Partida Rol por web

La joven ve como te acercas peligrosamente a la zona de combate y rapidamente sale de entre la multitud acercandose a tí.

- ¿Estás loco? Apartaté de ahí, te matará.

-¡Pero es mi hermana! -grito con la voz rota por la angustia-. No puedo dejarla. Ayúdeme a sacarla de aquí.

Es evidente que Arturo está asustado: el monstruo murciélago, el hombre de la niebla, los disparos... Sin olvidar el inquietante panorama de la multitud petrificada y la enervante música. Pero también es evidente que está firmemente decidido a no abandonar a su hermana. Sea cual sea el peligro, lo afrontará a su lado.

El ser se revuelve ante el humo que le rodea, no parece gustarle demasiado. Mueve sus brazos de manera brusca y en uno de esos movimientos golpea a Hard que sale disparado por los aires con una herida abierta en el estomago, la caida es aparatosa... podeis sentir como su cuello se rompe a la vez que golpea contra el suelo, queda inerte después de eso...

El ser se mueve de nuevo mientras gruñe, como si quisiera quitarse de encima ese humo que le molesta... parece que es bastante incomodo.

La hermana de Arturo sigue permaneciendo hipnotizada mirando al frente aunque parece que ahora has conseguido moverla, de todos modos sigue sin ser ella.

Al ver al ser moviendose de manera incoherente como si no pudiera actuar, Maria se centra en el viendo que el chico ha conseguido mover a su hermana.

Quizás sea ahora o nunca, lucharemos porque sea ahora.

Intenta usar el poder que tiene que deja a la gente sin poder moverse del lugar en el que se encuentra.

Señala.

- Ves a un hombre, seguramente el hombre que se esconde detrás de la mascara de mostruo.

Está en un ataud de un funeral y la gente le llora alrededor.

- Ves al mismo hombre caminando por la calle, de repente se lleva las manos al pecho y su cara se vuelve una mascara de dolor, cae de rodillas llevado por el dolor y después inerte en el suelo.

- En esta vuelves a ver al hombre, pero esta vez no está solo está acompañado de un hombre calvo con tatuajes en el cuello. no se da la vuelta pero su tatuaje se te graba en la cabeza.

No puedo evitar quedarme algo atónito ante el tremendo golpe que recibe el tipo calvo. Parecía capaz y peligroso, sin embargo ahí está, muerto sin remedio, sin que ni siquiera pueda intentar echarle una mano después del crujido escalofriante que ha producido su cuello. Podría decir que yo he tenido realmente suerte con el golpe que recibí después de ver esto...

Mi ceño se frunce, aprieto los dientes y los dedos entorno a la carroza, quedándose los nudillos blancos de la fuerza ejercida... Y no es por el esfuerzo, si no por la rabia e impotencia de comprobar cómo una vez tras otra los hechos se repiten y la gente inocente muere por intentar defenderse de estos monstruos. Sólo espero que a nadie más se le ocurra acercársele...

-Sam no te alejes, he conseguido crear esa protección...- no es que tenga un nombre concreto pero sé que él me entenderá y permanecerá más o menos cerca de mí.
Miro alrededor y distingo a otro hombre "despierto", aunque parece totalmente aturdido intentando zarandear a una de las señoras hipnotizadas.
-¡No creo que reaccione hasta que no acabemos con esto...!- espeto a modo de explicación mientras mi mirada se desvía hacia la joven muchacha.
Ni hablar, si pretende acercarse más me tiro encima de ella, no voy a dejar que esa cosa la haga papilla...

Por fin logro apartar a mi hermana del peligro, aunque sea sólo un poco. Sigo empeñado en alejarla de allí cuando, a mi espalda, oigo un grito de dolor, seguido de un golpe sordo y un chasquido funesto. Me giro y... Oh, dios, no. El cuerpo de aquel hombre yace desmadejado en el suelo, inmóvil. Corro hacia él para auxiliarlo, pero incluso antes de arrodillarme a su lado ya me doy cuenta de que está muerto. Su cuello, que horror, pobre hombre. Aún así me inclino sobre él buscando algún signo vital. En vano.

Nunca antes había estado junto a un cadáver. No puedo evitar un estremecimiento. Por un momento me siento mareado, aturdido, pero quizá por la urgencia de la situación consigo reponerme. Casi a mi lado, sobre la carroza, dos hombres más están luchando contra la criatura, arriesgando sus vidas, mientras yo me quedo aquí, congelado como un pasmarote. ¡Muevete!

Junto al cadáver hay un gran cuchillo. Lo aferra con pulso nervioso. Tengo que hacerlo, es la única forma de protegerlas. Empiezo a escalar por la carroza, deseando para mi fuero interno que la bestia no repare en mi.

Un flash, no se que es eso, solo se que veo de nuevo algo. No puede ser ese ser ese hombre, no puede ser y...Se ha grabado en mi memoria, luego lo buscare y le encontrare, puede que sea el que este detras de todo esto.

Dean ha echo eso, me protegera lo se, ahora yo tengo que hacer algo y acabar con ese ser, tengo que dispararle, tengo que destruirle, por todos. Demasiada gente con actitudes especiales en este lugar tenemos que hablar. Apunto mientras acaricio el arma con la yema del dedo y disparo a donde tiene que estar el corazon.

Siento cómo la niebla se aleja de mí, rodeando al extraño ser, el dolor parece ir disipándose poco a poco, hasta permitirme incorporarme de nuevo por entero y afrontar las consecuencias. No ha sido suficiente...

Observo cómo la criatura golpea al chico, suficientemente valiente para encararse a él, inefectivo contra los monstruos... Como todos nosotros.

Siempre son más fuertes, más rápidos. Su sangre no parece doler como la nuestra...

Titubeo, tras ver su estrepitosa caída, dudando en acercarme a él intentando ayudarle, o intentar hacer frente al problema directamente. Mi rostro se gira hacia ambos lados, tenso y nervioso...

Pero sus dudas causan un nuevo dolor, y una nueva víctima... Mientras el titubea, el ser arremete contra el otro hombre capaz de hacerle frente, eviscerándole...

Su mirada se abre, intensamente culpable, y desearía poder gritar hasta dejar su voz morir de nuevo, impotente y absurdo...

No puede esperar más, no sabe, simplemente se guía por la necesidad de hacer justicia, de impedir que sean otros los dañados. Puede que él no sea suficiente, pero tiene fe... El tiempo que gane será aprovechado...

Hay demasiados ojos abiertos para pensar que todo ésto no tiene algún sentido...

En su interior, un nuevo sentimiento nace... Alejando el temor a la muerte... Una muerte que puede darle paz, si ha llegado su momento. Pero morirá en pie, luchando, como no pudo hacerlo antes...

Sus pasos le guían hacia el ser, mientras busca su navaja en la chaqueta, empuñándola, buscando apuñalar a la criatura, sesgándole el cuello.

Mientras avanza un dolor concentrado nace en su pecho, a la altura de su corazón, estallando dentro de sí... Es su rabia y su culpa, todo su dolor, y su fuerza... Su determinación, tan inmensa que apenas cabe dentro de su alma.

Dean se aferra de nuevo a la caravana y monta en ella con una destreza impresionante y pronto se encuentra de nuevo de pie sobre la carroza cercano de nuevo al ser.

Sam apunta con la pistola, encañonando al ser pero el disparo no llega, sus manos están temblorosas y no consigue darle al gatillo, aún no.

Podeis ver como la chica mira al ser, busca conseguir algo, seguramente algún tipo de efecto desconocido pero el ser sigue moviendose aturdido por el humo.

Noah se acerca por detrás y le asesta una puñalada en la espalda, ya que aunque buscaba el cuello este no acierto por un movimiento del ser de manera imprevisible.

Al final creo que tengo un buen angulo, solo necesito que no se mueva mucho. Apunto y disparo, las balas cortan el aire mientras su retroceso me afecta. Trazo el brazo un arco hacia arriba, creo que he fallado, que no le he dado. Tenia que haber disparado mi hermano el es mucho mejor como yo lo soy estudiando y buscando las cosas en internet. Si muere alguien mas no me lo perdonare

El monstruo se mueve de forma extraña, pero a pesar de eso aún es capaz de esquivar algunos golpes, tengo que admitir que eso tiene su mérito, y ser tan increíblemente feo también, seguro que podría tener un apartado en el libro Guiness...
Gano confianza por momentos, somos relativamente bastantes, además Cazadores, aunque lo del tipo clavo fue terrible... Prefiero no pensar en eso ahora.

El chico moreno toma la iniciativa nuevamente en cuanto a dañar de forma directa al ser. Me alegra comprobar que la muchacha sigue abajo mientras el otro hombre sube... ¿por qué le intuyo un final fatídico? Espero que sepa realmente lo que hace, no se le ve demasiado convencido con todo esto... Pero no es el único.

Llego junto a mi hermano con alivio, sé que ahora estará parcialmente protegido, sin embargo se ha quedado tan atolondrado cómo un novato, así que apunto estoy de disparar por él, pero según parece mi presencia le saca de sus mundos de Yupi y por fin aprieta el gatillo con cierta pericia.

-Señor... no creo que deba acercarse- le digo al hombre trajeado que pretende acercarse con el cuchillo del muerto. Puedo apreciar sus temblores desde aquí, no está preparado... Y mucho menos para una confrontación directa.
-Venga aquí antes de hacerse daño- le insisto de esa forma tan irritante e insistente que me pongo a veces. Pero creo que es necesario, en mi barrera estará seguro.

Después de eso extiendo la mano para recibir la pistola de la mano de mi hermano.
Sé cuando odia usar estos "trastos" aunque sea contra Ellos.

Continúo escalando por el lateral de la carroza, sin saber muy bien qué demonios estoy haciendo. Avanzo con movimientos torpes: las manos me sudan y llevar empuñado el cuchillo tampoco me ayuda. De pronto una detonación me sobrecoge, pierdo pie y, aunque no me caigo, el cuchillo se me resbala de las manos.

Estoy a medio camino, sin saber muy bien si seguir subiendo o volver al suelo. Los gritos contradictorios del más fornido tampoco me ayudan a decidirme. Al menos me reconforta ver que el disparo proviene de su compañero. Deben ser policías de paisano, pienso.

Mi movimiento no es lo suficientemente ágil, haciendo que me sienta impotente y absurdo... ¿Cuántas vidas tienen los Demonios? ¿Cúanto puede perder un hombre sin perder la cordura?

Al menos he logrado hacerle sangrar... Dolor por dolor, en una justicia que sé que no es perfecta, que sé que no curará al mundo... Pero ésa no es mi misión. Yo no puedo sanar otros corazones u otros cuerpos, sólo sé soportar el dolor de esta caza, interminable...

Asumir que tal vez mi vida sirva para algo, ahora que ya nada me importa. Ahorrar la ausencia a otros.

Siento cómo se hunde la hoja en su carne, viscosa y oscura, como intuyo su alma. Sin embargo sé que la herida no es muy profunda, no he logrado impactar con toda mi fuerza.

Mientras espero el nuevo movimiento del ser, como respuesta, oigo un disparo. Me vuelvo, buscando el origen, nervioso y al borde de la histeria.

Son ellos... Son aliados. Humanos.

Cazadores que luchan a mi lado, salvando a aquellos que no ven.

Mi debilidad desea que me eche a un lado, recibiendo la ayuda que me brindan, expectante, como cualquier persona... "normal".

Pero ya no lo soy.

Le veo.

Veo a ése monstruo...

Y tras el disparo, sólo tengo una opción. Volver a atacar.

Sé que los Demonios no descansan nunca.

Avanzo, con la navaja en mi mano, empuñada de forma salvaje, marcando mis nudillos, volviendo a abalanzarme sobre el ser, como un demente, con un único objetido... Ahorrar la sangre a otros.

El ser parece que consigue salir de la humarera y volver a abrir los ojos para hacerse de nuevo dueño de la situación, no todo parece estar perdido para el, esta mirando alrededor cuando escucha la primera detonación.

No se sabe si por habilidad o simplemente por instinto la esquiva moviendose rapidamente antes de que suene la segunda, de nuevo un movimiento rapido le deja en una esquina de la carroza bastante cerca de la joven que está abajo.

La navaja que empuña el joven vuelve a clavarse en su espalda haciendo que este suelte un alarido de dolor y su mirada se convierta en puro odio, cuando Noah la extrae puede ver como la herida se cierra al instante. Aún así parece que le ha menguado relativamente.

Arturo camina por la carroza y una de las detonaciones casi le hace caer hacia atrás pero por suerte se mantiene.

El ser usando toda su fuerza de voluntad se lanza a por la chica, lanzando sus garras. Seguramente supone que es el eslabón más debil, le da igual si la dá o no, al final asciende ligeramente para salir de vuestro alcance fisico.

Maria está atenta a la escena aunque no demasiado participativa, tantos exaltados juntos era algo muy díficil de ver y solo podía significar una cosa... Algo malo iba a pasar...

El ser se coloca en el borde mirandola y detrás de él está el chico de la consulta que le asesta una puñalada en la espalda, puedo ver toda su boca abierta al escuchar su alarido de dolor.

Después de eso, el bicho se lanza contra mi, me pilla de sorpresa y malamente alcanzo a retirarme un poco antes de que sus garras desgarren mi ropa a la altura del estomago, y parte de mi piel.

Me llevo la mano al estomago mientras la sangre brota alrededor de la raja que ha hecho, inco ligeramente la rodilla mientras jadeo intentando recuperarme...Tengo que recuperarme...

Me inclino para recoger de nuevo el cuchillo. Al alzar la mirada, veo a la criatura lanzarse contra la chica.

-¡Cuidado!

Pero ya es muy tarde. Cae al suelo con un alarido y la visión de la sangre me paraliza durante un instante. Con paso trémulo y voz alterada me acerco hacia el "policía" que lleva la pistola.

-Haga algo, llame a una ambulancia, pida refuerzos.

De nuevo el chico, va a atacar, el ser esquiva mis balas. La chica en peligro y ese hombre va a ayudarla. Vuelvo a apuntar mientras rezo por no fallar esta vez, no espero a tener un blanco firme, solo ver el cuerpo de ese ser para disparar, que la bala acabe con el, es un monstruo y todos deberias morir, no existir, como el que mato a nuestro padre aquella noche. Las balas vuelven a sonar en el aire, la polvora me llega a la nariz, su potente olor embota mi sentido del olfato, el humo de difumina en el aire mientras espero el resultado.

Miro al hombre que me habla con cara de incredulidad mientras contesto con mi acento americano

No soy policia, y si quiere ayudarla intente que no se desangre, pongala algo en la herida

-¡Hijo de perra...! o de murciélago...- no puedo evitar gritar furiosamente, apretando por un momento los dientes y el puño cuando el maldito engendro decide dejar claro que es un traidor cobarde y ataca a la muchacha que aparentemente es más indefensa.
Maldito cabrón... y la avisé de que se apartara pero la gente tiende no hacerme ni el menos caso, tengo que solucionar eso... Algún día, ahora no tengo tiempo para idioteces de las mías.

-¡Métete con alguien de tu tamaño!- espeto nuevamente con una sonrisa burlona. En realidad es una frase tan típica y que he dicho tantas veces que me hace gracia... Sacudo la cabeza y me centro de nuevo en lo que estamos, escuchando el sonido de la pistola que empuña Sam, y cómo si eso fuera el "disparo de salida", me lanzo sobre la bestia para sacarla de encima de la chica, o al menos distraerla.