Partida Rol por web

Argggggg!!!!- El grito del semiorco al ser alcanzado por las energías mágicas del mago en el interior de la cueva pudo escucharse desde el exterior, casi agónico, herido de gravedad al quedarse absorto por la ilusión del dragón. Feng había dudado ante la ceiatura verde, al ver cómo la flecha la atravesaba, hecho que aún le hizo dudar más, haciendo bajar su hacha de forma instintiva, un movimiento lento que fue acompañado por el brazo izquierdo. Con una posición relajada, de sorpresa, todo el vigor de la batalla había sido perdido por el fuerte Guerrero. Este hecho fue aprovechado por el conjurador y Feng fue alcanzado en el pecho y el rostro por las bolas de energía. El choque de la energía mágica con el musculoso tórax del semiorco hubiese hecho caer a cualquier morral, pero no a Feng, el fornido Guerrero, curtido en la lucha, qué normalmente no es muy lúcido se transforma en las situaciones de peligro, no, Feng no cayó, solo reculó un paso atrás con un pie cuando el último proyectil le alcanzó el rostro. Justo en ese momento a sus puntiagudas orejas perforadas por varios pendientes de diferentes formas, colores y tamaños, llegaron las palabras de Arkannam que hicieron que Feng se acrivara, asió con fuerza el hacha de guerra, levantó el escudo y se dirigió a enfrentarse al guerrero.

El combate comenzaba a favorecernos! teniamos todas las de ganar, exceptuando a Feng que lamentablemente recibio un golpe de lleno, por parte del ya caido mago enemigo. Sin embargo sabia que nuestro amigo podia aguantar mas que eso.

-Acabemos con ellos!! gritaria mientras intentaba realizar mi hechizo para intentar lanzarcelo a la barbara que parecia mortal a la distancia y no permitiria que lastimara a un amigo mas.

Para vuestra desgracia, ambos iban MUY bien pertrechados y con una defensa más que capaz. Sólo Eco ha logrado anotarse una sangre enemiga (¡Y vaya sangre!)

Así pues, cuando les toca a vuestros enemigos, ellos sólo ven que estais taponando la salida. La única salida de la cueva ¡Para ellos es pelear o morir!
El guerrero del hacha la levanta sobre su cabeza.

Pero la bárbara, de pronto se ha fijado en una cosa
[color=#006600]"Tu... rubiales... Tu... ¡TU TIENES ENTRE LAS PATAS LA COSA QUE MAS ASCO ME DA EN TODO EL MUNDO!"[/color]
[color=#006600]"¡ERES UN HOMBRE!"[/color]

La bárbara entra en cólera y ataca a Arkanamm soltando el escudo y blandiendo la espada a dos manos, golpea al pobre paladín con todo lo que tiene
¡Y hace un daño MUY considerable!

Por otro lado, el guerrero decide (sabiamente) apartarse de la bárbara y atacar al más peligroso ¡Al pequeño que está haciendo hechizos! El hacha del guerrero cae sobre el escudo. Y lo atraviesa, seccionando al desafortunado gnomo en un escatológico espectáculo.

La bárbara apunta con su espada al pecho del herido Arkannam. Pero el guerrero, más práctico, ve el problema al que se encuentra

"Dejadnos salir. No volveremos más a Lipwick o sus alrededores"
"Pero si quereis seguir luchando, Walfurga se encargará de vuestra... o vuestro... o lo que sea"

Sus ojos contemplaron incrédulos como aquellos dos rufianes acababan en un suspiro con Arkannam y partían en dos al pequeño Wally. No era capaz de creer lo que estaba viendo, habían eliminado a la mayor amenaza y sin embargo aquellos dos bestias habían roto el equipo sin pestañear. Su arco cayó al suelo mientras el hincaba las rodillas sin llegar a creer que el mediano había desaparecido para siempre de sus vidas. Habían venido con la sospecha de no encontrar ningún dragón y la seguridad de poder enfrentar a los impostores y sin embargo, otra observaba una masacre.
- Marchad dijo casi sin fuerza. - Tenemos que ocuparnos de nuestro pequeño compañero. La amenaza que habíamos venido a eliminar está clavada en el carromato.

Con cada combate el semiorco se transforma, las palabras de sus enemigos son un susurro en sus oídos, con la mente en blanco no es capaz de pensar, volvió a levantar su hacha aferrándola con mayor fuerza y ejecutó una finta para salvar la defensa de la barbara. Con su envergadura de Feng, pocos imaginaban lo rápido que era capaz de moverse, con el escudo apartó los brazos de su rival y rompió su postura defensiva, solo las palabras de su fiel amigo Eco lograron que detuviese el golpe directo al cuello que seguramente cercenaría la cabeza de la mujer. Quieto como las estatuas de mármol de los templos, giró lentamente la cabeza hacia Eco -¿Si? ¿Ya ezta?- Miro el cuerpo inerte de Wally recordando todas sus andanzas juntos, sus pillerías y las bromas que le gastaba a Feng, siempre con buena intención. Poco a poco descendió el brazo armado con el hacha, quito la posición defensiva con el escudo y la tensión se esfumó dejando su sitio a la tristeza.
El semiorco dejó caer sus armas para arrodillarse junto al cuerpo del mediano -Luchaste bien, valiente y con honor. Tu espíritu viajará con la cabeza alta

La bárbara tambien baja su espada, y de una patada al suelo recupera el escudo. Está jadeando, pero sigue amenazando a Arkannam

Su compañero la toma de la manga le da un tirón de la capa ¡La agarra por las tiras de cuero del sujetador de batalla que lleva! y la monta en uno de los caballos que tiraban del carromato, y los fustigan para salir por patas. "Os dejamos al mago. Podreis pedir recompensa por él" dice, revelando que no eran amigos, sino mas bien cliente y protectores.

Eso si, al salir ¡Agarran los restos de Wally y se los llevan! Os dejan a uno, y a otro se llevan.
Caeis en la cuenta de algo que se decia muy a menudo: Las mejores recetas de Los Reinos son RECETAS HALFLING.

Tras unos intentos, Arkannamm es estabilizado¹. Seguiis en la cueva, con un mago atravesado de lado a lado, un carromato sin registrar, un pesado cofre de oro, y un pesadísimo resquemor tras la batalla

En el carromato encontrais una buena provisión de mantas, aguardiente, y raciones para el invierno. Si la nieve no es demasiado profunda (O si los caballos reciben algun hechizo para no sufrir hipotermia) puede ser una manera ideal de viajar

Entre moneditas, apenas hay 8 piezas de oro. Pero hay un botín algo más espectacular:
Un pergamino mágico (Las runas lo delatan) Cuatro Pociones, y el mago posee una daga de plata de ley, así como el premio gordo ¡Un surtido libro de hechizos!

También estan el diario del mago, el del guerrero, y el de la bárbara¹

Sólo os queda preguntaros ¿Que hareis ahora?

Al ver como el guerrero arremete contra el pequeño druida y lo destroza, me distraigo del combate por un instante y el ataque de la chica elude mi escudo y cae con tanta fuerza contra mi armadura que logra perforar la coyuntura articulada de esta, haciéndome una gran herida entre el pecho y el brazo, el daño es tal que caigo Inconsciente

El ver como se marchaban con el mediano le destrozó el corazón ni siquiera podrían darle un entierro digno. Según partieron, recogió su arco y corrió hasta Arkannam y trató de estabilizarlo lo mejor que pudo. Tras conseguirlo se arrimó a Feng para pedirle ayuda y entre los dos acercar al Paladín hasta el carromato.

Una vez allí rebuscó entre las cosas del carromato e hizo sitio para poder poner al moribundo. Le taparon con mantas y estudió las pertenencias. Las pociones podían ayudar al Paladín si fuesen de curación pero tenían el incoveniente de no saber que hacían. Cogió el diario del mago y comenzó a rebuscar en él referencias sobre las pociones. Ya tendrían más tiempo de leerlo con calma por lo que paso las páginas buscando palabras clave sobre las pociones. -
Trae el cofre mientras busco alguna forma de saber si algo de esto curaría a Arka le dijo tan seco como solo él podía decirlo.

Con la moral destrozada por la muertes de Wally, su compañero, su amigo. Feng no reaccionó hasta escuchar las palabras de Eco, con los años el grupo se había ido adaptando los unos a los otros, ya eran conscientes de que al semiorco en estas situaciones lo mejor y más acertado era darle órdenes, sencillas, con voz autoritaria para que las entendiese y acatase.
Feng miró a Eco y asintió con un pequeño gruñido -Grrr... Cofre, Feng traer- Con la pesadez de la perdida comenzó a caminar con pasos lentos, arrastrando los pies mientras levantaba un ligero polvo en la gruta.
Cuando Feng regresó junto a sus compañeros observó la cerradura del cofre y levantó su hacha a la espera de la aprobación de Eco para golpear y abrir el cofre.

- Aún no le replicó Eco mientras seguía mirando el diario del mago. - Ve a mirar si tenían un campamento en el interior. Algo mejor que esta mierda de carromato para que Arka despierte. dijo disgustado.

Mientras trataban de encontrar la mejor opción para lograr despertarme, ven como mi arco yace tirado a mi lado, pues lo había dejado caer para el combate cuerpo a cuerpo.

de repente pueden ver como abro los ojos, algo que los alegra temporalmente, pero no era más que un delirio momentáneo, luego caigo inconsciente nuevamente

–Agbsdf  Torm proteg… afdsfssdfsdf hijo de Ghaele cof cof, asgdasdasd. 

Feng asintió tras las palabras de Eco, volvió a embarazarse el escudo, asió el hacha, apretó con fuerza el cuero de la empuñadura hasta que sus nudillos se fueron coloreando hacia un blanco pálido.
Con el escudo avanzando en primer lugar, el semiorco se adentró en l oscuridad de la caverna gracias a sus ojos adaptados. Sin luz, con el sonido de sus armas y su respiración, presto para entrar en combate.

La cueva es enorme. Cuanto más te adentras, aún más grande y más profunda parece ser. Y podría venirse a la cabeza un chiste acerca de mozas de taberna y otras cosas grandes y profundas... de no ser por el ambiente a cada vez más lóbrego. Y el calor. Cuanto más te adentras hay más y más calor.

Es en algún momento en el que, más por suerte que otra cosa terminas tomando una galería y encuentras una respuesta a las leyendas.

Jonás ya dijo que el dragón, una ancestral sierpe esmeralda, apareció por última vez cuando el era apenas un niño. Y ahora es cuando tu ves al Guardián del Valle.
Cuando ves sus restos.

El tiempo es el último enemigo, y desde el más simple de los bardos hasta la sierpe más feroz deben de rendirse al paso de las eras.
En el suelo, junto a los huesos del guardián, quedan algunas pocas escamas. Insuficientes para hacerse una armadura de ningún tipo, aunque quizá hagan un recuerdo.
Pero por supuesto, lo más curioso está entre las caderas. Formado antes de que pudiera ponerlo, hay ¡Un Huevo!

Las gotas de sudor comenzaron a descender por el rostro del semiorco, su cuello, sus ropas eran más pesadas por el agua acumulada en ellas. Feng se fue adentrando en las profundidades cada recoveco, cada giro de dirección le Ivan llevando a galerías cada vez de mayor tamaño hasta que finalmente ante el se alzó el esqueleto imponente del guardián. Sus ojos no podían dejar de observar los huesos, se fue acercando lentamente, acercó su mano hasta casi rozar el blanquecino esqueleto, se detuvo a unos escasos centímetros -Incrible, esto es...- El pecho de Feng se alzó con la respiración contenida hasta que finalme rozó primero y asió después los huesos del dragón -Tu inmenso poder aún es percibido, tuz ezcamas, tu piel, zera honrada con el ezcudo que se forjara con ellas- Palabras susurradas con admiración, el tiempo pareció detenerse cuando los ojos del guerrero se posaron en algo que solo las leyendas de la tribu podían soñar, un huevo.

Con pasos lentos, levantando desmesuradamente los pies como los felinos cuando se preparan para la caza, Feng se acercó hasta el huevo, recogió tanto el escudo como le hacha mientras se acuclillaba ante el huevo. Lo olisqueó primero, dio varias vueltas a su alrededor hasta que finalmente se decidió a tocarlo mientras en su imaginación ya se veía montando en su espalda, surcando los cielos mientras vencía a sus rivales