Partida Rol por web

James miro sorprendido a María, definitivamente no se esperaba que la vampiresa le dijese algo así, esta vez sí que puso cara de susto, eso había conseguido asustar al joven vástago.

Cuando te acercas al hombre trajeado puedes ver que Seydou se marcha, y parece ser que se marcha por que el antiguo que parece un niño se ha acercado a hablar con el antiguo trajeado, y ambos se ponen a hablar, antes de que decidas que hacer, o de buscar otro objetivo aparece Fiorno de nuevo, al verte sonríe.

- Hola querida, por fin conseguí lo que quería, la compañera que quería conocerte está aquí, ¿quieres verla? ¿O prefieres ir a otro lugar? Quedaríamos mal, pero no quiero que te sientas incomoda pequeña.

Lo saludo con una gran reverencia, pero evito darle la mano, tanto al príncipe como a su chiquillo. Soy muy paranoico y se de muchos poderes que necesitan contacto físico.

-Desde luego. Si confiás en el, yo no tengo ningún problema -le digo al príncipe-. En cuanto a lo que me trae a la ciudad, pues bien: Aquí nací y crecí, hace ya algunos siglos, y aquí he pasado gran parte de mi no-vida. Aunque mi trabajo de Arconte me ha impedido regresar en casi un siglo, la noticia de que la ciudad esta ahora en manos de nuestra secta me ha parecido el momento adecuado para volver a ver mi ciudad natal.

-Y desde luego, como Arconte, es mi trabajo velar por los intereses de la Camarilla. Asi que si necesita ayuda, no dude en llamarme, principe.

Negué sonriendo al tiempo que posaba mimano en la mano de miinterlocutor con gesto suave. No se preocupe, haga eso que necesita hacer. Para eso están los teléfonos, para comunicarse. Por mi aprte lediré que no he visto a nadie que realmente pudiera decirse de interés, aunque sin conocer a los habitantes de la ciudad no es una frase muy acertada.

Aprovecho la oportunidad que me brinda Fiorno de reuhir al pequeño vástago sin que esto se perciba como debilidad. Por supuesto, finjo sentirme molesta por la interrupción aunque interiormente esté muy agradecida por ella. Pongo cara de fastidio al responder.

Por supuesto, Fiorno, vamos a hablar con tu amiga, pero quiero que sepas que lo hago por tí. Sabes que no me gusta que me interrumpan o me involucren en compromisos sociales obligados...

Al mirarle percibo como el Gangrel se prepara para responder también indignado, algo que no me conviene, así que rápidamente, sin darle tiempo a contestar, me apresuro a añadir.

Pero claro, ya sabes que tú siempre tienes permiso para interrumpirme, esté haciendo lo que esté haciendo - Añado deteniéndome en cada sílaba a modo de insinuación - Y también sabes que estoy deseosa de conocer a esta persona, sobre todo después de tanto como me has hablado de ella. - Sonrisa, guiño, y me adelanto en la dirección en que Fiorno señalaba para intentar no enfrentarme a su posible reacción de enfado

Anne asintió ante la explicación de Marcelo. "Bueno, espero que acepte al menos acudir a la actuación que daré en breve." Como quien se acaba de dar cuenta de algo, miró al vástago con los ojos muy abiertos, evocando un gesto de nuevo, algo infantil. "Me encantaría que usted también pudiese acudir. Es más, quizás tendría a bien ayudarme a encontrar un lugar para organizar el evento." Pareció recapacitar un instante. "No es mi intención ponerle en un compromiso. Seguro que es un hombre ocupado..."

Mientras habla Alexandre termino el mensaje.

-Gracias por tu compresión con lo del móvil. Doy una calada al cigarro y lo tiro, entre una cosa y otra se había casi consumido. Bueno, las apariencias engañan, seguro que alguien interesante habrá. Apuro lo que queda del vaso de whisky de un trago y lo dejo en la barra. 

No dudo que pudieran serlo,pero no a simple vista. O quizás estaban demasiado enfrascados en sus asuntos.

Tendía a encogerme de hombros comosi no tuviese relevancia alguna. Por otro lado, ¿sabes algo de loque se cuece por laciudad?

-La verdad es que no tengo ni idea de que pasa por aquí. Sonrío al vástago con apariencia de niño. Tendría que haberme informado, ya que tengo un conocido en la ciudad, pero no pensé en ello.

Hago un gesto al camarero para que se acerque, cuando me atiende le pido otro Whisky.

- Hay rumores de que el sabatt está cerca, pero no pienso aceptar nada de eso, aun no hemos tenido ninguna amenaza, ninguno se a atrevido a mostrarse, aunque teniéndote cerca estoy más tranquilo, estoy seguro de que estaremos más protegidos contigo en la ciudad. Aparte de esto ¿no te trajo aquí ningún negocio más? – El príncipe parecía bastante preocupado por la gente que iba a la ciudad, parecía desconfiar hasta alguien con un rango como el de arconte.

Cesare sonrió ante las palabras de María,  le caía bien esa vampiresa, siempre tenía comentarios que le resultaban graciosos.

- A este paso vas a acabar decepcionada con la visita, imagínate que al final no sea lo que esperas. – Cesare mantenía su sonrisa, aunque esa vez era más burlona, después te hizo una seña para que le acompañaras, mientras andabais llegasteis en la zona privada del bar, no la zona donde se reunía el príncipe, sino la otra zona donde se reunían los otros vástagos, un sitio menos privado. Se paró en una de las habitaciones y se volvió a mirarte. – Esta es tu última oportunidad, puedes darte la vuelta o entrar. ¿Estas segura? – Cesare parecía que intentaba ponerte nerviosa, aunque parecía ser más por diversión suya.

- No me molestas ni mucho menos, todo lo contrario, será un placer ayudarte a encontrar el sitio perfecto, seguro que reunimos a todos los vástagos influyentes y poderosos. Seguro que conseguimos que hagas muchos amigos. – Marcelo parecía encantado de poder ayudarte con tu gran concierto. Parecía bastante interesado en él.

¡Si me lo preguntas una sola vez más te ganas una colleja! - Le digo mientras le aparto con un suave empujón y cruzo el umbral

-No. Eso es todo; espero establecerme aquí, ademas de eso no tengo ningún “negocio” en la ciudad. En cuanto a lo del Sabbat, siempre puede contar conmigo, si es que dan problemas.

Parecía que este Príncipe es bastante paranoico, habría que andarse con cuidado, y mas porque tenia a un Ravnos a su servicio.

-¿algo mas en lo que pueda ayudarlo, príncipe?

Anne pareció alegrarse ante las palabras de Marcelo. La realidad era que su ayuda podía venirle muy bien, pues el vástago, parecía estar muy bien relacionado en la ciudad. El hecho de que el Príncipe usara su recinto como lugar de recibimiento, decía mucho de su capacidad, si en realidad llevaba tan poco tiempo en la ciudad. Anne sacó de su bolso una tarjeta y se la ofreció sonriente. "Aquí está mi número de teléfono móvil y mi email, por si quisiera contactar conmigo. Huelga decir que no todo ha de ser negocios, pues su compañía es más que grata." Le dijo con cierto aire de intimidad. Dió un nuevo sorbo a la insípida copa de vino, esperando que Marcelo la aceptase, con la esperanza de un gesto similar por su parte.
 

Asentí a mi interlocutormientras me expresaba sus dudas. Ciertamente es duro empezar en un lugar nuevo...Comenté de pasada con esa forma de conversación casual que bien podía aplicarse a nuestro encuentro social. Probablemnte ambos estuviéramos al quite de saber quien más habñia y si habñia previsto algo de interés para la noche. Quizás debíamos investigar el sitio con mayor profundidad, y no estábamos demorando en la antesala de la fiesta...

El príncipe miro a Ruv y escucho pacientemente. Cuando acabo asintió y mostro sus blancos dientes a su invitado.

- Está bien, me parece bien que hayas querido venir a ver tu ciudad natal. Me parece algo lógico, también me alegra que muestres apoyo a la camarilla. Es posible que en un futuro no muy lejano seas invitado a una fiesta, ya que ha venido una gran artista a la ciudad. – Ruv asintió ante las palabras del Príncipe y salió fuera del lugar. 

Mientras paseabas por el lugar apareció John de nuevo.

- Bien, el príncipe te espera, me gustaría que me acompañases y lo saludases. A no ser que tengas algo mejor que hacer, si así fuese, te aconsejaría que te dieses prisa. No eres el único que espera por el príncipe.

Entras en la habitación privada, al entrar ves que es una habitación acogedora, con una mesa y tres sillas, en una de las sillas hay una persona encapuchada, a la cual no puedes ver el rostro. Cuando esta habla puedes comprobar que es una mujer.

- ¿Tu nombre es Max verdad? Hace mucho que no veo a una de las nuestras. – Su voz era bastante dulce y sensual al mismo tiempo. 

Marcelo cogió la tarjeta y la miro.  Después la guardo dentro de su americana en uno de sus bolsillos y metió su otra mano para sacar una tarjeta parecida de su otro bolsillo, la miro y después se la entregó a Anne.

- Aquí está mi teléfono y el del local, también está el de John, que es mi mano derecha aquí, él siempre sabe dónde estoy. Te daría mi correo, pero no tengo de esas cosas la verdad.

Sorprendida por la declaración, ahogo toda expresión que pueda revelar más de lo que me gustaría y me dispongo a deshacerme del Gangrel que nos acompaña.

Mi nombre es María. En cuanto a lo otro... en mi pasado hay muchos colectivos que podrían encajar dentro de un "nosotras", así que voy a necesitar que sea más específica. Pero antes...

Me aseguro de que el Gangrel se ha quedado al otro lado de la puerta de la estancia privada (si el Gangrel ha entrado dentro de la estancia le pido que nos deje solas "déjanos mantener una conversación de chicas, quiero poder hablar con libertad de esos hoyuelos tuyos"). Busco un pestillo o cerrojo en la puerta que poder cerrar para garantizar nuestra intimidad. Activo mis sentidos agudizados para intentar detectar cualquier sonido realizado por alguien al otro lado de la puerta. Sé que esto es un elíseo, pero la ventaja de este poder es que es indetectable su uso, así que estoy a salvo.

Solo cuando me he asegurado que no hay forma de que nos puedan interrumpir o que parece que no hay espías presentes, me giro y me acerco a la mujer encapuchada, me siento en una de las sillas y cuando hablo, lo hago con una voz que es casi un susurro.

Como decía, hay muchos colectivos entre los que mi pasado puede encajar como una pieza más de un puzzle... pero hay pocos colectivos que conozcan el nombre de Max.

Antes de continuar con esta conversación, me gustaría advertirle: según que rumbo coja esta charla, y sobre todo teniendo en cuenta las características de aquellos colectivos que pueden confundir mi nombre con el de Max, creo que sería mejor que la mantuviésemos en un entorno más... como decirlo... más fiable. Y ahora... dígame ¿Quién es usted que conoce a Max?