no suponiese que haya acabado la pelea . Sus ojos seguian rojos , buscando furtivamente nuevos atacantes . 

Seguramente el shock del combate ha sido demasiado para un chico de 16 años 

Alexander respiraba entrecortadamente. Ya estaba, ya había pasado todo.

Una parte de su mente le gritaba que no se relajase, que todavía estaban en peligro, pero el muchacho estaba demasiado cansado como para seguir luchando, y demasiado cansado para seguir sufriendo.

Lentamente, se tumbó en el suelo y cerró los ojos. Los fantasmas de su pasado se arremolinaban en su mente, sin que Alexander pudiese hacer nada para remediarlo.

Tras pasar un instante en esa posición, el chico volvió a levantarse, aún quedaban asuntos pendientes.

-¿Y ahora que?-Preguntó, con voz ronca-¿Que vamos a hacer ahora?
Una idea vino a su mente con una rapidez pasmosa. Una idea descabellada e inviable, pero reconfortante.

Tambaleándose, Alexander se acercó a Delenis.

-Tu...tu eres poderosa-Dijo, casi con desesperación-puedes devolverlos a la vida, ¿verdad? Si...tu puedes hacerlo-Dijo, con una fe infinita en Delenis-Lucy, Dan...Ivan-Éste último nombre fue pronunciado con especial melancolía por el muchacho-Todos ellos estarán aquí...otra vez...con nosotros...

Alexander calló de rodillas, y se quedó allí, sonriendo.

-Lucy y Shanna eran parte de mí, y como tales han vuelto a mi ser al morir. La primera me ha permitido venir y ayudar a que os enfrentarais a Dranias; la segunda, que traspasarais la barrera entre la Vigilia y el Mundo real. No están muertas: en realidad, nunca estuvieron vivas.

Miró a Alexander y posó una mano en su hombro. Sonrió dulcemente.

-Podría devolverlos a la vida, si quieres, pero en este mundo... Serían tan reales como tú quisieras, pero jamás podrían abandonar la Vigilia. Serían sueños, tus sueños... y yo te los daría si me sirvieras.