Apoyé mi espalda en la pared mientras resoplaba por el esfuerzo: - Sí que era pesado. Buen trabajo, Kapitän. -
Me quedé mirando con curiosidad la trampilla con el candado, aunque me tomé mi tiempo para recobrar el aliento.
Quizá alguno de mis compañeros tenía alguna idea acerca de qué podía ser eso. O quizá deberíamos preguntar al señor Crosswell.
Me doblo sobre mí mismo y apoyo las manos en las rodillas, tratando de recobrar el aliento.
-Grasias, Herr Kellemport -digo entre jadeos-, usted tampoco lo ha hecho mal.
Estiro las mangas de mi camisa y me seco el sudor de la frente con una de ellas.
-Parrese que ha habido premio. ¿Consultamos a Herr Croswell antes de intentar abrirla?
Vamos a bajar... ¿sin más? Murmuro. Quizá deberíamos avisar, por si no podemos salir luego o... Bueno, lo que sea. Añado, sin apartar los ojos de la trampilla.
- Una trampilla secreta...
- Capitan, tenga su chaqueta. No vaya a quedarse frío después de tanto esfuerzo. - dice el reverendo entregando al capitan su abrigo. - Caray, la señora Terman tiene razón, quizas sea conveniente avisar al señor Crosswell de nuestro allazgo, si es que tienen ustedes idea de entrar ahí dentro.
- Voy a avisar al señor Crosswell. No creo que tenga llaves de ese candado así que tendremos que pedirle un hacha o algo parecido para forzarlo. - comenté.
Acto seguido me dirigí al salón donde estaba nuestro anfitrión para pedirle que me acompañara a ver nuestro hallazgo.
(lo digo por agilizar jeje, cualquiera podéis venir conmigo o esperar aquí a que volvamos XD)
-Grasias, Vater -respondió el capitán tomando su chaqueta y poniéndosela.
Volvió a guardar su vieja Luger en el bolsillo interior de la prenda.
-Le esperramos aquí, Herr Kellemport.
Cuando regresas al salón y le cuestas al señor Crosswell vuestro hallagzo su mirada resulta completamente impresionada, y miré incrédulo durante unos instantes. Obviamente no dispone de llave, pero coge un hacha de cortar leña y te acompaña a la cocina, completamente desconcertado.
(esta escrito para agilizar si quieres poner otra cosa avisame)
Regresé a la cocina acompañado del señor Crosswell y con un hacha en la mano. - Hola chicos, el señor Crosswell desconocía la existencia de esa trampilla, y obviamente no hay llave. -
- Bien Herr - dije mirando al Kapitän. - Ya que usted hizo un mayor esfuerzo antes... ¿quiere hacer los honeres? - pregunté mientras le ofrecía el hacha.
Crosswell miró la trampilla completamente desconcertado.
- ¿Cómo lo han descubierto? Esta es mi casa... y... no tenía ni idea. - Dice Peter desconcertado. - Deben ser ustedes realmente buenos. - Dice en apenas un murmuro, pensando en si tendrá algo que ver con los ruidos.
-Natürlich, Herr Kellemport -digo tomando el hacha con una sonrisa.
¿Qué tiro? ¿Fuerza? ¿Habilidad con el hacha?
Es un candado y tu tienes un hacha... no creo que tengas que tirar nada... tampoco es alta seguridad, le das un par de golpes y el candado se rompe.
Levanto el hacha por encima de mi cabeza y la descargo con ganas contra el candado. Resiste el primer golpe, pero el segundo lo destroza.
-Prroblema resuelto -digo con una amplia sonrisa.
- Bien. Ahora tengan cuidado. - comencé. Hice un gesto con la cabeza al Kapitän para que levantara con cuidado la trampilla. Mientras yo apuntaba con mi revólver en la diestra, y una linterna en la mano izquierda.
Tenía curiosidad por ver qué había abajo, aunque seguramente habría ratas, o algún tipo de pequeño mamífero... que sería el que hacía los ruidos que asustaban a nuestro anfitrión.
Me agacho junto a la trampilla, saco mi pistola y levanto la portezuela lentamente con la mano izquierda, haciéndome a un lado para que Kellemport pueda ver el interior.
Observo con interés como se abre la trampilla. Es algo casi hipnotizante, igual que cuando descubrían mis héroes favoritos la tumba de un faraón.
¿Ven algo?
El padre Kintana se rasca la perilla pulcramente afeitada mientras observa a los machos cabríos haciendo fuerzas. - Es necesario entrar ahí? La trampilla parece bastante angosta.
Después, cuando observa la determinación de sus compañeros y el hecho de que el joven Crosswell desconocía la existencia de dicha trampilla añade resignado: - En fin... los caminos del señor son inexcrutables, si queremos resolver los enigmas de esta casa, que seguro los habrá visto lo visto, supongo que debemos... bueno... entrar ahí.
Kintana se arremangó lo mejor que pudo y se aseguró un punto de iluminación portatil, para después comprobar que en su maletín estaba todo en orden.
Cuando abrís la trampilla, todos notáis un ligero cosquilleo en vuestra piel, quizá a causa del nerviosismo o de aquel tenebroso lugar. Kellemport y el kapitän son los primeros en intentar vislumbrar que hay abajo, pero una espesa oscuridad impide ver ninguna cualquier cosa allí dentro, parece que si queréis ver algo más tendréis que introducir dentro alguna linterna o algo parecido.
Peter que parece claramente nervioso o asustado por aquel descubrimiento, coge una linterna, ansioso por saber que hay abajo, y os la ofrece, mientras parece intentar ver a través de esa permanente oscuridad.
(Kellemport ya estaba enfocando la trampilla con su linterna.)
Lo sé, y aún así, no véis nada, por eso os he puesto que parece que si queréis ver algo tendréis que introducir alguna linterna o algo así. Parece que desde fuera no conseguís alumbrar lo suficiente como para ver algo.