Partida Rol por web

Las rocas, dificiles de escalar, no suponen un verdadero obstáculo para un gato veterano. Para aprendices recién nombras, los resbalones y grava suelta añaden un problema que, sin embargo, no es complicado de solucionar si se presta atención a donde se colocan las patas.

Según os acercáis a la entrada de la cueva podeis escuchar los maullidos de los gatitos cada vez más altos. Dan la impresión de estar asustados, intercambiando susurros de vez en cuando demasiado quedos como para captar su significado.

Sin embargo, aunque la esperanza de haberlos localizo tan rápidamente se yergue sobre vosotros, pronto os topais con un nuevo imprevisto: esa cueva es, de lejos, demasiado pequeña y está vacía a excepción de una muesca en su fondo, a través de la cual os llegan los desvalidos chillidos de los pequeños.

A través de esa pequeña fractura en la roca se atisban las sombras de varios pelajes. De pronto, estos se apartan para dejar paso a un hocico y un ojo ambarino: todo lo que se puede ver de uno de las crías.

-Las crías están ahí...pero no han entrado por aquí. Atentos a las víboras y buscad otra entrada. -a estas alturas alzar la voz o no ya dará igual, si hay enemigos nos habrán detectado.

Mientras lo digo me acerco todo lo posible a ese agujero donde se ve el ojo.

-Crias ¿Me ois? Que solo responda una, tenemos que sacaros de ahí. Decidme...¿Cómo habéis entrado? ¿Por donde?

El sonido de una voz causa maullidos de expectación al otro lado de la fractura. Ruidos de garras escarbando en la tierra, pelaje raspando contra el muro y chillidos de incomodidad indica que los gatos al otro lado se mueven sobresaltados por la súbita aparición de los aprendices.

- ¡Ayuda!- maulla el pequeño asomado a la grieta- ¡No podemos salir!

- ¿Quienes son, quienes son? ¿Nos van a comer?

- ¿Son guerreros? ¿Van a sacarnos de aquí?

Las otras dos voces se lanzan con preguntas a cada cual más rápida y dificil de comprender. El terror y la esperanza hacen mella en los gatitos que no consiguen dar respuestas claras.

- ¡A lo peor son más serpientes!

- ¡Cerebro de ratón! ¡Las serpientes no hablan!

- ¿Cómo estás tan seguro?

- ¡Son gatos! Huelen a gatos y parecen gatos- exclama la primera cría.

Pequeños grititos de exaltación ocupan el lugar de los maullidos angustiados.

- ¡Por favor, por favor!

Se escucha una breve pelea y los ojos ambarinos dan paso, tras un empujón, a otros del color de la hierba.

- Por favor, tengo miedo. Quiero salir de aquí.

- ¡Todo es culpa tuya, Criadeambulante!- sisea la primera voz.- Tú nos trajiste aquí y ahora las serpientes no nos dejan salir.

-¡Callaos!- bufo mosqueado. -He dicho que hable solo uno. Somos gatos, está claro, o no os hablaría. Ahora, no tengáis miedo. Os voy a rescatar, pero necesito que me ayudéis un poco. Pensad como habéis llegado ahí. Estábais persiguiendo mariposas ¿No? Bien. Pasásteis por el barro...¿Y después? ¿Dónde está la entrada? ¿Hay serpientes allí?

  -Zarparoja, tranquilo- le susurra -vas a alterarlos más- y luego dice en voz fuerte y clara -Chicos, tranquilos, estamos acá para ayudarlos, ahora vamos a sacarlos. Mantenganse unidos, ¡no se separen bajo ningún motivo!- afirma fuertemente Zarpaparda, si se llegaran a dividir y quedar alguno suelto le darían una oportunidad a su oponente, no podía suceder eso.

  -Zarparoja, pareces bueno rastreando, ve por arriba a ver si encuentras algo- por lo que si además poseía perspectiva de los otros flancos -Zarpa de sombra rodea el lugar por la derecha, yo la rodearé por la izquierda. Zarpablanca, quedate aquí atenta no dudes en avisarnos si pasa algo- no estaba completamente seguro si era el mejor plan, pero sin duda un miembro del Clan del Trueno tendría que ser el que se quedara allí, ellos poseían la capacidad de tranquilizar y estar concentrados en cualquier situación.

Se hace un silencio momentáneo tras la intervención de Zarparoja. Finalmente, mientras Zarpaparda da instrucciones, la primera voz responde desde detrás del gatito asomado a la grieta.

Criadeambulante nos dijo que aquí había serpientes- murmulla, temeroso ante el recuerdo- dijo que sería más divertido perseguirlas a ellas que a las mariposas. Asi que le seguimos. ¡Pero no pensamos que serían tan grandes!

¡Ni tan rápidas!

Nos atacaron- continua- y tuvimos que correr para escondernos. Hay una entrada a la cueva algo más arriba por donde entramos. ¡Pero ellas están ahí y ahora no podemos salir!

¡Haced algo, antes de que nos coman!

Los maullidos continuan, desesperados.

-Vale pequeños. Quedáos lejos de la entrada. Que no os muerdan. Os sacaremos de ahí. Si se acerca alhuna bufad con todas vuestras fuerzas. Puede que la asustéis.

Ha dicho más arriba....vamos allí.

-Ya habéis oido...habrá serpientes. Tengamos cuidado...pero no perdamos tiempo.

Desde luego yo no pienso perderlo, subo todo lo que pueda para tratar de localizar dicha entrada con serpientes en la puerta y hacerme una idea de a que nos enfrentamos.

Al escuchar las palabras de Zarpaparda, me moví hacía la  derecha comenzando a rodear el lugar en donde se encontraban las pequeñas crías que de por si, se escuchaban asustadas...y olían a miedo.

Antes de que terminase el recorrido, mis orejas se alzaron al escuchar la voz de Zarparoja otorgando nos la nueva información que nos daban las pequeñas crías de en donde se encontraba localizada la entrada a ese lugar -De acuerdo, haremos hasta lo imposible por sacarlos sanos y salvos de ese lugar- decía mientras observaba cual era el mejor angulo para saltar y subir encima de esa estructura.

Las rocas comienzan a dar paso a un pequeño borde lo suficientemente amplio como para permitir la estancia de varios gatos. En él, junto a la pared, hay una profunda cueva. Frente a la entrada dos largas serpientes cabecean atrás y adelante con aire amenazador. Parecen muy enfadadas e interesadas en lo que haya dentro de la cueva...

Hasta que una de ellas se vuelve para veros y, con un siseo, advierte a su compañera de vuestra presencia.

-Yo las distraeré. Si se distraen conmigo sacad a las crías. Y después ayudadme, por ese orden. Si no se distraen...bueno, ya pensaremos algo.

Al menos solo con vernos ya parecen menos interesadas en las crias, es algo.

Continúo avanzando con la intención de rodearlas y atraerlas lejos de la cueva. Bufando amenazador y, espero, provocador. Mi pelo está erizado por la emoción de un buen combate...pero no lo negaría, también con miedo. Mantengo las orejas pegadas a la cabeza para parecer lo más amenazador posible.

Las serpientes observan un instante a Zarparoja, que arquea el lomo, erizando el pelaje e intentando llamar su atención. Sin embargo, los dos reptiles se limitan a sisear con ese horrible sonido característico y a mostrarse cada vez más y más amenazadoras.

- Zarparoja, te ayudaré a distraerlas, tenemos que alejarlas de aquí, para que las crías puedan seguir a nuestros compañeros y salir de la cueva - dice Zarpablanca seria - No será fácil, pero es nuestra única opción, alejarlas lo máximo posible de las crías.

Zapablanca se coloca al lado de Zarparoja mirando amenazadoramente a las serpientes. Mira a Zarparoja y dice con un brillo en los ojos.

- Probemos si formamos un buen equipo.

Una de las serpientes lanza una dentellada hacia los dos gatos más amenazadores. Solo un aviso acompañado de un siseo, con la cabeza bien alta y el torso superior perfectamente elevado. Sin embargo, ni ella ni su compañera caen en la treta de los dos gatos y se mantienen firmes frente a la entrada.

Parecen más que dispuestas a defender lo que creen es su presa, incluso ante la amenaza de cuatro gatos adultos.

Sin embargo, por un segundo crees ver algo que se mueve ahí arriba. Parpadéas y de nuevo todo vuelve a estar quieto.

  Esto que se presento puede ser eso, o no?. Por lo que me entendi me parece que no, pero igual pregunto.

Al lograr subirme por la gran roca e ir escalando por esta, de mis ojos no pasaron desapercibidos que Zarparoja y Zarpablanca estaban distrayendo a las serpientes con su propia presencia -"El siseo de ellas...esta claro que no piensan dejarnos las cosas tan fáciles"- pensaba ella en su mente al escuchar el siseo de esas criaturas rastreras.

Al estar a una distancia considerable de la entrada, Zarpa de sombra se recostaba un poco tomando una posición de preparación para poder entrar y de esa forma aprovechar que las serpientes estaban distraídas siseando a mis acompañantes.