Partida Rol por web

     Definitivamente Regulus era la diplomacia en persona... Bastian apagó su placa de datos y se levantó de la silla. Su cara mostraba una sonrisa pícara mientras escuchaba la discusión entre Sokolov y el capitán. - Vamos, Tanya, relájate. La llamó por su nombre de pila aun sabiendo que no le gustaba cuando estaba de servicio. - Cualquier día te saldrá una úlcera. Y sería una pena añadir una cicatriz mas a esa cintura tuya tan bien definida... El senescal había estudiado la forma de ser de la mujer y sabía como sacarla de sus casillas... y le encantaba hacerlo. Lanzada su pulla, se giró para mirar al capitán. - ¿Te ha adelantado algo ese contacto? ¿Se trata de algo jugoso? No creo que necesite recordarte como andan nuestras finanzas, ¿verdad? 

Su mandíbula se tensó levemente ante la mención de sus finanzas - Lo se, soy consciente de ello... tú sabes mejor que nadie que todos mis recursos los destiné a esta poderosa nave... muchos Rogue Traders babearían por ella - un estornudo le sobrevino, sin previo aviso y Karl no pudo reprimirlo, ni pudo ni quiso... se pasó la mano por la nariz y se rascó la nariz - este contacto me habló sobre los archivos de mi bisabuelo, que es algo bueno, no me ha dado detalles por eso quiero ir ya... así que Sokolov, ya estas tardando en volver - le dijo sonriendo

Sentado tranquilo en aquella silla -Riquezass.. -y un leve pero eterno segundo después -que son las riquezas mas que un forma de obtener poder -al terminar da un trago de vino terminando la -mas -y señala a unos de los criados del lugar

Apoyada en el asiento sonreí a nuestro buen senescal ante su comentario sobre mi cintura. ¿Bonita verdad? Pues mis buenos ratos de entrenamientos me cuesta. Por cierto. ¿Te atreves a entrar un poco conmigo el próximo día? Te vendría bien. ¿Qué dices? ¿Te apuntas? Le digo guiñándole un ojo y sabiendo cómo podría llegar a acabar dicha sesión, y esperando que aceptara la propuesta.

Perdón, me desvio del tema. Según tengo entendido... -Comento juntando las yemas de los dedos de una mano con la otra- el Patio de los Muertos era el mercado más grande de Puerto Errante. No era un mercado de comercio a gran escala, para eso estaban las dársenas mercantiles. No no, era... un comercio más a nivel de calle donde se vendían los productos que se descargaban en los muelles o se revendían los adquiridos en estos. Nunca creí en su momento, cuando escuché aquellas cosas a ese hombre, al que tanto le gustaba leer, durante aquel viaje que me servirían de algo.

Carraspee y continúe explicando lo que me acordaba sobre el tema. Su nombre se debía a la triste fama de ser el lugar donde se vendían los pecios espaciales rescatados, los abordados... y donde, como ya había ocurrido en cinco ocasiones, otros tantos Rogue Trader arruinados habían vendido su sagrada Licencia de Comercio. Un lugar lleno de historia como se puede ver. Al final descarté el pasar por la armería, no habría tiempo, tras la explicación sobre el lugar, pues ya debería haber salido a toda velocidad y aun estaba ahí sentada.

Ignore por completo los comentarios jocosos del capitán. Aunque llamarlos jocosos era a mi parecer un exceso, dudo que siquiera una escoria de colmena completamente puesto de obscura se riera con semejante estupidez. Además creía que el capitán era lo suficientemente inteligente como para saber que los documentos se pueden transcribir y copiar y que es lo primero que alguien con medio cerebro hace. Aunque sabía que en realidad le gustaba hacerse el tonto, era un truco que utilizaba para engañar a la gente, pero no podía engañar a un intelecto tan superior como el mio.

Si valoras que es necesaria mi presencia iré. Me da igual si el contacto es o no de fiar y a donde vayamos, esa información me es completamente irrelevante. Yo nunca me fió de nadie y todo lugar es igual de bueno para buscar conocimiento y riquezas. Tan solo déjame volver a mis aposentos a por mis herramientas de trabajo y estaré listo le respondo al capitán ignorando la banal discusión que estaban manteniendo el resto de los presentes de la sala como solía hacer siempre que era llamado a una de estas reuniones. Aún no entendía por que el capitán me hacia perder el tiempo haciéndome personarme en estas reuniones, pues en pocas hacia uso de mis conocimiento y me quedaba la mayor parte del tiempo callado escuchando brabuconadas.

Venga, moveos entonces. En veinte minutos estándar os veo en la portilla de salida Epsilon, la de carga - dicho aquello, guardó la bebida bajo llave y se fue. Karl ya estaba listo de antes, su armadura bien cuidada, el yelmo a un lado, colgado, la pistola de plasma en el cinto y el sable colgado del lado opuesto. Cogió con fuerza su bastón de mando y se marchó...

El navegante hizo lo mismo tomo su largo bastón y se fue tranquilo al mismo sitio de donde venia, quería antes de salir de la nave ver que cosas le hacían falta, tal vez un almanaque estelar de la zona, seria útil adecuado para viajar por la zona.

Al llegar al punte de mando reviso todo el material de navegación que tenia la nave del sector a donde iban a ir, lo había echo mil veces pero siempre albergaba la esperanza de que apareciera algo mas que nunca había visto. Y esta vez paso lo mismo que siempre nada nuevo.

     El capitán había dado la orden de marchar así poco mas había que decir. Al salir de la sala de reuniones contestó a la proposición de Tanya. - ¿Entrenar contigo? Claro, lo estoy deseando. Siempre que prometas no hacerme daño... ¡Que demonios! A ti te dejaré hacérmelo... añadió con una sonrisa. Tenía que pasar por su camarote para recoger una su placa de datos personal y sus armas, pero eso no le llevaría mas de unos minutos. Estaría preparado en el hangar en el tiempo previsto. - Veamos que nuevas oportunidades nos trae el día. Su ánimo había mejorado en cuanto se presentó la posibilidad de mejorar las cosas.

!Jajajaja! No pude evitar una carcajada ante las palabras de nuestro Senescal, aquel hombre era rápido de palabras. Me caía simpático, ¿para qué engañarnos?. Estoy seguro de que te dejarías, mi querido Bastian, hacer muchas cosas. Le dije con una sonrisa picara mientras me levantaba y caminaba tras Von Schawrz. Antes de salir de la sala me descolgué la toalla empapada en sudor con la que me había secado y se la lance a Baild al rostro. !JA! Nuestro Rogue Trader dejaba la sala apresuradamente, así que aceleré el paso y me puse a su par.

Señor. Lo acompaño. Se puede decir que ya estoy lista. Extraje la pistola bolter de mi cartuchera derecha y le quité el cargador, luego hice correr la corredera y un grueso casquillo bolter cayó a mi mano. Introduje con un casquillo ese proyectil de nuevo en el cargador y volví a colocarlo en su ranura. No me gusta llevar balas en la recamara durante los vuelos a tierra. Pueden... dispararse con la vibración. Aclaré a Karl mientras devolvía el arma a la cartuchera.

El enigma del "Camino de la Rectitud"
Un antiguo mensaje

El mercado era grande, ocupaba toda una torre de la estación de Puerto Errante y una gigantesca ventana de vidrio hacía de techo. Sustentaba la estructura una gruesa columna de rocohormigón, alrededor de la cual habían colgadas pantallas de audivideo mostrando imágenes del noticiero, financiado y controlado por el Administratum. Se podían ver imágenes de guerras no tan lejanas, anuncios comerciales, boletines oficiales sobre los sucesos de Puerto Errante e información sobre el mercado de valores.

Más a nivel de calle se vendían alimentos, de calidad baja-normal, baterías estándar con células de energía, servicios de escriba. Haciendo honor a su nombre se vendían pecios espaciales, todos cascarones que sólo podrían recuperarse con una gran inversión. Ese día no había ninguna infame venta de Licencia de Comercio. Todo el lugar estaba salpicado por el hedor de mucha humanidad concentrada. Había guardias de seguridad, no más de una docena, apostados en una pasarela sobreelevada que rodeaba todo el recinto. También había algunos balcones ornamentados, algunos de ellos ocupados por miembros de la nobleza local o importantes mercaderes. Quizá había algún Rogue Trader entre ellos.

Caminaba por aquel mercado junto a Von Schawrz, prestando poca atención o ninguna a los objetos. Ahí había muchísima gente, y de todos lados podían llegar los posibles peligros. Con un movimiento rápido saqué mi placa de datos con las listas e información sobre los más buscados y la activé configurándola para que captara las feromonas. En las había una función interesante a disposición de los usuarios, ya que en la placa junto a la ficha del buscado, figuraba un código con su rastro biológico, y si se encontraba por las cercanías, la placa lo detectaría.

Tanta gente... ojalá haya suerte. Pensé mientras cubría las espaldas de Karl. Había muchos objetos expuestos, pero no había por ningún lado una armadura como la que llevaba ya tiempo interesada en adquirir. Debieron de dejar de fabricarse hace años o algo parecido… Vaya mierda. ¿Tan difícil es encontrar una puñetera armadura de soldado de asalto? Ps… No es que no me gustara la que portaba en aquel momento, pero no dejaba de ser una armadura ligera, y como tal, no cubría todos los puntos necesarios.

El navegante caminaba entre la multitud sin separarse demasiado del grupo, encontró algunos mapas buenos pero nada que o tuviera ya en la nave, así que siguió al capitán sin preocuparse demasiado -Nada interesante -murmuraba para si.

Dio un repaso a los balcones por si reconocida a alguno de los personajes que allí estaban.

Karl iba en cabeza del grupo, algo serio y a buen paso, un paso seguro y confiado... como siempre, Karl era una persona muy segura de si misma.
Cuando llegaron al mercado Karl se encaminó a uno de los puestos de armas; conocía en cierto modo al comerciante, y sabía que en la trastienda tenía mercancía mucho mejor que la que mostraba... el bueno de Karl nunca supo por que hacía eso, pero era lo que había.

Con una radiante sonrisa puso las manos en el mostrador y miró fijamente al tendero que en seguida lo identificó - Venga, tengo dinero, ganas de comprar algo potente y se que tu lo tienes... no te me hagas la remilgada ahora - muchos comerciantes se llevarían las manos a la cabeza por la actitud de Karl, pero este siempre era así, directo y avasallador.

Al principio, el dueño de la tienda se negó en rotundo y negó también que tuviera algo más de lo que tenía en el mostrador. - Venga Finch ¿Te puede llamar así? Bueno, da igual, Finch, no se lo voy a decir a nadie, soy discreto... enséñame la trastienda, a ver que tienes ahí

El Rogue Trader perdió bastante tiempo, pero logró engatusarlo. Al fin, pudo entrar en la trastienda, y cuando Von Schwarz salió, lo hizo con una bonita pistola.

Sin más, se despidió - un placer hacer negocios contigo - y fue en la búsqueda de su contacto

Apenas tarde diez minutos en ir a mi camarote y recoger todos mis trastos. Con el paso de los años había aprendido a tenerlos en un lugar a mano para casos de abordajes o acciones de emergencia. El resto del habitáculo podría estar completamente desorganizado y lleno de placas de datos amontonadas pero ese armario siempre estaría ordenado y cerca de la puerta.

Pese a lo lúgubre de su nombre el Patio de los Muertos no distaba mucho de otros mercados en los que había estado. Bueno puede que si en tamaño pero no en lo que realmente importaba en un mercado: las mercancías. Y si algo había aprendido con el paso de los años es que las mejores nunca estaban a la vista.

Siguiendo esa premisa me acerque a un puesto que vendía herramientas bastante simples, lo más avanzado que se podía ver era un visor en bastante pobre estado, y comencé a interesarme por las mercancías. Empecé preguntando por objetos simples para luego ir hacia los más caros. Cuando ya tenía toda su atención le dije que quería ver el resto de las mercancías. Al principio se mostró reacio y susceptible, pero tras un par de frases y demostrarle que tenía dinero con el que pagar me mostró las mercancías interesantes. Y ahí estaba lo que yo buscaba, un Auspex en perfecto estado, no nuevo pero si con poco trote. Llevaba buscando uno desde que se me rompió el anterior en aquella tormenta de la disformidad de hace unos meses. Tras pagar al comerciante volví y me reuní con el resto del grupo esperando que la estancia en aquel lugar realmente sirviera para algo.