Partida Rol por web

—Eso es lo que desconocemos... No sabemos cómo de avanzado lo tienen los cabrones. Nos hemos enterado por una sospecha y nos han confirmado que estaban con ese proyecto, el cómo va de avanzado. Francamente no lo sé podría ser cosa de meses como de días.

—Supongo que entonces ya no tenemos nada más que hacer aquí —digo apagando la cabeza del cigarro contra el metal de un improvisado cenicero hecho con la base de una lata cortada por la mitad.

—Así que será mejor que nos pongamos al lío —me levanto y me acomodo la chaqueta—. Acerquémonos al lugar y echemos un vistazo. Probablemente una vez allí veremos más claro como solventar este asunto.

Yo no soy discreta - Dijo tras un rato pensando en su última incursión a un bloque de oficinas. Había intentado ser pacifista pero aquella ciudad solo entendía la vía directa. Se puso en pie, no había ni una arruga en su hakama. Quedó un buen rato mirando fijamente a Bocas sin que nada en particular llamara su atención, pero dejando que su imagen se grabara bien en su memoria.

¿Aquel tipo era quien le había convocado o solo un secretario? Debía abstenerse de preguntar ya que ni siquiera le habían facilitado anteriormente que se encontraría con el tal Bocas. Quedó pensando entonces en el prototipo de chip de SigmaTech, si realmente podían controlar el albedrío de la gente, si aquella ciudad era solo una herramienta para grandes multinacionales como podría ser cualquier cadena de montaje robótica, o las empresas vendían sus herramientas a aquella ciudad. 

Fue la primera en echar a caminar hacia la salida. Repasando el holograma del rascacielos de SigmaTech que acababa de grabar en sus retinas, sopesando si aquel grupo que había a sus espaldas estaba pensando en una infiltración o en un acercamiento cortés.

Sonreí burlonamente ante la salida de tono de aquella pobre criatura.

- Tranquilo Bocas, no es necesario que te pongas nervioso. No quisiera que por culpa mia abrieras los aojos a la realidad. Sigue abrazando la gran mentira que nosotros nos encargaremos de conseguirte lo que nos has solicitado. Ahora… -

Me giré hacia el resto de la gente. No me gustaba trabajar en equipo, pero si es lo que tocaba, lo mejor era empezar con buen pie. Era absurdo que cada uno intentáramos cumplir la misión a nuestra manera, solo nos pisaríamos los unos a los otros.

- De acuerdo amigos. Viendo que debemos colaborar, creo que convendría que nos conociéramos un poco mejor y habláramos de cual será el acercamiento que vamos a utilizar para conseguir el objetivo. ¿Conocen por aquí cerca de algún garito donde podamos tener algo de intimidad? Mucho me temo que me encuentro lejos de mi zona de confort. –

Mientras esperaba a que contestaran, me encaminé a la salida.

- No creo que lanzarnos de cabeza hacia el edifico sea lo mejor – Dije mirando al hombre de extraños tatuajes que había sugerido que fuéramos directamente al edificio. – Cuanto menos nos vean por ahí más posibilidades de poder sorprenderlos y acceder de manera sigilosa. -

—¿Conocer? —Brandon se quedó pensativo recordando sus pasos hacia ese lugar—. He visto uno a pocas manzanas de aquí, la verdad es que no lo conozco pero, parecía tranquilo.

En todo momento Brandon trataba de ocultar su inexperiencia y, por supuesto, que era la primera vez que estaba en Hanoi. Él era un tipo de pueblo al que le habían contratado para una misión con gente que parecía de mucha más experiencia. Pero tenía confianza en si mismo y confiaba podérsela transmitir al grupo.

—Os llevaré —dijo mientras comenzaba a caminar hacia aquel lugar.

Un pequeño letrero escrito con un espray rezaba "Thian Cafe". Dentro estaba iluminado con luz fluorescente pero las mesas estaban compartimentadas lo cual lo hacía ideal para charlar tranquilamente. Una mujer de mediana edad atendía a la escasa clientela y levantó la mirada para observar a los recién llegados. Brandon saludo formalmente a la mujer y se dirigió a una de las mesas, la que estaba en un rincón del bar, alejada del acceso a los aseos.

—Aquí estaremos cómodos, ¿no creéis? —dijo con iniciativa—. Me parece bien lo que decías antes, si vamos a trabajar juntos, tenemos que conocernos bien. Y no tanto es que sepamos como se llaman nuestras madres o nuestras novias —sonrió—, es que sepamos en qué somos buenos cada uno. Yo soy un experto con la tecnología. Se me da bien construir cacharros y, sobre todo, integrarlos en vuestro cuerpo si lo necesitáis.

Mostró de nuevo orgulloso su recién pulido brazo azul.

—Me se defender en otros ámbitos así que no tendréis que preocuparos en cargar conmigo —sonrió nuevamente y tuvo que sorber parte de la saliva que empezaba a caer por el lazo derecho de su boca. Ese sonido pronto se hizo parte de su agudo tono de voz y el resto lo acabaría interiorizando —. ¿Y tú?

Me dejé llevar por aquel hombre que parecía saber donde iba mientras nos seguían el resto de esta extraña “compañía”. No podía negar que trabajar con más gente me ponía algo nerviosa ¿Serían de fiar? ¿Serían profesionales? Cuando todos y cada unos de los puntos de la misión dependían solo de mis acciones, era fácil llevar un control y un análisis en caso de fallo, pero semejantes variables podía dar al traste no solo con la misión. Podía dar al traste con mi vida.

Mientras caminaba, sopesaba el motivo para estar allí y recordé aquella tarjeta que me había hecho abandonar mi destierro para volver a la lucha. Apreté fuerte los puños y levanté la mirada. Debía seguir hasta el final. Algo me hizo entonces alzar los ojos hacia las alturas y un anuncio de Neón en el que extrañas imágenes informes se revolvían y mezclaban entre si. Pero de pronto formaron una imagen, un rostro joven y suave salvo por una cicatriz enorme que le cruzaba parte de la cara.

“Monstruo”

Tras pestañear, la imagen de Mimi había desaparecido y volvían a ser líneas informes. Mi corazón latía desbocado y aunque intenté disimular, no estaba segura de que no se hubiera notado mi desazón. Por suerte, llegamos al local que decía aquel hombretón… no recordaba si había dicho su nombre. Una vez dentro y sentados, indicó cuales eran sus habilidades.

Asentí satisfecha cuando terminó, entonces, al ver que el resto parecían más bien callados, me dispuse a ser la siguiente en contestar.

- Siempre es interesante conocer a alguien que sepa trabajar los implantes. Por mi parte, soy experta en misiones de infiltración, seguimiento y sigilo. Puedo pasar desapercibido si lo deseo y moverme por los recovecos más estrechos y extraños como una sombra. Por supuesto… - y hago un gesto con la cabeza señalando al palo que sobresale de mi espalda, donde reposa mi espada. – Puedo defenderme si se da el caso de una refriega, pero siempre considero un éxito la misión en la que la espada solo se saca para cobrar el precio final. –

Entonces miro al resto esperando sus respuestas.

Yeng Ha no mostró nada más allá que su cortés sonrisa y tomó asiento en aquel lugar, tan pronto la camarera se acercó y les puso unos vasos YengHa golpeó dos veces la mesa con sus dos dedos pidiendo té que la mujer de edad se afanó en servir de la tetera humeante... Rehusó cualquier ofrecimiento de café tomando en exclusiva el té verde que continuamente pedía durante la conversación

Las espadas de su obi en su uniforme religioso colgaban apoyándose en el frío y húmedo suelo de cemento. No tenía nada que aportar en realidad en aquel grupo salvo ser la cabeza de la lanza - Debemos suponer que la seguridad de ese lugar tendrán ojos y oídos muy mejorados, y que incluso un pinganillo para comunicarnos no pasaría desapercibido. Pero podemos usar esto en su contra. Si conocieramos sus protocolos de seguridad y el lugar en el que se encuentra el chip, una falsa brecha de seguridad podría darnos tiempo más que suficiente para salir de allí.-

-Para llegar hasta el chip, se me ocurre hacernos pasar por uno de los promotores del evento de lanzamiento. O incluso "pedir" de su colaboración para ayudarnos a llegar hasta una presentación exclusiva del chip-

Sorbió el te, rellenando su vaso y el de sus compañeros

—Yo puedo conseguir lo de ser asistentes al evento. Una empresa mediana, que desaparecerá mañana, pero que tenía una invitación en puerta. Difícil de tracear después.  Eso será fácil conseguir. -Dijo con la voz carrasposa Fukuda-san. 

—Realmente debo dejar de fumar —pensó—. Un mar de libertades entre islas de jerarquías.  Y SIGMA-TECH queriendo secar el mar.  Eso no es bueno para el negocio. 

Las aletas de tres de los cuatro ventiladores que descolgaban del techo del Thian Café giraban ruidosamente al tiempo que se bamboleaban de un lado a otro con la permanente amenaza de estar a punto de salir despedido en una de las direcciones de la sala. El cuarto se encontraba detenido, totalmente inerte como si nunca pudiera volver a funcionar.

Hacía calor tal y como evidenciaban las gotas de sudor que perlaban la frente de la mayoría de las personas en aquel lugar (especialmente en los extranjeros) el bochorno era insoportable. Las aspas sólo servían para mover el aire caliente de un lado a otro dejando en manos de las consumiciones (en su mayoría cafés con hielo) la función de refrescar a los clientes del garito. 

Algunos de los clientes habían optado por dejar a un lado sus últimos vestigios de dignidad optando en su lugar por cubrirse por camisetas de hombreras totalmente anacrónicas y más propias de ambientes rurales que del siglo XXI. Enseguida pasaron de las presentaciones a empezar a meterse en materia acerca de cómo podían empezar a infiltrarse en la sede.¹

Tomé un sorbo de mi bebida. Aunque antes no bebía, estos meses de abandono me habían hecho descubrir este pequeño placer. Habiendo escuchado a todos, me quedé pensativa un momento.

- Lo que ha dicho Fukuda puede ser nuestra mejor baza. Realizar el robo durante la presentación del software. La seguridad será más alta, pero también estará menos centralizada al tener que cubrir más plantas y vigilar a más personas. Además, nos daría una mayor facilidad para escapar en caso de que algo haya mal. Una masa de gente es de las mejores cortinas de humo que existen –

Me sujeté el mentón, pensativa.

- Por supuesto, habría que hacer preparativos, analizar los patrones de vigilancia actuales, verificar las defensas perimetrales del edificio, posibles rutas de escape, etc. Esto podría hacerlo yo. También podría ser interesante que alguno de nosotros consiguiera entrar como trabajador eventual en la fiesta que sin duda harán. Estos ricos adoran sus fiestas. Esto, sumado al plan de Fukuda, nos permitiría a meter fácilmente a varios de nosotros. Y tampoco estaría de más intentar obtener información del propio edificio, mapeado, acceso a los sistemas de seguridad. Un completo vamos. Al fin y al cabo, sabemos que ese software lo tienen guardado en el edificio, pero desconocemos donde exactamente. –

Finalmente dio un golpe en la mesa.

- Y estaría el problema de sacar la información. Un software de ese calibre tendrá un gran tamaño, necesitamos un sistema de almacenaje de datos suficiente como para poder llevarlo. Y un programa pirata para su posterior borrado no vendría mal. Si no, nunca se lo habremos quitado realmente. –

Entonces miré al resto

- ¿¿Qué os parece como plan de acción? -

- Y convendrá analizar que han hecho en otros casos de data-breaches.  ¿Se refugian en algún lugar seguro del Velo?  ¿Cortan todo acceso para dejar atrapado dentro al jaqueador?  ¿Sigue trabajando aquí la última persona que tuvo éxito en detener un ataque?   Cuando son existosas, tienden a seguir los mismos patrones que les dieron el éxito la primera vez. 

Brandon apuró su bebida.

—Muy arriesgado... nos da una única oportunidad de conseguirlo pero, sinceramente, tampoco creo que tengamos muchas más de otro modo. Probablemente ante cualquier alerta la corporación se cerrará como las hojas de una margarita con la llegada de la noche.

Sin querer había expuesto un símil demasiado rural y, tras decirlo, cerró uno de sus ojos matizando aún más su error.

—Yo podría ser uno de los infiltrados... quizá un técnico. Una vez mi infiltréis os puedo servir de enlace e ir reportando cosas. No habrá ningún problema en manipular algunos accesos si llega el caso. Aunque quizá lo más sensato sea infiltrarse antes para obtener ciertos datos: seguridad, tecnología, transporte... Nos lo jugamos todo a una carta, será mejor que descartemos antes la mitad de la baraja.

No pude evitar sonreir al oir a un tipo tan grande hablar de Margaritas. Asentí ante las palabras de los que parecía que iban a ser mis compañeros después de todo en esta misión.

- Desde luego, como dije, antes del día “D” deberíamos tener claro como es el edificio, con qué defensas cuenta, donde tienen escondido el software, etc, etc –

Me rasqué la nuca, pensativa.

- Si estamos todos de acuerdo, creo que deberíamos dividirnos. Yo puedo investigar las defensas perimetrales y los guardias. Alguien bueno en El Velo debería intentar recuperar los planos del edificio e información sobre donde está el software. El resto debería encargarse de que el señor Fukuda y el señor Lee estén en esa fiesta así como obtener información sobre la compañía y si ha sufrido algún ataque de este tipo y como reaccionó.. –

Di un golpe en la mesa

- Y no olvidemos que seguimos sin saber como vamos a transportar el software. No sabemos que tamaño tendrá, pero no será pequeño. Dudo que en dispositivos de memoria normales pueda llevarse. –

Entonces hice un barrido con la mirada

- ¿Estamos de acuerdo? Si es así, podemos vernos mañana a esta misma hora aquí para ver los avances que hemos conseguido –

Estaba impaciente por empezar.

- De acuerdo Señorita Nairobi. 

- A poner manos a la obra.  -dijo, muy businesslike.

Brandon asintió.

—Señor Fukuda, me pongo en sus manos.

Yeng Ha quedó observando al resto. Expectante, al parecer cada uno haría sus averiguaciones por los medios a su alcance y se encontrarían al día siguiente  en ese mismo bar. YengHa no tenía mucha idea de como acercarse al chip neural, pero lo haría lo mejor que pudiera. Poniendose en pie, en silencio, se retiró hacia atrás, hizo una levísima despedida de cabeza y se marchó con el mismo paso lento y calmado con el que había venido. 

Su silueta vestida por aquel Hakama y con sus katanas hacían que pareciera un espejismo andante, un eco del pasado, un anuncio holográfico tal vez pero desde luego, no un vestigio real de una era lejos olvidada.

Habiendo llegado a un acuerdo, vi como los compañeros apuraban sus copas y finalmente nos levantábamos y nos poníamos en marcha. Cuando nos despedimos, cada uno con una idea clara de lo que tenía que hacer, suspiré aliviada. Aunque había ido medianamente bien, el trato con la gente seguía costándome.

Esto no dejaba de ser irónico teniendo en cuenta mi pasado de excesos y fiestas, pero tal vez por miedo a volver a eso, ahora sentía cierta animadversión a relacionarme. Además, las relaciones solo podían hacer daño. Mis pensamientos volvieron a Mimi, a su mirada de odio y desprecio, su dedo acusador.

“Céntrate, estás en una misión”

Entonces me marché para prepararme para el día siguiente.

Cuando llegó lo que comúnmente se conocía como “La mañana” (La contaminación, los altos edificios y el propio velo hacían que algo tan común en el pasado como el amanecer, el atardecer, el día y la noche se difuminaran en unos tiempos controlados más por las corporaciones que por las fuerzas de la naturaleza), preparé mis enseres, revisé los drones que sin duda me harían falta, y puse rumbo hacia mi objetivo, el edificio de SIGMA-TECH.

Su tamaño, lo pulido del metal del que estaba formado o las grandes pantallas de Neon estaban todas pensadas para que cualquiera que lo viera se sintiera pequeño e insignificante. Una muestra del poder que tenían. Por desgracia para ellos, no solo no me amedrentaba, casi me sentía incitada a entrar en aquel lugar y demostrarles una vez más, como todo su dinero y poder no era nada ante el poder de una convicción.

Por supuesto, acercarse personalmente era una locura y no estaba dispuesta a dejarme ver, al menos no tan pronto. Escalando ágilmente, me situé en la azotea de uno de los edificios colindantes, lo suficientemente lejos como para no aparecer en sus radares… al menos eso esperaba.

El lugar estaba claro que no había sido pensado para que las personas se movieran por él. Lleno de respiraderos, motores y ventiladores, toda la azotea era un terreno instable por el que solo podía verse una pequeña pasarela que lo atravesaba de norte a sur por el centro y hasta una puerta de servicio. El lugar perfecto para que no me molestaran.

Entonces, me llevé la mano al abdomen y comencé a teclear en él. Aunque la superficie parecía parte de mi cuerpo, todo era apariencia pues parte del pago que di a Daremo fueron muchos de mis órganos internos. Una pantalla holográfica apareció e introduje las claves de seguridad que hicieron que unas finas líneas formando un cuadrado aparecieran en el centro de mi tripa. Entonces sonó un clic y una puertecita se abrió, dejando ver mi interior, un pequeño compartimento donde guardaba lo que necesitaba ahora mismo.

Mientras introducía la mano, tuve que ahogar una arcada. A pesar del tiempo trascurrido desde que me habían implantado aquel habitáculo y a pesar de haberme sido de ayuda en el pasado, seguía poniéndome los pelos de punta. En cuanto toqué lo que necesitaba, lo agarré y lo saqué de mi. Un pequeño dron reposaba ahora en mi mano.

Lo dejé en el suelo y cogí hasta tres más antes de activar de nuevo la pantalla holográfica y cerrar aquella portezuela, dejando ver de nuevo mi plano vientre.

Entonces me llevé la mano a la oreja, o más bien cerca de ella, y activé la interfaz de los drones y estos tras emitir un pitido, se elevaron en el aire. Los drones estaban conectados a mi sinapsis por lo que con un pensamiento podía moverlos. Del mismo modo, podía ver a través de sus cámaras como si lo hiciera con mis propios ojos. El mayor peligro de esta conexión era la abstracción. Era fácil perderse en el allí y olvidar lo que tenías en el aquí, lo que podía dejarte vendida ante un ataque sorpresa. Por eso era tan importante buscar un lugar como aquella azotea.

Con los drones activos, les di la orden de volar alrededor de todo el edificio, de abajo a arriba.

En esta primera inspección quería ver con qué defensas contaba el edificio de manera directa, los más visibles. Así mismo, busqué cualquier punto que me pudiera servir como acceso al edificio. Un respiradero o acceso de mantenimiento.