Partida Rol por web

Fisura

El Templo de Mythal

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09/11/2015, 19:45
Aisha Serthan

 Eva no había contestado a la elfa cuando esta ya se había levantado, seria y alertada por algo. Incluso le hizo una seña con la mano para que se mantuviera donde estaba sin hacer ruido. Echó un vistazo a Solas, como esperando algún tipo de reacción por su parte, pero el otro mago, Miron, atrajo su atención. 

 Aunque llevaba su arco también cogió un cuchillo por precaución. También agarró una rama prendida para intentar ver mejor a medida que se alejara de la hoguera y se acercó sigilosamente al mago para acompañarlo en la búsqueda de la procedencia de aquel ruido. 

 - Miron. - Le susurraba, intentando no hacer mucho ruido y así no alterar innecesariamente el sueño del resto de sus compañeros. - ¿Has visto algo? - Preguntó mientras buscaba ella también, moviendo la antorcha de un lado a otro por encima de su cabeza, acompañando a la dirección de su mirada. 

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09/11/2015, 20:17
Miron Lupeithai

Miron se sobresaltó cuando Aisha se le dirigió en susurros, como si estuviera tan centrado en algo que hubiera sido incapaz de verla venir. O quizá ella era demasiado sigilosa como para que él pudiera oír cómo se le acercaba. En cualquier caso, la miró algo confuso y luego observó de nuevo el interior del bosque.

He oído algo.- respondió imitando la actitud prevenida de la elfa.- Sólo quería saber de qué se trata.

Continuó caminando, casi sin haberse detenido para contestar a su compañera, y buscó con la mirada algo que pudiera llamarle la atención. Fruncía el ceño, concentrado, y apoyaba el bastón en el suelo a cada dos pasos que daba.

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09/11/2015, 21:28
Aisha Serthan
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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09/11/2015, 23:23
Miron Lupeithai
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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10/11/2015, 10:01
Sólo para el director

Aisha: Resultado: 5, 2, 1, 1, 4, 4, 3 (Suma: 20)

Miron: Resultado: 2, 2, 2, 5, 3, 4, 5 (Suma: 23)

Markus: Resultado: 4, 4, 3, 2, 2, 3 (Suma: 18) Pifia.

Eva: Resultado: 4, 6, 6, 4, 6, 6 (Suma: 32) Crítico.
 

Motivo: Arquero

Tirada: 7d6

Dificultad: 5+

Resultado: 5, 4, 3, 5, 1, 2, 4 (Suma: 24)

Exitos: 2

- Tiradas (2)
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10/11/2015, 16:37
Markus Whitefield

Comer la carne de aquella criatura no le hacía demasiada gracia a Markus, sin embargo el sabor era delicioso, con la única pega de ser una carne bastante fibrosa. 

Se mantuvo despierto con el resto de sus compañeros de viaje durante un rato, a la luz y calor de la hoguera, sintiéndose como se deberían sentir aquellos Boy Scouts a los que pegaba en la escuela cuando salían de acampada con sus líderes.

Bebió lo que pudo y tenía para beber, como hacía casi todos los días y se quedó profundamente dormido rápidamente, roncando casi como un oso. Era la primera vez en mucho tiempo que no podía dormir a pierna suelta y sus ronquidos lo demostraban con facilidad.

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10/11/2015, 16:51
.Narrador.

A tu alrededor reinaba la calma. Los compañeros que no tenían guardia se habían vencido al sueño, incluso alguno (o alguna, porque Sera no era la que menos) se había abandonado a un descanso tan profundo que inundaba la noche con sus ronquidos. El fuego chisporroteaba, y se oían los pájaros nocturnos ulular en los árboles, así como algún aullido a lo lejos, los lobos parecía que nunca durmieran.

Solas se había alejado un poco del fuego, quizá era el que estaba más apartado del grupo. Se había tendido en su manta cerca del tronco de un enorme árbol caído, su espalda contra la madera, su bastón entre las manos. No podías saber si dormía, porque la oscuridad ocultaba su rostro. Justo a la otra punta del pequeño campamento, cerca de donde Sera roncaba, Morrigan se había acurrucado en una gruesa piel de algún animal enorme, y su cabello negro se confundía con el pelo largo y suave que la cubría por completo.

Tenías sueño. Cerraste los ojos, tendido en tu manta, y caíste redondo. Pronto tus ronquidos se sumaron a los de Sera.

Notas de juego

Vale, duermes, no postees hasta que te diga.

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12/11/2015, 00:26
Eva Vogel

Prácticamente cené embobada mirando aquel cielo. Aquello era simplemente espectacular, pero claro, viviendo siempre en grandes ciudades, mi problema había sido que para ver las estrellar siempre había tenido que ir de viaje. Eso sí, no recordaba haber visto nada tan espectacular como aquel cielo. Seguro que tenía la misma cara que una niña cuando ve su nueva barbie.

La verdad es que llevaba demasiado tiempo callada para cosa buena, pero tampoco hubiera sabido como agregarme a la conversación de otros sin que pareciera que me estaba metiendo en sus cosas. Al menos, el bicho este estaba bueno y eso, que por un momento pensé que después de haberlo visto vivo me iba a dar algo de cosa hincarle el diente, pero vamos, nada de nada.

A mí no me importaba en absoluto hacer guardia con la elfa. Estaba claro que no habíamos empezado con buen pie y puede que nunca llegáramos a llevarnos bien, eso no podía augurarlo, pero lo que sí podía dejar claro era que por muy mal que nos lleváramos, eso no iba a influir a la hora de proteger al grupo.

- ¿ Con el culo al aire? Ya te gustaría a ti, Hawke! Me temo que hoy no va a ser tu día de suerte! - Yo no me callé ni una y fui respondiendo a las coñas con más coñas, hasta que al final, llegó la hora de hacer la guardia.

Allí, tratando de estar alerta por si aparecía algo, supe que la noche iba a ser muy larga, pues ni siquiera sabía cómo entablar una conversación con la elfa. No estaba enfadada ni la guardaba el menor rencor, pero después del encontronazo, la situación resultaba bastante incómoda. Al final, fue ella la primera que habló y yo, lo agradecí, así que me dispuse a responderla que no había más razas, bueno, que había diferentes razas de humanos, pero antes de que pudiera decir nada la mujer se levantó y yo, hice otro tanto, tratando de distinguir algo en la negrura de la noche.

En algún momento entre que me había dado cuenta de que la elfa se levantaba y que me había levantado yo, la espada había acabado en mis manos como un acto reflejo.

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12/11/2015, 17:17
.Narrador.

Miron se había adelantado, y andaba con paso silencioso, apoyándose en su bastón que aferraba firmemente, presto a descargar su energía a su través, si era necesario. Aisha le seguía de cerca, ondeando sobre su cabeza una rama encendida, a modo de antorcha. Lo que le impedía, por otro lado, tensar su arco y prepararse para un encuentro peligroso.

La que sí se había preparado, de un modo totalmente innato, había sido Eva. Andaba justo detrás de Aisha, y empuñó su espadón con ambas manos, andando con él como si no hubiera hecho otra cosa en su vida.

El resto dormía, según seguían indicando el silencio de Ricky y Jacob, los ronquidos de Sera y Markus, algún bufido de Hawke, y las formas inmóviles de Morrigan y Solas.

Y, de pronto, todo se volvió un infierno.

Una flecha salió silbando directa a Aisha, y no se clavó en su corazón simplemente porque un escudo mágico apareció protegiendo a los tres compañeros, que vieron con el rabillo del ojo a Solas, de pie, conjurando el hechizo. Casi no dio tiempo a reaccionar, cuando una lluvia de nuevas flechas cayó sobre el campamento, mientras que de entre la espesura salían una turba de mercenarios aullando, espadas, mazos y cuchillos en mano.

Lo que siguió fue el caos.

Miron se encargó del arquero que había disparado a Aisha, de su bastón brotó un chorro de escarcha que lo dejó petrificado en el acto, cayéndose del árbol en el que estaba subido, y haciéndose añicos de sangre y hielo. Se giró en una vuelta rápida, justo a tiempo para detener un cuchillo que apuntaba a su hígado, y de nuevo el hielo hizo el resto.

Aisha dejó caer la tea ardiente, y sacó por fin el arco, y aunque lo hizo aún aturdida por el ataque, consiguió clavar una certera flecha en uno de los hombres que saltaban ya hacia el resto de los Diez, que cayó, abatido, justo encima de la hoguera, ardiendo como una pira humana entre quejidos agónicos.

Los demás se levantaron, y empuñaron sus armas, con mejor y peor fortuna. Solas seguía conjurando escudos de protección, aunque no pudo evitar que uno de los hombres llegara hasta Rick y hundiera su espada en el pobre desgraciado, que quedó inconsciente antes de que pudiera siquiera levantar sus dagas.

Markus se despertó, y cogió su arco, pero fue incapaz de clavar una sola flecha en ninguno de los atacantes. Finalmente agarró un cuchillo y se defendió con uñas y dientes, tenía algo claro: esa noche no iba a morir.

Jacob asió su bastón, y el cristal élfico empezó a brillar. Pero no era suficiente, no supo canalizar su potencial, y sólo consiguió iluminar la escena antes de que una nueva andanada de flechas lo tumbara y quedara en el suelo, hecho un ovillo.

Hawke y Sera acabaron ellos solos con cinco o seis hombres cada uno, haciendo un barrido en abanico que dejó un rastro de cuerpos ensangrentados. El guerrero llegó hasta donde estaban los tres adelantados, intentando ayudar. Y se encontró, asombrado, conque su pupila, Eva, estaba librando ella sola una lucha heroica.

Con el espadón volando por encima de su cabeza trazando molinillos dignos de un qunari, la humana había acabado con todos los mercenarios que habían cometido el error de acercarse a ella. Había más de una docena, aunque era difícil decirlo con certeza sin entretenerse en contar cabezas, brazos y torsos desmembrados.

Pero la batalla terminó cuando la gruesa y negra piel que cubría a Morrigan empezó a moverse. Sus pelos se erizaron, se engrosaron, duros como escarpias, punzantes como cuchillos. Y lo que era una masa informe un momento antes se convirtió, ante los ojos asombrados de todos cuantos pudieron llegar a verla en el momento infernal que duró su asalto, en una monstruosa araña gigante que escupía chorros de veneno con una pasmosa puntería.

No fueron más que unos latidos de sus desbocados corazones, un instante, un visto y no visto.

Y luego, todo acabó.

Notas de juego

Rick y Jacob están inconscientes. Mickel lo ve todo desde algún lugar cercano, pero aún no postea, debo ponerlo primero en partida.

El resto podéis postear si lo deseáis, con vuestras impresiones, con detalles de la lucha, a vuestro modo. Me encantaría que lo hicierais.

:)

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12/11/2015, 20:51
.Narrador.

Habías estado viajando, dudando hasta el último momento, pero por fin lo habías decidido: Te unirías a la Inquisición. Esa Inquisidora, esa tal Dawn, desde luego podía serlo todo menos la Heraldo de Andrasté, como la gente la llamaba. Hasta compadecías a la pobre mujer. Pero una cosa estaba clara: por muy liada que estuviera con un ex-templario, por muy guerrera que fuera ella misma, había sido la única persona que había hecho, estaba haciendo, algo por y para los magos. Desde garantizarles un trato de igual a igual, hasta integrarlos en su ejército como fuerza principal, pasando por tener a varios magos en su círculo más íntimo, aquellos compañeros con los que ella misma salía a afrontar los mayores retos a los que Thedas se enfrentaba desde la quinta Ruina.

Coripheus, claro.

Y habías escuchado con pasmo hablar de Solas, o de Morrigan, o de Dorian. Incluso de Vivienne, que defendía el Círculo a ultranza, pero que, sin embargo, estaba luchando codo con codo con la propia Fiona.

Así que aunque parecía que la batalla final ya se había librado, y que el Antiguo había sido recluido tras el Velo de un modo que parecía definitivo, decidiste ir al Feudo Celestial. Skyhold. 

Un día, en una posada de un poblacho de la linde de la Espesura Arbórea, coincidiste con una mujer que había llegado a tu misma conclusión. Eyrine. Una maga apóstata, una pelirroja cándida y alegre, que te recordó con un regusto agridulce a Verel, tu prometida de fachada, tu amor escudo.

Decidisteis seguir juntos, atravesar la Espesura Arbórea era un reto incluso para un grupo bien pertrechado, aún cuando la Inquisición lo hubiera limpiado de secuaces de Coripheus. Seguía siendo un nido de mercenarios, un peligro.

Así, cuando la segunda noche visteis la luz de una hoguera os acercasteis con precaución, intentando averiguar quien descansaba junto a ella. Pero los alaridos y el fragor de la lucha os avisaron, clavándoos en vuestro sitio, lo bastante lejos como para que nadie se apercibiera de vosotros, y lo bastante cerca como para no perderos detalle.

La lucha fue espantosa, y dudaste unos segundos si sumarte a ella, porque no sabías con certeza quién era aquella gente, unos y otros.

No fue hasta que todo hubo acabado cuando, tras quedar iluminado el rostro de uno de los magos, uno que se había acercado a sus compañeros abatidos junto a lo que quedaba del fuego, que Eyrine reaccionó, pasmada, murmurando un nombre, los ojos muy abiertos.

-¡Miron....! Miron Lupeithai....

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12/11/2015, 23:28
Eva Vogel

Ni siquiera fui consciente de lo que sucedía hasta que no vi volar la primera de las flechas, la cual, me dejó con la boca abierta como si fuera un pez fuera del agua, pues jamás había visto un escudo hecho con magia como el que acababa de salvarle la vida a la elfa. De todas maneras, era uno de esos momentos en el que lo último que se te ocurre es quedarte esperando a que la siguiente flecha sea para ti así que me encaré hacia el bosque y no tardé en ver a alguien acercarse.

Tenía miedo, claro que lo tenía, pero era imposible que no lo tuviera cuando no había luchado nunca por mi vida. Una cosa era haber entrenado durante muchas horas hasta que los músculos me ardieran y otra muy diferente era saber que como no pelearas, que como no ganaras, la que no seguiría respirando serías tú o tus compañeros...

De repente, todo lo que se agolpaba en mi cabeza desapareció. Una extraña y fría calma se apoderó de mi cuerpo y simplemente comencé a moverme. Era como si mi cuerpo hubiera llegado a la conclusión de que quería seguir viviendo antes de que lo hubiera hecho mi cerebro.

" Parar los golpes más flojos "

Habíamos practicado mucho aquello, por lo que aquel golpe no me costó demasiado detenerlo, aunque mi brazo tembló al hacer fuerza.

" Devolver el golpe con precisión, con contundencia "

Levanté la pierna y di una patada con todas mis fuerzas al hombre que tenía delante y aunque en el único sitio en el que había podido darle era en el muslo, sirvió para hacerle bajar la guardia y así, que dejara al descubierto su cuerpo.

" Carga tu peso en el arma, que para eso llevas un arma grande "

No estaba pensando en aquellas explicaciones y en aquellas cosas que tanto me habían querido explicar, sino que me salían de manera automática. No tenía tiempo para dudar ni para alegrarme de acordarme de las lecciones en un momento como aquel.

Agarré la espada con fuerza, la hice girar por encima de mi cabeza y cuando golpeó en el cuello de mi rival, puse incluso escuchar el sonido de los huesos al romperse. Era un sonido verdaderamente desagradable, aunque desde luego, me alegraba de que fueran los suyos y no los míos los que acabaran hechos trizas.

" Siempre atenta "

Algo se movió a mi derecha y di un salto hacia un lado, aunque el cuerpo del hombre al que acababa de matar casi me hace caer al suelo. Esta vez tuve que moverme para esquivar el golpe, pero seguía siendo rápida, pues aunque tenía fuerza para manejar armas pesadas no era una mujer ni demasiado alta ni demasiado corpulenta, simplemente, entrenada. En cuanto salvé el ataque volví a atacar yo, aunque el primero de los golpes pudo esquivarlo, el segundo ya no.

Seguí así durante lo que pareció una eternidad, incluso peleando contra dos a la vez, lo que para una novata en aquellas lides podría resultar fatal, pero si algo tenía, era que era tan terca para todo, que para pelear no podía ser diferente. Algún hueso más sonó a roto, algún grito debido a algún miembro cercenado, pero... a estas alturas ya no podía parar, mi instinto me decía que si paraba estaba muerta.

También tuve que gritar yo, pues a pesar de que no me hirieron de gravedad, sí que recibí algún golpe, pero era el momento el que me hacía exclamar de aquella manera...

El último hombre cayó al suelo. No sabía el último de cuantos.  La escena era bastante grotesca, pues había cortado su cara con la espada y tenía la piel levantada desde la nariz hasta casi la oreja. Mis ojos no se apartaron de aquella imagen, era asquerosa, como si aquello hubiera salido del reparto de The Walking Dead.

Me quedé allí quieta y cubierta de sangre hasta el pelo, el cual ahora tenía de color naranja. Respiraba con dificultad tras todo el ejercicio que acababa de realizar y agarraba la espada tan fuerte que se me hubieran visto los nudillos blancos de no estar cubiertos de sangre.

No sabía cómo tenía que sentirme después de aquello.

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13/11/2015, 10:35
Miron Lupeithai

Aquello no era precisamente lo que esperaba encontrar en el interior del bosque. Cuando oyó el silbido de la flecha que voló tan cerca de él, su mentalidad cambió completamente, recordando lo que había que hacer en esas situaciones. Tras mirar a Aisha y asegurarse de que no estaba herida, localizó al arquero que había intentado matarles y canalizó una oleada de hielo directamente hacia él como había aprendido tiempo atrás. Cuando el cuerpo congelado se quebró en pedazos, ni siquiera se tomó un momento para sentir compasión por el bandido.

Se giró y golpeó el brazo de alguien que estaba a punto de apuñalarle, haciendo que perdiera su equilibro y que soltara el arma. En seguida golpeó a su contrincante en el pecho y lo empujó contra un árbol, donde aprovechó para encerrarle entre la corteza y una pared de hielo que se le pegó al cuerpo, dejándolo inmóvil y, seguramente, sin pulso. Se dio cuenta de que se había apartado de los demás, de modo que barrió la escena con la mirada para analizar lo que ocurría. Por lo que vio, cada uno había hecho su trabajo, aunque no todos habían tenido suerte. Cuando vio a una araña gigante escupiendo veneno contra los enemigos, supo que el combate había acabado.

Apoyó el bastón, aún frío, en el suelo y respiró hondo. No había pasado mucho desde la última vez que había combatido y, después de luchar contra demonios y engendros, una escaramuza como esa no le impactó demasiado. Observó los cuerpos mutilados de los atacantes desafortunados, especialmente los que habían tenido la mala idea de acercarse a Eva. Se acercó a la extranjera, que parecía afectada por lo que acababa de pasar, buscó su mirada y asintió para devolverla al mundo. La verdad es que le impresionó la habilidad que había demostrado. Pensó en decirle algo, pero no era el momento.

Al mirar hacia el campamento, fue consciente del problema que tenían entre manos. Se acercó trotando y miró a Jacob y Ricky. Se agachó al lado del primero y comprobó si aún respiraba. El pobre no estaba hecho para la batalla, ni siquiera había podido usar un simple hechizo. Quizá lo de convertirse en mago de un día para otro no había sido fácil.

Tenemos que avisar al Capitán.- dijo mirando a Solas.

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13/11/2015, 19:32
Mickel Velum
Sólo para el director

-¿Miron?-Aquella chica que me había acompañado desde que la conociera en la posada parecía sorprendida. Era más que evidente que conocía a uno de los miembros del grupo que habíamos estado observando mientras peleaban. La lucha apenas duró unos segundos, lo que me pareció totalmente alucinante. Más aún ver a un mago conjurando escudos tan poderosos como para poder desviar flechas de esa manera. Yo no estaba acostumbrado a usar mi magia. La había mantenido a raya durante mucho tiempo. Ni siquiera sabía si sería capaz de realizar un hechizo de principiante a aquellas alturas-El hecho de que lo llames por su nombre me hace pensar que lo conoces. Si es en persona o por meras habladurías se me escapa.-Le sonrío, tendía a ser un hombre un poco chistoso, y supuse que mi compañera, Eyrine tendría un sentido del humor al menos parecido al de mi antigua prometida. No sé realmente si lo tiene o he cometido un error tremendo al tratarla como la hubiera tratado a ella. Por mi cabeza se me pasaban algunas imágenes de nuestro tiempo juntos. La eché de menos un segundo y decidí acabar con la chanza antes de que se me olvidara cómo hacerlo-¡Auch... y yo que pensaba que yo era más tu tipo!...-Le dedico una sonrisa, esta vez enseñando los dientes y me quedo mirando al hombre que ella señala. No se veía muy bien desde la distancia y la oscuridad tampoco ayudaba.-¿Deberíamos evitarlo?

No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que el hombre al que miraba con aquellos ojos sorprendidos era un mago. Si algo sabía de Eyrine era que ella también lo es. Lo que hace bastante evidente que el gesto de sorpresa se deba al encuentro con una persona conocida de forma cercana. Posiblemente compartieran círculo juntos. Quizás algo más. Tampoco me sentía intrigado de hasta dónde mi compañera conocía al hombre. Me bastaba con saber si su nombre era sinónimo de problemas, o de soluciones...

Esperé una respuesta, agazapado tras el arbusto, y mirando intermitentemente a Eyrine y a... ehm... se me había olvidado el nombre. Siempre fui malo con los nombres. 

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13/11/2015, 23:40
Markus Whitefield

Markus despierta conmocionado y aturdido, despertado por los ruidos del sangriento combate. -¿No habían dos personas haciendo guardia?- Dice, bostezando, mientras sale de la tienda de campaña. Una flecha pasa con velocidad por delante de sus narices y se espabila al instante. Toma su arco dando una voltereta y apoya en una rodilla para apuntar con mayor precisión.

Trata de acertar en uno de los bandidos pero es congelado por el ataque de Miron. Markus cambia de objetivo y dispara, fallando. -Mierda.- Respira hondo mientras coloca la otra flecha pero es sorprendido por el ataque de un bandido cercano.

Markus suelta el arco con velocidad y toma una pequeña daga que llevaba en el cinturón, la levanta y bloquea el ataque del bandido por fortuna, levantando las cejas con un suspiro de alivio. El bandido ataca de nuevo y Markus esquiva el golpe casi por completo, recibiendo un pequeño rasguño en la mejilla. Markus contraataca con velocidad clavándole la daga en el pecho, acto seguido su enemigo cae.

Markus se limpia la sangre de la mejilla mientras habla. -Ja!, seguro que eso no te lo esperabas!- Dice mientras se ríe.

 

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14/11/2015, 17:22
Aisha Serthan

 La elfa no había imaginado lo que se les echaría encima. Con algo de suerte incluso sería un pájaro que podría cegar con la antorcha para desayunar mañana, y si no lo fuera... Bueno, quienquiera que los estuviera viendo, podría distinguir su silueta desde que se apartaran de la hoguera. Al menos ella podría acercarles la luz.

 La sorprendente e ineficaz flecha, seguida de un escudo aun más asombroso, marcó el inicio de la masacre. Aisha dejó caer la rama al suelo mientras tomaba aire, como si tuviera que recuperarlo, llevándose la mano al pecho. En una sola fracción de segundo se había imaginado atravesada por ella, acabada. Pero no había sido así, y ahora le tocaba a ella. Miron ya había acabado con su atacante cuando ella sacudió la cabeza y sacó el arco a la vez que daba un par de pisotones a la antorcha para apagarla. Ahora sí, aprovechando el caos del momento, sería ella la que se fundiría con las sombras. 

 Tensó su arco y apuntó al primer bastardo que se cruzó en su vista, concentrada, aguantando la respiración, que liberó con un bufido y expresión furiosa junto a la flecha. - Ma halam. - Pensó para sí misma, teniendo la certeza, la misma que el rápido y mortal proyectil, de que acabaría con aquel malnacido. 

 Al contrario que Eva o sus desafortunadas víctimas, ella se mantuvo en silencio durante el combate, buscando desviar la atención, que ahora concentraban los guerreros. No era como ellos. Ella era vulnerable de cerca.

 Cuando la batalla terminó bajó los hombros y buscó a Solas y a Miron con la mirada que, aunque aun tensa, era agradecida, siendo consciente de que seguía viva, sobre todo, gracias a ellos.

 También miró a Eva y a Morrigan, sorprendida por sus actuaciones, casi asustada. Por un momento hasta se le erizaron los pelos, pero eso, a pesar de la increíble facilidad de la humana para matar, y la letal transformación de la maga, era bueno. Habían sido los Diez los mortíferos, los eficaces, y no los otros... Aunque algo sí habían conseguido.

 - Sí. Hay que hacer algo. No deben haber llegado muy lejos. - Miró a los heridos, tensa. - Puedo coger un caballo y correr a buscarlos. - Se ofreció mirando a Solas y a Morrigan, pretendiendo actuar con rapidez.

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15/11/2015, 12:06
Eyrine

-Miron... -repitió la mujer aún ensimismada, ajena al parecer del tono chistoso de su compañero de camino, y de las implicaciones de su comentario. Pero tras unos segundos parpadeó, asimilando su pregunta, su preocupación.- Oh... Miron fue un amigo muy especial durante nuestro aprendizaje en el Círculo de Refugio Celeste, sí. Pero nos separaron... a mí me iban a trasladar a Orlais. Y durante el traslado me escapé. Andraste bendita, hace años de eso...

Mickel no tuvo tiempo de reaccionar, de responder. Porque Eyrine, tal como acabó su frase semi murmurada, se levantó y salió de detrás de los arbustos que les estaban ocultando de la vista del grupo, adentrándose en el pequeño claro que acababa de ser testigo de la lucha.

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15/11/2015, 12:25
.Narrador.

Estabas pendiente de la respuesta de Solas, e ibas a comentar algo acerca del ofrecimiento de Aisha, cuando otra cosa llamó tu atención.

Fuiste extrañamente consciente de una mirada puesta sobre ti, una mirada que no era la de nadie de los que te rodeaban junto a la hoguera. Y escuchaste de un modo también extraño tú nombre, murmurado, quizá más en el interior de tu cabeza que fuera de ella. O quizá no...

-Miron...

Y de pronto, ante el timbre de esa voz, casi olvidada pero aún querida, y de resonancia tiernamente íntima, recordaste como en un aluvión de imágenes y sentimientos, a la joven que fue una amiga muy especial durante tu aprendizaje en el Círculo de Refugio Celeste. Pero os separaron... y nunca supiste más de ella.... iban a trasladarla a Orlais. Hacía años de eso...

No tuviste tiempo de reaccionar, de responder. Porque Eyrine, tal como acabó su llamada semi murmurada, salió de detrás de los arbustos que la estaban ocultando de la vista del grupo, adentrándose en el pequeño claro que acababa de ser testigo de la lucha.

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16/11/2015, 12:25
.Narrador.

Había vuelto el silencio, pero no la calma. Dolía, lo que acababa de ocurrir dolía, en el cuerpo y en el alma. Tanto para los Thedanos, aunque desde luego mucho más acostumbrados a las luchas encarnizadas después de la aparición de Coripheus y su caos, como para los terráqueos, éstos aturdidos por una realidad que les era nueva y dura como un mazazo.

Eva seguía allí inmóvil, respirando entrecortadamente, la espada en sus manos agarrotadas. Miron se acercó a ella, y asintió. No dijo nada, aunque le transmitió su comprensión, y luego siguió hacia los compañeros caídos. Justo tras él se acercó Hawke a la guerrera, mirándola a los ojos con una expresión de tanta ternura que hasta era incongruente. Incongruente con el fiero Campeón de Kirkwall, incongruente con el sangriento episodio que acababan de vivir. Hawke levantó una mano y la pasó por el cabello de la mujer, unos dedos tan empapados en sangre como lo estaba el propio pelo. Lo hizo dulcemente, apartando los mechones acartonados, sucios.

-Ya está. Ya está...

Murmuró, casi al oído. Luego la abrazó, mientras le quitaba el espadón de las manos, y lo clavaba en el suelo, junto al suyo. La abrazó y la meció, como a un chiquillo.

Miron no lo vio, ocupado en Jacob y Ricky. Agachado comprobó que aún vivían, pero estaban malheridos.

-Tenemos que avisar al Capitán.- dijo mirando a Solas.

Solas asintió, apartando la mirada de Aisha, en quien la había fijado atraído, quizá, por la de la propia elfa, cargada de agradecimiento. Aisha, entonces, se ofreció para ir ella misma a buscarlo.

 - Sí. Hay que hacer algo. No deben haber llegado muy lejos. - Miró a los heridos, tensa. - Puedo coger un caballo y correr a buscarlos.

Pero Solas negó con la cabeza, posando de nuevo sus pupilas claras hacia ella. -Ma serannas, lethallan, pero no es necesario. Determinamos que les haríamos una señal con una flecha ardiendo, si algo ocurría... -Se giró hacia Sera, quien asintió, y se dirigió hacia lo que quedaba de la hoguera, mientras preparaba una flecha incendiaria para dispararla al cielo.

No llegó a hacerlo, porque de pronto, de detrás de unos matorrales cercanos, apareció la figura de una mujer, una maga a juzgar por el bastón que empuñaba. Lo hizo a paso seguro y firme, apoyándose en ese bastón con una gracia innegable, su túnica ondeando ligeramente, sus cabellos rojos brillando como brasas que hubieran escapado de los rescoldos del fuego que los iluminaba. Su rostro sereno estaba serio, su mirada melancólica. Pero ni un punto triste.

Sera reaccionó rápida, temiendo un ataque, y le lanzó la flecha que tenía preparada para encenderla.

Sin embargo, la mujer alzó una mano, y los árboles y arbustos que estaban junto a ella formaron en un instante un escudo de ramas entretejidas, trenzándose, en las que la flecha se clavó, sin alcanzarla.

 

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16/11/2015, 15:56
Mickel Velum

Al levantarse y acercarse mi compañera, me encojo de hombros y la sigo a una distancia prudencial. Veo como el grupo sigue hablando, parece que no se han dado cuenta de nuestra presencia, hasta que de repente todos nos miran en nuestro acercamiento y uno de ellos nos lanza una flecha ardiente.

Una manera bonita de saludar tiene tu amigo especial...

La mujer levantó un seto de árboles entretejidos, a modo de escudo. No podía decir que me sorprendiera, si bien la magia de la naturaleza solía venir reservada, según lo que había estudiado, a los elfos Dalishanos, no era imposible aprenderla siendo un humano. Me pregunté cuánto tiempo había pasado rodeada con elfos, aunque claro, el simple hecho de pensar que lo había estado era mera especulación.

Una vez el peligro de la flecha había quedado erradicado, una risita interior me hace sentir un poco más vivo que en los meses anteriores, quizá incluso en los años anteriores. No había visto magia en mucho tiempo, y sentir las fluctuaciones del velo tan de cerca me recordó al tiempo en el que la usaba... y eso me hacía sentir bien. Me hacía sentir que tenía el control sobre las fuerzas que luchaban en mi interior, día tras día.

-¡Vaya, es una bonita bienvenida!-Digo en tono festivo y con una sonrisa en la cara. No iba vestido como un mago así que a simple vista nadie diría que no soy más que un campesino. Y contaba con que el grupo no supiera de lo que era capaz-Es bonito cuando te reciben con los brazos abiertos... pero recuérdame que no acepte ninguna invitación a alguna de vuestras fiestas, porque por Andraste bendita, deben ser un poco demasiado intensas para mi gusto.

Mi aire divertido se había despertado y no pude reprimir una risa que mostraba los dientes. Miré a mi compañera, que me había dirigido una mirada de reojo, de aquellas que solía recibir cuando había hablado más de la cuenta.

Ooops! Creo que lo he hecho otra vez!

Me cruzo de brazos, tanteando al grupo. Llevo un par de armas encima, aunque son más para que la gente no piense que soy un viajero raro por ir indefenso, o salten a la conclusión de que soy mago con una simple mirada rápida.

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16/11/2015, 17:06
Miron Lupeithai

Cuando los matorrales se sacudieron, Miron se levantó lentamente y miró hacia allí. Se quedó helado, transmitiendo con la mirada una expresión que ninguno de los presentes le había visto nunca. Entreabrió la boca, incapaz de contener la conmoción que recorría todo su cuerpo. Parecía que fuera a decir algo y que, sin embargo, se hubiera quedado mudo. Esos instantes de confusión profunda le enajenaron hasta el punto de que olvidó el lugar en el que se encontraba, confundiendo árboles con muros de piedra, y la compañía que tenía.

Pasó todo lo contrario cuando Sera disparó una flecha contra la mujer. Miron alzó un brazo y gritó algo ininteligible, claramente sacudido por aquel ataque tan inconsciente por parte de la elfa. Se alzó una barrera natural que la protegió y Miron se quedó maravillado. Cuando recobró el aliento, fulminó con la mirada a Sera y avanzó unos pasos hasta estar justo delante de la chica. Ignoró por completo las palabras del campesino que la acompañaba y la miró directamente a los ojos, sonriendo como no había hecho en años.

Eyrine...- dijo con un tono dulce y tierno. Se abrió paso entre las ramas dulcemente. Dejó caer su bastón al suelo y arropó una de sus manos con las suyas.