Partida Rol por web

Finalmente, tras un buen rato de investigación, Kellemport y Her Kapitän bajan las escaleras hasta la planta baja, donde el padre Garibay y Sally esperan pacientemente, prácticamente igual que como estaban cuando Kellemport subió de nuevo al piso de arriba, tras su pequeña caída.

-¿Todo bien por aquí?- pregunto- Nosotros hemos encontrado un flautín y lo que parrese ser el diarío de la Señora Croswell. Hay muy pocas páginas legibles, pero las que hay contienen información bastante intrigante. Muéstreselo, Herr Kellemport.

Eché un vistazo a nuestros compañeros y al señor Crosswel... Dicho esto saqué primero el flautín de uno de los bolsillos de mi gabardina y se lo mostré al padre y a la señora Terman... Mientras lo examinaban saqué de otro de los bolsillos el pequeño diario y se lo dejé para que lo leyeran:

¿De dónde ha sacado esto, John? Pregunto mientras mis ojos viajan por las letras manuscritas del diario. 

- Estaba arriba, en la habitación con una cama de matrimonio... pertenecía con seguridad a la madre del señor Crosswell... la que supuestamente falleció con el ataque del perro. - respondí a la señora Terman. - Aquí hay demasiados interrogantes del pasado, demasiadas cosas que se nos juntan... hay que sumar todas las piezas, encajarlas y resolver este puzzle antes de que sea tarde. -

- Efectivamente... - comentó el padre Kintana pensativo, tras haber leido el manuscrito. Aún hay demasiadas piezas que no encajan, y me temo que la clave de todo el asunto se esconde en el sótano.

Después, girandose hacia el Kapitan le preguntó por el mapa que estaba dibujando.

- ¿queda alguna habitación más por investigar, a parte del sotano?

-Pues no, salvo que haya algún tipo de buhardilla cuyo acseso no hayamos encontrado -respondo-. Éste es el plano del primer piso -digo mostrándoles a mis compañeros el esbozo que he hecho en mi cuaderno.

-Y éste el del segundo:

-Ambos encajan a la perfecsión, como pueden ver. No parrese haber habitasiones ocultas ni paredes falsas.

Suspiro.

-Parrese que no hay más remedio que volver a bajar a ese sótano, salvo que queramos investigar primero lo de los anillos.

- Para investigar lo de los anillos habría que volver al pueblo. - dije mientras apoyaba la mano en mi barbilla de forma pensativa...

- Vayamos a revisar ese maldito sótano y busquemos bien a ver qué encontramos. - dije mientras me encaminaba de nuevo hacia la cocina... - Ya preguntaremos al señor Crosswell cuando despierte. Tiene mucho que contarnos. -

Kellemport parecía de mal humor, en lugar del jovial y pragmático detective que había venido siendo hasta el momento... los recuerdos del sótano no se habían ido de su memoria y algo en su interior le advertía contra volver a aquel lugar.

-Sí, supongo que lo más práctico es que bajemos ahora -digo con resignación.

-¿Cómo está Herr Croswell? ¿Muestra algún signo de mejoría?

- No se ha movido en todo este tiempo. - respondió el reverendo. - Parece haber entrado en una especie de letargo post traumático. Una especie de Catarsis regresiva, Lamentablemente, mis conocimientos en psicología no son suficientes para hacer un diagnóstico médico. - Luego, mirando hacia la trampilla que conducía al sotano añadió. - O si me lo permiten, tal vez se trate de algún tipo de brujería. No hace falta ser un experto para darse cuenta de que en esta casa han sucedido y suceden cosas... extrañas. 

Dicho lo cual, el reverendo volvió a tomar el pulso de Peter. - Sigue estable. En mi opinión deberíamos de acostar al joven Peter en el dormitorio. Y en vista de que no podemos llegar al pueblo en mitad de esta ventisca de nieve, ni llamar por teléfono porque no hay linea para ello, creo que deberíamos investigar el sotano ahora mismo. Sin tiempo que perder y llegar al fondo de este asunto.

-Bien, en ese caso, vamos abajo -digo con convicción-. Agarren bien sus linternas y asegúrense de llevar sus armas, si las tienen. Y, Vater, si conose alguna orasión que pueda servirnos de guía o de protecsión, le agradesería que la resitara.

Guardo mi cuaderno y mi lapiz en mi bolsa, cojo mi reflector, y palpo mi chaqueta para cerciorarme de que mi Luger sigue en su sitio. Hecho esto, me dirijo hacia la cocina.

- Mi única arma es mi fe en el señor Jesucristo. - dijo el padre Kintana mientras besaba su enorme crucifijo de oro y se lo colgaba al cuello. Luego, extrajo una daga india de su maletín y la escamoteó bajo la sotana. - Esto por si falla la diplomacia. - dijo guiñando un ojo a los presentes.  A parte de eso, extrajo un frasquito con agua bendita de su maletín para tenerlo preparado por si acaso en el bolsillo de la sotana.

- Estoy listo caballeros y señorita. - Luego, armandose de valor añadió. - No se preocupen por el joven Peter, estará en buenas manos aquí arriba conmigo. Les deseo suerte allí abajo. 

Finalmente, os dividís, tal y como ocurrió anteriormente. El padre decide quedarse vigilando al señor Crosswell, mientras que el Kapitän y el señor Kellemport se encaminan hacia abajo. Sally parece quedarse ensimismada pensando en la historia del diario, por lo que se queda en la habitación, acompañando al padre Kintana.

La trampilla del salón, sigue tal y como la dejasteis. La levantáis entre los dos sin mucha dificultad, dejando ver los precarios escalones que dan hacia abajo, camináis con cuidado, bajando lentamente. Os notáis cansados, es verdaderamente tarde, aunque un nerviosismo extraño os mantiene en tensión. Estáis algo asustados.

Seguís descendiendo, y aparte del inmenso polvo que marca vuestras huellas al pasar, no encontráis en las escaleras nada preocupante. Al contrario, estas parecen aguantar vuestro peso sin demasiadas dificultades. La luz de vuestros candelabros parece iluminar la estancia, algo que no parecía ocurrir anteriormente, y la luz os tranquiliza, haciendo que os sintáis seguros.

Os encontráis en una habitación bastante amplia, sobre un suelo de piedra color gris, que parece tener algunas marcas y rayones, quizá por el uso, o quizá echos  a propósito, la paranoia parece afectaros y no tenéis claro de que se tratan esos supuestos signos.

Os embriaga un olor algo otoñal, mientras oís el sonido de la arenilla en vuestros zapatos al caminar. Las paredes se alzan mostrando una altura considerable, y ante todo, parecen completamente mojadas, con una gran cantidad de algas en las esquinas y en el techo.

El mobiliario es escaso, habiendo solo una estantería casi destruida, y un escritorio con varios libros empapados. En cambio varios trastos se encuentran junto a ambos muebles, y hay algunas cajas desperdigadas por la habitación, empapadas y destruidas por el tiempo. En el suelo hay algunos juguetes, y algo de ropa, que parece haberse caído de las cajas.

-¿Ahorra no pasa nada? -digo sorprendido- Recuérdeme que la próxima ves que vayamos a bajar aquí, le dé un buen puñetaso antes a Herr Croswell.

Miro a mi alrededor, algo sobrecogido.

-Algas... así que lo del agua marina no era ninguna ilusión. ¿A qué distansia cree que estaremos de la costa?

Me dirijo al escritorio e inspecciono los libros mojados, con cuidado de no romperlos.

Me acerqué primero a examinar las cajas desperdigadas por la habitación y luego acompañé a Herr Käpitan a revisar los libros del escritorio... No parecía haber mucha cosa de interés en ese sótano pero nunca se sabe:

- Estoy de acuerdo Herr... por mi parte puede darle ese puñetazo a Crosswell... pero espero que primero se recupere de lo que sea que le haya afectado. - examiné con curiosidad las algas de las esquinas... - Es realmente extraño, estamos lejos de cualquier tipo de costa. -

John observa entre las cajas del sótano, la mayoría mojadas y destruidas, y encuentra en una algo que le llama la atención, casi lo único salvable en aquel lugar, otra flauta de madera, idéntica a la del piso de arriba. Luego se dirige hacia la estantería donde de entre los libros mojados, Hër Kapitän ha rescatado una hoja que permanecía intactacta, y la tiene sobre sus manos con cuidado, viéndola a la luz.

La noche es cerrada, y pese al nerviosismo de aquel lugar, la falta de acción y las altas horas de la noche, empiezan a pasaros a factura. Estáis cansados, y vuestros ojos parecen cerrarse pidiendo unas horas de sueño. Cuando casi alcanzáis el sueño, un fuerte ruido os sobresalta, seguido de una gran visa fría que parece helaros hasta los huesos. No identificáis que es, pero viene del pasillo.

-¿Qué diantres...? -me sorprendo- Parrese cosa de brujerría, o de alguna secta exótica -añado mostrándole la hoja al detective.

- Herr... ¿cree que esta flauta es con la que el joven Crosswell tocaba junto a su padre? Al menos según el diario de la madre es lo que parece... ¿por qué tendrían dos flautas idénticas? Este caso se hace más raro por momentos. -

Luego observé la hoja que sostenía en sus manos... - ¿Qué demonios son esos dibujos? Nunca en mi vida había visto nada igual... Quizá si se lo mostramos al Padre o a Sally puedan decirnos algo... El padre Quintana parece más versado en estos... temas. -

Dicho esto me fijé en el suelo... al entrar me había percatado de que había rayones y sígnos... quería ver si se parecían en algo a los el dibujo...