Partida Rol por web

La búsqueda de Nora había sido lo más angustioso que había tenido que hacer Henri en toda su vida. Cada cuerpo tirado en el suelo que se veía obligado a girar le producía una combinación de sentimientos que, desde lo más profundo de su corazón, deseaba no tener que volver a sentir. El primero era el miedo, miedo a que fuera ella quien estaba tumbada y sin vida. Luego un breve instante de alegría al comprobar que no lo era. Pero ese instante se convertía en una pena enorme cuando reconocía el rostro de ese chico con quién había jugado al quidditch o el de aquella chica que le ayudó con una poción cuando él estaba en primero y ahora cursaba séptimo. La pena no terminaba de irse, pero era aderezada por el remordimiento que sentía por haberse alegrado que ese cuerpo no fuese Nora. Y así, una y otra vez, con cada alumno al que se acercaba.

Reconocer sus cosas entre los restos de la batalla tampoco fue de mucha ayuda, pues lo único que le aportó fueron más miedos e incertidumbre. Cuando debajo de un montón de nieve vio su mano moverse le dio un vuelco el corazón. Empezó a arañar la nieve y a apartar los cuerpos del montón como pudo.- ¡Nora! Soy Henri, todo va bien. Voy a sacarte.

Había un conjuro que servía para levantar objetos guinguardiun leviosa o Wingerdius levioso o algo similar, pero Henri ni se acordaba ni tenía fuerzas para conjurar nada más después de la batalla. Seguía apartando nieve para liberar a la pelirroja sin pensar en nada más que no fuese liberarla.

El precioso vestido de Lissy estaba sucio y lleno de desgarrones, la falda del vestido ondeaba suavemente como si quisiera deshacerse del polvo que cubría su delicada superficie... los hombros de la muchacha conservaban la escarcha que había ayudado a crear para la defensa de la torre, tenía el pelo encrespado como si hubiera metido los dedos en un enchufe muggle, sus descalzos pies mostraban varias heridas, así como sus brazos y sus mejillas. Estaba lo que se dice echa un asco... pero la señorita Richards había sido afortunada... afortunada por haber participado en aquella batalla y seguir allí de pie, con la varita en ristre y los nervios a flor de piel...

Cuando fue corriendo hacia la puerta para ayudar a su defensa y lanzó la Bombarda que ayudó a liberar a su compañero Alex, pensó que había echo algo bueno... para después llegar a la conclusión de que aquel sería el último de sus días... sin embargo cuando todo estaba perdido y Lissy se había decantado a lanzarse con todo lo que tenía contra los mortifagos, un fenix surgió en el cielo...

Lissy se quedó mirando con los ojos abiertos de par en par hacia el firmamento, los ojos se le anegaron en lágrimas y sonrió... sin embargo cuando volvió la vista hacia el suelo y comenzó a escuchar el lamento de los heridos su expresión cambió... Habían ganado, era el comienzo de algo nuevo, pero muchos alumnos e incluso profesores habían pagado un precio muy alto.

Decidida a seguir colaborando en todo lo que pudiera se acercó primero a Alex para comprobar que estuviera bien.

- Alex... ¿estás bien?- le dijo al tiempo que se rasgaba un trozo de tela y se la ponía a modo de torniquete en la pierna- mientras viene la señora Pomfrey creo que te vendrá bien... voy a ver si puedo ayudar en algo...- le dijo tras asegurarse de que el chico estaba bien.

Una mirada a su alrededor le hizo caer en la cuenta de que sería necesaria mucha ayuda... ¿Qué habrá sido del resto de sus amigos, del chico guapo que la acompañó al baile? pero sobre todo ¿Por donde empezar? se preguntó aún al lado de Alex. 

La batalla se terminaba con el repliegue de los mortífagos. Todavía no podía creer que eso estuviera sucediendo. Casi lo daba por perdido, muchos habían caído o sido muy malheridos en el intento.
Desde la torre, todo le parecía muy lejano. Se pasa mucho tiempo observando, apoyada en la pared de la torre, todo lo que allí ocurría.

Y de pronto se sorprende corriendo escaleras abajo. A cada paso todo se hacía más real. Una sonrisa agotada, pero casi feliz, se muestra en su rostro.
Muchos seguían allí, y podrían ver el final de aquella edad oscura que amenazaba con destruir todo lo bueno del mundo mágico.

Observa a todos los presentes, ayudando en lo que puede a transportar y a llevarlos para sanar sus heridas. Y mira a Henri, que buscaba desesperadamente en la nieve. Se acerca a él a la carrera para descubrir sus intenciones.
Ancla las manos en la nieve y ayuda a despejarla de su cuerpo, la desesperación de Henri era más que obvia.

- Vamos a sacarla, vamos... ¡Venga! - se dice a sí misma.

Con la ayuda de Katie, pues Henri no lo habría conseguido solo con un brazo herido, consiguen quitar de encima la nieve y lo cuerpo de los mortifagos. Por lo que parece, la mayoría están dormidos o inconscientes pues los alumnos, la mayoría de ellos, no han lanzado maldiciones para matar a otra persona, por mucho que fuesen magos tenebrosos.

Tras retirar la última capa de nieve, surge una pelirroja en busca de aire. Unos minutos más tarde y quizá habría muerto por la falta de oxígeno. Las pintas de Nora no son muy buenas, parece que con la caída en picado de la escoba quemada se ha hecho bastante daño. Uno de sus brazos está en una posición extraña, al igual que una de sus piernas, pero la alegría de ver a Henri puede más que el dolor.

Se reincorpora con la ayuda del brazo que parece tener en el sitio y se abraza a él. Tras unos instantes, se gira hacia Katie.

-Gracias... un poco más y no lo cuento...

Tuerce un poco el gesto al notar dolor del brazo y la pierna.

Ashton baja de la escoba cuando el último mortífago huye. Piensa en seguirle, pero tras un vistazo a su escoba, a punto de romperse por tres puntos diferentes decide desmontarse y ayudar a los heridos.

A él únicamente le habían dado en un hombro, y aunque la herida parecía estrepitosa entre la sangre, restos de barro de la caída y el caballete que se había improvisado con la bufanda apenas le dolía.

- Será mejor que te llevemos a la enfermería, no sea que te pase algo y no podamos ganar la copa este año. - bromea acercándose a Nora, Henri y Katie. - Bueno, al menos hemos demostrado que nadie nos vence sobre una escoba.

Espera a ver lo herida que está. A las malas entre Henri y él podrían llevarla a cuestas.

Alguien empezó a ayudarlo con la nieve. Al principio ni siquiera se percató de quién era, solo tenía una cosa en la cabeza. Sacar a Nora. No quería pensar en que estado la encontraría, su único objetivo era liberarla.

Quien le ayudaba dijo unas palabras de ánimo.- ¿Katie? - El chico levantó la vista un segundo para ver que su amiga estaba su lado- ¡Katie estaba bien! No parecía tener más que algún rasguño.- Gracias Katie.-Le dice, un poco más alegre al comprobar que ella está bien, mientras entre ambos apartan a los mortifagos que Nora tenía encima.

Cuando por fin la liberan, Henri se da cuenta del mal estado en el que se encuentra, parece que tiene los huesos de un brazo y una pierna rotos y fuera del sitio, pero vivirá. Le ayuda a levantarse y se abrazan como si hiciese años que no se veían. Una vez está seguro que ella está bien, y empieza a tranquilizarse, las fuerzas que le habían mantenido en pie ignorando el dolor que le producía la herida del brazo comienzan a desvanecerse. - No vuelva a darme un susto así en su vida, señorita Evergreen.- le susurra tratando de sonreir aunque le tiemblan los labios y mirándole a los ojos mientras con la mano que aún puede mover se seca un lágrima que brota de su ojo una vez que el miedo a perderla ha pasado.

Por si su alegría no fuese suficiente Ashton aparece a su espalda haciendo una broma. Está hecho un asco, pero si aún le quedan ganas de bromear es que no está muy grave. Con la ayuda de los tres llevan a Nora a la enfermería.

- De algo nos tenía que servir las horas de entrenamiento con Tina.- Responde a la broma de camino con gesto dolorido -¿Tina?- No había visto aún a Tina, ni a Alex, ni a Spencer, ni tampoco a Chis, ni al resto de la orden. Se le habían ido de la cabeza mientras buscaba a Nora. ¿Estarían bien? Esperaba que sí, pues de no estarlo le esperaban días muy duros al Huflepuff.

Mi idea de las bombardas para derribar muros sobre los mortífagos era buena. Tanto que la copiaron contra nosotros. Por desgracia en ese momento de la batalla, en ese lugar concreto, sus fuerzas son mejores que las nuestras y acaban haciéndonos retroceder. O, en mi caso, dejándome la pierna machadada y atrapada bajo una roca.

Para cuando me ayudan a liberarme y estoy en condiciones de poder hacer algo de nuevo todo acaba ya. El fénix en el cielo, los refuerzos...es una victoria. Pero como toda batalla, con su coste inevitable.

Al menos Clare está a salvo.

Me da mucha rabia no poder acompañarla a por Chris pero con la pierna como la tengo apoyarla es imposible, e ir a saltitos hará que me desmaye de dolor. Mejor no moverla. Golpeo la pared, frustrado por no poder colaborar más, y eso parece llamar la atención de Lissy. Que no se lo piensa y me hace unos primeros auxilios.

Apenas si escucho lo que me dice, o nada más en realidad...es mejor no sangrar, claro, pero apretarme la pierna de esa manera, los huesos rotos se rozan entre sí y...no es nada agradable, no sé como no grito. Pero sin duda me he puesto muy pálido y apenas si escucho nada aparte de un pitido. Cuando me quiero dar cuenta estoy sentado, y no apoyado en la pared.

Parpadeo, confuso.

-¿Decías, Lissy? Perdona, no te he entendido.- trago saliva -me alegra que estés bien.

Nora vuelve a abrazarse a Henri para tranquilizarle. La verdad es que lo ha pasado demasiado mal bajo esa montaña de nieve y cuerpos, pero ahora ya está bien... gracias a Henri y Katie. Se separa un poco de Henri y mira a Ashton y sonríe, disimulando el dolor para hacerse la fuerte.

-Creo que como hemos volado hoy ya nos pueden regalar directamente la copa. ¡No he visto a nadie más seguirnos!

Se pone en pie con la ayuda de todos. Le sabe mal porque ellos también están heridos así que trata de no cargar mucho el peso en ellos. El camino se hace bastante duro.

La señora Pomfrey, que no ha tomado parte en la batalla, baja corriendo las escaleras desde la enfermería con una especie de botiquín de primeros auxilios, al más puro estilo muggle, pero todo el mundo sabe que en el mundo mágico las apariencias engañan y es que cuando la señora Pomfrey abre el botiquín en el gran hall del castillo, lo que aparece es una especie de hospital de campaña.

Una tienda de lona, algo pequeña en apariencia, se planta en el recibidor.

-Muy bien, señorita Garden - le dice a Madelain -, necesito que que ayude - le tiende una plancha con una hoja de pergamino, una pluma y un maletín de médico -. Apunte en ese pergamino el nombre y las heridas que presenten los alumnos menos graves y le dirá que tratamiento debe aplicar. Será fácil de hacer... el pergamino también le indicará si algún alumno debe acudir a mi tienda.

Sin esperar un asentimiento por parte de la chica sale a las puertas del castillo para horrorizarse, primero, con lo que ve y luego comenzar a dar órdenes con diligencia.

-Que alguien ayude al señor Blair a llegar al hospital de campaña, igual para la señorita Evergreen - dijo antes de acercarse a Chris.

Comprueba su estado y levanta la varita con urgencia. Primero hace que el cuerpo se vuelva tieso como una tabla para que no mueva su posición y luego la eleva para guiarla con premura hacia la tienda de campaña. McGarden hace lo mismo con el profesor Deans, aunque no parece muy convencida del resultado.

Lissy se volvió en cuanto Alex le habló, se agachó rápidamente a su lado y le posó suavemente una mano sobre su mejilla.

- Nada importante...- dijo mirando el estado en el que se encontraba su amigo, sintiéndose mal con ella misma por no haber podido ser de más ayuda- pero tu no estás bien... tengo que llevarte a que te vean esa pierna... o me temo que te va a una antiestética cogera y tu tienes demasiado estilo para eso- trató de bromear para animar a su compañero- venga aprovecha y apóyate en mí...- le guiño un ojo- no te creas que permito a cualquier chico que me utilicen como medio de transporte... pero te advierto que luego, cuando estés bien te pasaré la factura- le dijo pasándose un brazo de Alex por sus hombros y ayudándolo a ponerse en pie.

Me afianzo bien en los hombros de Lissy, y consigo sonreir a medias. En otro momento estar así de cerca de una chica tan guapa y con un vestido tan sexy- al menos lo fue -habría sido interesante. Ahora mismo solo siento punzadas e nla pierna.

-Lo siento...debe ser el chico el que lleve a la chica herida en brazos...así que esperaré bien esa factura.

Lentamente nos encaminamos al hospital sin pasar por Madelain ya que la enfermera ha dicho que entre. Con cuidado me dejo caer en la primera camilla libre que encuentro.

-Deberías mirarte esos pies Lissy. Ir descalza...seguro que tienes heridas.

La Sra. Pomfrey llegó y lo primero que hizo fue dar órdenes a Madelain. Ella no quería hacer eso pero no era momento para discutir, de modo que entró al aula para comenzar a atender a quienes ya habían ido allí. Tan solo un segundo después de entrar, salió para decir en voz alta.

_Recuerden venir aquí los heridos leves, solo atenderé a quienes estén dentro del aula. Quienes estén sanos sáquenles las varitas a los mortífagos y aprisiónenlos. ¿No querrán que se despierten y traigan problemas, no?

Estaba sorprendida de que nadie se ocupara aún de ellos. Los cuerpos de mortífagos petrificados o desmayados eran muchos, si se despertaban y tenían sus varitas podrían hacer desastres. Antes de volver a entrar vio a algunos de sus compañeros de la orden.

_¿Alana, estás bien? Si necesitas algo ven, te dejaré como nueva -le dijo guiñándole un ojo-. ¡Chicos, muy buen vuelo! -dijo a los de Hufflepuff-. También los espero a ustedes.

Entonces sí entró al aula para cumplir con lo que le habían encargado.

Notaba que a mi alrededor ocurrían cosas, pero el desprendimiento me había pillado por sorpresa. Miraba el brazo destrozado por la roca. El golpe había sido tan súbito que no sentía el dolor, pero me había dejado tan aturdido que no entendía lo que ocurría.

Oigo a Scarlet. Parece que esta bien, o al menos mejor que yo. La sonrío y asiento, mientras el carmesí escapa de mi cuerpo y mi vista se va nublando.

-Ve...vete.-Me quedo mirando el brazo. Era una sensación extraña, como si todo le estuviera ocurriendo a otra persona. Los huesos rotos asomaban sus extremos astillados a través de la piel. Como un sonambulo me levanto y voy hacia donde han dicho que atenderían a la gente. Solo puedo alegrarme de que Scarlet está a salvo.

En cuando encontró a la enfermera Pomfrey, Scarlet volvió a por Spencer, que ya se dirigía al puesto de enfermería. Volvió a palidecer al ver su herida sangrante... No, definitivamente, Scarlet no estaba hecha para enfrentarse a cosas así. Aún así, tragó saliva y rasgó parte de la falda de su vestido para vendar como pudo la herida de su compañero. 

-Te acompaño allí, apóyate en mí si te mareas.-le dijo, sabiendo que estaba perdiendo mucha sangre y que podría marearse por ello. Pasó el brazo bueno de Spencer por encima de sus hombros y lo ayudó a llegar hasta allí, apartándole algunos mechones de pelo de la cara.-En cuanto lleguemos, te curarán y estarás como nuevo.-dijo antes de soltar un siseo doloroso al sentir  una punzada sobre su hombro herido, pero siguió caminando. 

En ese momento, en frío, sin ese reguero de adrenalina que corría por su sangre en el momento de la batalla, sentía cómo todo su cuerpo se quejaba. El hombro le dolía a horrores y sentía la sangre abandonar su cuerpo a través de ese orificio y otras más heridas abiertas, además de contusiones y otros cortes. 

-Piensa que podría haber sido peor... imagínate qué hubiese pasado si no llegas a tomarte el Felix Felicis, ¿eh? Siéntete afortunado...-dice,  intentando bromear para distraerlo del dolor y que el camino se hiciera más ameno. 

Como pudieron acompañaron a Nora al hospital de campaña que había montado la señora Pomfrey y como, casi siempre, la enfermera les impidió permanecer en sus dominios un segundo más del tiempo imprescindible, aunque un segundo era tiempo más que suficiente para intuir que algunos de los que estaban allí dentro tal vez no sobrevivirían. Henri vio a Alex en una camilla, y le saludó alegre al ver que estaba vivo.

Una vez fuera de la tienda su destino fue clase donde Madelain practicaba los primeros auxilios a los alumnos con heridas menos graves. Su brazo izquierdo estaba completamente morado desde el hombro hacia abajo y ya le resultaba imposible ni siquiera mover un dedo.- Gracias.- responde al cumplido.- Vuestra tormenta tampoco estuvo nada mal. Si esto - Henri mira su brazo morado- me lo hizo volando en sus límites no quiero pensar lo difícil que habrá sido atravesarla para los mortifagos.

Estando en mitad de la cola, el Hufflepuf vio llegar a Spencer ayudado por Scarlet, sus brazos no tenía mejor pinta que el suyo, pero estaban vivos. Con el brazo bueno les abrazo. - Gracias.- Le dijo a Spencer.- Si no es por el Felix no sé si estaría vivo.

Luego les susurró.- En cuanto Madelain nos deje como nuevos hay otra poción que tenemos que probar.- Aunque habían ganado una batalla, los niños seguían secuestrados y Henri no podría dejar de pensar en ellos por muy feliz que en esos momentos pudiera encontrarse.

Lissy no había caído en la cuenta de sus propias heridas ni del hielo que se había instalado en sus hombros, producido por la tormenta que tanto ella como el resto de alumnos que habían defendido la torre durante el ataque habían producido, hasta que Alex le hizo notar la existencia de dichas heridas.

Se miró los pies con un guiño en la cara como si no supiera a lo que se estaba refiriendo su compañero y cuando comprobó que efectivamente se encontraba descalza y llena de moratones desgarrones quedó espantada.

- Dios mío... ¡¡Estoy echa un adefesio!!- exclamó sin poderse contener mirándose el vestido, los brazos y palpándose el pelo y los hombros.

Pero entonces cuando volvió su vista a Alex y vio a Henri pasar volvió a caer de lleno en la realidad que acababa de vivir.

- No te preocupes por mí Alex- dijo esbozando una sonrisa- esto no es nada... un par de sesiones de pedicura y listo... ¿Te encuentras mejor? ¿Necesitas algo? Tu pide, que todo está convenientemente anotado en la extensa factura que te tengo reservada- le guiño un ojo

Devuelvo el saludo a Henri. Al menos alguien más que no está demasiado mal.

-Tranquila Lissy, estoy bien. Pero gracias. Solamente...no le digas a nadie si lloro cuando la enfermera me atienda.- bromeo- No, en serio...estoy bien. Igual deberías buscar a tu pareja en el baile. Seguro que le agrada verte y cuidarte.

-Aunque si no quieres hacer otra cosa...yo no me puedo mover ¿Podrías enterarte de si ha habido alguna....baja?

El trabajo era aburrido pero la Sra. Pomfrey había dicho la verdad, con ese pergamino y el maletín era bastante fácil de hacer. Los alumnos iban entrando uno tras otro, parecía que nadie había terminado la batalla ileso. Al menos los profesores parecían arreglárselas solos, o estuvieran esperando a la Sra. Pomfrey. Pronto llegó el turno de Henri.

_Gracias -fue lo único que respondió a su halago, pues estaba realmente atareada escribiendo el pergamino-. Veamos qué pasa con ese brazo.

HENRI HUDSON - Golpe en el brazo

Al lado del nombre de Henri apareció la explicación de lo que debía hacer. Madelain sonrió pues debía usar la magia, pero en realidad no difería demasiado de lo que le habría dicho su madre muggle.

_Glacius.

Esta vez el hechizo iba dirigido al interior de una bolsita tomada del maletín que la Sra. Pomfrey le había dejado, que se heló. Cuando Madelain la acercó al brazo de Henri, como decían las indicaciones, la bolsa helada adoptó la anatomía de su brazo.

_Bueno, parece que esto es todo, con un poco de hielo te recuperarás.

El día avanza. Madelain va atendiendo a todos los alumnos que se acercan a la clase para curar cortes o heridas que no suponen mucho esfuerzo curar. En cambio, el hospital de campaña es un hervidero de actividad. La señora Pomfrey no da abasto a toda la demanda de heridas importantes, tan importantes que ponen en peligro a quien las tiene. Los profesores hacen lo posible para ayudar en el exterior, desarmando a los mortifagos y llevándolos a un aula especial donde la profesora McGarden también les aplica cuidados médicos a los que lo necesitan, pues ellos no son tan mezquinos como para no atender a una persona herida, sea cual sea su bando.

Los alumnos aun no saben el número de víctimas reales. ¿15? ¿20? ¿30? No faltan muchos alumnos, pero tampoco nadie apuntó los nombres de todos aquellos que habían decidido pelear.

Cuando todo parece mucho más tranquilo, los profesores abren las puertas del Gran Comedor. Los ataques al castillo también han afectado a esa parte y hay cascotes aquí y allá, pero las protecciones del profesor Deans han funcionado perfectamente porque parece que todos los alumnos de primero y segundo y los alumnos de Slytherin. Por suerte para todos, los Slytherin son listos y no intentan ninguna tontería, pero todos se dirigen a su Sala Común para no participar en nada de lo que se está llevando a cabo. 

Los profesores, conscientes de que los alumnos de primero y segundo son demasiado pequeños, también les envían a la sala común de sus casas hasta que todo esté controlado y en su lugar.

La señora Pomfrey pide a Alex, Spencer, Nora y a otros alumnos que abandonen el hospital de campaña tras curar las heridas que, aunque aparatosas, no ponían en riesgo su vida. En ese momento, ven entrar a dos alumnos de último curso, sucios y heridos, pero ayudando en el exterior. Llevan a alguien y por sus caras no parecen muy felices... quizá sea la primera víctima que encuentran. Va tapada toda entera, pero de debajo de la manta asoma un mechón de cabello lila. Y la única con ese color es Ginna Simmons de 4º de la Casa Ravenclaw.

Alana había abandonado su disfraz improvisado solo cuando el ultimo de los Slytherin y demas gente que no deseaba colaborar desaparecio tras la puerta. El cabello decoloro del oscuro negro al ceniza de nuevo, y se retiró el antifaz con un movimiento de varita sobre este, absorbiendolo en forma de partículas que casi parecian purpurina.

Luego, sin decir una palabra, se había ido a ayudar al exterior a identificar a los caídos. Por suerte, a parte de cansancio, no tenía ninguna herida grave exceptuando un corte profundo en la mejilla, en horizontal. Evidentemente algo habia pasado rozando su cabeza, demasiado cerca...

Cuando tomó un descanso de esto, se acercó a Madelain ahora si.

-Nuestros muertos merecían una pronta atención...hoy fue una pequeña victoria, pero aun quedan muchas cosas sueltas. -le miró- ¿Entendiste tu porque me cubrí?

El alivio que sintió Madelain cuando se fue el último de los pacientes fue tal que sintió que recién en ese momento la batalla había terminado. Aún así no pudo relajarse del todo y salió a mirar que todo estuviera en orden, con los mortífagos desarmados y apresados. En eso se cruzó con Alana, quien ya lucía como siempre. Se dio cuenta que estaba demasiado acelerada y necesitaba tomarse un respiro, así que se quedó a conversar con su amiga.

_Sí, lo entendí, y reconozco que me sentí tentada a hacerlo también. Pero no creo que sea lo correcto. Son ellos quienes deben cubrirse, quienes deben sentir vergüenza e incluso temor. Que nos cubramos podría enviar el mensaje al resto del mundo mágico de que queremos escondernos, que tenemos miedo. Nosotros solos no podremos hacer un cambio si el resto de la sociedad no se suma, y para eso no tenemos que transmitir miedo, sino esperanza. Que vean que no tememos enfrentarnos a las fuerzas de quientusab...-se dio cuenta de que no debería seguir llamándolo así si creía sus propias palabras- de Lord Voldemort, que vean que tenemos esperanza y que... No...

En ese momento Madelain dejó de mirar a Alana; dirigió su mirada hacia el bulto que entraban unos chicos, un bulto del cual asomaba un cabello de un color único en todo el colegio, el cabello de una chica de la misma casa de Madelain, un año menor, a la cual Madelain tenía mucho afecto.

_¡NO! ¡NO, GINA!

Dejó a Alana donde estaba y salió corriendo hacia ella para destaparle la cara. Debía verle el rostro, eso tenía que ser una pesadilla.