Partida Rol por web

Aimar hizo un aspaviento con el brazo, de alegría esta vez, muy enérgico para reforzar las palabras de Antón. ¡Por fin un poco de cabeza en todo aquél sinsentido! Se echó el mandoble a la espalda sin más que hablar y miró en derredor en busca de una dirección... Aunque era evidente que se habían perdido y que aquél maldito bosque no les estaba poniendo las cosas fáciles. Por tanto, cualquier dirección sería tan buena como las demás. 

-¡A tomar pol culo, pues! ¡Vámonos a toda hostia daquí y que les den a los del pueblo por onde amargan los pepinos! ¿Quién nos mandaba procuparnos duna hija de la que ná conocemos, joder? ¡Ale, mastuerzos, ámonos a toda polla antes de morir dambre! 

O bein nos o bien los del pueblo deberian et presto, prender fuego a aqueste bosque nido de brujerias.

¿ hay algo de valor que robarle al Anxio?

 

Si, te la di el día 15. Lo que pasa que debí ponerla "sólo para el director". Mira post anteriores. saludos.

Algunos de vosotros estaba desesperado. El bosque era una gran maraña y vuestra comida estaba pútrida. Lo más grave era la muerte de Anxio y sobre todo os preocupaba que los habitantes de Ouduro pensaran que érais los autores de su caida. Sea como fuere y pensárais lo que pensárais, dejásteis el lugar donde acampásteis (también el cuerpo del cazador Anxio) y decidísteis continuar, con la pretensión de salir de allí o no.

El caso fue que en estas, mientras caminábais aterrorizados por el frondoso y asfixiante bosque gallego, os topásteis con un riachuelo y en la orilla, semienterrados entre el follaje y las raíces de algunos árboles, unos restos de caballo. No obstante, éstos no estaban demasiado descompuestos como para que la hojarasca haya crecido o acumulado encima de ellos por naturaleza.

No tenéis comida, ni bebida. Bueno...hay un riachuelo: el cual corre ruta abajo, buena señal.

-Juicioso parece, compaña, rellenar de agua nuestros pellejos, los que son para el vino y los que nos cuelgan, pues no siendo vino, agua corriente no mata a la gente.

una vez refrescado y llenado los odres, Pelayo se acerca a los restos del caballo y los examina. Despues de hacerlo anima a los demas a hacer lo mismo.

- Compaña alguien ve en ellos algo que mis ojos cansados no puedan de ver.

También llena su odre en el riachuelo, un poco más arriba del caballo muerto, que no quiere que de gusanos se llene el odre. Mira alrededor observando cualquier cambio o movimiento. No le gusta este bosque y eso que se crió en uno, y también gallego.

-¿Descubisteis algo, Don Pelayo? Os veo muy interasado en ese caballo muerto...

Tiradas de suerte.

En esos momentos Pelayo encuentra las marcas de los pasos de los caballos hasta caer abatidos, también ve como si alguien hubiera estado arrastrando algo por el suelo. Sin más tiempo para investigar más de fondo, el tenebroso bosque comienza a moverse ¡¡SE ABRE!!

Las ramas de los árboles comenzaron a blandirse rápidamente hacia vosotros ¡CRASH! ¡CRASH! ¡CRASH!. ¡Vuelan hacia vuestras cabezas! Parece como si quisieran atraparos... Ahora comprendéis que esos caballos, sin duda, han sido atrapados de la misma forma ¡SIMILAR!

Al mismo tiempo que os cogía de tal sorpresa dicho evento, Aimar comenzó cayó en el suelo, desvanecido. ¿Qué le ocurría? ¿Qué pasaba? Dapena y Ruiz podían tan sólo ver a su compañero tendido en el suelo, retorciéndose como en sueños ¡Qué situación!

Caíste desvanecido, como en sueños.

En esos momentos, dentro de tu inconsciencia y lugar onírico de tu mente, apareció frente a ti un ser humanoide (no veías el bosque ni a tus compañeros, era un sueño), el cual tenía unos cuernecillos de cabar, colmillos afilados, ojuelos amarillos y cascabeles en los tobillos. Se acercaba a ti y te pidió vino... Tu le negaste, aunque en realidad no te controlabas a ti mismo, sino que veías el sueño... En esos momentos ¡ARGHH! El duendecillo te mordió y te succionó sangre.

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Haz una tirada de RACIONALIDAD. Si no la pasas tira 2d8.

Arco y flechas apuntadas en tu ficha.

Aimar sacó su espadón en cuanto las ramas comenzaron a restallar como látigos y a blandirse como cuchillas. En un instante se puso rojo, comenzó a salivar entre los dientes apretados como un cepo y sus ojos se le salieron de sus órbitas. Estuvo a punto de gritar... Pero se quedó a medio camino de un ataque... Para acabar sumido en un profundo sueño. Lo hubiera agradecido mucho... La posibilidad, desde luego, era mucho peor en su opinión. Hasta que vio a aquél duende horrible. 

En cuanto sintió sus dientes en la mano comenzó a gritar y a sacudir la mano con toda la fuerza de que era capaz, mientras golpeaba con un puño cerrado a aquél ser horrible allá donde los golpes fueran capaces de impactar.

-¡¡HIDEPUTA, BASTARDO, HIJO DE PERROS!! -gritaba el jacetano como si no hubiera un mañana. 

Arrastro al "soñolento", hasta dentro del rio, intentado evitar que el bosque nos golpee, y procurando no ahogarlo.

¿ cuanto nos cubre el rio en una zona en la que estemos a salvo de los arboles?

Rápidamente ayuda a pelayo a arrastrar a su compañero inconsciente hasta el medio del arroyo, donde no hay árboles cerca.

Está claro que con unos simples cuchillos no habrá manera de luchar contra esas ramas. 

¿Qué diablos (nunca mejor dicho) pasa aquí? No había visto nada semejante en su vida y no quería acabar cómo esos caballos... Por cierto ¿Que sería ese rastro de arrastrar que habian visto?¿Una persona? 

Pelayo y Antón arrastraron al Jacetano hasta el riachuelo, que no era más alto que sus rodillas en profundidad. Sin embargo las ramas os perseguían. ¿Es que acaso querían refrescarle el gaznate para despertarlo? Sea como fuere, el caso es que Aimar se despertó, no sin una mueca de horror en su cara ¿qué le había ocurrido?

Las ramas avanzaban hasta vuestra posición, metiéndose en el arroyo*.

Las ramas los seguían fueran donde fueran, aunque se alejaran de los árboles. Lo mejor era que Aimar se había despertadao en el mejor momento. A trompicones, levantandose cada vez que tropezaba, más veces arrastras que en pie, se alejaban de las ramas, mientras las ramas silbaban y se movían a su alrededor. Era una imagen realmente aterradora. Sin resuello, ponían distancia entre ellos y el ataque.

Aimar, tras despertar dando un grito y con los dientes castañeando, el rostro céreo por la horrible pesadilla, puso sus ojos sobre las ramas que intentaban acabar con sus vidas... Por muy anormal que aquello fuera... Rápidamente se puso en pie y empezó a correr como alma que lleva el mismo diablo en la dirección contraria a las ramas. 

Dos tiradas echas y las dos falladas.

Como si de latigazos se trataran las ramas viajan hacia vosotros con suma rapidez. Sin embargo no lograron tocaros y retorceros. No teníais más remedio que salir huyendo, cruzando el riachuelo aun a riesgo de resbalaros, si no queríais sucumbir como aquellas pobre monturas... Claro que, pensándolo bien.. ¿a quién pertenecerían dichos caballos?

Fuera como fuese, con el sentido de la orientación todo perdido (Y Aimar como recuperado del todo, pues al parecer fue un horrible sueño), os pusísteis en camino de forma trastabillada. Aún respirando y conteniendo el aliento, casi no apreciábais si era ya de noche, pues el bosque parecía haberse cerrado del todo ¡os asfixiaba! ¡os ahogaba!

Finalmente llegásteis a un pequeño claro donde había una cabaña de madera negra, por cuya chimenea sale un esperanzador humillo.