Partida Rol por web

-"Hola amigo!"- Kalalo le dio un pequeño golpecito en el hombro al que le hablaba -"¿De que victimas hablas?, en el amor no hay victimas, solo ganadores"- En verdad estaba extrañado por la reaccion del aquel hombre, tanto que dejo de ver el trasero de la guardia para hablar directamente con el sin dejar de caminar -"¿Que te ha molestado, mi amigo, ¿Acaso ya le habias hechado el ojo a Bell?"- Kalalo no comprendia la reaccion de aquel. Quizas si hubiera sido una mujer, tal vez se justificara.

-"¿Hay muchas mujeres en Romualda?"- Preguntó con interes.

-Jajajaja. -Kalehid rió sin poder reprimirse. -Me encantas muchacho. Creo que podrías ser un buen bufón en la corte. Te contestaré a la pregunta que más interés tienes. Sí, hay muchas mujeres en Romualda, y además son muy bellas. -dijo con una sonrisa en los labios.

-Y no me malinterpretes, ami no me molesta, pero creo que no es la mejor manera para conquistar el corazón de estas bellas damas. 

Acelerando un poco el paso se puso en cabeza del grupo, seguido por Etelimas, mientras decía. -Sigue como veas, solo te doy consejos, si quieres úsalos, sino, sigue como hasta ahora. -Y con un gesto de desprecio añadió. -Y ahora déjame, tengo cosas en las que pensar.

No debeis ser tan quisquilloso Kalehid, él solo se ha ofrecido a instruirles en el manejo de las armas y la defensa personal. Además de estar interado en la moda. - dijo Adélaïde ingenuam

Antes de que Bell bajara las puertas y al ver como los no muertos se quedaban atrás Enya salió corriendo dando pequeños saltitos mientras correteaba para acercarse al último del grupo de aventureros que se había formado en aquel lugar.

No entendía la mayor parte de la conversación que estaban teniendo, pero eso le daba igual. Estaba ansiosa por ayudar a Lis y parecía que ese grupo también. Así que se unió a ellos sin decir nada. 

Espero que una chica de mi tamaño les suponga algún tipo de problema...

Al parecer es bastante lejos - Pensó Kalalo...

Hola Morgana, mi nombre es Bell. Gracias por acudir en nuestra ayuda dice Bell sonriendo amablemente.

Se gira hacia los demás, pero ve que ninguno de ellos se presenta

¡Qué descorteses! piensa Bell totalmente ofendida.

Antes de que pudiera decir nada, uno de ellos se ofrece de instructor

Vaya, no me dices tu nombre pero te me insinúas. ¿Crees que podrías enseñarnos algo? Meca estaría encantada de batirte, pero me encantaría hacerlo yo misma... le dice a Kalalo mientras le acaricia la mandíbula dulcemente.

Según dice esto, Kalalo nota una ligera presión en el brazo izquierdo. Miras hacia allí y descubres que hay una daga introducida por una de las aberturas de tu armadura.

¡Te despistas muy rápido, no podrías enseñar nada ni a la dulce Lis!

Entre sus risas, oís unos pasos. Al girar, veis a esta joven que se acerca a vosotros

Esta joven se acerca hasta Bell y, apoyando su mano en el hombro, dice

No está bien lo que has hecho, Bell. No está bien sacar a la luz los defectos de los demás, eso es de mala educación.

Con una última sonrisa hacia Bell, la muchacha se gira hacia vosotros.

Mi nombre es Bell, soy clériga del grandioso Pelor. ¿Cuáles son vuestros nombres? Todos habréis leído el mensaje de socorro, supongo, pero... ¿cuál ha sido el impulso que os hizo venir aquí? ¿La grandeza personal? ¿El reconocimiento? ¿Dinero?

Mis disculpas, pero me parece que se equivoca. Su nombre es Lis. - dijo Adélaïde desde la grupa de su caballo. Mi nombre es Adélaïde. Estoy aqui para ayudaros como todo buen caballero andante. dijo mientras le dedicaba una sonrisa.

Bueno, veo que al menos mi prueba de agudeza mental la ha pasado sin problemas dice Lis mirando a Adélaïde.

Efectivamente, mi nombre es Lis. añade asintiendo. Vuelve a mirar a Adélaïde y añade

Y usted, más que un caballero andante, sera dama, ¿no? A no ser que bajo esa armadura esconda algún secreto...

Si, bueno no, bueno nose... - dijo Adélaïde confusa, hace poco que estoy en esto de la caballeria y no me habia planteado esa cuestión. De cualquier manera, le invito a que lo compruebes por ti misma. - termino guiñandole un ojo picaramente.

- Mi nombre es Morgana estoy aqui para batirme con rivales cada vez mas poderosos, por rivales entiendo desde bestias salvajes o gente que luche con solo su cuerpo como arma.

Luego pauso para añadir

- Y en cuanto al secreto, puedo corroborar que es cierto, la semana pasada intento propasarse conmigo.

-Bien, por fin nos encontramos Lis. -Kalehid saluda con una reverencia a la mujer recién llegada, puesto que es la "dueña" del lugar, tiene que presentar le sus respetos. -Yo soy Kalehid, príncipe de Romualda, a su servicio. -mientras hacia la reverencia izo una señal a Etelimas para que hiciese lo propio.

-Me gustaría debatir algunos asuntos importantes, pero creo que sera mejor después de hablar del problema que me han contado que tenéis vos y vuestra gente...

¿Intentó? Disculpa, pero creo que aquello no se quedo solo en un intento. Puedo recordar lo bien que "luchas" con solo tu cuerpo como arma...  Dijo soltando una pequeña carcajada seguida de una picara sonrisa.

Morgana solto una pequeña carcajada y le constesto sonriendo.

- Otra noche seguiremos esa "lucha", creo recordar que fue un empate y no podemos dejarlo sin una vencedora.

-"Podrias apuntar un poco mas abajo"- Dijo Kalalo como un susurro a la Bell. En este instante aparecio Lis, que para decepcion de Kalalo, venia vestida de un modo mas reservado. Sonriendo ante el comentario de la cleriga, se inclino galantamente para recibirla. Luego se presentó como Kalalo, El Azote del Mal.

Estaba intentado cubrir el hueco de la armadura cuando escucho las palabras que intercambiaron Morgana, Adeleide y Lis. Le entró un ataque de tos cronica. Repasó mentalmente y tachó de su lista a Morgana con una doble raya y a Adelaide con una sola. Aunque quizas sean como las hachas enenanas... de doble filo.

Etelimas enarcó una ceja.

"Parece que están más interesados en bromear que en tomarse en serio la misión de Lis... Mejor."

Como era Kalehid quién había iniciado la conversación, él se posicionó un paso por detrás de su hermano, callado y escuchando atentamente a los presentes, a la espera de que su hermano le necesitase.

Se fijó sobretodo en las diferentes habilidades de aquellos desconocidos.

Ese tal Kalalo parecía un guerrero fuerte y experimentado, pero muy falto de mollera.

Sobre Morgana, tenía casi por seguro que ella no era una simple guerrera, por sus palabras parecía más bien una monje, pero su actitud infantil... quizá no lo fuera, y si lo era no sería muy aplicada.

Adélaïde... ella bien podría ser una paladina de algún dios o diosa, pero tenía una actitud que apuntaba más a una guerrera autodidacta, una apasionada del bien... y estaba para mojar pan. Sobretodo era ésto último lo que más interesaba a Etelimas.

Siguió recorriendo con la mirada a los presentes y vio una niña que parecía haberse sumado al grupo de personas. Una niña curiosa de la aldea, supuso. Tras fijarse un momento más, reconoció a la niña que un momento antes había gritado al ver a los muertos vivientes, sonrió.

Una mujer morena estaba a distancia, observando atentamente la muralla y los edificios. Una actitud extraña teniendo en cuenta que no era una aldea especialmente hermosa en ningún sentido, pero como era una bellísima mujer, esas cosas se le perdonaban. La auténtica pregunta era si ella pertenecía al grupo de aventureros que iban a ayudar a Lis o no. Si era así, sin duda sería algún tipo de maga, pues no parecía llevar ninguna arma ni armadura.

Nadie más parecía estar cerca... bien, pues esos eran todos. Centró de nuevo su atención en Adélaïde, que seguía bromeando con Morgana.

Desde uno de los laterales surge una voz, había conseguido pasar desapercibida. Eso era bueno, a eso se dedicaba y formaba parte de su trabajo.

Mi nombre es Sarita, y vale con que sepas que estoy dispuesta a ayudaros. Mis motivaciones son personales, y así espero que sigan siendo.- dicho esto se retiró de nuevo para dejar el protagonismo a los demás

Etelimas, que casi había logrado ver a través de la armadura de Adélaíde, perdió la concentración. Se giró para ver de dónde había venido aquella voz de mujer.

No se había dado cuenta de su presencia hasta ahora, y no parecía que ella quisiera ser vista demasiado. Le hizo pensar en una bandida o alguien a la que persigue la ley... quizá tratase de conseguir dinero para huir.

Agitó la cabeza, molesto, y volvió a concentrarse en la armadura de la caballera.

Sintiendolo mucho Morg, lo que sucedio fue fruto del alcohol. Entiendeme, estaba bebida y eras lo mas parecido a un hombre de verdad en aquella taberna dejada de la mano de los dioses. Sobria no te tocaria ni con un palo. - Dijo Adélaïde con voz inocente al principio y tajante al final. Miro alrededor y descubrió a Etelimas que miraba de manera obsesiva su cuerpo.Me parece que por mucho empeño que le pongas, asi no conseguiras quitarme la armadura querido Etelimas. Dijo riendose.