Partida Rol por web

 Antonio le tiende la copa al recién llegado.

-Por supuesto amigo aquí tiene, un placer, mi nombre es Antonio Lopez, actualmente estoy jubilado y antes de las vacaciones por vejez era policía, ya saben alguien tiene que hacer el trabajo sucio para que ustedes puedan disfrutar de sus fortunas…-

Después come de buena gana los manjares preparados por Juanjo

-Una cena excelente amigos, aunque para mi gusto le ha faltado algo de consistencia,  y que decir del vino, una maravilla, da gusto vivir en España, buen vino el mejor jamón de bellota y hermosas mujeres, ¿no es asi señor Ernesto?

Al escuchar los brindis, decido dejar fijo el timon, y asomarme desde la cubierta del timon. Levanto la cerveza que estoy bebiendo y brindo con los demas desde la distancia.

- Por todos ustedes señores, por Enrique, y por la hermosa "Flor de Azahar". - y acto seguido doy un largo trago a mi cerveza hasta vaciarla.

Mas tarde cuando oigo que han terminado de cenar, y que la gente empieza a levantarse, vuelvo a asomarme y le hago un gesto a Elena:

- Mi hermosa doctora, ¿quiere tomar el timon? le prometo que sera divertido.

JAJA, D.Antonio siempre tan mordaz. Todos, en cierto modo, somos servidores de alguien, da igual lo rico que seas y los placeres que te proporciones, siempre hay alguien por encima....mira sino a nuestro anfitrion, el se debe a sus clientes, yo a mis accionistas, aunque eso es mas facil, he de admitirlo....pero bueno, al final esto no deja de ser un circulo....ademas creo que no te puedes quejar, muchos querrian estar en tu pellejo has conocido a gente importante y con influiencia y tu retiro es bastante bueno....damas, caballeros, si han acabado de cenar....quizas unos cafés y alguna copita de licor, yo sin mi cafe de despues no soy nadie... 

Escuché la conversación con curiosidad, mientras disfrutaba de una cena. Enrique siempre ha sabido muy bien dedicarse a las dos cosas- pensé al oír a Benjamín.  Ya sabía las profesiones del resto, puesto que al ser secretaria partía con cierta ventaja. Julia... demasiado desagradable, con esos aires...

-Yo... me animaría a tomar un café, o una copa, la verdad. Pero tampoco quiero acostarme tarde, que mañana nos espera un gran día. Por fin recibiremos a D. Enrique.

Sonreí al resto de los individuos con simpatía, mientras miraba la escena. Estoy deseando ver a Enrique.

Empiezo a recojer la mesa a la vez que ofrezco el café

- Menos mal que más o menos han cenado todos a la vez

- El café lo prefieren con o sin cafeina? Alguno prefiere té o una infusión?

Mirando de reojo a Antonio...

- Si alguno se ha quedado con hambre, se puede repetir, o si lo prefieren puedo sacar unas pastas para el café ...

- Por eso prefiero "ligeramente" la cocina a servir mesas.

La cena estaba deliciosa, Juanjo era un buen cocinero. Escucho a todos los que van interviniendo en la conversación de la cena, pero sin meterme en ninguna. Después de terminar de comer, rechazo el café que nos ofrece el chico y les pido disculpas a los comersales.

Me levanto de la mesa y me dirijo hacia donde se encuentra Miguel.

- Hola Miguel. Si tu me enseñas, me encantará tomar el timón. Le sonrío amablemente. ¿No te apetece tomár un café más tarde? Aunque con la cafeina no vamos a dormir. Me río de mi propio comentario.

- Por supuesto guapisima - Deje el timon fijo un momento y me asome de nuevo para llamar a Juanjo - Juanjo, subenos dos cafes, ¿quieres? - y acto seguido regrese con Elena, a la que pedi que se sentase ante el timon - Mira, esto es mas facil que un coche. Solo tienes que mantener la direccion del barco, que te marca aqui - dije señalando la brujula - Y ni siquiera tienes que seguir un carril. Notaras que el timon tira hacia los lados segun las olas envisten el yate, no te preocupes por perder la direccion, porque la recuperaremos facilmente. Solo tienes que estar atenta a los arrecifes - acompañe el comentario de una risotada - No, que va, es broma. Lo unico que hay que tener en cuenta es que si ves alguna luz, podria ser algun barco, pero lo veras con mucho tiempo de margen, asi que tranquila, y vira cuanto quieras, que no tenemos prisa por llegar - Mientras Elena cogia el timon, la observe de arriba abajo, realmente cada dia me parecia una mujer mas hermosa.

La cena no había estado mal. El cocinero volvió y estuvo recogiendo más o menos todo. No me había fijado bien en el cocinero hasta ese momento. Tenía una cara inquietante. No sabría decir si parecía un maniáco o tenía algún tipo de enfermedad mental ¿De donde habría sacado Enrique a semejante elemento? Recuerdo que se lo mencione a Julia. 

- Yo café no, pero si tiene bourbon o un licor43 se lo agradecería.

 Marina parece tan cómoda, sonriente, mirando a un punto indefinido de su copa de frío vino blanco. Apenas ha probado la cena. Le gusta la sensación de la brisa nocturna en su espalda. Le hace sentirse viva, como hacía tiempo no lo sentía.

“Es este mar, que me da vida y me da paz”- musita imperceptiblemente, acordándose del estribillo de una canción.

Está a punto de preguntarle al cocinero si pudieran abrirle una botella de champagne o de ese excelente cava valenciano.

Pero al cruzar la mirada con él, siente un choque, un frío inusitado, y prefiere dejar la sugerencia para mejor ocasión.

- No gracias, yo no tomaré nada.- En un elegante movimiento, Marina ladea su rubia cabeza y parte de su cabello cubre uno de sus hombros- Pero, como ya han hecho los demás invitados, debo de felicitar a nuestro chef por esta deliciosa cena- Subraya estas palabras con una mirada directa a los ojos de Juanjo, dedicándole una dulce sonrisa.

- Por cierto, aunque la velada no promete extenderse demasiado, ¿alguno de los presentes se animaría a un Black Jack? ¿O están demasiado asustados ante la posibilidad de perder frente a una señorita?- Marina continua sentada, inclinándose hacia un lado de manera que su delicado brazo se apoya en el asiento que queda a su derecha.

Mientras lanza su pequeño desafío, sostiene durante unos segundos la mirada de cada uno de los presentes. Sus pupilas brillan, y en el tono arrogante del nimio desafío, hay algo de una niña divertida jugando al juego de los mayores.

Un cafe solo, a poder ser largo. Gracias y creo que me apuntare a la sugerencia del señor Ortega,  otro Burgon para mi por favor...muchas gracias. Bien pues esta siendo una noche agradable, parece que promete esta travesia....¿no creen?

Toda esa chachara tenia a Ernesto mas aburrido que un velatorio. No le interesaba en lo mas minimo lo que pudiesne graznar toda esa pandilla, la chachara irrelevnate para las mujerzuelas decia su padre.  Y aunque el hombre llevase mas tiempo muerto que lo que la mayoria de los presentes habian malgastado en la cena esa seguia siendo una gran verdad.

Venga a parlotear como una pandilal de lavanderas. Parecia que no teneina nada mejor que hacer. Como si a el le interesase la opinion que semejantes pelacañas pudieran tener sobre cualquier tema. Lo de Benjamin llamandose "servidor" ya tuvo hasta recochineo, como no fuese servidor de esas rusas de a tres mil la noche ya me diras tu de quien....

Hizo una seña para que el cocinero, o camarero o lo que fuera, le sirviese un trago de bourbon y saco otro cigarro de la chaqueta. Procedio a encenderlo sin ni tan siquiera preguntar,  no fuera que alguno de esa panda encima tuviese algo que decir sobre ello.

La cena pasa agradablemente para la mayoría, y con los cafés y las copas, la sobremesa se alarga hasta medianoche. La nave continua su travesía sin contratiempos, y apenas os cruzáis con alguna embarcación cuyas luces se divisan en la lejanía.

Juanjo comienza a recoger, y os dice que cualquier cosa que deseéis la tenéis en la nevera, es tarde y se va a tomar ya su descanso de una larga jornada. También os indica que en los armarios de los camarotes tenéis almohadas y mantas, y que las cabinas se pueden cerrar desde el interior. Tras la corta explicación se centra en terminar de recoger la mesa y dejar las cosas en su sitio.

El capitán sigue arriba con Elena, y el resto os quedáis con la leve iluminación de las lámparas de pie situadas en la terraza. El brillo, rojo a babor y verde a estribor, de las luces de posición hace que la atmosfera sea algo extraña, distorsionando lo poco que llegáis a ver mas allá de la barandilla.

La luna y las estrellas observan silenciosas desde el firmamento y pronto comenzais a sentiros cansados, el largo día de maletas y viajes llega a su fin, y mañana os espera el pequeño paraíso natural de Cabrera.

Asentí a las indicaciones de Miguel mientas sostenía con fuerza el timón. Era realmente agradable estar con ese hombre, su simpatía y sinceridad me hacían sentirme muy cómoda.

- Qué divertido. Nunca había manejado un barco, ni siquiera tocado un timón. Continué con el mando un rato, ayudada por Miguel. Una de las veces en las que miré hacia atrás, desde donde él me guiaba, le descubrí mirandome fijamente y me puse un poco nerviosa. Carraspeé un poco y le dije: ¿Desde cuándo te dedicas a capitanear barcos? Tiene que ser algo precioso, sobre todo a estas horas de la noche. La luna demositaba su reflejo en la superficie del agua y a su alrededor pequeños puntos brillantes.

Me encontraba ya un poco cansada. Estaba acostumbrada a dormir pronto después de ver cualquier serie en la televisión, pero no quería ir a la cama y despedirme ya de Miguel.

Miré al resto de los presentes. Elena se había marchado para estar con el capitán del barco, Miguel y el resto tenía pinta de acostarse también dentro de poco. Tenía que reconocer que estaba cansada, y el no haber estado de un lado para otro cargada de maletas no había ayudado demasiado.  No debería haberme traido tanto equipaje, pero bueno...

Sonreí a los presentes de forma tímida, a la vez que me levantaba de mi asiento- Ha sido un placer compartir esta velada con todos ustedes, pero me temo que iré ya a descansar. Mañana nos espera un largo día y es mejor que  aprovechemos lo que queda de noche en dormir- eché un último vistazo a los presentes- Espero q ue pasen una buena noche.

Me despedí de todos ellos y me fui a mi camarote. Lo mejor era dormir, ya que mañana nos encontraríamos con Enrique - o eso quería pensar- y debía tener un buen aspecto. 

- Mi queridísima doctora, llevo en el mar desde niño, y como capitán mas de 20 años. Tuve mi propio barco hace tiempo, pero ahora capitaneo barcos para ricos como Enrique. No es mal negocio, pero hecho de menos estar en mi propia nave - sin darme cuenta había hablado mas de la cuenta, que terrible es la edad. Y ahora los recuerdos de tiempos mejores volvieron a mi memoria como viejos fantasmas para atormentarme. - Ya es muy tarde, y mañana te espera un largo día. Deberías dormir un poco querida. - no me molestaba su compañía, pero recordar mi antigua nave me había cambiado el humor, y ahora no era buena compañía para nadie. - Ha sido un placer disfrutar de tu compañía, gracias por alegrados el corazón a este viejo lobo de mar. Que duermas bien mi hermosa doctora

 Un poco enfurruñada porque los contertulios habían ignorado su propuesta de juego, Marina se levanta, dejando una leve sonrisa a modo de buenas noches.

D.Ernesto ha encendido un cigarro, de un aroma profundo y muy amargo. Tabaco caro. Dinero que se hace humo. Parece mortalmente a disgusto, casi tanto como su bella esposa, ocupada en sonreír a Benjamín.

Al final decide dirigirse hacia donde están Miguel y Elena, para también desearle las buenas noches a su nueva compañera.

- Disculpen, Sr. Carneiro, Sra. Espinosa…No quisiera interrumpirles, sólo será un momento. Ha sido una velada muy agradable, pero estoy muy cansada. Me dirijo a mi camarote para descansar, pero no sin antes desearles las buenas noches.- Hace una pausa para mirar a Elena, dirigiéndose a ella con un tono de voz extremadamente dulce- Elena, parece que he tenido la buena suerte de tenerla como compañera de camarote. No te preocupes por la hora. Regresa cuando quieras, tengo un sueño muy profundo y no me despertarás. Disfrutad de esta maravillosa Luna mediterránea. Buenas Noches a los dos. –

Sus palabras mantienen su habitual dulzura, pero en el tono de ese “buenas noches” había algo de picardía.

Antes de girarse para dejarles a solas, nota el rubor en las mejillas de Elena. Marina se sonríe para sí. A veces cree que realmente no ha abandonado aquel piso de estudiantes en Madrid. Ojalá la vida fuera así de sencilla…

Después de contestar mi pregunta, Miguel se vuelve un poco más serio, pero sin perder su dulzura. Quizás le haya molestado que le preguntara...

- Sí, será mejor que me vaya a descansar ya. Me lo he pasado muy bien contigo, gracias. Sonrió y suelto el timón para que Miguel se encargue de él. En ese momento aparece Marina que, muy educadamente, nos da las buenas noches con su tierna juventud. Su último comentario, cargado de picardía, hace que me sonrojé y, nerviosa, le digo a Miguel. Buenas noches. Y me marcho de allí.

- Espera Marina. Intento alcanzarla antes de que avance. Yo también me voy a dormir ya, no te preocupes. Miro a la chica, a su pelo brillante y cuidado, a su piel clara, sin el rastro de la edad y a su sonrisa rejuveneciente. Me encantaría volver atrás y ser joven de nuevo. No volvería a cometer los mismos errores... Juntas nos dirigimos al camarote.

 -Claro Elena, como quieras.

Marina cree que igual ha interrumpido algo. Sin embargo, hay algo más. Elena destila mucha inseguridad.

La cena ha terminado, y me siento cansada. Además no me gustaría ser la ultima en retirarme, por lo que bendecido a levantados y despedirme:

- Si me disculpan, yo me retirare ya - me despido con la mano del resto, y me acerco a Ernesto, a quien le hablo mientras lanzo una discreta mirada a Benjamin - No tardes mi amor, sabes que no me gusta dormir sola - digo estas ultimas palabras usando mi tono mas sugerente, tras lo cual me alejo en dirección a la escalera con paso lento.

Ernesto suspiro ante la despedida de su mujer. ¿Quien le habia mandado casarse con semejante tigresa? A su edad uno ya no estaba para grandes gestas de dormitorio, coo mucho dejarse hacer,  y tampoco demasiado a menudo.  A su edad, y con su conciencia, el sueño era algo esquivo, un tesoro preciado que cuando se conseguia no podia dejarse de lado para dedicarse a otros pasatiempos que a su edad ya le tenian francamente aburrido.

Aun asi casi lo prefiere, se dice mientras se levanta y despide, a seguir compartiendo mesa con esta galeria de personajillos y tipejos. Seguro que para ellos esta excurcioncita esta genial. Comer caliente y de plato ajeno, dos por uno. Un chollo vamos. Pero a el estas pijotadas marineras le quitan el apetito y lo que es mas lo alejan de Valencia. Des de su camarote no puede vigilar a esa trepa de mangantes, aprovechados y buites varios que intentan hacerle la cama y repartirse sus empresas, su patrimonio y si pudieran hasta su guardarropa y el mueble bar.