Partida Rol por web

Cuando me cercioro que Erik ha subido y puede montar recojo mis mochilas, las ato al caballo y me subo yo para después silbar y que Simón suba a mi hombro.

Cuando el lagarto sube a mi hombro lo acaricio con cariño, ha sido una jornada larga y por fín podremos descansar.

Miro al frente y arreo el caballo para seguir al grupo. Me mantengo alerta por lo que pudiera pasar.

Llegáis al lugar donde el resto de los hombres de Alezade espera pacientemente, rodeados de cultivos en llamas.

Tras varias jornadas más de camino, en las que vais mas tranquilos pues ya no estáis persiguiendo a nadie y las jornadas anteriores han sido muy duras, llegáis a La Sidra.

La ciudad está devastada, quemada hasta los cimientos. La mayor parte de las casas no son más que cenizas, salvo algunos edificios que aun se mantienen en pie, con sus muros manchados de hollín.

Adelantándome un poco al grupo, levanto la lanza en dirección al resto de 5 tuertos que se habían quedado con el resto del grupo de Alezade. - Tuertos! Compañeros, levantaz las lanzas gandules pues nuestra búsqueda del tuerto ha dado sus frutos y le tenemos junto a nosotros. Regocijaos pues pronto siguiéndole podremos disfrutar de pillajes y guerras sin fin, hasta donde vuestro ojo pueda alcanzar.- Grita en dirección a sus muchachos - Ojoloco! trae un poco de vino y algo que hayais pillao ahora y disfrutemoslo junto al Tuerto de nombre Harland. - Alzó la lanza de nuevo coreado por el resto de tuertos que parecen acercarse a ver a la persona que tanto habían oido hablar. Steth se coloca frente a Harland y señala a un tuerto que parece un poco más loco que el propio Steth y cuyo ojo de cristal no para de moverse dentro de la cuenca vacía pues no ajusta al tamaño. - Harland aquí está James, segundo al mando del grupo de los tuertos, que había dejado al mando para coger los espolios de los granjeros que nos ofreció Alezade. -El hombre hace una inclinación de cabeza y mira seriamente sin decir nada. - No habla mucho, pero es el más veterano de nosotros y el encargado de las tácticas de nuestro pequeño grupo.

.

Cuando se alejaron del grupo principal y de los oídos de Alezade, Steth habla más bajo taponado por los gritos de los tuertos de alegría - Nos unimos a Alezade sin otra opción pues nos rodearon y amenazaron, Además nos ofreció todo lo que soñábamos conseguir con tigo, si decides seguirla genial, si decides otro camino, los tuertos te seguiremos si nos prometes guerra y pillajes.

¡Audaces! saludo a mis hombres. La familia crece. Observad bien a estos hombres. Pues ahora forman parte de nuestro nutrido grupo. Espero no recibir queja sobre su recibimiento.

Me giro hacia los que me acompañan. Tomad lo que gusteis, y no os metais en lios con vuestros compañeros. Descansad y cuidaros bien.

Dejo mi caballo junto a la casa de la cual salí al conocer a Steth. Voy a preparar los contratos de los nuevos.

Me bajo del caballo y ayudo a Erik a bajar del suyo.

- Vamos Erik, a ver si encontramos un médico o un sitio en el que descanses - digo con preocupación  mientras agarro nuestros dos caballos de las riendas y los ato.

Acaricio la cabeza de los caballos para susurrarles con calma que estén tranquilos y quietos. Tal vez el cambio de aires y de gente los intranquilice. Echo un vistazo a los restantes caballos, siempre me interesa conocer a los animales y cuidar de ellos...

Miro a Alezade y miro al jefe. No sé muy bien si tenemos que negociar un contrato individual o uno entre los dos...

Como ha dicho que comamos y bebamos lo que queramos.... ya firmaré el contrato mañana.

Me dispongo a comer, beber y dormir. En ese orden..

Llegados finalmente al campamento, el tuerto se deshizo sin mucho convencimiento del polvo del camino, rellenó su pellejo de agua del barril de agua común y se hizo con unos pedazos de carne seca y cecina, de los que comenzó a dar cuenta con amplios bocados. Escuchó las palabras de Alezade y torció una sonrisa antes de dirigirse hacia donde estaban Steth y los suyos, para iniciar con él una conversación. 

Nightingale escuchó las palabras de Steth sin mirarle. De hecho parecía no mirar a ninguna parte en concreto, y por su expresión bien podría decirse que se encontraba en otro mundo, muy alejado de Poniente. Sin embargo, daba señales inequívocas de estar escuchando. Observó de soslayo a James Ojoloco y no contuvo una sonrisa sardónica al observar el ojo del veterano guerrero. 

También cuando mencionó Steth a Alezade Harland observó la tienda en la que la potrilla había entrado y se mesó con indiferencia el mentón, como cavilando. 

-Tengo algunas preguntas, Steth... -comenzó a hablar, de nuevo pausadamente-. ¿Con cuántos hombres cuentas, sólo con estos siete? ¿Hay posibilidad de reclutar más? Y, quizá lo más importante... ¿Quién es y qué es lo que persigue esta pequeña ninfa que tanto promete y a tantos recluta? Debe de tener una gran fortuna para contratar a tanto hijo de puta... 

Steth había cogido una buena bota de vino y comenzó a vaciarla sobre su gaznate en brindis por su descubrimiento. - Somos 10 contandome a mi y a ojoloco. - Dice abarcando con la mano, no le dio mayor importancia que hubiera contado mal pues a todos se les escapaban partes del mundo con eso de tener un ojo menos - Reclutar a mas ni idea pues no he tenido tiempo de hablar con los muchachos que lleva la moza ni qué intenciones tiene. Lo único que sabemos hasta ahora es que quiere hacer la guerra saqueando y que no le gustan para nada los nobles... en especial los de Desembarco. Tal vez podamos hablar con algunos de sus soldados para enterarnos aunque no es que seamos muy discretos con tanto ojo como tenemos.- Termina con una carcajada. - Para mi que estaría mejor entre mis piernas que haciendo la guerra pero si ha sabido reclutar a tantos tendrá algo valioso entre manos.

-Algo valioso entre manos... Sin duda... -sopesaba el tuerto, sin dejar de mirar la tienda de Alezade-. Muy bien, hay que enterarse de lo que quiere la potrilla. Iré a hablar con ella. Steth, puedes hacer lo que te venga en gana. Si quieres empezar a aprender cómo ser libre debes valerte un poco de tu libertad. Respecto a ti... 

Miró entonces a James y se acercó hasta él. Le tomó por los hombros y juntó su frente con la de él, propinándole un par de palmadas cariñosas en la nuca. 

-Bien hecho, hermano mío, muy bien hecho... La manada ha crecido en pocos días. Pronto podremos comenzar con La Misión. ¿No te arden las entrañas?

Estalló en una sonora carcajada que, aunque duró algo más que las acostumbradas, también se dispersó tan pronto como había llegado. 

-Sigamos así... Lo estamos haciendo bien.

Estas misteriosas palabras precedieron sus pasos, encaminados ahora hacia la tienda de Alezade.  

Yo por mi parte voy a ver si los nuevos se emborrachan para que firmen acuerdos que me convengan. Espero que al menos Wayland y Erik estén lo suficientemente indispuestos.

Con Harland me gustaría hablar, ya que me parece a mi que no le voy a conquistar con dragones precisamente. Y con Steth... parecido.

De momento, me acerco a James(Ojo loco) me gustaría saber cuanto mucho sabe de estrategia y aprender con él. Se avecina una guerra que no quiero perder.

Una vez alcanzaron el poblado, pronto descubrieron que poco podrían sacar de tanta ruina repleta de hollín y ceniza. Sin embargo, lejos de sentirse desanimado, el bastardo se decidió a buscar retazos de la presencia de Lord Arryn, por ínfimos que estos pudieran llegar a ser. Aquel ser taimado y calculador era un maestro a la hora de esconder sus movimientos cuidadosamente. Su fama le precedía, eso estaba claro, pero Maron guardaba un hilo de esperanza en cuánto a los hombres que estuviesen a sus órdenes. Quizás ellos, en un ligero descuido, habían dejado algo atrás.

Guiado por esta línea de pensamiento, bajó del caballo y comenzó a indagar.

- Sí que sabe ocultar sus pasos... - dijo Maron, pensando en voz alta mientras se agachaba a recoger algún trozo de piedra fundida de lo que una vez fue el armazón estructural de una vivienda. Quizás, unido a algún otro ejemplar completo, pudiera ofrecer una muestra del alcance de aquel fuego devastador.- Parece ser que aquí hemos terminado. Es hora de volver a por Atreides. Luego partiremos hacia nuestro destacamento.