Partida Rol por web

Historia de un Asesino

Capítulo 2. La Princesa del Desierto.

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01/08/2019, 17:09
Princesa del Desierto

- ¿Y ser el amante de la princesa? - sugirió ella. 

Aquella joven mujer parecía dispuesto a todo por la ayuda de aquel asesino. Había visto algo en él. Había visto algo que podía contribuir a que su linaje recuperara lo que le había sido arrebatado, pero lo más importante era que, ese algo que Asteirm tenía, podía lograr que su gente dejara de una vez por todas aquella vida de latrocinio y anonimato.

 

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01/08/2019, 17:11
Director

- No sería mala idea... - accedió Asteirm. - Pero... ¿te atreverías siquiera a estar conmigo sabiendo que podría matarte ahora mismo por tu insinuación? 

Asteirm quería ponerla a prueba. Quería saber hasta donde podía llegar aquella mujer. Era hermosa. De eso no había duda alguna. Era valiente. De eso tampoco había dudas. Pero también era inocente y un tanto estúpida para estar manteniendo aquella conversación con alguien como él de quien se presuponía que era un hombre peligroso y que no era de fiar.

 

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01/08/2019, 17:13
Princesa del Desierto

- Sería un riesgo que merece la pena correr... - posó sus labios sobre los del asesino para besarlo. El extranjero compartió el beso sin ponerle demasiada pasión. No era la primera vez que una mujer se le insinuaba, y sabía que cuando uno caía en su juego, sería difícil salir de sus redes. ¿Debía arriesgarse con esta mujer? 

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01/08/2019, 17:13
Asteirm

Al instante siguiente, le vino a la cabeza un plan.

Rodeó a la mujer con sus fuertes brazos y la estrechó contra su pecho. La besó con fervor, quizás una pasión que una mujer como ella nunca había tenido ocasión de probar, según sus propias palabras. Confiando en que verdaderamente era la primera vez que estaba con un hombre, acarició su espalda, arrastrando las manos hacia abajo y la agarró del trasero, proporcionándole suaves caricias. Volvió a sentir aquel temblor en el cuerpo de la mujer, realmente estaba aterrada ante lo que iba a hacer aunque tratara de disimularlo. Pero Asteirm no se compadeció de ella. Besó sus labios y dio leves mordidas, para después deslizar la boca por su mentón y besarle el cuello.

La joven tembló al sentir la barba del hombre punzando su sensible piel y como las manos que él tenía en su trasero ardían como el fuego. Era tal el deseo que estaba naciendo de su interior que se dejó llevar por aquellas caricias. Se abrazó al extranjero con fuerza, apretando su cuerpo al de él, temblando de emoción contenida. El hombre deslizó una de sus manos por su pierna, mientras que la otra se posaba en su espalda para poder pegarse más a ella, sin dejar de besar y morderle el cuello. A la joven le faltó la respiración, besó una vez más al asesino y segundos después se desmayó en los brazos de Asteirm.

- Pensé que nunca perderías el conocimiento... - murmuró el hombre haciendo desaparecer la daga mágica. Tomándola en brazos, la llevó hasta su cama y la tumbó. Le quitó la ropa y la metió bajo las mantas.

Sonriendo con malicia al pensar lo que ocurriría a la mañana siguiente, Asteirm se quitó la armadura y dejó los guantes cerca de él. Tomó una de las mantas sobrantes e improvisó una cama como los cojines que había repartidos por la estancia. Luego se sumió en un sueño ligero con una sonrisa en los labios. Se despertaría antes que ella y saldría de allí, y con toda probabilidad, ella creería que la noche anterior la habían pasado juntos. Y si no se equivocaba, la hija del destronado rey convencería a su padre para que Asteirm matara a ese Emperador para que él lograse el trono. Y se preguntaría cómo había sido capaz de olvidar la primera vez que durmió en los brazos de un hombre.