Partida Rol por web

Liza exhaló exasperada.

—Eso ha salido mal muy rápido— comentó mientras desenroscaba su cadena y comenzaba a balancearla en círculos cada vez más rápido.

Temiendo llevarse un disparo y habiendo visto cómo llevaba Chuma el combate cuerpo a cuerpo la noche anterior, lo mejor era quedarse cerca y a las espaldas del cazador para evitar estar en la linea de tiro y lista a reaccionar ante algún ghoul escondido.

- Mierda...- Estaba claro que el cansancio jugaba malas pasadas a Chuma, estaba claro que desde aquel parapeto no les iba a dar, pues vaya, aquí va el tito favorito de los mierdasangres a darles un abrazo en la fachada de su matadero espiritual lleno de dentudos, estadounidenses adolescentes secuestradas y vaya usted a saber qué horrores más... Ni corto ni perezoso se acercó para no desperdiciar perdigones santificados. - Apure el paso, soldado Grigor. No está el puto horno para putos bollos.

Desde su muerte, Grigor había perdido el hábito de sentirse vulnerable. Al fin y al cabo ¿por qué tener miedo cuando las balas y los cuchillos pasaban a través suyo?  Ser un espíritu tenía algunas ventajas y una de ellas era estar siempre en control de la situación. 

Y, de repente, no lo estaba. Era corpóreo y no podía desvanecerse. Quien quiera que pudiera hacer aquello era alguien a temer. 

Le invadió el pánico.

Arrastrándose a cuatro patas, Grigor intentó ponerse a salvo tras sus amigos. 

Chuma y Liza rápidamente dieron un paso al frente sin dudarlo. Corrieron hasta meterse en el jardín de la mansión, mientras Pietro se quedaba atrás, nada convencido tras su último intercambio con vampiros.

Chuma descargó su escopeta en la espalda de uno de los ghouls, haciendo un ruido atronador. El pobre diablo cayó desplomado y eso le dio una oportunidad a Grigor de salir del medio, mientras Liza hacía girar la cadena para convencer al otro ghoul de que era mejor no acercarse.

Y no lo hizo, pero porque estaba esperando. El escopetazo de Chuma había anunciado su presencia a los cuatro vientos y los ghouls restantes empezaron a converger hacia ellos como una marea, tratando de rodearlos.

Chuma vio desplomarse a aquel maldito mierdasangre, si tan solo a la gente no le diese por tener hobbies extraños, como disfrazarse de lobos y organizar orgías en grandes convenciones mientras otros aficionados les reparten queso en bandejas, o consumir lentamente la sangre de sus sires (really?) ante la promesa de que algún día les darían la inmortalidad (No es inmortalidad si estás muerto...).

Lo dicho, mierdasangres, y ahora estaban saliendo de los orificios malolientes de sus pútridos señores para tratar de retenerlos, incluso antes de la cita en la que habían quedado. Es por eso que al cazador le gustaba llegar tarde a las citas por término general, pero esta era una cita especial ¿No?

Chuma recargó con dedos rápidos su amada recortada, pero poco iba a hacer contra aquel pandemonio. 

- Hay más metralla de donde salió esa, milenials de la noche.- Les espetó a aquellos cancerberos de media ostia, señalando a su compañero caído. - Y os aseguro que esta preciosa piedra de artesanía abre unas ventanas preciosas en las frentes de vuestros queridos maestros, así que vosotros veréis. 

Mientras hablaba trataba de girarse y danzar una extraña pieza de butoh con la que trataba de librarse de sus posibles enemigos mientras vigilaba por el rabillo del ojo que sus compañeros no quedasen rezagados. Por el camino iba repartiendo culatazos y cañonazos, procurando no gastar su único tiro hasta que no le quedasen más narices, lo que hacía que sus más bajos instintos se peleasen por el volante de su aboyada mollera, haciéndole babear y disfrutar haciendo pupa a aquellos desaprensivos que se creían demasiado guays para seguir siendo humanos.

Grigor gritó de dolor al sentir algo clavarse en su tobillo: uno de los ghouls le había mordido el tobillo como si fuera un perro rabioso. No duró mucho porque una perdigonada de Chuma lo desparramó por el césped pero el dolor siguió allí. 

Hacía demasiado tiempo que no sentía agonía física. 

-¡Vámonos de aquí! -gritó apoyándose en la furgoneta. 

A trompicones, fueron retrocediendo hasta los vehículos, manteniendo a los ghouls a raya mediante los disparos de Chuma, acompañados de los silbidos fantasmagóricos de la cadena de Liza. Varias criaturas cayeron, y eso hizo que las demás vacilaran unos instantes... Unos instantes preciosos que aprovecharon para subir a la camioneta y la moto y huir de aquel lugar maldito.

Tras tranquilizarse aferrando el volante hasta que le dolieron las palmas (Pues se estaba clavando sus mugrientas uñas en las mismas, al cerrar los dedos como garras sobre el mismo) Chuma consiguió dejar de verlo todo rojo mientras la casa Blagration y sus fastidiosos mierdasangres se hacían pequeños en el retrovisor de su furgoneta, lo que daría porque realmente fuesen de ese tamaño y pudiese pisotearlos... Gññññ... ¡GÑÑÑÑÑ!

- Bueno, esto ha salido con el culo, y para más inri estos casposos irán corriendo a contarles lo que ha pasado a sus papis dentudos tan pronto como se levanten, así que puede que solo nos lo hayamos puesto todo mucho más difícil. ¿No conocerá alguien a algún oráculo o hechicero que nos pueda dar un poco de ventaja para lo que vaya a pasar esta noche? Podemos hacer mediodía en las callejuelas subliminales del centro, creo que hay un mercado de hadas por allí. A no ser que prefiráis que nos escondamos otra vez en la cochambre que uso de armería.- El cazador no paraba de parlotear por el manos libres para que Liza también pudiese opinar, aun llevando al aterido Grigor y Prieto en su furgoneta. - O si alguien tiene algún plan genial, soy todo oídos...

Estaba realmente jodido, peor poco más podían hacer. O eso, o dejar morir a la turista accidental y sufrir las maldiciones del hada irlandesa por toda la eternidad. Seguro que, incluso si lo vendiesen, el canijo era capaz de seguir haciéndoles la vida imposible si le traicionaban. Leyes de las hadas, el honor y otras mierdas.

- ¡Algo tenemos que hacer! Pobre Sam, no me imagino lo que estará pasando... si hace falta, me entregaré.- dijo Pietro, en un arrebato de heroicidad.

- Lo del mercado de las hadas es buena idea. No es alcanzable para los mortales, pero yo os puedo llevar hasta allí. Seguro que podemos adquirir algún artefacto de poder que nos permita colarnos en la Casa Blagration.- dijo, después de arrugar el ceño, sorprendido de que Chuma conociera de la existencia del mercado.

-Conozco a un tipo-dijo Grigor. Su presencia sólo se advertía por el forro hundido del asiento del copiloto-Está en el círculo interno del Metallicheskiy Shabash pero no es exactamente amigo de Kutuzov.  Y me debe un favor. Quizás pueda desviar la atención sobre nosotros...

- ¿Crees que ese tipo sería capaz de escondernos de alguna forma? Eso ya sería de gran ayuda, mis contactos son más del nivel pringado baboso o wanna-be-a-teenage-werewolf y pienso que de poco nos iban a servir en este caso. O eso o que tal vez desvíe la atención diciendo que curramos para él en otro asunto, claro que eso también puede tener sus peligros añadidos, pero oye, está claro que después de cagarla hay que hacer algo si o si para que no se nos irrite el culo: limpiarnos el mismo.

La filosofía y máximas del cazador eran desgranadas con una seguridad aplastante. Puede que no tuviese el mejor vocabulario ni los símiles o metáforas más bonitos, pero aquí se estaba a lo que se estaba.

—¿Ocultarnos? ¿Para qué?— preguntó Liza extrañada a través del manos libres. El zumbido de la moto se filtraba junto con su voz— Nuestra mayor preocupación es que no ejecuten a la rehén. Vernos tendremos que vernos en no mucho rato si pensamos asistir al intercambio. Que culpe a Koschei y a algún secuaz inventado suyo del ataque lo veo más útil. Que haya sido una coincidencia y no un mero error de cálculo nuestro.

Grigor guió a la furgoneta a través de un laberinto se callejones hasta la antigua iglesia de San Juan de Kronstadt. El lugar aún atraía fieles y turistas pero había conocido tiempos mejores. 

Mientras sus compañeros esperaban fuera, Grigor entró invisible hasta una repisa llena de velas. Un observador casual habría notado que las velas se encendían y apagaban en una secuencia caprichosa. 

El asiento del copiloto se hundió ligeramente como si alguien se hubiera sentado.

-He citado a Nitz en dos horas en un bar del centro. Él podría ayudarnos. 

Grigor los guió hasta el bar del centro: el Café Leningrad, un sitio bastante mediocre en un edificio de la época soviética. En la vitrina principal, un retrato de Lenin miraba hacia la calle.

Aparcaron la furgoneta y la moto en un callejón lateral, y entraron los cuatro. Liza, Chuma y Pietro pidieron una mesa, mientras Grigor los seguía de forma invisible. Los vivos ordenaron bebidas, y al cabo de un rato esperando, oyeron a Grigor susurrar que el hombre que acababa de cruzar por la puerta del bar era Nitz.

Al ver al hombre entrar, Liza alzó el brazo para llamarle la atención e invitarle a sentarse.

—Dóbroye utra*— saludó— somos compañeros de quien lo ha citado aquí— Liza gesticuló hacia la silla "vacía", donde ella suponía que reposaba el espectro.

—Trataremos de ser breves para respetar su tiempo— explicó. Lo cierto es que si el tipo se negaba, ellos también iban a necesitar todo el tiempo del que pudieran disponer para planear alternativas— Hoy por la madrugada hemos tenido un altercado con vampiros que, tenemos entendido, colaboran con su cábala...— comenzó a explicar, haciendo una pausa para aguardar a poder leer el gesto del mago, y dando oportunidad de interceder a sus compañeros ante de que pidiera directamente el favor.

- Una de las peores fiestas en las que he estado.- Comentó Chuma, rematando el comentario de su compañera, mientras levantaba su cerveza templada para saludar a su nuevo mejor amigo.- Ni tan siquiera había música. Y lo peor de todo es que perdimos un móvil en el after al que fuimos después, el Blagration, y los vigilantes del garito ni nos han querido atender hoy.- Continuó, dando algo de info sobre el asunto para ver cómo de rápido se desencajaba la cara del tipo en caso de que se oliese lo que seguía.

-Hola, Douglas-Grigor apareció sobre su silla.

El oráculo y el fantasma intercambiaron una mirada.

-Necesitamos a un chivo expiatorio, alguien a quien acusar del ataque para desviar la atención sobre nosotros. Tú estás en el Círculo Interno y no te sería difícil cargarle el muerto a alguien. Mikhail, por ejemplo...Tienes influencia... y ya sabes cómo la conseguiste. 

A aquella hora de la mañana el Leningrad estaba casi vacío. Aparte de ellos, solamente estaba el camarero de la barra y un tipo solitario en una mesa de la esquina, probablemente de resaca. Así que nadie se dio cuenta cuando Grigor hizo su aparición (de hecho, él ya había escogido ese sitio por saber que era un lugar discreto).

Nitz se recostó en la silla, y mientras le iban explicando la situación, sacó una cajetilla de cigarrillos americanos, y se encendió uno con parsimonia.

- Pongamos que sé a qué vampiros os referís.- dijo, soltando un hilo de humo, boqueando lentamente como si estuviera en una película de los años cincuenta.- Ciertamente, no me costaría mucho desviar la atención de esos perros hacia otro hueso.

Parecía que iba a acabar allí, pero después de otra larga calada, siguió hablando.

- Sin embargo, no querría llamar la atención de Kutuzov innecesariamente. Sé que te debo una, fraile, pero no pienso buscarme problemas así porque sí. Contadme más. ¿Por qué querían esos vampiros bailar con vosotros?

En aquellos días no era nada fácil encontrar buenos samaritanos. Grigor sintió cierta satisfacción egoísta al pensar que aquella víbora norteamericana había logrado colarse en el Círculo Interno de Kutuzov. 

-Tienen a una amiga de Pietro de rehén-Grigor señaló al hada que les miraba con cara de úlcera de estómago. Sacó un móvil y enseñó una foto de su amiga-Quieren emplearla para chantajearle. El que envía a esos vampiros necesita... sangre de hada.

Guardó silencio un momento esperando la reacción de Nitz. Las luchas intestinas del Metallicheskiy Shabash eran despiadadas y cualquier oportunidad de jugársela a tu rival era aprovechada sin contemplaciones.

La sangre de hada era un componente mágico poderoso.