Partida Rol por web

Recoloqué los pliegues de mi túnica en lo que los emisarios llegaban hasta nosotros. Gente venidas de otras ciudades, con el fin de negociar con nosotros, atrayendo las riquezas a nuestra tierra. Debían ser tratados como se merecían, que se llevaran una buena impresión de nosotros.

-Magnífico día nos ha regalado una vez más Apolo, surcando el cielo con su carro alado y regalándonos la luz del sol. Permitidme que os de la bienvenida a Albidón -extendí los brazos, abarcando todo lo que podía con una posición amable-, os abrimos las puertas de nuestra humilde morada y, no dudéis, en pedir cualquier cosa que necesitéis.

Una rápida mirada a los que me acompañaban y continué con mi breve monólogo.

-Confiamos en que vuestros hombres tengan agua para saciar su sed y alimento para calmar el hambre. Lamentablemente, no podemos daros un techo bajo el que dormir, pero Zeus proveerá en el futuro, oh si, con total seguridad.

Dar una cálida bienvenida a los extranjeros podría ser un primer paso para que se relajaran a la hora de negociar. Intentar llegar a un acuerdo con un hombre que se siente receloso, o que desconfía de su alrededor, no era una empresa que llegara a buen puerto con facilidad.

Cuando los hombres llegaron ante ellos, Max hizo una gran reverencia mientras Xril presentaba y halagaba los visitantes. Entrecruzó las manas mientras el sumo sacerdote hablaba. Cuando terminó, Max, espontáneamente, le puso una mano en el hombro a Xril y dijo:

- Seguro que los dioses proveen un afectivo mutuo acuerdo. Mi nombre es Maximiliano -haciendo una pequeña reverencia de nuevo, quedándose en silencio unos segundos, hasta que sonrió, y prosiguió- pero por favor, acompáñenme, les mostraré nuestra pequeña cuidad pero próspera cuidad. -les ofreció gentilmente a seguirle.

- Cuénteme buen señor, como ha ido el viaje? Hábleme de la Ciudad del Alba, y en que estarían dispuestos a comerciar.

Los hombres os siguieron mientras Maximiliano abría la procesión, la ciudad no parece impresionarles demasiado aunque la observan con detenimiento.

- El reino del Alba es rico gracias a sus comerciantes y un ejército que nadie se atreve a desafiar. Preferimos pagar con metal cuando las distancias son grandes, es más fácil de transportar. Cómo dice que se llama la ciudad? No pretendíamos venir aquí, la encontramos por casualidad y es poco lo que sabemos. Con qué podrían comerciar?

- Muy bien, les llevaré pero no le gustará. No saldrán vivos de allí saben? El jefe no suele hacer preguntas.

Sin decir más el bandido vuelve a ponerse en camino.

Me cruzo de brazos pensativo.

-Tanto que hacer... tan poco tiempo.

-Nuestra próspera ciudad se llama Albidón, nos agrada saber que el Reino del Alba está abierto a tratar con ciudades lejanas. -siguió andando al lado de sus huéspedes moviendo las manos a la par que hablaba para dar más tranquilidad

-Nuestra ciudad es próspera en lana, leche, carnes animales y reses, además de pieles. Como habréis podido observar al llegar, también tenemos madera en abundancia. Pero sobre todo querría para aprovechar para enseñaros nuestra escuela, de la que soy el maestro. Aquí enseñamos el arte de la dialéctica, la medicina y la diplomacia. Sin duda habrá gente en vuestro reino con inquietudes, o necesitéis médicos capaces, aquí acogemos a todo tipo de gente para enseñarles. -dijo Max sonriendo.

Continúan camino por unas cuantas horas hasta que llegan a una zona montañosa, andan entre desfiladeros por unas 2 horas hasta que por fin el bandido se detiene.

Antes de que les de tiempo de decir algo 5 hombres aparecen de entre las rocas, van armados con hondas que hacen girar amenazadoramente. Llevan además una porra cada uno y un cuchillo de cobre.

- Y estos? - pregunta uno de ellos al reconocer tan solo al bandido que te acompaña - No tienen pinta de estar huyendo.

No hay necesidad...empezo a decir No nos siguen, ni saben que nos fuimos. completa con una sonrisa confiada.

Le traemos a su lider un regalo, esta algo golpeado pero se podra bien con el tiempo. comento señalando al ladron que ayudo a liberar Aunque nuestro negocio, no es solo traer a sus amigos capturados.

Donde se encuentra su lider? deseo hablar con él. pregunta atento a los movimientos de ellos, pero sin mostrar ningun temor mientras piensa como podrian salir de esta si se pone feo.

- Medicina? Creo que es mejor dejar los enfermos al cuidado de los dioses, sin embargo puede que mi problema sea que no conociera buenos médicos. Me interesa más la lana, pero serían capaces de transportarla allende los mares? Mis tierras quedan lejos de aquí, a 12 o 14 días de distancia con una buena tripulación y un buen barco.

-Nuestros médicos se forjan para seguir las doctrinas de todos nuestros dioses, podéis estar seguro de eso, mi buen señor. Respecto a las transacciones materiales, rutas comerciales y el resto de esos asuntos, no puedo participar tanto como me gustaría -mis pasos no son especialmente ligeros, pero mantengo el ritmo al que avanzamos por la ciudad-. Como habréis podido observar, somos una ciudad que buscamos expandirnos, encontrar el apoyo con nuestros vecinos, como nuestros dioses se ayudan entre si para ofrecernos su voluntad. Puede que sea obra de alguno de ellos que os encontréis hoy aquí, con nosotros.

Mientras se estuviera hablando de comercio, poco más que intentar convencerlos podía hacer. Ya tendría tiempo de intentar estrechar un lazo con ellos por otros caminos.

-Por supuesto que la medicina es gracias a la obra de los dioses, simplemente ayudamos a que sus hijos puedan llegar al mundo, o puedan abandonarlo de manera lo menos dolorosa posible.-mirando a Xril y al hombre girando la cabeza rápidamente del uno al otro.

-Nuestra lana es de la mejor calidad, pero lamentablemente tengo que decir que no tenemos forma de transportarlo allende del mar. Podría sugerir usted alguna alternativa, y dígame, que pueden ofrecer? -preguntó curioso, Max.

Podría hacer una tirada de diplomacia o comerciar? Cuando me diga lo que ofrece, me gustaría poder hacer una tirada de tasar para saber que podría llegar a pedir o cuanto está valorado, te parece?

- Un regalo? Nadie pasa de este punto si quiere mantener la cabeza sobre los hombros. Qué es lo que quieres hablar?

Caliras comienza a andar hacia los bandidos, sus heridas parecen más visibles ahora. Bien sabes que fue muy golpeado aunque estas horas lo había llevado orgullosamente, al parecer al verse allí se dejó vencer por las heridas.

Una ofrenda de paz. se corrige para que pueda entender.

Aunque no espero que tengan paz con Maro, si no conmigo. le empieza a decir para llamar su atension Provengo de otra ciudad diferente a Maro y me parce que compartimos cosas con ustedes que con ellos, por eso deseo hablar con su lider. Maro tiene mucho para saquear y si nos combinamos podremos sacarles todos. dijo con una sonrisa maliciosa, trataba de atraerlos con promesas de oro.

Decido intervenir pese a mi poca habilidad diplomatica.

-Estamos preparandonos para iniciar la construccion de de un astillero y un puerto. Calculo que nos llevara una temporada, porque aun hay cosas a terminar, pero gracias a los conocimientos de Maximiliano y el favor de los dioses mediante podremos terminarlos pronto. 

Miro al extrangero.

-Si gustarais de mandarnos algunos planos de bracos podriamos acelerar el proceso aun mas. Sin duda redundaria en vuestro beneficio el tener otra ciudad con la que comercializar.

- De seguro son capaces de hacer sus propios barcos, no creo que tengamos nada parecido a planos. No es importante, tan solo repartiremos los gastos del viaje.

El hombre se detiene y observa un grupo de jóvenes que frente a una casa juegan con cuchillos de madera. Aprovechando la pausa uno de los otros comerciantes le habla en su propia lengua.

- No podemos detenernos demasiado tiempo, nos gustaría ver la lana y definir un precio. Si llegamos a un precio conveniente para todos en nuestro próximo viaje podríamos pasar por aquí.