Partida Rol por web

Sabía lo importante que era aquello. Los del pueblo podían darles la espalda y, en realidad, sería lo más lógico. La gente era muy individualista y olvidaba pronto todo lo que se había hecho por ellos. Especialmente si estaban en peligro. Dibujó lo que había visto antes de volver al "fuerte".

-Controlan las entradas a la ciudad y los puntos clave. Vi unos ocho coches tipo pickup y dos autobuses, posiblemente de 50 o 60 plazas. Estamos hablando de gente con armamento portátil pesado como lanzacohetes, pues he visto como han explotado la oficina del sheriff. En total, calculo, unos 150 tipos, y eso sin contar que ésto sea una primera oleada y reciban más refuerzos o que estén en camino para "terminar el trabajo".

Parpadeó. El asunto era peliagudo y su pregunta incidía en la raíz del problema.

-Escuché que habían tomado la megafonía del pueblo. Al parecer, tienen rehenes y están dispuestos a ejecutarlos. Escuché disparos y algún grito...

Se revolvió el pelo sudado con la mano.

-Han pedido que se entregue en menos de... una hora. Usted, su familia y todos sus amigos y... han dicho, "sirvientes". Eso nos incluye. Si no se entrega, dicen que arrasarán el pueblo, casa por casa, con explosivos y fuego.

Dejó lo peor para el final.

-Creo que han matado al señor Miller, el dueño del Bay Bar. Para que sirva como ejemplo. Lo siento.

Se puso tenso inmediatamente por aquello. Querían sacarles de casa, obligarles a ir al pueblo y posiblemente ejecutarles uno a uno, tras vejarles... o sabe Dios qué. Y eso no lo iba a consentir, de ninguna manera.

-¿Que nos entreguemos? Claro, para que os violen a vosotras y nos obliguen a mirar, antes de meternos a todos un tiro. Ni hablar.

Levantó las manos, reclamando un poco de serenidad. La situación era díficil y era plenamente consciente de ello. No quería que la familia saliera de casa, no si no era estrictamente necesario, y si así era, sería para sacarles de allí y ponerles a salvo.

-Por supuesto que no lo vamos a consentir -se incluyó en el pack, debido a que querían ejecutarles a ellos también- No obstante, hay que recuperar el pueblo antes de que la cosa vaya a mayores. Si nos vamos sin hacer nada... bueno, despídanse de todo lo que han construido aquí.

Le miraron todos. Quizá no era lo que un guardaespaldas debía decir en aquel momento.

-Mi primera prioridad es defenderles a ustedes, pero se cuan importante es para la gente de ésta región su presencia aquí. Su ayuda. Me temo que les han metido en éste embrollo, y no sería muy diplomático dejarles aquí con todo el marrón y largarse. Se que usted no lo desea, señora Choi, y que en éste momento está sufriendo tanto por su familia como por la gente del pueblo. Lo se muy bien.

Miró a sus compañeros y asintió, despacio. Había que acometer ambos objetivos de la mejor manera posible. Sin embargo, para él defender a la familia era lo primero y para lo que le pagaban. No obstante, era un buen soldado, haría lo que le pidieran siempre que fuera razonable.

-Sólo somos cuatro, y al menos uno debe quedarse aquí con la familia. Quizá dos fuera conveniente. Eso hace que seamos poco para el ataque, y se que la señora querrá apuntarse pero no me parece prudente, no si la están buscando a ella. Hay que buscar aliados y actuar como capitanes. Mandarlos desde el frente, dar instrucciones precisas. Si los chicos de la milicia de Grapeseed vienen conviene ajustar con ellos una estrategia de ataque, preferiblemente un asalto a pie y desde varias direcciones. Las carreteras quedan descartadas. Eso nos lleva a los flancos, el lado del pueblo que da al lago y el que da al bosque. La penetración por ese sector será la más fácil y ocultará nuestros movimientos.

Parpadeó. Se hablaba de atacar y él no veía cómo. Eran 120 pistoleros de la tríada con armamento militar, vigilando el pueblo y todos sus accesos. Aunque ellos fueran buenos, que lo eran, eran muy pocos. Y aunque sabía que los chicos de la milicia estaban mal de la olla, no eran auténticos soldados. En su mayor parte, eran flipados de gatillo fácil acostumbrados a despiadadas guerras de drogas.

-Atacar, madre mía. Creo que no es realista. Los chicos de la milicia no responderán a nuestras órdenes, si no a las de su jefe. Dudo incluso de que sigan cualquier plan que tracemos, o sean capaces de llevarlo a efecto, si ese plan no incluye una carga frontal y pelear calle por calle. Necesitamos a gente más cauta, que piense diferente, a los que podamos capitanear nosotros. Eso es lo que opino. Y según he oído, la oficina del sheriff acaba de ser drásticamente mermada en sus efectivos.

Una llamada, insistente. Pero no de quien esperaba, si no de... ¿Cletus? Cayó en la cuenta. Cletus... Descolgó.

-Buenos días, vecina. Bueno, lo de buenos es un decir. Habíamos salido de caza ésta mañana, ya sabes, la temporada del alce, yo y los muchachos del club de caza. Estoy aquí con mi mayor, mi sobrino, Jed* y toda la partida de caza. Quince, somos, para que te hagas una idea. Te alegrará saber que el ojito derecho del sheriff nos estaba echando un ojo con dos de sus chicos, eso nos hace... dieciocho.

Hizo una pausa.

-Nos hemos enterado hace un rato, te podrás imaginar. Al parecer no se puede volver al pueblo, Billy Bob lo intentó con su ranchera y la volaron de un disparo de bazooka. Una locura. Creo que han matado a la familia Higgins, los de la mercería, y a alguno más. Hablan de Otis, espero que no sea cierto... He llamado a Avery y dice que "no hagamos locuras" y "lo mejor es colaborar para evitar males mayores". Sabía yo que nos iba a dar problemas ese mingafina. Así que nada, aquí estamos. Íbamos a ir a la casa de Jed, dice que tiene... bastantes armas, mejores que éstas. Si tenéis alguna idea, me gustaría poder recuperar mi pueblo, habida cuenta de que está claro que la estatal nos va a dejar tirados.

En el despacho enchufó el móvil a la peana de sincronización, así veían todos los mensajes, conforme iban entrando, en la pantalla grande del ordenador (incluso podía responder con el teclado) y pasar el manos libres a través de los altavoces. De ese modo los presentes recibían la misma información que ella.
-¿Estamos?... creo que Amanda está con Udai- sonrió negando con la cabeza, “Las cosas que tiene la vida” ¿Condenados a estar juntos? Eso parecía.

Guassup para Trevor:
-YEAH!
-:)
-Un momento
-En seguida t doy mas info

Guassup para Amanda:
-Stas con Udai?
-Tb van x vosotros
-Van x todo lo q tenga q ver conmigo
-D momento scondeos
-Han volado la comisaría
-Stamos organizando la reconquista

Guassup grupo “Familia Gupta”:
-Shabad mantente a salvo
-Tienen vigiladas las entradas al pueblo

“La Reconquista de Paleto. Hmm… suena bien” metidos en semejante petate y ella con sus delirios épicos. Hombre el asunto pintaba épico desde luego ¿Qué eran si no esas historias de héroes antiguos? Visto desde el punto de vista histórico al final eran trifulcas de pueblo. De hecho Paleto era más grande de lo que fueron algunos de esos lugares mitológicos. Las similitudes con la Ilíada le resultaron escalofriantes, pero ella no sería una Hécuba que se sentara a ver como derruian los muros de su ciudad y mataban a sus hijos, no… esta Hécuba iba a hacer temblar la tierra bajo sus pies.
Tecleaba a la vez que los chicos desplegaban el plano e iniciaban el brainstorming.

Guassup grupo “Justice League”
-Un tanque?
-JODER SÍ
-XDDDDD
-Si Mary se apunta
-Q tenga cuidado
-Tienen lanzacohetes
-Tenems luz verde d la poli d Sn Fierro
-El permiso d statal sta n tramite

Guassup para Toreno:
(cada vez que la llamaba amiga le daba un escalofrío)
-El toque Queen ;)
-Sí
-Un montón de gente d lo mas variada
-No hay otro modo
-Scolta? Enviar apoyo?
-No seré yo quien rechace tantas atenciones!
-^^

Guassup grupo “Justice League”:
-Hwo
-Si mandas a alguien
-Q usen un distintivo
-Mi corona
-Viene Trevor con su gente
-Y esos no saben distinguir entre chinos y coreanos
-Los q vayan a Monterrey
-Id directos a ls punts calientes
-Nada d ataque indiscriminado
-Viktor
-Cuantos venis?

Guassup para Biggs:
-Gracias
-:)
-Seguiré informando

Guassup para Toreno:
-Busqué en Utube
-Jejeje
-Pero si tienes el manual de fábrica…
-O t sobran unas baterías de cesio…
-XD

Guassup para grupo “Justice League”:
-La poli va a aprovechar para hacer redada en la ciudad
-para cubrirnos y apoyarnos
-Os van a scoltar el FBI y la NSA
-Stoy a la espera de confirmación

La Virgen, más que un general se sentía como una operadora, mandando informaciones de un lado a otro. Respiró hondo poniendo un brazo en jarra y apoyando el otro en el hombro de Golan –Otis…- apretó los labios. De buena gana habría volcado la mesa llena de rabia, pero no era el momento, ya lloraría después –Tranquilo que aquí no se va a entregar nadie cariño. Tú y los niños os encerrareis en la armería, ya lo sabes- formaba parte del plan de emergencia. No era un palacio pero tenían de todo para aguantar durante días, era de facto un bunker indespugnable –Y tampoco vamos a huir- miró a Tex –Nunca abandono a los míos, tengan mi sangre o no-

Byron y Lance tenían razón, asentía escuchándoles, la gente de Trevor eran unos salvajes y debían atarlos en corto, en el momento que su jefe no les dijera exactamente que hacer se desmandarían y todo se volvería una locura. Iba a abrir la boca pensando en unirse a la milicia cuando sonó el teléfono –Coño Cletus!- activó el manos libres –No sabes como me alegro de oírte- sonrió, nadie conocía mejor el lugar que esa panda de viejos lobos –Me temo que lo de Otis es cierto… también han reventado la oficina del sheriff. Udai se ha librado, esta en el pueblo con mi secretaria ¡¿Avery?!- exclamó –Lo peor es que no me sorprende… veremos a ver quien más se desmarca- se frotó la nuca. Miró a Tom, precisamente esos días habían estado hablando del tema. Lo bueno de las crisis es que se caen las máscaras y aflora la verdad pura y brutal –bueno… eso que hemos sacado en claro…- suspiró –Sí, tienen los accesos por carretera vigilados, también las calles- esto le dio que pensar, tendrían las calles tomadas, pero el alcantarillado… no –pero la orilla y el bosque no creo que los estén vigilando por razones obvias, lo tendreis relativamente fácil para entrar. Oye Cletus, tu o Jed… teneis trato con la gente de Grapeseed?- guiñó un ojo a los guardaespaldas, no se le ocurría nadie mejor para lidiar con aquella panda de locos, Jed era muy de su cuerda –Los he movilizado pero necesito que alguien los controle. Como dice el señor alcalde… lo mejor es colaborar para evitar males mayores- dijo con sorna –vamos a recibir refuerzos pero van a tardar un poco, nos toca hacer de avanzadilla- como los 300, madre mía menudo antecedente le venía a la memoria.

-Si, los conocemos. Bueno, no todo lo que sería recomendable, por que tampoco lo es, pero son vecinos. ¿Necesitas que trabajemos juntos, no? Que vayan a casa de Jed, y ven tu también. Lo coordinaremos todo desde el búnker.

Amanda: Si, estoy con él.
Amanda: Estamos armados, pero él quiere intentar algo, no se quiere quedar quieto.
Amanda: Si tenéis algún plan nos esperamos, claro.
Amanda: Mucho mejor.

Irina: ¿No será muy escandaloso? xD
Irina: Tengo gente que te puede ayudar, están relativamente cerca tuya.
Hwo: ¿Nos va a escoltar el FBI? Madre mía...
Hwo: La guerra hace extraños aliados.
Hwo: Tu vigila que luego no nos pongan las esposas a todos.
Viktor: ¿Donde quieres que vayamos, a Monterrey o a Paleto?
Viktor: Tengo 300 tios en la ciudad, pero que pueda mover rápido, unos 50 o 60 a lo sumo.

Parpadeó por lo que dijo. Encerrarse en la habitación del pánico. ¿Y ella? No quería dejarla sola, no otra vez. Insistía en ponerse en peligro por ellos, para defenderles. Pero habían quedado en que la familia tomaría parte activa en la defensa de si mismos, para sentirse algo más útiles. De cualquier modo, no quería pasarse el rato pegado al teléfono y preocupado por ella.

-Quedarnos en el búnker, pero tú no. ¿Quieres decir eso, no? Mira, se que...

Entró allí, aunque les habían dicho que esperaran en el salón. Tenía los ojos muy abiertos y el rostro desencajado. Y no era para menos. Interrumpió a su padre a media frase, pero en realidad era importante. Muy importante.

-Mamá... Creo que Fai se ha ido.

Hubo un largo silencio.

-Dijo que iba al baño y... antes habíamos estado discutiendo. Decía que tenía que hacer algo. Creo que ha entrado al... al cuarto blindado ese, ha cogido algo y se ha ido. Jon ha salido a buscarle por casa pero no está en ningún sitio. Y... ¡¿Cuantas armas tienes ahí abajo, mamá?!

Miraron en las cámaras del perímetro pero no había rastro de su hijo. No faltaba ningún coche, por que lo que se habría ido a pie. No andaría muy lejos, pero él sabía bien como esconderse. Cuando era pequeño, era muy ingenioso a la hora de jugar al pilla-pilla: se metía en unos sitios de lo más impensables e inverosímiles.

Tom revisó la armería y vió que faltaban cosas, pero no armas de fuego. Él no sabía disparar. Lo que faltaban fundamentalmente eran granadas de mano y algunos explosivos sencillos. Había dejado una nota explicativa, con unas faltas de ortografía:

"Se ke no me vais a dar permiso asi que pillo algunas cosas prestadas. ¿Te acuerdas de que no quería que me apuntaras a las zarigueyas? Fueron tres años muy raros. Bueno, se que están de campamento, no muy lejos. Seguro que se acuerdan de mi, y podemos hacer algo molón. No te enfades, algún día tenía que empezar, y lo sabes. Cuidad de mi Laila y del tirillas de Jon, que ya sabes que son más blanditos. TQMX".

-Obviamente el niño ha salido a ti -le dijo Golan.
-¿Le mandamos buscar, señora? -preguntó Tom.

-Perfecto , nos vemos allí-
Terminaron la llamada, en crisis no había tiempo para convenciones sociales. Se apresuró a escribir a Trevor, mejor tenerlo bien informado y que se no se desmandara.

Guassup para Trevor:
-Hay unos 150 chinos aprox
-Cuantos venis?
-Tened cuidado
-Han blokeado los accesos
-Van bien armados
-Nos vemos en la cabaña de Jed
-El dueño de Amu-nation
-Stoy juntando efectivos
-FIESTA!
-XD

Guassup `grupo “Justice League”:
-Juegas con mis sentimientos Irina
-XD
-A cuanta gente puedes mandar?
-En Paleto estamos 25 x lo pronto
-Mas la gente de Trevor que no se cuantos serán
-Chinos hay 150 aprox
-No descartamos q puedan venir mas
-X eso la poli va a hacer redada en Chinatown
-Y x eso kiero q ataqueis Monterrey
-Primo no t preocupes
-Ls de arriba no os van a hacer la cama
-Viktor, si kieres
-Organiza el grueso para monterey con Hwo
-Y esos 60 m los mandas aki
-Vams a reunirnos aki (mapa)

Guassup para Amanda:
-Plan?
-Q plan? Nada de heroicidades
-La milicia de Grapeseep sta d camino
-El club de caza de Cletus stan movilizads tb
-Irina y Viktor tb mandan gente

Quitó el móvil de la peana para echarlo a uno de los bolsillos del mono. Llevaba una pinta bastante sexi embutida en el mono con ese look de videojuego. Arqueó las cejas al ver que Golan no estaba conforme. Se empecinaba en querer participar mientras que ella quería dejarle a salvo y no se ponían de acuerdo. La discusión matrimonial en ciernes quedó en suspenso por la interrupción de Laila

-Como que Fai se ha ido?... ¿A dónde?- El matrimonio abrió los ojos como platos. El gesto de Queen fue descomponiéndose a cada palabra –Espera… ¡¿Qué?!... ¿Cómo?...- lo de la armería terminó de dejarla con el culo torcido y salió como a pasos agigantados hacia allí. Efectivamente la puerta que daba al interior de la casa estaba abierta de par en par, se llevó las manos a la cabeza agarrándose de los pelos. Aún no se lo creía ¿Cómo coño había descubierto el bunker? Y lo más alucinante ¿Cómo había conseguido entrar? No le salían las palabras, su cara lo decía todo, un gamberro de 15 años había burlado un complicadisssimo sistema de seguridad. Corrió a ver que se había llevado “Explosivos… de casta le viene al galgo...” y se llevó una mano a la frente leyendo la nota. Con los ojos humedecidos la extendió a Golan.
“Obviamente el niño ha salido a ti” contuvo la rabia por el comentario, ya se había dado cuenta ella sola –Cuando seas padre comerás huevos- respondió. Su respiración se agitó y de pronto gritó estampando un puño en la pared. Debió darse una ostia de cojones porque los muros del bunker eran de hormigón y sin embargo ni se inmutó, tal era el cabreo que tenía en ese momento.
-No…- rechinó entre dientes –Sería peor el remedio que la enfermedad. Ese niño es escurridizo como una anguila, perseguirle sería una pérdida de tiempo- Sonrió entre lágrimas, un gesto un poco perturbador, claro que se debatía entre el miedo y el orgullo –Las zarigüeyas…- le salió una risilla de loca –que puta locura…- Inspiró secándose las lágrimas y abrió los brazos como rindiéndose a la evidencia –¡De perdidos al río! A armarse todos- dijo descolgando un subfusil y estirándolo hacia Golan –La familia que lucha unida, permanece unida- le miró fijamente, no estaba contenta con el cambio de planes pero no iba a perder más tiempo discutiendo, luego sacó diferentes aperos para llenarlos de munición y portar diferentes armas –No hay tiempo que perder. Los niños se vienen con nosotros. Prefiero dejarlos en el bunker de Jed que aquí- habiendo echado un buen puñado de granadas en una bolsa deportiva y señalándole a Golan unas cuantas cosas más para coger, se aproximó a la puerta para tener cobertura

Guassup para Faisal:
-Hijo
-Van a degüello
-Todas las estradas están cortadas salvo x el bosque y el lago
-Tienen las calles controladas
-No os fieis dl alcalde
-Vienen refuerzos
-Pero hay q resistir hasta q lleguen
-Tenme informada en todo momento d lo q haceis
-Entendido?
-…
-TQM wonsungi*

Enviado el mensaje volvió al interior, miró la pistola de Hwo y el cubo... Golan aún no había reparado en ello.
 

Las fuerzas estaban de camino. No sabían muy bien qué número o composición, y el tiempo corría. Los que estaban más lejos, como los rusos, posiblemente no llegarían a tiempo. El resto, depende de cuan cerca estuvieran, lo harían "rozando la hora".

-Espera, eso es... -dijo Golan, señalando.

Ella sonrió y guiñó un ojo, mientras guardaba el cubo en un macuto. Definitivamente, su esposa era una caja de sorpresas interminable. Los chicos cargaron varios coches con armas, munición y explosivos. No tanto para si como para todos los que iban a venir, por si iban faltos de "material pesado". El tiempo seguía corriendo, así que se dieron prisa, mucha prisa.

El enemigo quizá les esperaba en esa casa, y por eso mismo iban a estar en otro sitio diferente. Aún así, la idea de dejar la casa sola, sin nadie guardándola, le inquietaba. Las cosas que tenía allí, posiblemente fueran solo cosas y pudiera comprar más si las necesitaba. Pero sentir apego por tus propiedades, cogerles cariño y convertirlas en tu seña de identidad, formaba parte de la idiosincrasia del país. Y ella no escapaba a eso, por muy coreana que fuese.

40 minutos hasta la hora H cuando salieron de casa, 33 cuando llegaron a la casa junto a la laguna. La casa de Jed, que conocía bien. Tuvo que comprar los terrenos del viejo cascarrabias cuando estaba asediado por las deudas y vendérselos con mejores condiciones, solo para que aquel "pilar de la comunidad" no la mirara por encima del hombro. Desde entonces, su relación había sido distante pero respetuosa, y eso era un avance, por que cuando llegó al pueblo él había sido una de esas "malas lenguas" que denunció pronto su "estilo de vida pseudocomunista". Manda huevos.

La casa tenía unos terrenos, y en ellos Jed había metido un granero, unos cultivos y un corral para los animales. Además, tenía una "piscifactoría" en el lago, lo que le hacía bastante autosuficiente. Mañas de pirado de la supervivencia que creía siempre que "el fin estaba cerca". Y no le faltaba razón.

Había unos coches allí, 4x4, rancheras y un coche de la oficina del sheriff. Pero no se veía a nadie, no a simple vista. Solo a los animales y a un perro guardián que no paraba de ladrarles. Finalmente, caminaron unos metros hasta la linde del bosque, donde sabían que estaba la entrada del búnker. La compuerta se abrió y un vecino de la asociación de cazadores, Paul, se asomó para indicarles que podían entrar.

El lugar estaba bien camuflado. De ella, de no ser por que se lo conocía, podía pasar fácilmente desapercibido. Bajaron por la estrecha escalinata hasta la antesala, de donde arrancaba un largo túnel que daba al acceso secundario, en el sótano de la casa. Frente a ellos, la pesada puerta de seguridad del búnker, que estaba abierta en aquel momento. Ella pensaba que tenía un búnker grande, pero lo de aquel tío no era normal. Tenía una segunda vivienda allí, con al menos veinte camas y estanterías llenas de comida, con una sala de control que era grande como la planta de abajo de su casa. Un sistema informático del Pleistoceno controlaba las puertas, ventanas y otros sistemas críticos. Allí había de todo: tabletas de potabilización de agua, máscaras antigás, unos trajes de protección NBQ del ejército, pilas y cargadores de litio, menaje del hogar, rollos de alambre de espino, herramientas de todo tipo... Y armas, bastantes armas. No tantas como ella, claro, ni tan molonas, pero había unas docenas.

Dentro de la sala de crisis, sentados en sillas plegables en torno a una mesa, con una radio encendida, un portátil funcionando y un par de móviles cargándose, estaban los chicos. Otros estaban engrasando las armas, o preparando pamplinas varias, sobre todo cargadores de munición ya preparados.

-Ha llegado. Eres la primera -dijo el vecino- Trevor está a 5 a 10 minutos, dice. Ya mismo los tendremos aquí. Los ruskies tardarán un poco más, quizá no lleguen antes de la hora H.

Habían metido algunas bolsas con armas, pero no todas, otras eran tan voluminosas que no cabían por el agujero. Tampoco era la intención de quedarse allí metidos como ratas hasta que todo pasara. Habían colgado algunas fotos del pueblo y un mapa grande en la pared, marcando con un rotulador la posición conocida de algunos chinos. En eso se habían mantenido entretenidos mientras esperaban.

Otros habían calentado algunas latas de comida, por que no se puede combatir con el estómago vacío, y un pequeño grupo discutía acaloradamente sobre la situación. Cuando llegaron, se quedaron callados, mirándoles. Parecía que su presencia disipaba algunas dudas. Que no escurrían el bulto, y se largaban dejándoles con aquel marrón. Y eso les hacía sumar muchos puntos.

-Vecina...

Se acercó y le dió un abrazo, franco y sincero. Sabía que iba a venir, la conocía bien. Ella se había convertido en una "paleta" de corazón, capaz de defender fieramente su terruño. Quizá era culpa suya lo que había pasado, y nadie iba a negarlo, pero también era cierto que el pueblo había decidido hacía muchos años seguirle el juego con el tema de los chinos, que no eran bienvenidos en el pueblo. Sabían que aquello podía estallarles en la cara, pero ahora mismo comprendían el alcance de "hasta dónde".

-Deja, te ayudo con los cacharros -dijo, cogiendo su bolsa- Ya estamos todos los del pueblo, me temo. A falta que lleguen los de la milicia de Grapeseed.

Les vió entrar. En realidad creía que no vendrían, pero la vida te da sorpresas. Y si ellos estaban allí, todo aquel plan donde habían sonado los nombres de sicarios rusos, milicianos de un pueblo vecino y agentes federales dispuestos a hacer la vista gorda adquiría más sentido. De hecho, un hombre como él, dispuesto a creer en todo tipo de conspiraciones, algunas de las cuales había vivido en sus carnes en agujeros infectos y misiones secretas para las barras y estrellas, era fácil de convencer en aquel sentido.

Habían tenido sus diferencias en su día. La había llamado de todo. Pero ella usó su mejor baza: el dinero. Y él se tuvo que callar, tuvo que aceptar que ella quería el bien por el pueblo. Aunque no le simpatizara su estilo de vida o su familia mestiza, la verdad es que en momentos como aquel poco importaba que uno fuera wasp o un espalda mojada. El pueblo estaba en peligro. SU pueblo. Y ellos eran los primeros que tenían que estar ahí para defenderlo. Tan simple como eso.

-Me alegro de que hayas venido -dijo, con una breve y sorprendente sonrisa- Había algunas dudas, pero espero que los que las tenían se metan la lengua en el culo.

Miró de pasada a algunos de los cazadores, que apartaron la mirada.

-Te has traído a los tuyos. No te preocupes, aquí estarán a salvo. Es el último lugar donde los buscarán, y hay comida y agua para un ejército. Estarán bien.

Estrechó la mano de Golan y la del hijo mayor, saludando con una breve sonrisa a Laila.

-Estábamos discutiendo el plan. Aunque el tema de los rehenes es peliagudo. Tendríamos que infiltrarnos, de alguna manera, y tratar de asegurarlos antes de comenzar la limpieza propiamente dicha. Ya ha muerto suficiente gente de la ciudad. De hecho, lo último que acabamos de escuchar es que si no estás allí en el plazo, matarán a diez personas cada diez minutos, hasta que te entregues.

Negó, hastiado.

-Esos putos comunistas. Sabía que un día... sabía que llegarían aquí. Por eso siempre he estado de acuerdo contigo en eso. Nada de putos cubanos, chinos, norcoreanos o gente así en éste pueblo. Esos rojos de mierda, que no tienen Dios... son capaces de todo.

Allí estaba con los supervivientes de la oficina del sheriff, Butch y Erica. Ellos dos habían salido a vigilar a los cazadores con un trabajador del servicio forestal, que ante la crisis se había dado el piro (por que vivía en otro pueblo). La chica estaba llevando a su madre al centro de salud para la diálisis, por lo que no la había pillado el toro.

Les conocía bien, aunque no tan bien como quisieran. La mayoría gente del pueblo, o que llevaba bastantes años en él, los suficientes para haberse aclimatado. Quizá no eran tan entusiastas como los de la asociación de caza, pero sentían que estaban en el punto de mira. Los del sheriff parecían objetivo prioritario, fueran o no amigos personales de Queen, y de todos modos su deber era ser la primera línea de defensa del pueblo.

-Espero que sea cierto lo de esa ayuda, por que la vamos a necesitar. Hay gente encerrada en sus casas, y han entrado en algunas los chinos para tomar rehenes. Se habla de violaciones y alguna ejecución sin motivo alguno, simplemente por resistirse, como la primera casa donde entraron para ocupar la azotea, o Harmond, el de la gasolinera, que según dicen se cargó a uno e hirió a otro antes de que la abatieran.

Parpadeó. Tenía un chaleco antibalas puesto y una carabina M4 apoyada en la pared detrás de él, con unas cinchas llenas de cargadores.

-Los rehenes los están llevando todos al Hen, que lo están usando como base de operaciones o algo así. Es ahí donde los ejecutan. También dicen que han colgado hace un momento el cadáver de Otis de la fachada del ayuntamiento, y que tienen al alcalde. Se ve que el hecho de que mataran a su tío no le ha tocado la moral, o le ha hecho sacar los cojones a nuestro electo, si no al revés. Está pidiendo a la gente que no se les ocurra sacar un arma y enfrentarse a los chinos, que colaboren. De hecho, hay varios vecinos que... están buscándonos. A nosotros y a tus conocidos, para entregarlos. Hablaban de subir a tu casa y pedir que te entregaras, exigirlo. Avery está comenzando a decir que tienes la culpa de todo ésto, y que no debe morir nadie más que tú. Que nos has metido en éste lío por tus negocios turbios y tus guerras de bandas en San Fierro. En fin... nada bonito, me temo. De momento, solo es un pequeño grupo el que está de su parte, pero el resto se mantiene callado. Tienen miedo, y no les culpo.

Cuando su hijo dijo aquello, se quitó el sombrero y lo agitó con mucha mala leche.

-Mira, hijo, eso ya lo sabemos. Ésto no va de culpas, por que todos tenemos esqueletos en el armario. Antes de Queen, hacíamos nuestros chanchullos también, con el antiguo alcalde, nos aseguramos un porvenir. Eres joven y no te acuerdas, pero hicimos una gran huelga cuando querían cerrar la fábrica del Cluckin' Bell y llevársela al sudeste asiático. Y nos manifestamos, con dos cojones. Hicimos lo que fue necesario para salvar el pueblo y sus negocios. Y ahora, es exactamente lo mismo. Nosotros no les hemos atacado, nos han atacado ellos a nosotros. Por que son unos putos cobardes. Si no lo fueran, habrían ido a la colina a atacar a Queen directamente, y no han hecho eso. Han decidido matar a gente inocente para que nosotros la entreguemos a ella.

En otro tiempo hubiera dicho "que le den por culo" y la hubiera encañonado con arma, llevándola a rastras ante el chino para hacer un trato. Pero a diferencia de los políticos y los charlatanes, él sabía reconocer el valor y el compromiso demostrado, año tras año, con aquella comunidad. Como buena rica, podría haber pasado de ellos o darles las migajas. Pero siempre estaba haciendo cosas por el pueblo, incluyendo aquella nueva fábrica y otros negocios que habían sacado a la gente del paro. Negocios que no controlaba, que luego vendía para que fueran ellos los que sacaran el mayor provecho.

Y eso tocaba su arrugado corazón en la fibra patriótica.

-No vamos a entregarles una puta mierda. Un par de tiros en la cabeza, si me apuras. ¿Os creéis que esa gente hace concesiones o se deja cabos sueltos? Yo se quien es ese hijo de la gran puta. No es la primera vez que nos enfrentamos, él y yo. Cuando estaba en los SEAL, hice una misión en Irak, para sacar a unos objetivos de Kirkuk. Ese cabrón mató a dos de mis hombres. No los mató simplemente a tiros, no. Uno quedó herido, y lo llevaron a la plaza del pueblo. Obligó a la gente a ver como lo despellajaban vivo y le rociaban con gasolina para después quemarlo. El carcinero de Kirkuk, le llamaban a ese cabrón chino. El genocidio es su puta especialidad.

-Ya estamos con las historietas de guerra, ¿Jed? -preguntó uno de los parroquianos.

-Es la puta verdad, ésta vez. Esa gente nunca deja testigos. Os digo que ya han decidido de antemano que hacer con el pueblo, y no se conformarán con los Choi. Quieren que la gente sepa que les pasa a los amigos de sus enemigos, para meternos el miedo en el cuerpo. Aunque se entregaran, te aseguro que se entregarían a una matanza salvaje, quemarían el pueblo antes de marcharse. Ese es el estilo de ese hijo de puta, el teniente-coronel Jia Li del puto ejército popular y comunista de China.

Asintió, despacio. No se creía del todo la historia pero era una posibilidad. Entretanto, más gente podía morir. Gente inocente. Los federales no habían llegado todavía, y posiblemente no lo hicieran. Posiblemente se limitaran a montar un perímetro e impedir a los malos escapar. Pero los malos podían irse por el lago, o montarse en aviones, helicópteros o lo que fuera. No eran lerdos. Pagar impuestos para aquello...

-Bueno, digamos que tienes razón. ¿Cómo vamos a hacerlo? Me refiero, a como vamos a echar a esos hijos de perra del pueblo antes de que lleguen los tipos de uniforme, que imagino que se presentarán cuando todo esté hecho.

Se adelantó unos pasos, por que no había abierto la boca desde que había entrado. Miró el mapa y consideró sus opciones.

-Los francotiradores son la primera prioridad. Hay que eliminarnos. Luego nos infiltramos, un grupo pequeño, compacto, con entrenamiento militar. Mis chicos se pueden encargar. Ponemos a salvo a los rehenes, mientras el grueso de vosotros y los milicianos, atacan el pueblo desde varias direcciones, limpiándolo calle por calle y casa por casa, convergiendo todos hasta Paleto Avenue, el centro. Impidiéndoles escapar. Seguramente, habrán pensado un sistema alternativo de huída, imagino que por aire o en el lago. Habrá que encargarse de eso también, tener los flancos cubiertos. Esos hijos de perra no van a irse de rositas, se lo aseguro. Mataremos hasta el último de ellos.

Miró al viejo Jed. Estaba hablando en su propio idioma.

-Eso les dará un mensaje a ellos. Que no deben tocarnos los cojones, o se expondrán a las consecuencias. La señora ha enviado gente de la mafia rusa y coreana con escolta federal a Monterrey, el feudo suburbano del jefe de esos cabrones. Ellos nos están golpeando, pero nosotros vamos a contraatacar al mismo tiempo que los expulsamos del pueblo. Descabezaremos al dragón.

Miró a Cletus.

-Ésto es muy importante. Dile a la gente del pueblo que lo graben todo con cámaras y los móviles. A los chinos, las ejecuciones, todo eso. Haremos criba para presentar nuestra versión de la historia, y lo haremos viral en internet. Es la única forma que tenemos de cubrirnos las espaldas y que los federales no aprovechen para cerrarnos el chiringuito: tener a la opinión publica de nuestro lado. Si provocamos esa reacción, la poli actuará, comenzará a acorrarlar a las Tríadas en todo el estado, quizá en gran parte del país. Eso pondrá a ese cabrón contra la espada y la pared.