Partida Rol por web

Conforme se acercan al lugar, pueden notar que de día el lugar es bastante más activo que de noche, ven niños en la calle jugando al fútbol, algunos residentes los observan con cierta curiosidad.

Un par de elfos los miran con mayor atención que los demás al tiempo que empiezan a conversar entre ellos en voz muy baja.

La ciudad, aunque más activa que la noche anterior, no mostraba ninguna particularidad. A excepción, tal vez, de las altas temperaturas. Hacía más calor del que me gustaba. Hecho por el que tenía la frente y el cuello ligeramente perlados con sudor.

Aún no había activado ese dispositivo que nos había entregado Saxelion. Y había hecho bien. Un pelotazo imprevisto habría generado muchos problemas. Especialmente si tenía en cuenta a esos dos elfos tan curiosos y chismosos. No me sorprendería que fuesen informantes del objetivo. No esperaba ser capaz de oír mucho debido a la distancia, pero aun así agucé el oído.

Y así, continué andando hacia la tienda. Eso si, antes de entrar, buscaría un lugar discreto en el que activar el dispositivo de camuflaje

Logras escuchar algo de lo que los elfos comentan al tiempo que pasan a tu lado y se dirigen hacia el objetivo.

- Recuerdas..... seña.... sin... venta.

- Acaso..... idiota... calla.... calle.

Ambos elfos parecen llevar prisa y están en extremo nerviosos, pues parecen estar bastante interesados en pasar inadvertidos, lo que los hace destacar aún más entre los transeúntes habituales de la calle.

Lo primero que ven mis ojos es un baño, no es un lugar en el que suela dormir y me cuesta explicar cómo es que llegué allí. La confusión me acompaña pero al intentar moverme noto el tironeo de las ataduras en las muñecas que me indica sin lugar a dudas que he cometido un error. Lo último que recuerdo con claridad es que estaba bebiendo algo que Brandon nos había invitado, no debí haber probado un sorbo siquiera. 

El engaño es una virtud muy denostada en la iglesia y subvaluada en la sociedad, yo supe apreciarla desde que tengo memoria, es eficaz, es pacifico y ahorra esfuerzos innecesarios, es un arte que creía dominar pero este osgo me ha dado una buena lección. Me avergüenza admitir que habiendo elegido ese camino para servir al altísimo, termino siendo yo el engañado, y lo que es peor, por una criatura que subestime. Me merezco esta mordaza.

Los disparos resuenan con fuerza en las paredes del pequeño baño, son varios y no auguran nada bueno. El silencio que sobreviene luego es un presagio aún peor. Me pregunto dónde es que están mis compañeros, tal vez estén heridos... o muertos. Estoy a punto de gritarles pero hacerlo sería un error, nadie parece estar pendiente de mi ahora y eso es algo que me conviene mantener así.

Me fuerzo a calmarme y pensar con frialdad, lo primero es liberarme de estas ataduras, así que batallo contra el nudo mientras mis sentidos siguen atentos a los sonidos del exterior y a las sombras que puedan verse bajo la rendija de la puerta.

El baño no es exactamente amplio, pero tampoco es pequeño, cuenta con un retrete, lavabo y una bañera.

Lamentablemente, el ruido de los disparos no te permite escuchar nada al otro lado de la puerta, sin embargo, si consigues liberarte de tu mordaza.

Libre de ataduras me incorporo, los disparos se interponen con cualquier intento de discernir lo que está ocurriendo fuera pero me dejan en claro que el peligro no ha cesado. El baño puede parecer seguro, pero mis compañeros pueden estar heridos o agonizando, y Brandon puede estar intentando escapar, no puedo permanecer inmovil frente a esto.

Me acerco a la puerta e intento abrirla silenciosamente, me propongo entornarla levemente, lo suficiente para poder ver que ocurre fuera pero evitando quedar expuesto. Tal vez el ángulo no vaya a ser el más favorable, pero me bastará con que me permita darme una idea de lo que ocurre.