Partida Rol por web

From the Ashes, We will Rise (Morituri Te Salutant)

Capítulo Especial: HALLOWEEN

Cargando editor
20/11/2018, 19:38
Cronista anónima

Sigma desespera, y no puede evitar pensar que si la gente la conociera más se darían cuenta de que está histérica de verdad. ¿Pero por qué no la creen? ¡La han visto crecer casi desde que era un escupitajo de células en el vientre de su madre! ¿Es porque no le cuenta nunca nada a nadie? ¿O realmente se le había ido la mano con sus bromas de mocosa aburrida sin amigos?

Algunos le ríen la gracieta y le dan unas palmadas en la cabeza. Otros sencillamente la ignoran porque tienen cosas más importantes que hacer: uno de los barcos pesqueros están haciendo carga para que un grupo salga pronto a la mar, creyendo que la advertencia de Sigma es un juego. ¿Cómo va a haber una serpiente marina gigante en el mar, niña? En el puerto no hay nadie que la escuche.

Cargando editor
20/11/2018, 19:40
Cronista anónima

La respuesta a esa duda le llegó después de tres años de haberse puesto esa capa. Tras ayudar a un viejo anciano y su familia a pagarse una semana de estancia en un bed&breakfast, éste le ofreció el pago más extraño (y mafioso) hasta la fecha: la mano de una de sus tres hijas en matrimonio. Que bueno, Dariel nunca se lo planteó como una necesidad, pero hacía tanto tiempo que no bebía las mieles de una dama (de nadie, en realidad) por culpa de su aspecto; la perspectiva de que le esperara una esposa, en palabras del viejo, bellísima como una diosa, al final de esa tortura en la que le puso Julian era apetecible. No tenía tampoco por qué quedársela.

Pero el viejo tenía razón: tenía unas hijas que desde luego a él no habían salido. Podía escoger a la que quisiera, ya que cuando les contara lo que había hecho para ayudarles no se negarían, pero Dariel por la experiencia del tiempo que no iba a ser así de fácil debido a su aspecto.

 

La hija mayor, una pequeña belleza morena de buenas curvas llamada April, arrugó la nariz nada más verle. — ¿Por qué iba a querer esto? —soltó antes de volverse indignada a la habitación.

La segunda era curiosamente menos femenina, pero no carente de belleza. Tenía una melenita rubia y un aire de paz, pero su expresión mutó tras observar a Dariel hacia el horror. Espantada, la dama que respondía al nombre de Ian salió corriendo de vuelta a la habitación.

Padre, si nos ha ayudado tiene que ser buena persona a la fuerza. —dijo la tercera, todavía más menuda que la primera y de pelo corto. Tenía una bonita y pequeña sonrisa, que regaló a Dariel. — Yo lo haré.

 

Acordaron pues que Dariel volvería a buscar a la menor de las hijas, Nissa, cuatro años más tarde. Cuando sus asuntos fueran resueltos y pudiera darle una buena vida (y un buen revolcón de bodas). Y así, al amanecer del día que se cumplieron siete años, Julian volvió al callejón Knockturn a buscar su capa. Más demacrado si cabía, totalmente blanco y con los ojos rojos. Apenas conservaba rastros de su sonrisa afable, pero con ella le liberó de esa condenada capa. Con ella cayó todo el pelo, las uñas crecidas y la suciedad endurecida.

Ahora eres mucho más fuerte, amigo mío. —le aseguró. — Eres libre, y todo lo que un día fue mío es ahora tuyo.

 

Y así fue. Tras un buen baño comprobó que todo lo que había en la cámara Crautchin del banco se había traspasado a la suya, así como su negocio. Ahora estaba en condiciones igualitarias de enfrentar a Ashley. Pero primero debía ir a buscar a Nissa.

Cargando editor
20/11/2018, 19:46
Cronista anónima

Los rostros impasibles de los padres de Levi son lo único que recibe sus gritos y exigencias, hasta que finalmente ambos desvían la mirada hacia los lados, culpablemente. Mientras, Julian el Sumo Sacerdote, tira con más fuerza, si cabe, del pobre aterrorizado y confuso de Levi para el sacrificio humano final.

-Ellos ya han cumplido con su misión con el Bien Común del Covenant. Ahora te toca a ti. Eres el último- dijo éste, con indiferencia, como quien hace la tarea más mecánica y aburrida del mundo. Para cuando Levi se dio cuenta, todos los presentes se habían dado la vuelta para ofrecerle la espalda. Nadie quería ver el espectáculo final, nadie quería cruzar su mirada con el Cordero del Sacrificio.

El arma está a punto de descender sobre su garganta cuando un sonido de desliz metálico detiene su arco mortal. Cuando el joven rubio se percata de que todavía sigue vivo y sin sentir el dolor de ninguna herida en sus carnes, ve que un cuchillo muy afilado amenaza la garganta de toro del atractivo Sacerdote.

-Suéltale- le ordena alguien desde detrás de sus anchas y musculadas espaldas. Aunque Levi no puede verle porque Julian el Sacerdote tapa todo su campo visual, no le hace falta ver nada. En seguida reconoce esa voz, es la del joven moreno de mirada perturbadora, el que le pidió “probar” sus manzanas en el bosque. El guapo hombretón duda por unos segundos, pero la hoja del arma apuntándole a la garganta, se le clava un poco más en la carne y eso le obliga a tomar la decisión de soltar a Levi.

-RUN- le dice en voz alta el mismo joven –¡Y no mires atrás!

Cargando editor
20/11/2018, 19:47
Cronista anónima

Julian puso en movimiento su formidable musculatura e inicio el ascenso por la gigantesca y fabulosa planta mágica. Nunca supo cuánto tiempo se pasó escalando, simplemente la luz iba cambiando a medida que la altura en la que estaba era mayor. Descansó a ratos, entre las ramas retorcidas de la planta y se dejó mecer por la brisa que las sacudía. Era casi placentero. Cuando se despertaba, retomaba la subida como si nada hubiera pasado. En algún punto de su viaje hacia arriba perdió de vista su casa y el pueblo entero, dejaron de estar visibles de tanta altura como había alcanzado. Pronto llegaron las nubes y las cruzó, con el corazón insuflado de la llama del orgullo y de la confianza que siempre había tenido en sí mismo. La noche le alcanzó escalando los últimos metros de enredadera. Una enorme isla flotante le esperaba al final del camino. Bueno, era brujo, podía entender la existencia de algo semejante, ¿no?

La isla voladora no era muy grande, pero tenía en su interior un bonito jardín y un castillo nada desdeñable, de cuyas ventanas salía la luz de decenas de lámparas y antorchas. Parece que había alguien en casa... O no. Puede que su dueño dejara las luces encendidas como medida de seguridad antes de irse de excursión o de negocios por ahí. Al fin y al cabo, ¿quién estaría tan loco como para asaltar un castillo flotante?

Al pisar la enorme plataforma, una enorme oca con un colgante se cruzó por delante de él. Portaba una piedra, roja como la sangre, colgada del cuello. Aleteando y graznando como una loca, no paraba de dar vueltas por el sitio, mientras un gato negro trataba de perseguirla, en una alocada carrera por el jardín de tamaño gigantesco. Sólo ese pedrusco, que a todas luces parecía un rubí, les sacaría de la pobreza total con semejante tamaño… Y tampoco es que una oca necesite eso, es un ave de corral, no una señora de la alta sociedad.

Cargando editor
20/11/2018, 19:48
Cronista anónima

El joven príncipe se quedó mirando a la bella joven suplicante, sin acabar de comprender del todo. Su rostro le era conocido, pero reconocerlo delante de su acompañante, su recién adquirida esposa, no era buena idea. Todo el mundo en la Corte sabía del espíritu celoso de la princesa Applewerd. Ante la súbita duda de su marido, la joven caprichosa, de cabello de color de ala de cuervo se adelantó para responder.

-Y ¿porque habría de importarnos a mi marido y a mí lo que les pase a sus hijos? ¿Acaso somos Beneficencia? - dijo ésta, con una sonrisa sarcástica y cruel –Vámonos querido, está claro que esta fiesta no está a nuestra altura, sólo hay purria pobre y aristócratas venidos a menos…- hizo una mueca de repugna la joven, refiriéndose a la desesperada bella Cassia.

-Espera. No somos beneficencia, pero tampoco podemos desoír una súplica como esa, esposa- esa última palabra sonó más fría de lo debido, pero lo cierto es que el joven príncipe Ashley no podía separar la vista de los ojos y facciones delicadas de Cassia. Definitivamente, la había reconocido.

-Pero, ¿el padre de sus hijos no echará de menos a los niños? ¿O es de él de quien quiere protegerlos…?- preguntó, curioso, éste.

Cargando editor
20/11/2018, 19:49
Cronista anónima

Mientras Lance reflexiona sobre en cómo advertir a los kami (sin morir devorado por ellos o algo peor), las formas de los Dioses van cambiando a medida que se alinean en tres bandos distintos: la bella y luminosa Amaterasu adquiere las facciones de una hermosa joven de ojos rasgados y cabellos de fuego, mucho más humana en su enfado y tristeza. Cuando el joven Lance consigue desviar su atención hacia el bando de Susano-o, ve cómo el rostro del Dios de la Tormenta se contrae de ira mientras lanza miradas de superioridad. A parpadeos le parece ver al Capitán de quidditch de Slytherin, cuando se enfada en los partidos por errores absurdos, concentrado en ganar a toda costa. Su aspecto es más fiero, más pálido y enfermizo, como si algo le consumiera por dentro…

Pero, el más perturbador de todos es Tsukuyomi, que mira con deferencia y sonríe con crueldad. Su mirada oscura se cruza con la de Lance y por un momento las facciones del chico Lefay brollan de entre las de la divinidad, hasta entremezclarse las divinas y las humanas en un solo rostro. Aunque lo peor no es eso, el problema es que le ha visto, podía delatarle. Un humano en la sociedad de almas es siempre una presa fácil para ser devorado, tanto por dioses como kami. Entonces, el dios Tsukuyomi alza un dedo y se lo lleva a los labios, pidiéndole silencio y guiñándole un ojo cómplice. No iba a delatarle si se quedaba quieto y callado.

De repente, Lance nota como algo sólido le toca la pierna y le moja la tela de la hakama. La cabeza de Uke Mochi ha acabado su rodadura en el costado del chico. La diosa Uke luce un precioso pelo azul y sus ojos claros sin vida miran al vacío. Por alguna extraña razón ese rostro también le suena y no precisamente de una divinidad… ¿qué estaba pasando realmente? Y ¿cómo iba a ayudar al mundo si ni siquiera él mismo era capaz de arriesgarse a hablar con aquellas criaturas sobrenaturales y de elevada posición, que podían acabar con él en escasos segundos? Debía superar tantas cosas si quería ser un verdadero héroe, alguien del que Padre pudiera sentirse orgulloso…

-En la espada encontrarás la salida…- le susurra una vocecilla, mientras le tironea con suavidad de la manga de su kimono. Un pequeño y monísimo kitsune le mira con ojillos, esperando que le haga caso.

Cargando editor
20/11/2018, 20:49
April Glackstone
Sólo para el director

Con una sonrisa cruel en los labios, viajo en un lujoso carruaje negro hacia la sucia aldea donde reside esa rata. He decidido pisarla con mis propios pies, ya que algo en mi interior me dice que si mando al Cazador, acabaré siendo traicionada por mi más sex... buenor... leal, sí, leal escl... ¡sirviente! Eso es. Y el Cazador es demasiado útil como para ceder gratuitamente esos abdominales a cualquier plebeya tonta de tres al cuarto.

Durante el viaje, se me ocurre la idea de que en lugar de envenenarla, podría capturarla y hacer que veinte aldeanos se la follaran hasta dejarla escocida por todos sus agujeros, pero extrañamente termino excitada cada vez que lo imagino. Por el bien de mi dignidad como Reina, no puedo sólo masturbarme en mi propio carruaje.

— ¡Cochero! ¿¡Es que no puede ir más rápido!? -le grito a un tipo rubio con aire de poco hombre. Canadiense, tenía que ser.

Finalmente llegamos a la aldea y, en cuanto el tacón de mi bota toca el suelo, siento que me falta el aire y que me va a dar algo. ¡Cuánta pobreza! ¡Cuánta mugre! ¿Cómo pueden simplemente vivir así? ¿No sería mejor ser ahorcados?

Tapándome con un pañuelo (negro, por supuesto), me dirijo hacia la casa de mi objetivo. Por supuesto, antes de llegar camuflo mi apariencia con un hechizo y también he cambiado mis reales vestimentas por los trapos viejos que usaba la última sirvienta a la que mandé decapitar.

Cuando llamo a la puerta y abren, me esfuerzo en hacer una enorme sonrisa:

— ¡Buenos días, querida Blancani...! Digo... ¡Mi nombre es Ap... Aril... ¡Ariel! Mi nombre es Ariel y vengo a traerles estas deliciosas manzanas. —les ofrezco, levantando un cesto con un montón de manzanas rojas cuyo contenido se puede decir que es ácido de verdad. ¡JA-JA-JA-JA!

Cargando editor
22/11/2018, 20:08
Levi Montblanc
Sólo para el director

¿De dónde habría salido aquel… ser? ¿El hombre lobo? El sacerdote (que había vuelto a su atractiva primera forma) ejercía sobre él una misteriosa atracción, por lo que Levi tuvo que concentrarse para poder escapar. Cuanto más se alejaba de él, más fácil le resultaba. Le era muy complicado obedecer la orden de su salvador, la de no mirar atrás. ¿Y si aquella multitud ayudaba al Sumo Sacerdote? ¿Y si este se deshacía fácilmente de su héroe y lo perseguía? Seguro que con esos músculos lo alcanzaba en un par de zancadas; Levi nunca había tenido un gran despliegue físico. Realmente, solo quedaba confiar en que, por esos caprichos del destino, pudiese escapar del peligro más acuciante y sobrevivir.

Cargando editor
22/11/2018, 20:36
Nissa Park-Swann
Sólo para el director

Obviamente, me habían dejado tan maquillada que parecía casi un payaso, nada que ver a mi estilo. Pero aquí estaba: una virgen en su habitación presta a ser desflorada por su marido. La verdad, no estaba segura de si me había enamorado de mi príncipe. Era guapo, atento y bailaba muy bien, pero también podía darme la libertad, si lograba convencerle. Decidí atenerme al plan, en principio, y sonreírle seductora sentada frente a la mesita en que había algunos refrigerios bastante livianos. Los ignoré y le serví la copa de vino blanco casi hasta el bordé. La mía la dejé vacía: necesitaba tener la mente lo más despejada posible. Una vez hubo acabado, lo miré. Y bueno, me puse nerviosa. Sentía los latidos de mi corazón en la garganta. La historia era inverosímil. Nunca se lo creería. – Mi príncipe… ¿recuerdas algo de nuestro baile? Me refiero al… me refiero al primero. Ese en el que estaba con mi vestido azul claro, con el lazo. – aclaro, pues seguro el degenerado de Hubert habría bailado con él. En cuanto al vestido, fue lo mejor que pude conseguir teniendo en cuenta mi condición. Tuve que comprar el género con el dinero que había ido robando y acumulando. – Me refiero a este. – le digo, sacándolo de dentro de mi baúl. Había tenido que ocultarlo debajo de un fondo falso. Se había arrugado un poco, pero era reconocible. Esperaba que mi príncipe no fuese tan estúpido como para no notar que Hubert se había puesto un vestido mucho más recargado y lujoso que el mío.

Cargando editor
23/11/2018, 12:07
Brandon O'Doherty
Sólo para el director

La escena se pone turbia por momentos: los niños aparecen y desaparecen según estén más cerca o más lejos de él, y lo que aparece acto seguido le pone en guardia; se carga la guitarra a la espalda y saca su varita, dispuesto a defenderse. ¿Mortífagos? No, no pueden ser Mortífagos porque van de blanco... entonces, ¿qué? Esto le recuerda a algo, y sabe exactamente al qué, pero no tiene cómo defenderse... Y lo peor de todo es que los niños están muertos; en principio no puede hacer nada por ellos.

¡Fumos! — exclama. Sabe que no puede hacer gran cosa, así que lo único que se le ocurre ahora mismo es escapar -esperando que los cuerpos que le apuntan con la varita sean etereos y pueda atravesarlos, porque está rodeado- y volver al pueblo para pensar algo que hacer.

Cargando editor
23/11/2018, 12:19
Lance F. Okazaki
Sólo para el director

Y de la nada, los miembros de la sociedad de almas empiezan a dividirse en tres bandos. Hasta aquí todo podría ser "normal", pero lo que no es normal -y es muy perturbador- es que empiece a ver las caras de sus compañeros de curso por todos lados. Resulta que Susano-o ha tomado la forma de Julian Crautchin y Tsukuyomi la de Dariel LeFay... Y cuando nota algo húmedo en su costado, se gira y ve el rostro de Sigma Ward donde debería estar la cabeza de Uke Mochi. Trata de no moverse demasiado, pensando en alguna manera de actuar sin llamar demasiado la atención, cuando algo le tironea del kimono.

"En la espada está la respuesta"
¿Qué espada? — murmura el chico, pues podría ser cualquier espada. Al menos sabe que Tsukuyomi y Susano-o (¿o debería decir Crautchin y LeFay?) van armados, pero no cree que buscar una respuesta en sus armas sea lo más conveniente, primera porque está amenazado por Tsukuyomi y segunda porque sería llamar demasiado la atención; implicaría acercarse a ellos. 

Además de que él está del lado de Amaterasu.

Cargando editor
25/11/2018, 18:09
Dariel Lefay
Sólo para el director

Mi momento había llegado. Ahora estaba en posición de igualdad con mi hermano mayor: tenía dinero, tenía experiencia y tendría en breve a una hermosa belleza colgando de mi brazo. Era un plan infalible. Nada podía fallar, ¿no?

Me dirigí a una buena sastrería y elegí ropas elegantes, pero modestas. Nada muy estridente. Ya no era así. Había pasado los últimos siete años yendo prácticamente a pelo, no tenía cabida caer en todo lo contrario.

Tras salir de la tienda, me dirigí hacia donde vivía mi prometida, para cerrar el trato. Sólo esperaba que no se hubiera tirado para atrás en estos cuatro años de ausencia…

Y luego, ¿qué?

Cargando editor
25/11/2018, 22:30
Cassiopea O'Bhrendel
Sólo para el director

La princesa no esperaba ni mucho menos que todo fuera sobre ruedas; la desesperación de su situación, de hecho, le hizo pensar que aquello era muchísimo mejor que una negativa rotunda. Junta las manos y baja la cabeza, en una muestra de humanidad que antes no se habría permitido nunca en público.

Hay muchos peligros que se ciernen sobre ellos si se quedan conmigo, y de hecho no creo que su padre sepa que existen. Por favor, sólo llévenselos. No tengo por qué saber lo que harán con ellos. —insiste de nuevo.

Cargando editor
27/11/2018, 17:13
Cronista anónima

La Reina Malvada había conseguido engañar al dulce ángel que la había recibido, pero realmente no era una victoria: parecía demasiado ingenua para que aquello fuera un reto para sus habilidades manipulativas, pues enseguida la recibió con un caluroso saludo y la invitó a pasar a su casa. Alegó que debía ser su hada madrina, pues justo se preparaba para preparar una tarta de manzana y necesitaba muchas manzanas. Para suerte de nuestra bella reina de la oscuridad, la rubia probó una de ellas con un gran mordisco.

Su cuerpo se desplomó con un gran golpe seco contra el suelo de madera, inerte, sin vida. Había ganado. La sutil y adorable sombra rosada de sus mejillas desaparece gradualmente, convirtiendo su piel pálida en el gris de una vela envejecida. Había vencido a aquella peligrosa amenaza gracias a los consejos de su abuela.

Cargando editor
27/11/2018, 17:14
Cronista anónima

El príncipe entretuvo el nerviosismo de Nissacienta con una pequeña sonrisa pícara, pero no por ello dejó atrás la precaución. Por eso, aunque reconoció el vestido, sacó de su espalda el zapato que ella había perdido en su huida. Se agachó frente a la muchacha, y le pidió que por favor se lo probara. Por supuesto que le iba; era suyo, pero el príncipe Dariel era conocido por comprobar las cosas tres o cuatro veces. Aquella era la cuarta.

— Te habría vuelto a reconocer entre otras cien como tú, pues no es tu cuerpo lo que te hace ser tú. —declaró él en suaves, confiables palabras, mientras la miraba a los ojos. — Es la luz de tu pecho: cada día es más brillante que el anterior, y sin ella serías normal. Como tu primo. —el príncipe frunció las labios, contrariado por un pensamiento repentino. — Tendremos que deshacernos de él para que seas libre...

Cargando editor
27/11/2018, 17:16
Cronista anónima

Justo cuando Brandon, en su escapada, iba a alcanzar la pantalla de humo que planeaba utilizar para huir, ante sus ojos se transforma en fuego. Un fuego anormal, tan ardiente que incluso el aire que toca la piel de Brandon parece en llamas: fuego mágico, o un fiendfyre quizás. Las figuras de blanco aparecen de vez en cuando entre ellas, aunque no siguen avanzando. El fuego comienza a correr en el mismo círculo que ellos forman, hasta cobrar la forma de una gran serpiente.

— Somos el ciclo dentro del círculo; sin un inicio y siempre eterno. —empiezan a cantar en mantra, una y otra vez.

Cargando editor
27/11/2018, 17:18
Cronista anónima

Fue la mayor, April, quien le abrió la puerta de la casa, y tanto ella como su hermana Ian corrieron a ponerse sus mejores galas mientras Dariel hablaba con su padre. Al lado del hombre estaba sentada Nissa, vestida de luto, pues había empezado a perder las esperanzas de que ese hombre-bestia volviera a buscarla. Jugó con el elemento sorpresa, sólo para que las otras dos estuvieran presentes cuando revelase su verdadera identidad a modo de castigo por su crueldad.

Tal fue el castigo para ellas, que ambas corrieron al patio trasero de la casa. April se lanzó al pozo de la casa, e Ian se colgó del único árbol que había. Lo que no esperaba Dariel era hallar ahí también a Julian, vestido de nuevo con su capa negra y con una sonrisa totalmente diabólica.

Tu alma es libre. —aseguró. — Pero ahora tengo las suyas.

Cargando editor
27/11/2018, 17:20
Cronista anónima

Frustrada, Sigma se hace un ovillo en pleno paseo marítimo y echa a llorar con las manos sobre los ojos. Desesperada, pues nadie la cree, tiene que escuchar cómo todo su entorno sigue haciendo su vida, ignorando el peligro que se cierne.

Tres, dos, uno... Inician los primeros gritos lejanos, acercándose al multiplicarse exponecialmente. Un muelle se parte, el rompeolas de piedra se deshace como un castillo de arena bajo un pisotón rabioso. El conocido sonido de un mar agitado, bravo, y de las embarcaciones zozobrando hasta volcar o incluso comenzar a hundirse. La carrera de los que huyen y el peso de la gente pasándole por encima. Y finalmente, el aullido abismal de la criatura resonando por todo Howth. Sigma, que sabía la verdad incluso antes de que fuera real, no ha podido salvar a nadie de su destino.

Cargando editor
27/11/2018, 19:29
Cronista anónima

Levi corrió bosque a través, histérico, aterrado e incapaz de pensar con raciocinio. Su único pensamiento era escapar de aquel aquelarre repleto de psicópatas. Sus ropas rojas eran la única nota de color entre los árboles y la noche estrellada. Pronto tuvo que parar a recuperar el aliento. Fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba perdido, no sabía hacia donde iba ni donde estaba… todo era igual para él. A su alrededor apenas se oía nada, sólo el murmullo del viento nocturno entre las hojas de los árboles. ¿Habrían dejado de perseguirle? ¿O simplemente le habían dejado huir sin más? Eso último era poco probable, Levi no era idiota, sabía que eso no iba a pasar ni en sus mejores sueños. Las palabras de su padre pesaban en su mente y en su corazón: todos debemos hacer sacrificios. Y él era el de la familia Montblanc, eso era más que evidente, vamos.

El joven rubio continuó caminando a ciegas, por entre la maleza, sin rumbo aparente, hasta que encontró unas huellas en la tierra: eran las marcas dejadas por las patitas almohadilladas de un gato. Éste decidió seguirlas, los gatos eran listos y sobretodo, comodones, seguro que le conducirían a un sitio seguro y calentito. Así que, bajo la luz plateada de la luna, siguió como pudo aquellas huellas hasta el corazón del bosque. Al final de su camino improvisado vio una luz lejana y cálida procedente de una cabaña de madera. ¡Un refugio! Pero sobretodo, una cama blandita y caliente donde descansar y esconderse de aquella panda de locos asesinos…

Levi se acercó a la casita de madera y con cuidado fue penetrando en su interior. El calor de una hoguera le recibió como un enorme abrazo de madre amorosa. Por dentro, el sitio era sencillo, pero estaba limpio: una sola estancia con una mesa, un par de bancos, un intento de cocina fallido y una cama, blanda y bien surtida de mantas y colchas de abrigo. Modesto y humilde, algo a lo que no estaba acostumbrado él, pero tal como habían ido las cosas aquella noche, bueno, por el momento podría “soportarlo” …

Entonces la puerta se cerró tras él, de golpe.

-Te dije que no fueras allí, idiota.

Al darse la vuelta, Levi vio al gato negro, el mismo al que le había dado la manzana de camino al aquelarre. Le miraba con reproche. Más, no le dio tiempo a responder nada ingenioso, quizás porque era un gato, o porque el felino dejó de serlo ante sus ojos y en su lugar apareció el mismo joven moreno, de ojos claros y maliciosos del bosque, el mismo que le había salvado la vida hacía un rato. A la luz del fuego, Levi pudo ver que tanto el muchacho como sus ropas estaban prácticamente bañadas en sangre.

-No toda es mía, si es que te preocupa algo de eso- dijo éste, en tono cínico –Pero pronto lo será si no salimos de aquí…- le advirtió éste. Unas luces verdes y rojas que podían verse a través de las ventanas de la cabaña anunciaron la llegada de las brujas y brujos supervivientes del aquelarre. Les habían rodeado. La cacería no había terminado… Ambos iban a morir, sacrificados como perros callejeros, ¿para la gloria y grandeza de qué? Y mejor aún, ¿de quién?

Cargando editor
27/11/2018, 19:30
Cronista anónima

-La espada del Protector del Ojo de Fuego- contesta el pequeño kitsune, mirando a Lance de forma suspicaz, por no saber una cosa tan evidente.

-Debes recuperar el Ojo del Gran Mago antes de que la encuentren Ellos, o Susano-o nunca cejará en su enfado contra Amaterasu…- le susurra el espíritu –No dejes que la Oscuridad caiga sobre todos nosotros o el fuego arda con demasiada intensidad. El Ojo devolverá el equilibrio al mundo y calmará a los tres Dioses.

Entonces, Susano-o, todavía con el rostro empalidecido de Julian, lanza un rayo verde a Amaterasu, enfadado porque había vuelto a perder una estúpida apuesta de las suyas. Amaterasu se pone en pie, con los ojos cerrados, tratando de mantener la calma y deslumbra con su luz purificadora a todos los presentes.

-¡Destruiré todo lo que aprecias, maldita!- grita Susano-o, totalmente fuera de sí.

-Puedes intentarlo- responde, con suma frialdad, la diosa, en un intento de mantener el desafío contra su hermano.

Tsukuyomi, que se había vuelto a sentar, observa todo, divertido con el espectáculo de sus dos hermanos. El Dios de la Luna sonríe y bebe como si nada de aquello fuera con él…

-Oh. Aquí huele a carne humana- dice de repente un Oni de piel azul, mientras olisquea el aire.

-¿Y te das cuenta ahora?- se burla un Yokai de pelo plateado, que mira con desdén al Oni mientras se relame pensando en la carne tierna que Lance le aportará cuando le cace…

-¿Y me lo dices ahora, estúpido zorro?- protesta el enorme Oni, que levanta del suelo su garrote con puntas de hierro celestial.

-¿Y privarme de la diversión de una buena cacería?- se burla el youko.

Lo siguiente que oye Lance es al pequeño kitsune gritándole que corra y no mire atrás, mientras tironea de él para que se ponga en marcha…