Partida Rol por web

¿Qué hacer, qué hacer?... Ya sé... Miro a Quycus- este es tu momento de gloria amigo. Ve a ver si el combate a terminado, y puedo ir a recoger la antorcha del bárbaro -Dejo a Quycus en el suelo- Espero que estés a la altura de las circustancias, pequeño anfibio berrugoso... -Si arrancase los ojos al drow, ¿tendría infravisión? tendré que meditarlo

Después de dedicarte una fría mirada de reproche, oyes los húmedos chapoteos de tu familiar al alejarse a saltos en dirección a la batalla. No obstante, sigues escuchando ruidos, especialmente los gritos de los monstruos. Muy posiblemente, el regreso de Quycus no te diga nada nuevo...

Mitius, si puedo escapar del infierno de Loth, volvere a por ti........

Lilulilulilu, barro mi casita...

El pánico ha abandonado a la criatura por completo. Con furia renovada, se lanza sobre ti y te golpea en el hombro. Sientes que, ante todo, has tenido suerte.

Las otras dos criaturas centran su interés en la nueva presa, mucho más grande y, probablemente, jugosa. O quizás dan por hecho que su camarada se las entenderá contigo. Ambos arremeten contra Limbuil, golpeándolo sin piedad. Sin embargo, el unicornio no permanece manso, esperando a que lo golpeen. Se coloca sobre los cuartos traseros, igual que la estatuilla que era segundos antes, y al bajar, embiste al que derribó a Sivil, lanzándolo por los aires. Un río oscuro nace del vientre del grimórlock muerto.

Parece que sois dos contra dos, Meiar Siannodel. Y te toca demostrar que, al contrario que Mitius, tú no huyes ni haces huir...

Mientras reza a Corellion por el éxito en esta empresa para poder pasar un rato más junto a sus compañeros, Meiar dispara el arco contra el grimlock que le ataca.. Al ver que la flecha impacta en su enemigo eleva un sincero agradecimiento mientras espera poder resistir la próxima embestida...

Yo lo he estado teniendo en cuenta. Por eso impactaste en el grimórlock anterior.

El grimórlock retrocede levemente al sentir la herida de la flecha. Su hacha se mueve de lado a lado, pasándote por encima con un zumbido que hace a tu corazón dar un vuelco.

Limbuil se abalanza sobre su atacante, lo derriba de dos golpes y lo cornea en el suelo, arrancándole un último y débil gorgoteo.

Quizás hayas obrado en contra de tu naturaleza varias veces, pero ahora es tu subconsciente quien lleva la riendas. Y sabe que si hay algo que un drow jamás haría es admitir una derrota. Tu caída hacia la oscuridad se frena de golpe.

Espranzada por el giro de los acontecicmientos pero sabiendo que si falla, el resultadado puede ser fatal pone toda su concentración en el próximo disparo aunque eso no impide que la flecha salga desviada

El grimórlock aúlla y te golpea. Eres incapaz de decir donde, pues el dolor invade tu cerebro y pierdes el conocimiento, rogando a tu dios que Limbuil vele por ti y esto no sea el final...

La consciencia os recibe con una pesadez de cabeza infernal. Vuestras heridas han sido sanadas prácticamente por completo, al menos lo suficiente para que vuestros cuerpos aguanten de una sola pieza. Aparte de los cuatro cadáveres de grimórlock, estáis solos con vuestra inquietud. Al menos, la puerta sigue abierta.

Sivil, donde acaba la penumbra, en el corredor, te encuentras con la mirada indiferente de Quycus, el sapo de Mitius. Entonces, este se da la vuelta y se aleja saltando apresuradamente.

No has podido agradecer a Limbuil todo lo que ha hecho por vosotros, aunque es algo que jamás olvidarás. Puede que te lo fijes como meta próxima, buscar a esa criatura y mostrarle tu eterna gratitud y la de tus compañeros.

De momento, sólo quedan de él una peana vacía con su nombre tallado y tres cadáveres de grimórlock con sendas heridas de cuerno.

¡Estaba escribiéndolo! ¡Eres demasiado rápida, Calamity Jane!

Oyes a Quycus volver apresuradamente. Demasiado, teniendo en cuenta el silencio que se ha hecho en el lugar.

¿Vienen a por ti, sigilosos como un drow? ¿O están preparando la carga brutal, como un bárbaro desarrapado?

A menos que se hayan matado entre ellos, es posible que las cosas se vuelvan un poco difíciles para ti, Mitius.

No contabas con eso, ¿eh? Eres el vivo ejemplo de la necedad.

Pero algo se podrá hacer, ¿no?

Huir o lamer botas. Y una huida aquí a saber contra lo que te empuja.

Hay... hay una palabra maravillosa... "excusa". La gente siempre la acepta. La gente que no es tú, al menos.

Te van a matar, patán. Y a mí también, sólo soy una voz dentro de ti.

En cuanto se levanta, recoge del suelo la peana de la estatuilla de Limbuil y antes de guardarla con cariño en un bolsillo le susurra muchísimas gracias por todo

A continuación se gira hacia sus compañeros y su sonrisa se ensancha al ver que Rognar, que había quedado malherido por protegerla, está recuperado. Estáis bien!!! no os váis a creer lo que ha pasado dice emocionada mientras recoge las flechas que aún puedan utilizarse de nuevo y las mete en el carcaj
Estábais los dos malheridos en el suelo y Mitius, ese cobarde, acababa de huir cuando recordé el pergamino que encontramos y le pedí ayuda al unicornio que había cogido en la mesa, Limbuil... ohhh era tan maravilloso, te habría encantado verlo jefe con sus crines resplandecientes y un halo de poder y bondad que incluso afectó a esos malditos bichos, es una pena que se haya marchado dice triste de repente crees que volveremos a verlo algún día para que le pueda dar las gracias como es debido??? me encantaría volver a verle en una situación más tranquila, quizás se hicera amigo mío y me dejaría montar un poquito aunque con solo tocarlo me conformaria, era tan maravilloso...

Me levanto aturdido y extraño por seguir vivo.
Como es que no estoy en el Valhalla, me vi morir desde arriba.
Cuando me recupeo un poco más recuerdo al sucio mago.
Cuando vea a tu amigo le arrancara los dos brazos y le meterfe su sapo por la boca hasta que se ahogue.
Le digo a Sivil mientras me levanto malhumorado.