Partida Rol por web

Tus compañeros se preparan de forma apresurada para la batalla y desaparecen por la puerta para dar encuentro con los atacantes.

Te quedas solo en la habitación lo que te permite concentrarte un poco más. Cargas una de tus flechas y te dispones a apuntar. Uno de los dos encapuchados se cuela por la ventana del piso inferior y desaparece de tu campo de tiro, pero te queda el otro.

Parece sacar algo pequeño y metálico de una pequeña bolsa de cuero. Desde aquí no aprecias de que se trata, pero quizá mejor no llegar a saberlo, tienes la oportunidad de lanzar tu flecha y con suerte quizá anticiparte a él.

El pequeño Hobbit aparece descendiendo las escaleras, lleva una espada corta en el cinto, carcaj en la espalda y arco en mano. Le da tiempo de observar el panorama y de cargar una fecha, pero no de apuntar.

Nienna retrocede unos metros, hasta que da con su espalda contra la pared, tal vez sus nuevos amigos la puedan ayudar, pero llevando al chico herido en brazos, su capacidad de reacción es extremadamente reducida.

Axe también aparece por las escaleras, sin la armadura, pero empuñando escudo y maza. Adelanta a Mut para ser cuerpo de choque en la contienda.

Musgoverde queda en la parte de arriba.

El primero de los encapuchados, sorprendido en un primer momento por la rápida y eficaz reacción de Nienna, no tarda en adaptarse a la nueva situación. Embraza el escudo que llevaba a la espalda, saca una espada ancha y se decide por la presa que parece más contundente. No duda en subirse a una de las mesas del salón y se dispone a atacar a Axe.

Uno de sus secuaces entra por la ventana, bastón en mano se decide por las víctimas que se encuentran más en desventaja, Nienna o el muchacho, es difícil saber a cual se los dos se dispone a atacar.

Parece haber un tercer encapuchado afuera, pero desde aquí es difícil saber que trama.

Finalmente, logré arrastrar al muchacho lejos de nuestro visitante, pero aquello no había hecho más que comenzar. Estaba claro que ellos iban a hacer todo lo posible por llevárselo, y sin una explicación, sin una razón para ello, no iba a entregárselo. El hecho de que no tuvieran intención de matarle, al menos inmediatamente, era ya una buena señal, pero no dejaba de ser bastante misterioso.

Sin embargo, no disponíamos de tiempo para nada, porque nos encontramos rápidamente rodeados o al menos, atacados por varios de ellos.

Sorprendida y furiosa, desenvainé la espada para confrontar al que estaba delante de nosotros.

-Si lo quieres, ven a buscarlo -le dije en tono amenazante, preparándome para hacer la primera demostración de fuerza contar el recién llegado.

Si había algo por lo que merecía la pena luchar, aun sin conocer todos los detalles, era por gente indefensa, que no disponía de la fuerza o la habilidad para resolver una pelea. No todos habían tenido una vida como la mía, y por tanto, oportunidades para prepararse, por lo que era crucial que aquellos que sí poseíamos las habilidades necesarias, presentásemos batalla. El destino podía cortar nuestros hilos en cualquier momento, por lo que hacía tiempo que había renunciado a aferrarme a ellos. No importaba, para mí, cuando debía morir, sino cómo hacerlo.

Así que haría todo cuanto estuviese en mi mano para retener al muchacho y comprender qué estaba sucediendo allí.

Bajando por las escaleras voy cargando el arco y al ver a un encapuchado (número 1) al que se dirige Axe no me lo pienso y desde las escaleras tenso el arco y sin decirle que se rinda siquiera disparo contra él. Sus intenciones claramente no son buenas y por lo tanto no hay que entablar conversación con ellos. Tras disparar grito:

- ¡Los refuerzos vienen de camino Nienna!

Mi intención es tranquilizar a Nienna sabiendo que estaremos a su lado y al mismo tiempo que los enemigos piensen que hemos alertado a más gente o que alguien más viene de camino. Lo cual en parte es cierto al tener a Musgoverde en la habitación de la posada. Espero haberle hecho suficientemente daño para que Axe cargue contra él y le pegue un buen mazazo. Sonrío ya que en este momento veo a Axe haciendo lo que hacía el viejo Angainor.

Musgoverde tensó la cuerda y apuntó a los individuos del exterior, pero justo cuando estaba a punto de lanzar el disparo uno de ellos entró en la casa, lo que le distrajo y le hizo perder la concentración. Apuntó entonces al otro tipo, que todavía quedaba fuera, pero él nunca había sido muy buen arquero. Aquel disparo al flechero en la niebla rodeándolos y un montón de árboles a su alrededor había sido pura suerte, y Musgoverde no esperaba repetir la hazaña. Pero al menos podría distraer a los tipos para que sus amigos hicieran el resto.

-¡Eh! - Gritó colocando otra flecha en la cuerda. - ¡La próxima te irá al corazón! ¡Fuera de aquí!

De un vistazo, cuando tuve ante mi el piso inferior, pude analizar la situación. En plena batalla no hay mucho tiempo para planear tácticas, pero vi a dos desconocidos amenazantes muy próximos.

NIenna se enfrentaba ya a uno, y otro venía a por mí. Se ve que mi grito bajando las escaleras lo distrajo lo suficiente para desviar su atención del herido, cosa que yo quería. Me pareció ver a otro al fondo junto a la puerta, pero de ese nos ocuparíamos más tarde.

Alcé mi escudo con el brazo izquierdo para protegerme de cualquier ataque que pudiera infligirme el enemigo, y al mismo tiempo también mi martillo, ese arma terrible que revienta cabezas con un buen golpe. Hice fuerza para ello, listo para golpear, cuando oí que Mut también tomó cartas en el asunto. 

No me paro, y con el impulso le golpeo con mi martillo de guerra (al encapuchado 1)

T5

Mut (35MM, S.A., 60PV): Dispara a encapuchado 1 (141-10=131) 21D Impacto en un lado del pecho. -1 as At 1as

Nienna (*35MM, S.A, 32PV): Se defiende a tope con la espada.

Axe (*10MM, S.A.*, 50PV): Ataca, pero le paran el ataque

Musgoverde (10MM, S.A., 42PV): Carga y apunta.

E1 Sargan (5MM CE, 0/50PV, -1xAs At.2): Desfallecido

E2 Gariac (5MM Cu, 35PV): Para el golpe de Axe y negocia

E3 Amadar (0MM CE, 35PV): Para.

Disparas tu flecha, pero esta golpea el suelo y se rompe en pedazos. Por si con esto no fuera suficiente le das un grito para llamar su atención. Y sin lugar a dudas lo has hecho, pero este no parece cambiar de planes.

Gira su brazo de forma extraña, como quien arroja una piedra al río para que rebote sobre ella y lanza ese pequeño objeto brillante. 

Ahora si que te presta atención, pero aún así es difícil predecir que va a hacer a continuación. Desde el piso de abajo te llegan distintos sonidos de que la lucha ha comenzado y por los quejidos parece que alguien ya ha salido bastante mal parado.

Todo empieza a suceder muy rápido. Lo primero que ocurre es la flecha de Mut surcando la distancia que lo separa del encapuchado que está encima de la mesa. Esta se clava en un lado del pecho de su enemigo, que hinca la rodilla en la mesa visiblemente tocado.

Luego un pequeño objeto metálico atraviesa el aire, proviene de la ventana y su objetivo parece tratarse de Nienna o tal vez del muchacho. Este falla de no mucho y se clava en la pared de atrás.

Nienna carga con el muchacho, y se acerca al taburete en el que dejó sus armas para agarrar su espada. El muchacho, aunque no pesa demasiado, si lo suficiente como para ser un gran estorbo para su portadora. Está casi indefensa este turno y a merced de los enemigos.

Axe ataca con su martillo de guerra. Y la verdad es que aprovecha muy bien el flechazo previo de Mut. Como si de un baile se tratara, el hobbit lo hirió y Axe descarga toda su fuerza contra la pierna expuesta del encapuchado que se quiebra como el cristal. Este levanta su espada con la intención de devolver el ataque, pero en ese momento desfallece fruto de sus dos graves heridas y queda inerte sobre la mesa.

El encapuchado 2, levanta un gran bastón para atacar a Nienna, pero este golpea con la lámpara de hierro del salón y la medio elfa consigue evadir el golpe.

El combate parece haber comenzado muy bien para los aventureros, pero no hay que confiarse, las cosas no siempre salen a pedir de boca.

El combate empezó a desarrollarse más deprisa de lo que esperaba. Mut acabó con uno de ellos gracias a un certero disparo de su arco, mientras que otra flecha se clavaba no muy lejos de donde yo estaba. Sin perder tiempo para arrepentirme por lo que estaba haciendo, me coloqué de espaldas a la pared, una vez hube cogido la espada, y solté al muchacho en el suelo como si fuese un saco.

No les atacaría, pero me defendería con uñas y dientes, y acabaría con quien intentara llevárselo. Mientras lo cubría, vi como Axe atacaba al encapuchado herido y otro intentaba golpearme.

-Creo que deberíais ir pensando en una retirada -le dije al que tenía delante, sonriéndole con autosuficiencia. Sus posibilidades de éxito acababan de reducirse drásticamente y ahora, tendrían que derrotarnos a todos si querían lograr su objetivo.

-O también podríais explicarnos lo que queréis y hablarlo en paz -le sugerí, dándole la oportunidad que él no me había dado a mí.

Mi flecha impacta en uno de los encapuchados y Axe se encarga de destrozarlo. Uno menos, ahora a por el resto aunque habrá que dejar a alguno consciente para que nos cuente qué está sucediendo.

Saco una flecha del carcaj y la coloco en la cuerda, en este caso prefiero no precipitarme y apunto al encapuchado que está más en la puerta y que entiendo es el que atacó a Nienna y al chico. Axe y Nienna creo que podrá dar cuenta del que sostiene un bastón y así proteger al chico.

- Axe ayuda a Nienna aunque creo que no hace falta, le tiene ganas de sobra. Yo me encargo del de fuera... - comento mientras sigo apuntando a través de la ventana abierta al que está fuera. Desde mi posición en las escaleras tengo de momento un buen ángulo y en unos segundos podré hacer un disparo certero contra ese mal nacido que ahora para mí es el más peligroso de todos.

En mi cabeza pienso en qué estará haciendo Musgoverde ahora mismo, entiendo que habrá más encapuchados y estará dando cuenta de ellos.

Musgoverde vio que el individuo lanzaba al suelo aquel objeto brillante que llevaba en las manos. Se preguntaba qué sería. Intentó fijarse dónde caía el objeto para buscarlo más adelante y averiguar de qué se trataba.

-¿Es qué no me has oído? Largo de aquí. - Gritó tratando de intimidarle.

Musgoverde se cubría con la pared junto a la ventana echando vistazos al tipo para no perderlo de vista pero manteniendo la cobertura hasta que tuviera la flecha lista para disparar de nuevo.

El crujido de huesos a cargo de mi martillo me resultó levemente satisfactorio. Ya no podría atacarnos, así que me centré en el otro enemigo cercano, como bien me indicó Mut.

-¡Tú no falles el tiro! -le recomendé al astuto hobbit. El encapuchado de fuera era una gran anenaza. Esta vez había fallado, pero quizás la siguiente tuviese más suerte y alguno de nosotros acabase en el grupo de los heridos.

El otro encapuchado estaba atacando a Nienna y al chico. Ella intentó diálogo, pero yo no estaba dispuesto a arriesgarme. Llegado el caso, ya hablarían los que ahora están desfallecidos, si tienen oportunidad.

Alcé de nuevo mi golpeador, y lo dirigí hacia el intruso con fuerza. No tenía intención de matarle, pero a veces un mal movimiento del objetivo contribuía a que eso sucediese.

T6

Mut (35MM, S.A., 60PV): Carga y apunta al de la ventana

Nienna (*35MM, S.A, 32PV): Suelta al muchacho y se defiende con la espada. Trata de convencer al enemigo.

Axe (*10MM, S.A.*, 50PV): Ataca a enemigo

Musgoverde (10MM, S.A., 42PV): Carga y apunta.

E1 Sargan (5MM CE, 0/50PV, -1xAs At.2): Inconsciente.

E2 Gariac (5MM Cu, 35PV): Va a parar

E3 Amadar (0MM CE, 35PV): Va a parar

Y de pronto todo cambia. Las palabras de la medio elfa parecen haber surtido efecto - ¡Alto, alto! - Dijo el encapuchado que quedaba dentro.

Aún le resta detener el ataque de Axe que está en curso, aunque se tiene que emplear a fondo para lograrlo.

- ¡Parad! Nos retiramos. Él era el jefe y seguíamos sus órdenes - Dije señalando a su compañero moribundo que yace sobre la mesa del salón.

Y luego con un gesto de la cabeza señala al muchacho - Quedaros con el muchacho y dejadnos machar, no nos volveréis a ver. - Dicho lo cual comienza a retroceder sin daros la espalda y con el bastón en alto por si ha de defenderse.

Nadie nota nada extraño, por el tono de su voz, sus palabras parecen sinceras. Pese a ello la situación es tensa, tampoco se podría decir que están acobardados, simplemente sopesando pros y contras.

- ¿Qué diablos pasa? - Se oye la voz del posadero detrás de la puerta de servicio.

Lo que lanzó fue dentro de la posada y de pronto el encapuchado se detiene. Mira hacia ti y levanta una mano.

- Está bien ¡Alto! ¡No más ataques...! - Su mirada se divide entre mirarte a ti y en lo que sucede dentro.

Fijándote bien, ya no se escuchan armas. Escuchas lo siguiente de la parte de abajo, del salón:

- Quedaros con el muchacho y dejadnos machar, no nos volveréis a ver.

La voz no es de ninguno de tus compañeros, así que parece que se rinden, pero ahora mismo todo pende de un hilo.

- No se os ocurra moveros. - comento mientras sigo apuntando con mi arco al que veo por la ventana. - Tirad las armas al suelo inmediatamente, si lo hacéis vuestras vidas no correrán peligro. Somos hombres de palabra. Incluso ayudaremos a vuestro jefe a sobrevivir.

Espero a ver las reacciones de mis compañeros, si uno de los enemigos hace un gesto extraño tocará actuar de nuevo y no habrá cuartel para ellos seguramente, pero eso es lo que queremos evitar. En ese momento el posadero entra en el salón, ahora lo que debería hacer es avisar a la guardia mientras los retenemos aunque si sale a la calle corremos el peligro de que se convierta en un escudo humano o en una moneda de cambio de los encapuchados.

Por increíble que pareciese, el encapuchado terminó cediendo. No entendía aquel deseo de morir y de matar por recuperar a un muchacho al que tampoco le estábamos haciendo nada malo, sino todo lo contrario, pero al oír lo que decía, lo comprendí... aunque no quisiera creérmelo.

Un muchacho... ¿el jefe de un grupo de ladrones y asesinos?

Entendía que quisieran llevárselo, porque si se descubría quien era, sin duda alguna su vida no valdría nada. Pero seguía pareciéndome increíble.

-¡Esperad! Nos estáis diciendo... ¿qué este muchacho es vuestro jefe? ¡Pero si es solo un muchacho!

En ese momento, oímos la voz del posadero. No podía haber sido más inoportuno. Lo último que necesitábamos era a alguien irrumpiendo en mitad de aquello... de lo que fuera que tuviéramos en esos momentos.

-Eh, nada, nada. Me temo que estábamos practicando algunas habilidades de combate y que nos hemos dejado llevar por el momento. Disculpadnos. No volverá a ocurrir -expliqué en voz alta, a través de la puerta.

Después, me volví de nuevo hacia nuestros... ¿enemigos?

-Está bien. Nosotros no somos asesinos. Solo lo encontramos moribundo y estamos cuidándole. Ahora explicad vosotros lo sucedido.

El fuerte impulso del golpe casi me impide poder desviarlo a tiempo, pero acabó yéndose al suelo con gran estrépito y un saltar de maderas a cambio. No estaba mal, habiendo sido su objetivo momentos antes el encapuchado que ahora parecía tener ganas de hablar.

-Creo que se refieren a ese otro, Nienna -dije a nuestra amiga señalando al nuevo herido.

-Haced lo que el mediano os ha dicho, bajad las armas u os las veréis también conmigo, y ya habéis visto que no me ando con bromas -les advertí. No parecía que fuesen a causar más problemas, sólo ser unos subordinados a las órdenes de alguien que ahora no tenía mucho que decir.

-¿Quién sois y qué queréis? - Preguntó desde la ventana el animista, manteniendo la flecha en el arco y sin dejar de apuntar.

Entendía de las palabras que le llegaban de abajo que habían venido a por el muchacho malherido, y eso era lo que había temido desde el primer momento. Pero esperaba que aquel tipo se lo confirmara, o al menos que el verse desarbolados les sirviera para salir poniendo tierra de por medio lo más rápido posible.