Partida Rol por web

Historia de un Asesino

Capítulo 3. El Contacto.

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01/08/2019, 20:10
Asteirm

Frío. El frío se colaba a través de su capa, a través de la ropa, hasta sus huesos. Imperturbable, el asesino avanzó toda la noche sin dejar asomar en su rostro muestra alguna de fatiga. Estaba cansado, sí. Tenía frío. Pero su disciplina estaba por encima de todo eso. Su orgullo no le permitía dejar que su estado de ánimo trasluciera más allá de su habitual expresión severa. Detrás de él, Isidore temblaba, y ni siquiera entraba en calor, abrazado como estaba a Asteirm. Las noches en el desierto eran igual de peligrosas que el calor durante el día. Quizás mucho más peligrosas.

Isidore se escurrió de la silla y fue a dar contra el suelo. El extranjero solo notó su ausencia cuando dejó de sentir calor a su espalda. Deteniendo el camello, bajó de un salto – sin poner excesiva prisa en sus acciones – y se inclinó sobre el muchacho, metiéndolo bajo su capa entre sus brazos. Ben se acercó a él con un frasco de alguna poción y se lo dio de beber, y el chico pronto abrió los ojos, completamente desorientado. Asteirm volvió a subir al camello y esta vez llevó al niño delante, para evitar que volviera a caerse, arropándolo con el calor de su capa y sus brazos. Un gesto impropio en alguien como él, observó el guía. Pero nada dijo, hasta que Sundalla se vislumbró a lo lejos.

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01/08/2019, 20:12
Ben-Jezheri

El calor del sol fue bien recibido por todos. Por todos menos por el extranjero, que siguió mostrando su expresión ceñuda y distante. Si la noche había hecho mella en él, no lo demostraba. Si la llegada a Sundalla lo complacía, tampoco lo demostró.
Asteirm bajó del camello con el chico en brazos y se tendió a Ben.

Tenemos que llevar a Isidore a un lugar caliente o morirá de frío. Ha vuelto a sumarse en la inconsciencia hace alrededor de una hora. –Dijo Ben-Jhezeri.

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01/08/2019, 20:17
Asteirm

Busca una taberna donde descansar. Cuando haya encontrado a mi contacto en la ciudad tú y los tuyos seréis libres de marcharos. – Contestó Asteirm.

El asesino declaró sus intenciones buscando una reacción en aquel hombre que había sido su guía. Se había revelado como alguien valioso. Era un buen luchador, conocía la cultura de aquellas gentes y sabía como orientarse por el desierto, además de tener algunos buenos trucos con los que sobrevivir en medio de aquella insondable nada.

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01/08/2019, 20:18
Ben-Jezheri

- Permaneceremos en la ciudad hasta que la tormenta haya pasado. ¿Qué harás con los hombres de Ghâlib, te acompañarán un poco más? – Preguntó Ben-Jhezeri.

Ben-Jezheri esperaba una respuesta por parte de aquel hombre que fuera su contratista. Acababa de finalizar su acuerdo y ya pensaba en regresar a casa. Si era con los hombres de Ghâlib, mejor pues lo que planeaba iba a requerir de cuantos más hombres mejor.

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01/08/2019, 20:22
Asteirm

- Pueden hacer lo que les venga en gana... – fue toda la respuesta. El guía y sus hombres vieron al asesino alejarse entre las calles de la ciudad, como si supiera dónde iba. En pocos segundos había desaparecido.

Asteirm dedicó parte de la mañana en caminar por Sundalla. Era una ciudad grande, de construcción destartalada. No había orden alguno en sus calles y la disposición de los edificios no seguían una pauta común. Al menos en aquella parte. Conforme se iba acercando a las zonas más modernas, la urbe empezaba a mostrar signos de una mejor alineación. Sus fachadas eran de color arcilloso, sacudidas por el polvo y la arena, partículas en constante suspensión que se colaban por los lugares más insospechados. Estaban salpicados por techumbres de esparto y cáñamo que arrojaban sombras a un suelo irregular y sinuoso, que en ocasiones describían curvas imposibles. Las aceras estaban llenas de cajas, vasijas, carretas, cestos, sacos y mendigos. Cuando la calle era muy estrecha y las fachadas muy altas, las vigas atravesaban los muros quizás con la exclusiva función de impedir que los muros se vinieran abajo.

El asesino se dejó ver por todos. Necesitaba llamar la atención de su contacto de algún modo. Pasear a cielo abierto por los barrios más pobres y por las calles más estrechas, llamaría la atención de cualquiera. Él iba bien vestido. Sus botas altas de cuero negro bien cosidas; su armadura oscura, que desprendía un extraño halo de negrura, bien sujeta por correas pulidas y firmes. Una enorme capa marrón con capucha, tan lisa y tan lustrosa, que parecía imposible que el polvo o cualquier inmundicia pudiera posarse sobre ella. Y sobre todo, las dos armas que colgaban a cada lado de sus caderas, sujetas a un cinturón a juego con otros dos cruzados, de los que colgaban bolsas. Y con toda seguridad, alguna de ellas contendría oro. En su ingenuidad, no sabían que los extraños guantes con remaches de hilo rojo eran más peligrosos que todo lo que llevaba encima.

Y así fue como la gente lo miró con recelo. Lo interpretaron como lo que era: un extranjero. Un mercenario de otras tierras que quizás venía a hacer negocios en la ciudad. O un mercenario que iba a ajustar cuentas con aquellas gentes por algún pago atrasado. Asteirm no miraba a nadie, los ignoraba. Todas las miradas estaban puestas en él y pronto empezó a notar el nerviosismo de aquellas gentes, así que se fue alejando de la zona de manera discreta volviendo al lugar dónde habían entrado y buscando a Ben y sus hombres.

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01/08/2019, 20:24
Ben-Jezheri

- ¿Cómo ha ido? – le preguntó el guía cuando el hombre tomó asiento.

Ben-Jezheri parecía realmente interesado en aquella respuesta. No sabía a que había venido aquel hombre a Avidrain, pero lo que si tenía claro era que era un hombre increíble a la par que oscuro y reservado. Difícilmente le diría algo que despertara su interés.

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01/08/2019, 20:25
Asteirm

Y en efecto, así fue. 

- Como cabía esperar. Ahora debo aguardar a que se ponga en contacto conmigo. - Una respuesta ambigua. Había ido como cabía esperar y alguien debía ponerse en contacto con él. Había respondido a su pregunta y sin embargo, Ben se había quedado igual. Luego se produjo un incómodo silencio.

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01/08/2019, 20:27
Ben-Jezheri

- Isidore se pondrá bien. Ya ha comido y entrado en calor. Espera tu regreso – le dijo Jezheri.

Por alguna razón esperaba que el hombre que tenía frente a él se alegrara ante aquella noticia, pero ni tan siquiera vario su gesto. Arteirm era sin duda alguna un bloque de hielo. Nada parecía afectarle, nada parecía sorprenderle. ¿Tenía corazón? Si lo tenía sin duda alguna era de piedra.

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01/08/2019, 20:28
Asteirm

- Entonces llévalo contigo de vuelta a tu ciudad. De aquí en adelante trabajo solo. - Y la respuesta de aquel hombre confirmó las sospechas de Asterim.

El guía no pudo sacar más información, ni siquiera entablar una conversación el extranjero. 

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01/08/2019, 20:29
Narrador

Después de comer, Ben y sus hombres fueron a pasear por la ciudad. Sólo en la mesa, el asesino se vio abordado por una fulana de buena planta. La estudió con atención, pensando en las consecuencias. Le lanzó una mirada asesina y la mujer vaciló, pero no se alejó de él. Se acercó, aunque sus ojos delataban temor y su cuerpo estaba demasiado tenso. Apoyó ambas manos en la mesa y se inclinó sobre el asesino. Este se incorporó ligeramente para escuchar lo que ella tuviera que decir.

- La Sierpe Roja... – fue lo único que murmuró.

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01/08/2019, 20:30
Asteirm

Asteirm deslizó una moneda de oro por la mesa con el dedo. Los ojos de la prostituta delataron codicia y cuando la mujer alargó la mano para cogerla, una daga de hoja negra y nervios rojos se clavó en la mesa delante de la moneda. Agarrando el mentón de la mujer, el asesino la acercó hacia él.

- Si descubro que me has tendido una trampa, te desollaré viva – amenazó hundiendo su mirada gris acero en la voluntad de la fémina. La mujer tragó saliva y asintió levemente. El asesino sonrió y le dio un beso en los labios mientras retiraba la daga y ella cogió la moneda para escapar de allí.

Esperó un rato más antes de ir a buscar su contacto. Cuando ya se disponía a salir, Graïb, el tercero de los hombres de Ghâlib, se acercó hasta su mesa y se sentó sin pedir permiso. Pero Asteirm no se detuvo por esto y empezó a salir de la posada, pero Graïb lo cogió por el brazo.

- Espera... – le pidió, pero su petición perdió empuje cuando el extranjero le lanzó una mirada capaz de marchitar una flor.

- Ya hablaré contigo más tarde... - Dijo él entonces.

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01/08/2019, 20:31
Farah

- Farah – dijo ella con algo de valor. – Mi nombre es Farah – reveló la mujer disfrazada de hombre.

Asteirm volvió a mirarla y ella le soltó el brazo, avergonzada y ruborizándose bajo el embozo de la capa, que ocultaba su identidad. El hombre salió de la posada sin volver la vista atrás. Isidore se reunió abajo con Farah.

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01/08/2019, 23:09
Asteirm

El extranjero volvió a caminar otra vez por las mismas calles, buscando la Sierpe Roja. Cuando dio con ella, un edificio de madera negra con dos pisos y un patio a un lado, entró en el local sin ningún tipo de reparo, y miró a su alrededor buscando a su contacto.

- Caín – lo llamó alguien, y el extranjero, entornando los ojos, se acercó hasta la voz con la muerte pintada en el rostro.

- Todos los que me llaman así no tienen ocasión de repetirlo – advirtió.

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01/08/2019, 23:11
Aswand

- Debía asegurarme que eras tu. ¿Sabes que te han seguido hasta aquí? - Habló de nuevo el que tenía que ser su contacto.

El contacto de Asteirm en esas tierras era al parecer un hombre de más de dos metros de alto, piel de azabache y con la cabellera rapada al cero. Sus brazos eran poderosos como columnas y su torso duro como una roca. De ambas orejas prendían varios aros metálicos a forma de pendientes. Su vozarrón hacía eco en toda la taberna, daba miedo solo de verle, pero Asteirm no le temía.

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01/08/2019, 23:13
Asteirm

- Un niño y una mujer. No te preocupes por ellos. No ocasionarán molestia alguna. Y si yo digo que no ocasionarán molestia, es que no lo harán. - Dijo de forma contundente y tajante.

Su tono de voz era firme y no admitía réplicas. Aquel hombretón lo sabía, por lo que no dijo nada en contra. Se le veía espabilado, oscuro, pero espabilado.

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01/08/2019, 23:16
Aswand

- Mi nombre es Aswad, seré tu guía por esas tierras. Vi a Lavinia hace unos meses. Tuve el placer de hablar con ella sobre sus próximas intenciones, sin embargo no era trabajo mío acabar con ella. El gremio me dio órdenes claras de dejarte a ti el trabajo, y espero que lo tuvieran claro cuando te eligieron para esta encomienda. – Dijo el hombretón negro como el carbón.

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01/08/2019, 23:20
Asteirm

- No lo dudes ni un momento, esa muchacha es más rápida de lo que parece y mucho más peligrosa. Y mismo tuve mucho que ver en su entrenamiento pero una mediana nunca podía llegar a ser una asesina al cien por cien. Sus escrúpulos les vencen antes o después, pero una vez tomada la decisión de entrar en el gremio salir es imposible. – Respondió Asteirm.

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01/08/2019, 23:21
Aswand

- Así es, compañero, así es. – Respondió Aswad. - ¿La chica y el niño viajarán con nosotros? Tengo dos caballos y provisiones para dos. No esperaba a más gente. – Habló Aswad.

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01/08/2019, 23:22
Asteirm

- Yo tampoco esperaba que me siguieran hasta aquí. Pero el niño me cree un maestro y la chica un salvador de su pueblo. No creo que sean molestos de momento, pero antes de que lo empiecen a ser me encargaré yo mismo de ellos. No te preocupes. – Habló el asesino.

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01/08/2019, 23:27
Aswand

Los dos mercenarios se sentaron en una de las mesas paras discutir los pormenores de la nueva empresa.

Asteirm escuchó como la puerta del lugar se abría y no tuvo la necesidad de volverse a mirar, pues la cara de Aswad le confirmó que tanto la mujer como el niñó habían entrado. Un ligero ademán con la cabeza por parte del guía oscuro le indicó al asesino en qué mesa se situaban. Asteirm pidió al hombre que continuara haciendo caso omiso a la pareja.

Farah entró junto a Isidore en la taberna y disimuladamente se sentaron en una mesa alejada de Asteirm pero con un buen ángulo para poder vigilarle. El camarero llegó a la mesa de los asesinos y tras un breve cruce de palabras regresó a la cocina en busca de lo que le habían encargado.

- Verás, a muchacha llegó a Sundalla desprovista de oro, u otras posesiones con las que sobrevivir en este maldito desierto. Pero su arte para el robo le hizo enriquecerse con suma rapidez. Pero su torpeza fue la de toparse conmigo. Trató de robarme la bolsa y sus manos iban a ser cercenadas hasta que descubrí su nombre. Desde entonces se puso a mi servicio y yo envíe una carta a la orden al otro lado del océano. Estaba claro que era ella, y de hecho me contó su historia. Pese a que no había saldado la deuda conmigo me contaba su intención de en un futuro viajar al sur. Había oído hablar de una ciudad al sur llamada Mariendul donde reina un semielfo de gran reputación. Una mañana escapó y la muy tonta dejó una nota diciendo su intención de llegar hasta la ciudad-fortaleza de Mariendul. Quedó muy agradecida conmigo por no haberle cercenado las manos, pero la muy perra huyo a la mínima oportunidad. Al menos tuvo la delicadeza o la torpeza de decirme a donde se dirigía. Probablemente ya no esté ahí pero al menos encontraremos alguna pista de su nuevo paradero, tenlo por seguro. – Explicó el nuevo guía de Asteirm.