Partida Rol por web

Algo en estos hombres no te genera confianza, o al menos por sus formas te parecería que su interés no es el comercio.

- Tengo una mejor idea - te dice el hombre haciendo girar su honda por encima de su cabeza - Dejan sus armas y sus caballos aquí y se van con sus vidas. Ese sí que sería un buen regalo.

Caliras llegando junto a los suyos se sienta en una roca y te mira con una sonrisa.

Ahora se que no eres el lider por tu inteligencia. dice con desprecio y mira al resto ants de volver a hablar mas alto.

Miren no tengo deseos de empezar una nueva alianza con sangre...nunca duran. tocan el pomo de su espada listo para una pelea.

Si desean morir ahorquense, les aseguro que sera menos doloro a que los alcanse con mi espada. mira de nuevo al sujeto que le hablaba y blande su espada. Junto a él, los otros 5 jinetes. Tienes 5 para detener tu onda o atacaremos.

Maximiliano observó a sus compañeros y a sus huéspedes, y ante la petición de estos, asintió, y y dijo:

-Por supuesto señores, Darío y Xril les pueden acompañar al almacén para que puedan verla, yo debo ocuparme de unos asuntos en la academia. Si les es de su agrado, estaremos encantados de cerrar el trato. Buenos días. -haciendo una reverencia y yéndose tranquilamente.

Cuando estuvo lejos, Max empezó a correr lo más rápido que pudo hasta llegar donde estaban los oficiales dejados al mando por Lorenzo. Asfixiado, se apoyó en una pared, y recuperó el aire un segundo, diciéndoles:

- Que todos los hombres que tengas se reúnan ahora mismo. No son comerciantes, vienen a reconocer nuestra ciudad. Rápido! Nos tenemos que dirigir al almacén, allí están con 8 hombres, y están Xril y Darío.

- Ya váyanse y déjense de estupideces - te amenaza el hombre aunque ya no parece exigir que dejen caballos y pertrechos - El jefe les agradece que hayan traído a este idiota y solo por eso les perdonamos la vida.

El bandido que llegó contigo ya se encuentra recostado contra una roca detrás de sus compañeros, notas cómo mira hacia arriba seguramente buscando a los suyos entre las rocas del desfiladero.

Maximiliano los deja con una obvia excusa ante la mirada perpleja de los visitantes.

- Quizás sea mejor preparar nuestra partida - dice quien ha llevado la voz cantante desde que llegaron - Volveremos a nuestro campamento, pueden hacernos llegar las muestras allí si aún les interesa.

Podia verlo seder aunque no lo suficiente.

Yo me iria rapido, si me dejaras hablar con tu lider. le comento como si fuera obvio.

Mira sorprendido al extrangero.

-Han recorrido un largo camino... Lo menos que podemos hacer es invitarlos a tomar un trago. -Digo algo extrañado.- Seria una descortesia por nuestra parte no agradecer su duro viaje y su interes con un poco de hospitalidad.

Miro suplicante a Xril. 

-¿No estas de acuerdo?

-Nuestro capataz tiene toda la razón -digo en un gesto conciliador, intentando hacer sentir cómodos a nuestros invitados- ¿qué se diría de nosotros si os hiciéramos entrar en la ciudad para salir con las manos vacías? Qué menos que algo con lo que mantener el estómago lleno y entrar en calor. Seguidme, si os place, podremos zanjar todo este asunto de la mejor manera posible.

Se colocó ante el portavoz del grupo, aquel que parecía tener la voz cantante entre todos ellos. Debería aprovechar ahora para intentar estrechar lazos con ellos, antes de que se marcharan.

-Dario, abrid la marcha sino os importa -digo en un tono amable, mirando al constructor, luego me centro en el jefe-. Decidme, ¿tenéis templos allí en vuestras tierras? ¿buenos oradores? Siempre se necesita un poco de ayuda para tener contentos a los dioses, sus caprichos son inevitables, así como nuestra existencia gracias a todos ellos...

Abro la marcha por las calles en busca de la taberna que constituyó practicamente el inicio del pueblo. Fué uno de los primeros edificios en condiciones que fue levantado en este asentamiento. 

Con unos fuertes pilares de base y muros sólidos la taberna se levantaba imponente en la plaza del centro del pueblo donde gente de todas las edades y ocupaciones se divertia con una bebida o dos en la mano (y en el estómago).

-Si tienen la bondad- Hago un gesto para que entren mientras hago llamar la atencion del dueño para que los atienda.

- Deben disculparnos pero nos esperan para partir. Espero que podamos hacer negocios en el futuro. - por más que intentáis los hombres se encuentran decididos a irse y cuando Darío comienza a caminar en busca de un sitio donde beber algo estos dan la vuelta y comienzan a alejarse luego de saludarles con un movimiento de cabeza.

Cuando Maximiliano por fin os encuentra, luego de haber ido hasta el almacén pero sin encontrar a nadie, llega acompañado de unos pocos hombres armados con palos y alguna espada de bronce. Los soldados de Lorenzo se encontraban o con él o protegiendo el camino que lleva a la cantera y a los pastores.

Xril y Darío se encuentran solos, algo aturdidos por lo sucedido. No hace ni 2 minutos que los comerciantes se fueron y ahora mismo deben de encontrarse con el resto de su comitiva a las afueras de la ciudad preparándose para partir.

La discusión no parecía llevar a ningún lado, el hombre amenazaba sin llegar a hacer realidad la amenaza y Lorenzo se mantenía firme en el sitio. Claro que todo cambia y poco minutos más tarde se encontraron rodeados de bandidos que aparecieron de detrás de las rocas del desfiladero, bastante por encima de sus cabezas. Todos los bandidos parecen llevar hondas y espadas de bronce, tan solo unos pocos parecen llevar espadas de hierro.

- Escucho que me buscan - grita uno de los bandidos, como los demás lleva una honda aunque él la mantiene atada al cinturón, además lleva una espada de hierro grande como no habías visto jamás. El hombre es algo más alto que la mayoría de sus compañeros, lleva el torso descubierto y el rostro afeitado así como el cabello corto.

-Yo no rechazaré esa bebida, Darío. Ya que hemos llegado hasta aquí, podríamos alegrar el buche con algo de beber -le dejo pasar primero para seguirle al interior-. Se ha hecho lo que se ha podido, no es culpa nuestra que se hayan puesto así tan de repente. Ellos sabrán

Me siento y confío en que Darío me imite. No venía mal un poco de conversación sin el constante agobio de las tareas por cumplir. Todos teníamos un tiempo para atender nuestros asuntos, si los dioses podían, nosotros también.

-¿Cómo avanzan las construcciones? ¿Va todo según lo previsto?

Niego ante la ida de los extrangeros. No sabía ni me importaba saber si les habíamos ofendido, pero yo habia tratado de ser educado. Que no vuelvan. Pense.

-Claro, amigo. Nos la tomaremos a su salud- Digo medio en broma medio enserio.- Me siento con un gruñido y hago un gesto para que traigan una garrafa pequeña de vino especiado. Era una de mis debilidades.

Al oir que Xril se interesa por mis obras sonrio amablemente.

-Bueno, para ser gente que no a sido adiestrada para ello no lo hacen mal del todo. Según mis cálculos la muralla estará terminada dentro de poco pero espero poder empezar a trabajar con piedra dentro de poco. La madera es tan frágil comparada con las entrañas de la roca...-Suspiro y sonrío ilusionado-. Quizás quieras bendecir el portalóin cuando la hayamos terminado. Construida por el sudor de buenos hombres y mimada por los dioses sería impenetrable. Siempre que tengas tiempo claro.

-Eso ni se pregunta -cojo la garrafa y sirvo dos vasos, primero el de Darío-. A los Dioses siempre les encanta que hagamos de nuestra obra suya. Seguro que Hefesto se regocija al ver que de manos poco expertas haya podido salir algo tan importante para nosotros como una muralla. Los dioses nos tienen en estima, aunque este último encuentro con posibles mercaderes no haya sido fructífero, seguro que vendrán más... imploraré la ayuda de los Dioses para ello.

Bebo tranquilamente del vaso, un poco de charla, aunque sea sobre un tema del que no tengo mucha idea, hace que me relaje, además, esto me serviría para poder hablar de otros intereses propios con Darío.

-Eso me lleva a otra cuestión, mi buen Darío. A los Dioses, y a mí como su más humilde servidor, les gustaría tener un templo en la ciudad. Así nuestros rezos podrán llegar con más fuerza hasta lo alto del Olimpo. Quizás cuando se pueda trabajar la piedra en mejores condiciones, se podría hablar del tema. ¿Te parece bien?

Rio conforme ante las palabras de Xril.

Sin duda es designio de los dioses el que pobres hombres sean inspirados por la gran obra de los dioses, asi que esto en realidad es suyo ya por derecho- Digo imitando el tono pomposo y recargado de un sumo sacerdote.

Al oir su ofrecimiento sonrío ilusionado.

-Sería un autentico placer ayudar en ese aspecto. También tengo que tener en cuenta que Maximiliano me pidió construir una atalaya o torre o algo así... Así que me temo que tendrás que esperar un poco más. Aun así un altar para las deidades si que la puedo hacer rápidamente. De echo te lo puedo hacer con el primer bloque que venga de la cantera.