Partida Rol por web

Dave estaba a punto de empezar a buscar la manera de cambiar las baterías de los robots o recargar las existentes cuando escuchó la llamada de Edariel.

-Edariel, estoy en la sala de los robots guardianes -y agregó lo que había averiguado de ellos y del generador principal- iba a ponerme con ellos pero necesitaría alguna batería de recambio o una fuente de alimentación. Supongo que en las cajas que subieron al hangar habrá alguna, nos encontramos allí y me explicas que te preocupa?- comunicó el androide.

Stuart había quedado abstraído por varios momentos tocando la pared, absorto en recuerdos y en esa sensación en especifico que ahora sentía con más fuerza al tocar aquella pared. Por la ubicación deducía que detrás de ella estaba el área de los hydrocultivos...
Fue entonces que cae en la cuenta de que sus compañeros le estaban hablando por la unidad Comm y se apresuró a responder, con cierta torpeza debido a que su mente se encontraba un tanto nublada o distraida.

— ¡Hola! ¿Hola? — Dice con nerviosismo en la voz, como si fuese un estudiante a quien el maestro acababa de pillar durmiendo en clase — Perdón, estaba... metido con algo. Chicos... creo que dijeron algo de encender unos droides de combate. Ehh... creo que deberíamos pensarlo un poco más, no? Somos completos extraños, no tenemos idea de las rutinas que tengan programadas esos trastos o si los 15 años en hibernación hayan podido afectar sus circuitos internos, aunque al juzgar por el estado de las computadores diría que es menos probable; pero ponganse en el lugar de ellos... perfectamente sus sensores podrían vernos como desconocidos, quizás tengan en su base de datos un perfil de cada miembro de la tripulación y nosotros no estamos en ella, como minimo podrían confundirnos con invasores o polizones... o incluso piratas. Antes de encenderlos deberíamos hacerles un puente con mi Unidad Multitarea Personalizada para asegurarnos de que no nos dispararán a nosotros. Y Gendo... Éstas en el Puente de Mando, no? ¿Con el regreso de la energía las computadores se encendieron? Podríamos empezar a buscar allí... — Entonces hace una pausa y continua usando ahora un tono de voz algo dubitativo — Yo podría ir a ayudar con las computadoras o los droides... pero tendrá que esperar un poco, estoy justo en medio de algo ahora mismo, volveré en un momento. Ah! Y Mori... hasta donde sé, hasta incluso ustedes los androides aunque no necesiten respirar si que necesitan ciertos suministros para seguir sobreviviendo así que ni siquiera ustedes podría sobrevivir en el vacío del espacio por mucho tiempo. Dentro de las infinitas probabilidades podría existir en teoría una forma de vida de algun tipo que pudiera vivir en el espacio, por más que sea el habiente más estéril y hostil que se pueda imaginar, pero no se me viene un ejemplo a la mente ahora mismo. Bueno, ahora los dejo un momento, necesito concentrarme... les avisaré de cualquier cosa.

Dicho esto, Stuart guarda de nuevo su Unidad Comm y se dispone a revisar lo que sea que se encuentre del otro lado de esa pared...
Hydrocultivos... Stuart no se explicaba que podría estar probocandole aquella sensación, despues de todo que él supiera no había mucho peso científico para cosas como "el sexto sentido" así que él se esforzaba en pensar en algo plausible que pudiera estar generandole esa sensación. Quizás era algun experimento secreto con flora alienigena conocida o no, quizás todo el ambiente de la nave estaba contaminado con algún tipo de esporas o algo así, ¿Podría ser ese el motivo de la huida de la tripulación?
Stuart entonces penetró en la habitación...

Entras en la estancia y la sensación interior aumenta. Notas como algo recorre tu ser, algo que se encuentra ahí y ahora. La sala de hydrocultivos, ahora iluminada, pare descubrir uno de los paisajes más bellos y escalofriantes que has visto. El frío del espacio ha congelado las plantas y cultivos a un momento previo, hace quince años, cuando la nave sufrió el desastre. La amplia variedad de especies, amarilas y verdes, verdes y azules, rojas, rosas, con brazos o zarcillos, pétalos, pelusa e incluso pelo, hacen que su armonía sea única. Pero esa armonía no hubiera podido hacerse sin una mano metódica detrás.

Te das cuenta como las plantas, colocadas en sus respectivas macetas, están alineadas en filas oblícuas perfectamente colocadas. Cada una de ellas tiene su irrigador, sonda de temperatura, sonda de humedad, nivel de CO2 e incluso un sistema de alimentación líquido, para usar los fertilizantes adecuados en esa planta o, de ser un experimento, los compuestos adecuados para suministrar al sujeto.

Además, la estancia está perfectamente bien uliminada, salvo una zona, al fondo, donde parece que ese lugar absorba la luz y una inquietud parece provenir de tu interior al verlo.
Te acercas sin apartar la mano de tu arma. Tu visión se agudiza y puedes ver que no hay amenaza, sino un espacio de trabajo. Tan solo una mesa de acero y una silla de despacho alcochada ocupan ese lugar, ahora menos oscuro.

Al acercarte descubres que hay un cuaderno encima de la mesa, donde están apuntados todos los registros de las plantas, humedad, temperatura, tipo de abono e, incluso, si había polinizado o no. Un trabajo exhaustivo y bien planetado digno de un verdadero científico. También descubres otro cuaderno, forrado en piel, más parecido a un diario que a un libro de registro. En su tapa unas letras doradas "Dra. L" indican la identidad incompleta, debido al uso, de su dueño. Alargas la mano para cogerlo cuando un dolor punzante te recorre la sien alojándose en tu cerebro. Notas como un golpeteo dentro, en el centro justo de tu cerebro que no para. Ves a tus padres hablándote. El agudo dolor te hace gritar. Ellos no parecen molestos, de hecho sonríen y en sus bocas se forman palabras de amor y felicidad. Durante segundos, minutos enteros notas como algo te revuelve, estruja, desgarra y golpea el cerebro hasta convertirse en una insufrible experiencia.

Pierdes el conocimiento.

....

Cuando te recuperas te das cuenta que estás en el suelo, tirado al lado de la mesa, con el cuaderno en la mano. Te preguntas porqué tu compañeros no te han venido a buscar. Sin duda han debido oír tus gritos durante al menos.. ¡SOLO HAN PASADO UNOS SEGUNDOS! te incorporas de inmediato. No sientes ningún tipo de dolor aparente. De echo algo a cambiado dentro de tí. Notas como si un muro se hubiera derribado dejando pasar la luz, la amlitud de un lugar desconocido y sin embargo familiar.
Miras el cuaderno y lo abres. Algo cae al suelo en cuento lo haces pero la dulce letra, escrita a mano, te llama la atención. Era una doctora y habla de su hijo, de lo mucho que lo hecha de menos y de lo mucho que les hubiera gustado tenerlo a su lado. De como era ridueño y vivaz, con un intelecto que superaba a los de su edad. Como era el orgullo de su padre y como tuvieron que dejarlo.... se te cae el cuaderno de las manos. ¿Qué era esto? ¿Acaso estabas soñando todavía? ¿Cómo era posible que hubieran dejado a aquél niño con una cuidadora como te pasó a ti? ¿Acaso la realidad se había mezclado en ese proceso de dolor previo de tu mente, asimilando tu historia como real? ¿O era el producto de tu deseo interno y desesperación encontrar un atisbo del afecto de tus padres?

El comunicador te sacó del estado de ensoñación cuando Edariel confirmó que te esperarían para poner en marcha los robots. Parece ser que ahora si era "el ahora" y el tiempo corría de manera normal.
Recojes el cuaderno destapando el trozo de papel que cayó cuando lo abriste. Es una foto. Allí, plasmados para la eternidad se encuentra una Ysoki muy guapa y de blanco pelaje, vestida con una bata blanca. De fondo se puede ver una ventana, como de un apartamento, bien iluminado, cálido y con plantas de colores. A su lado se encuentra un Ysoki macho, de pelaje marrón, ojos negros y cara afable que sujeta afectuosamente a un pequeño Ysoki de pelaje grisáceo y ojos negros en sus brazos. Un chispazo eléctrico recorre tus dedos y, por un momento, te pareció ver como los ojos rojos de aquella guapa Ysoki te miraban desde un lugar lejano.  

Al escuchar la respuesta de Dave, el elfo asintió y se dirigió raudo a la sala donde había visto los robots guardianes.
Cuando llegó, se dirigió al androide mientras le mostraba el medallón, hecho con mithril y en el que había grabado un dragón que se enroscaba alrededor de una rosa.
¿Podrías saber si este medallón contiene o no magia? preguntó directamente.

Entonces, por el comunicador Stuart les decía que podría ser peligroso activar a los robots guardianes sin saber realmente cuáles eran sus rutinas.
Es verdad. No creo que tengamos que precipitarnos activando a los droides que de momento están bien cómo están.
Esperemos a que venga Stuart por lo que pueda ser. dijo finalmente el elfo.

Inspeccionas la sala de vacío en donde encuentras un arnés de seguridad y un rollo de cinta plana de nylon, usada por los que se aventuran al espacio para efectuar reparaciones. Es fuerte y tiene dos mosquetones a cada extremo. El rollo debe tener al menos 100 metros. En un extremo de las compuertas al exterior pueden verse barras de seguridad ancladas a la pared y rodillos con más cinta de nylon, donde se anclaban los operarios y eran traídos de vuelta si les pasaba algo. Solo ves un problema. Las escotillas están cerradas y no hay suministro eléctrico, por lo que te toca anrirlas manualmente. 

Giras la palanca de emergencia para abrir la escotilla al exterior. Un pequeño pasillo, de apenas dos metros, comunica con otra escotilla. Anclas un extremo de la cinta a tu arnés y el otro a una de las barras laterales de la pared. Giras la segunda palanca y el vacío se abre ante tí. Los puntos lejanos que son las estrellas te dan la bienvenida mientras te deslizas por el casco de la nave hasta situarte encima de ella, donde emprendes una vigilancia sobre la nave.   

El sistema de monitorización de los robots os muestra que están poniendo un sistema de campo de fuerza, alimentado por el sistema auxiliar, en las compuertas por donde en trásteis con la nave para contener el vacío de fuera. De esa manera el sistema de soporte vital comenzará a funcionar y podréis comenzar a respirar oxígeno...en un día más o menos.

Las computadoras no son lo mío realmente. No es que tenga muchos problemas con ellas, es solo que jamás he tenido oportunidad de aprender más que lo básico. La mecánica se me da bien, el pilotaje también pero soy un fucking noob con la informática.

"Nivel usuario como diría un experto."

Pero eso no me detiene. Contesto a Stuart cuando me habla:

 - "Sí, las computadoras de la sala de control se encendieron. Buscaré aquí a ver qué encuentro."

Mis dedos teclean muy lentamente, buscando las opciones que el menú raíz me ofrece. Me desplazo por las opciones mientras accedo a lo que creo me enviará a la información que busco. No sé si estoy haciendo lo correcto pero parece algo mucho más intuitivo de lo que esperaba.

Dave se quedó mirando el colgante unos instantes mientras asentía con la cabeza.

-Déjame ver... - dijo mientras se disponía a examinarlo minuciosamente y luego se concentraba en detectar algún rastro mágico que viniera del colgante.

Ni bien puso un pie en el interior Stuart ya se llevó una notoria impresión, realmente no esperaba que hubiera tan amplia colección de especímenes tan diversos y exóticos... a muchos era la primera vez que Stuart los veía por más estudios en biología que tuviese, aunque él se había enfocado más a organismos de carne y hueso. Pero había una que incluso parecía poseer pelaje, en ese momento se prometió regresar allí luego y tratar de encontrar todo el tiempo que pudiese para analizar en profundidad y ver si era posible rescatar algo de material genetico que se hubiera podido conservar ya que era de suponerse que mucho de lo que allí estaba, sino todo, era extremadamente raro y sería terrible que se hubiera perdido. Era evidente que todos los especimenes habían muerto, aunque no descartaba la posibilidad de que alguno fuese capaz de sumirse en un estado de hibernación profunda... pero si resultaba ser que no, como era más probable, quizás la esterilidad del espacio sumado al frío hubieran podido funcionar como una conservación similar a la empleada en laboratorios con el nitrógeno liquido, siendo entonces posible rescatar al menos grupos de células.

Entonces Stuart cae en la cuenta que hacia el fondo hay un sector, en una zona menos iluminada, que recién hasta ahora atendía. Instintivamente llevó su mano hacia una de sus pistolas y comenzó a avanzar lentamente hacia allí, debido a una especie de "mala espina" que le infundía aquel sector. 
El contraste de las zonas bien iluminadas con aquel sector en penumbras va disminuyendo a medida que Stuart se aproxima y entonces las siluetas se definen tomando la apariencia de un escritorio de trabajo. Sobre el mismo se encontraba un libro que oficiaba como registro.

— Que analógico... — Murmuró para si mismo Stuart por lo bajo con tono de burla, aunque enseguida pensó que aun en aquellos días con el cada vez mayor y más variada gama de nuevas tecnologías resultaba aun muy beneficioso usar el "primitivo" método de escribir manchando hojas con grafito ya que entre otras cosas no dependías de fuentes de energía y al ser un sistema tan simple no presentaba la probabilidad de surgimiento de fallos técnicos. Al parecer la persona a cargo de aquello era o sumamente responsable o simplemente anticuado. 
Stuart lo abrió comprobando que se trataba de un registro muy minucioso pero solo lo ojeó rápidamente, procurando llevarlo consigo para leerlo cuando pudiera relajarse; pero dirigiendo la mirada un tanto más allá divisó otro libro de aspecto más elegante pero informal. Cerró el registro y lo colocó entre sus cosas, aunque era algo de un tamaño un tanto mayor a lo que normalmente llevaba en sus bolsillos, y enseguida se dispuso a tomar el otro...

— ¡Aaaaaaaaaagh...! — Exclama de pronto Stuart, dominado por el dolor de una fuerte migraña que lo había asaltado que sintió como recorrió su cerebro como si fuera una especie de fisura o grieta que se abrió paso empezando en su sien, pasando por el centro mismo y acabando en la parte posterior. En medio de aquello, una especie de imagen fugaz, o mejor dicho recuerdo fugaz, sale de la nada... o de alguna parte de su cerebro, y le muestra a dos Ysoki. Era muy extraño, al principio Stuart no sabe quienes son, no recordaba haberlos visto nunca, pero enseguida surge la impresión de que son una pareja... y justo despues de eso le sigue la familiaridad, la certeza de que son muy viejos conocidos, y finalmente, quizás por suposición debido a que la perspectiva de aquella imagen mental estaba con su punto de vista en un lugar mucho más cercano al suelo con respecto a aquellos dos Ysoki, la corazonada, casi certeza, de que se tratan de sus padres.
La imagen comienza a moverse poco a poco... — ¡... Ghaaaaaaa! — Grita de nuevo por el dolor. Esos dos le estaban hablando, aunque no podía escuchar, se ven alegres.

Stuart abre los ojos, dándose cuenta de que se había desmayado, quizás como respuesta involuntaria de su cerebro ante tanto dolor. Enseguida trata de revisar el tiempo y el nivel de oxigeno creyendo que habían pasado varios minutos o incluso horas pero increhíblemente tan solo pasaron unos cuantos segundos.
Aquel dolor parecía haber remitido... pero parecían permanecer rastros, una especie de sensación extraña aunque no incomoda realmente sino más bien similar a la extrañeza que deja un deja vu...
Con considerable resquemor Stuart vuelve a intentar tomar el libro aunque esta vez no ocurre nada. Tenía unas letras gravadas: "Dra. L". Al abrirlo algo delgado cae justo debajo del escritorio, por lo cual Stuart deja a un lado eso y se pone a leer.

Las memorias de aquella Doctora que parecía haber tenido que dejar a su familia le resultan extremadamente familiares, quizás porque ya desde antes de leerlo sospechaba ya la conclusión que cada vez tomaba más y más fuerza como si de una avalancha se tratara. Enseguida Stuart se agachó para buscar el papel que se cayó viendo que se trataba de una imagen impresa... y todo parecía encajar como un rompecabezas.
Stuart estaba estupefacto, en algun momento intentó un vago esfuerzo por decirse a si mismo que no asuma cosas que podrían tratarse de una sugestión... pero esa voz racionalizadora fue aplastada por el peso de la certidumbre, y sus ojos se llenaron de lagrimas. Stuart cerró el diario y lo apretó con fuerza contra si, al tiempo que comenzó a llorar como no hacía desde sus primeros años en el orfanato.

— ¡Aaaaaaaaaagh...! — Exclama de pronto Stuart — ¡... Ghaaaaaaa! — Fueron dos gritos realmente fuertes... y después... nada.

Luego de un silencio, se empezó a escuchar un llanto.

Gendo tecleaba el teclado holográfico de una de las consolas de control ayudado de su intuición. No sabía muy bien lo que hacía pero cuando pulsó enter, el letrero rojo desapareció, las puertas se cerraron y una iluminación más brillante inundó la Belussian. El protocolo de evacuación había terminado y al parecer todo en la nave volvía a la normalidad...dentro de los daños aceptables.

El ordenador comenzó en tonces un protocolo de escaneo, marcando las secciones dañadas o que no obtenian respuesta, monitorizando el estado de la nave. También indicó que la puerta de acceso exterior número dos había sido abierta manualmente.

Al parecer todos los sistemas de soporte vital estaban funcionando y a pleno rendimiento. Poco a poco la gravedad volvió al puente de mando.

Gendo posó sus pies en el suelo comprobando, sin soltarse de la mesa, que podía saltar y caer de nuevo al suelo.

El medallón es del inconfundible mithril, escaso en el sistema excepto en el desaparecido planeta Golarion. Es un medallón singular y su fino trabajo es sin duda obra del pueblo élfico. 

Tus habilidades te indican que tiene propiedades protectoras y, cuando lanzas el detectar magia, una leve aura aparece entorno a él. Sin duda el medallón es mágico, con cualidades protectoras, fabricado por el pueblo élfico y muy antiguo.

Dave escuchó los gritos de Stuart y un llanto a posterior.

-¡Stuart! ¡Stuart! ¿Va todo bien? - dijo el androide encaminándose hacia la última posición conocida del roedor - ¡Vamos Edariel, parece que le ha pasado algo! Te contaré lo poco que he averiguado de camino... - dijo mientras se desplazaba por el aire-.

Dave examinó el medallón y pareció descubrir algo. De hecho le pareció como si brillara cuando el androide lanzó sobre él uno de sus conjuros.
Pero todo se precipitó cuando la voz de Stuart a través del comunicador pedía auxilio.
Edariel asintió cuando Dave propuso ir enseguida, comenzando a correr hasta el último lugar donde el Ysoki había estado.

Todavía con el ordenador de la nave, comienzas a cerrar ventanas del protocolo automático de autodiagnóstico de la nave. Accedes al sistema de archivos y pulsas en la lista de personal de la Belussian.
Vas pasando la pantalla hasta que te detienes en un nombre, Koyima Ryo.

Accedes a su ficha completamente expectante mientras devoras la información que contiene. Originario de la estación Absalom era un ingeniero especializado en materia del plano de Deriva.
Edad: 28 años
Estado civil: casado
Pareja actual: Hitomi Koyima
Hijos: Gendo Koyima
Período de contratación: 4 años y tres meses
Proyectos: Estudio de la materia del plano de Deriva. Proyecto Luz (clasificado)

A parte de algúna cosa más sin importancia, eso es todo lo que consigues saber acerca de... ese hombre, ya que no sabes si aceptar o no, los hechos que se te presentan.