Partida Rol por web

- No disimuleis se que tenais poderes- y ahora era el momento de darle uso a mi habilidad- Donde esta la chica de la que hablais-

Orden de turnos.

L
Elle
Michael Summers
Alan Harris
Sirhan Daren
James Kerrigan

- No hemos secuestrado a ninguna chica- realmente no sabia de que estaban hablando, trato de lanzarles una descarga eléctrica, pero algo falla, mi poder no funciona, por mas que lo intento no consigo lanzar nada, muevo mi brazo como una idiota, poniendo mi mano avierta, lo intento una y otra vez pero me es imposible, no se que esta pasando.

El tal L se supone que ya ha actuado, no? Ahora voy yo?

 Miro sorprendido a Elle, ya que parece tener el mismo problema que yo...

 - Algo está bloqueando nuestros poderes.

En cuanto vi que Elle hizo un amago de atacar empecé a moverme. Disparé casi sin pensar el arma que me habían dado para la ocasión. No tenía ni idea de qué habilidades tendrían los intrusos ni si llevarían chalecos antibalas o algo así, así que disparé al cuello del hombre con el cabello de color negro... El tiempo de entrenamiento y las horas pasadas en el gimnasio dieron su fruto y mis reflejos hicieron el resto. El disparo del táser impactó en el cuello del tipo y empezó a hacer efecto. Debería estar incapacitado, un asaltante menos...

Al ver que aquel hombre levantaba el arma hacia Lion grité -¡L!- dejé que las llamas envolvieran todo mi cuerpo por completo, a una temperatura inalcanzable para cualquier incendio forestal. Al instante la temperatura de la sala aumnetó por encima de los cuarenta grados centígrados, pero era necesario. No permitiría que dañaran a Lion, él era mi amigo y María había dado su vida entera por él, por no perderlo. No iba a dejar que lo perdiera ahora por culpa de ese imbecil.

Levanté un muro de fuego para dividir a los dos grupos, esperando que fuera suficiente como para fundor la bala antes de que esta impactara, el calor era ya insoportable. Sabía qe los demás apenas podrían respirar pues el oxígeno de la habitación estaba alimentando el fuego que yo estaba creando y manejando.

Me estaba jugando mucho más que esos payasos, si me hubieran dicho donde estaba Carla no habríamos tenido que llegara  esos extremos, pero una vez hecho ya no había vuelta atrás, arderían por haber encerrado a mi pequeña. Arderían por haberla separado de lo único que tenía en este mundo.

No sabía si el muro de fuego había tenido éxito, esperando que así fuera reuní todo ese fuego en mis brazos, ahora parecían dos alas ígneas que me hacían merecedor del mote por el que Lobo me llamaba, pero las alas no se quedaron en ese estado mucho tiempo si no que batieron una vez convertidas en dos chorros de fuego dirigidos hacia la mujer y el hombre que había atacado a Lion. El tercero aún no había hecho nada, si no lo hacía no tendríamos porqué pelear, yo sólo quería a Carla ¿Tan difícil era decirme donde podía encontrarse?

Ellos habían atacado primero, ellos se lo habían buscado, antes de que mis llamas impactaran en mis víctimas aumenté mucho más la temperatura de estas, ahora hasta podía oler el sudor de todos los que estaban en la sala...algo no muy agradable...pero no durarían mucho si mi ataque daba en el blanco, al menos esperaba que el tercero se rindiese y nos ayudara, entonces no tendría nada en su contra, sólo quería una cosa.

Carla.

Con solo ver como levantó su arma y disparó, Sirhan ya se decidio a usar su habilidad, en el peor de los casos...no queria pensar en que pasaria si fallaba. Justo cuando quizo abrir "su puerta" un poderoso muro de llamas dividió la habitacion, el calor fue tal que le lagrimearon los ojos, creyo que todo su rostro se incendiaba, sintió un atisbo de panico y alli, en ese instante, en su mente una puerta blanca se abrió, dejando salir una extraña sustancia negra, una mezcla entre humo y aceite. Todo esto pasaba en su mente, era la representacion que él le daba a su poder. Dejó que este emanara libre, tratando de proyectarlo hacia adelante, hacia los tres que estaban atacandolos.

Toda ganas de luchar que tenian sus enemigos desapareció, no veian sentido a luchar. Toda meta que pudieron llegar a tener, todo sueño, todo anhelo, desapareció. Ni siquiera estaban seguros de poder mantenerse ergidos. Todo brillo en sus ojos murio, su rostro de vació de emociones, parecian que su alma hubiera abandonado su cuerpo.

Si su ataque tenia exito, estarian fuera de combate.

 El tal L debía de ser la causa de que fallaran nuestro poderes, porque en cuanto le abatieron, estos volvieron. Si más dilación, guardé la pistola, para reservar el disparo, por si lo necesito y hago que mis manos brillen, llenos de energía eléctrica, mientras decía, con una amplia sonrisa lobuna:

 - Mi turno.

 Casi no noté el calor de la llamarada que dividió nuestros grupos y apunté al tipo rubio melenudo, la fuente del fuego, para disparar dos relámpagos de energía, directos al pecho de mi objetivo, esperando derribarlo de un solo ataque.

 Hoy iba a ser un día estupendo... Si lograba que no nos mataran.