Partida Rol por web

La patada de Ted parece haber hecho mella en el matón, pero, qué demonios, Roger nunca dejaría de aprovechar la ventaja táctica que suponía el hecho de que él estaba de pie y su enemigo tumbado. Sin más contemplaciones que una sonrisa condescendiente, Roger descargó sobre el costado de Zed una patada inmisericorde.

-Este hijo de puta ya es nuestro.

Barry se lanza sobre su contrincante, quien intentaba levantarse del suelo justo en el momento en el cual el corpulento moreno cae sobre el, como si estuviera en un cuadrilátero de lucha libre, haciéndole imposible cualquier intento de levantarse.

Al mismo tiempo Ted lanza una patada, sin elegancia, pero no menos efectiva, hacia la cabeza de Zed, dándole en la mejilla derecha. Y como si no se fiara de eso, Roger no tarda en hacer demostración de su cariño, dándole una fuerte patada directo en las costillas del lado izquierdo, rematando al tipo ya en el suelo.

El lugar vuelve a quedar en silencio, frío y a oscuras, como antes. Todo parece volver a la calma, a una completa normalidad, mientras Barry, Ted y Roger se mantienen de pie alrededor de Zed, quien apenas se mueve en el suelo, donde permanece tumbado, con una mano en las costillas y la otra en la boca, de la cual emana sangre... aunque después de la patada de Roger, aquella herida debe ser la mas leve que a sufrido.

Hace fuerza para hacer aquellos débiles movimientos, sin siquiera atreverse a levantarse, ni a hablar, ni mirar a nadie, como si esperara ahí, asustado, a que alguien le diera el golpe de gracia, mientras su compañero, Jerome, permanece todavía inconsciente a pocos metros, sobre un charco de sangre, medio muerto luego del golpe de Barry.

- Por favor... - dice entre sollozos, con dificultad, como suplicando clemencia, pero sin atreverse a mirar a nadie, mientras se retuerce por el dolor – no me maten... por favor.... - suplica desde el suelo.

Barry se dio un paseo, corto y rápido. Recogió del suelo la pata de cabra con la que había golpeado al otro indeseable.

Sintió ganas de escupirle. Y estuvo muy cerca de hacerlo, pero se contuvo, tenían un tipo con el que hablar.

Se giro, arrastrando pesadamente su cuerpo y alzo el arma ensangrentada por encima de su cabeza.

Esto es fácil, hijo de puta. Solo necesitamos un nombre. Si nos dices el nombre que queremos saber, saldrás de esta. Es un trato sencillo.
Y no intentes colarnos ese rollo, de que no puedes hablar porque pueden matarte. Porque si no lo haces ahora, no tendrás un futuro dentro de cinco minutos.
Ya ves lo sencillo que es todo.

Separo las piernas, para afianzarse en el suelo. Entre él y sus hermanos formaban un triangulo. Por mucho que quisiera no podría salir de aquel callejón el solo. Estaba jodido, y el tipo lo sabía. Si intentaba algo, lo haría con Ted, eran simples matemáticas. Y eso significaba llevarse un golpe suyo. Estaba seguro de que el tipo no podía ser tan idiota, pero no le importaría si lo intentaba al menos una vez, porque estaba deseando partirle la crisma.

Lo miro fijamente, mientras volutas de vaho, procedentes de su boca, salían a borbotones. Habían sudado un poco la camiseta. Y el aun tenía esa mirada de asesino, producida por el estrés, y lo que habían vivido en las últimas horas.

- No se de que estas hablando – dice con el mismo tono de antes, completamente asustado, como si fuese a partir en un llanto en cualquier momento – No se que quieres saber... por favor, llevate el dinero y dejame en paz, no me mates, por favor – dice de manera lastimosa, casi rogando a Barry, aunque sin moverse de su posición en el piso, acurrucado en el suelo húmedo del callejón por el dolor detrás de la golpiza.

Barry no se lo penso dos veces. Le dio otra patada. Fuerte, pero sin intencion de matarlo.

Escucha atentamente hijo de puta. Quien te dijo que te cargaras a Terry Foster.

Dejo caer sus palabras con mucho cuidado. Pronunciando cada silaba con odio. Odiaba a aquel tipo, queria abrirle la cabeza, y queria que el lo supiera.
Luego, antes de que pudiera decir nada. Le volvio a dar otra patada.

Su mirada, dura y fria como aquella noche, se clavo en los ojos de aquel ser salvaje que habia matado a sangre fria a uno de sus hermanos. Ahora mismo, se sentia el espiritu de la venganza.

Otra patada más. Las fuertes botas de Barry se descargaron con violencia sobre el costillar de aquel desgraciado y Roger habría jurado que vio saltar chispas de ese golpe. Sus grandes manos negras oscilaban a sus costados cuando se preparaba para pegar otra patada, y Roger no pudo evitar recordar como esas mismas manos se movían con destreza en la cancha, como los cuatro hermanos habían gastado buena parte de su adolescencia jugando al baloncesto apenas a dos manzanas de allí.

Terry y Barry no solían hacer equipo porque eran los que mejor jugaban. Así que Terry cogía a Ted, que era, con diferencia el peor de los cuatro, y Barry cargaba con él, fuerte y alto aunque torpe y lento. Al final los partidos se reducían a un duelo entre Terry y Barry en el que él y Ted eran más comparsas que otra cosa. Quizá, aunque macabra, esta exhibición atlética era una especie de homenaje que Barry le estaba brindando a su hermano mayor.

Quizá.

Roger salió lentamente de su abstracción, y comprobando que su hermano ya había reducido al estado de una piltrafa inmóvil a Zed, se puso en marcha. Estaban en la calle y era cuestión de tiempo que algún curioso se detuviera a husmear y llamara a la policía. Y quería ser él quien les llamara.

Después de saber lo que necesitaba, claro.

Se fue hacia Jerome y registró con cuidado sus bolsillos y toda su ropa, en busca de algo: identificaciones, carteras, notas, un móvil... Después pensaba realizar la misma operación con Zed. Le sorprendía que no hablara por sí mismo, pero las palabras no eran su especialidad, así que esperó a que alguno de sus hermanos le preguntara con mayor fortuna...

Zed se retuerce en el suelo tras las patas de Barry, mientras trata de toser y gemir de dolor al mismo tiempo, escupiendo sangre, la cual va a parar al suelo.

- no se, no se... - dice entre lamentos, hecho una ruina en el suelo, dando la impresión de que va a estallar a llorar en cualquier momento, si es que no lo a hecho ya – no se su nombre... por favor... no lo se.... era... un tipo blanco... de estatura media – dice con dificultad – y definitivamente no era del barrio – añade, tratando de calmarse, como si albergara la esperanza de que le fueran a dejar con vida por dar aquella información, o tal vez ya demasiado aturdido por los golpes.

Mientras tanto, en segundo plano, Roger se inclina sobre el cuerpo inerte de Jermome y revisa sus bolsillos.

Jerome se encuentra completamente inmóvil, con los ojos cerrados y la cabeza sobre un charco de sangre, la cual emana de uno de los costados de su cráneo. A simple vista es muy difícil saber si aquel desgraciado continua aun con vida.

Pero eso no parece importarle demasiado a Roger, quien no hace otra cosa que revolver sus bolsillos.

Dentro de ellos no encuentra nada llamativo: Un paquete de cigarrillos por la mitad, junto a un mechero de marca, un Zippo de esos costosos que a muchos les gusta presumir. También hay unas llaves, aparentemente de su casa, y como no podía faltar, su billetera, en la cual hay unos cincuenta dolares, sin contar el cambio en monedas. En la billetera también hay una identificación.

Identificación Personal

Nombre: Jerome Sheppard Sexo: Masculino Fecha de nacimiento: 23/4/1979 Nacionalidad: Norteamericano Domicilio: Bell Blyd St. 1543, Queens, NY.

Ademas de eso, no parece llevar nada mas en sus bolsillos.

Roger, que estaba registrando los bolsillos de Jerome, encuentra un carné de identidad y apunta apresuradamente los datos de la identificación del tipo y vuelve a dejarla en su bolsillo. Lo hace de cara a Zed, para que él sepa que saben dónde vive, quién es, cómo se llama...

Luego se acerca a Zed con parsimonia, mientras su voz se eleva, cavernosa, desde el cuestionamiento irónico hasta el estallido de la más pura rabia.

-Un tipo blanco, que no era del barrio, y quería matar a mi hermano. ¿Quieres que me crea eso, pedazo de basura? Mi hermano era un jodido santo, ¿entiendes? El mejor de todos nosotros. ¡Nadie querría matarlo, gilipollas! -Se arrodilla sobre él y empieza a palparle los bolsillos, tal y como hizo con Jerome- Más vale que nos digas más cosas sobre ese tío que os contrató o te juro que vas a desear estar como tu amiguito Jerome ahora mismo. ¿Dónde lo encontrásteis? ¿Cuándo? ¿Cuánto os pagó? ¿Cómo podemos encontrarle?

Barry estaba escuchando pero no estaba oyendo. Las palabras del hombre no le decían nada. Eran quimeras en el aire. Y sabía que no llegarían a ningún lado con esa información.

Se agacho, cerca del tipo, y cogió un poco de nieve y hielo. La tenia deshaciéndose en la palma de su mano. La miro como si pudiera ver algo en ella.

Miro hacia Roger y luego a Ted. Y volvió a hablar, su tono era frio, y sus palabras a pesar del frio, se oyeron claras, límpidas. Es como si todo el mal que llevaba dentro se hubiera congelado en su interior haciendo que fuera algo más fuerte que un depredador.

Sabéis. Con el frio que hace, si enterramos el cadáver tardaran semanas en encontrarlo. Y con las heridas que tiene este tipo, no tiene oportunidades.

Se volvió a poner en pie. Y dirigió su mirada hacia el tipo. Con una mueca extraña en la boca lo miraba. Como calculando algo. Hasta que la mirada de Zed se cruzo con la suya. Y este se convenció de que no era un farol. Mientras en tan breves segundos se miraban el uno al otro, el agua helada, corría por la mano de Barry hasta caer al suelo, salpicando de una manera pausada.

El viento paso rápido por el callejón enfrió las almas de los hombres que se encontraban allí de deteniendo a todos en el tiempo. Un tiempo para meditar y recapacitar acerca del futuro de solo uno de ellos.

El pequeño de los hermanos se encontraba con los brazos en jarras, parado a cierta distancia de Zed y mirándole ufano, regodeándose en la miseria del tipo mientras Roger le interrogaba y rebuscaba en sus bolsillos. Cuando Barry menciona que el negro estaba muerto, levanta instantáneamente la vista clavándola en su hermano. El semblante de Ted había cambiado, ahora estaba totalmente serio.

Ted no creía que sirviera de mucho esconder el cuerpo en la nieve, pues tarde o temprano lo descubrirían, pero a pesar de eso se mantiene callado. No era momento de discutir  ¿De verdad lo habían matado?  Ya no había vuelta atrás, aunque realmente poco importaba, pues en su interior sabía que el unico objetivo que le movía en ese momento era la venganza. Tenía que vengarse, tenían que vengarse, y si llegaban al final del hilo iba a procurar que el hijodeputa responsable lo pagara bien pagado con su sangre.  

Aparta finalmente la vista de su hermano, girándose entonces para comprobar que nadie les sorprendiera viéndoles en la entrada del callejón. 

- Dios... dios... ¡es todo lo que se! - dice, o mas bien se lamente en el suelo, sollozando, aparentemente sin poder decidirse entre toser algo de sangre o echarse a llorar, mientras aun se retuerce en el suelo frío y húmedo, ante la mirada de sus tres atacantes – solo recuerdo que vino al bar... a aquí... y nos dio diez grandes a ambos... hace una semana... no nos dijo mas, no peguntamos mas, de verdad... ¡dios!... - dice apresurado, antes de volver a interrumpirse, retorciéndose de vuelta por el dolor de los golpes.

Roger se inclina a revisar al cuerpo, quien no pone resistencia, de la misma forma que con su inconsciente amigo. Encuentra una billetera y unas llaves. Dentro de la billetera hay una tarjeta de crédito, unos cien dolares, pero extrañamente ningún tipo de identificación. Las llaves parecen ser las de un departamento, pequeñas, normales, nada que llame la atención. Zed vuelve a toser mientras se retuerce. Es difícil saber cuanto tiempo mas va a seguir consciente en esa condición. Parece que los tres hermanos no pensaron mucho en la posibilidad de interrogar a aquel tipo antes de darle aquella paliza.

Barry se agacha y se coloca casi cara con cara con el idiota blanco.

Mas te vale que seas mas explicito, o que me des algo que me sirva, porque si no....

Dejo la frase caer, aquel hombre estaba convertido en papilla, era mierda enfriándose, y seguramente se moriría tarde o temprano, y él lo sabía. Así que no necesitaba presionarlo más. Ni amenazarlo, el tío estaba perdido.

Además no podían demorarse más, cada segundo estaban expuestos a que alguien los relacionara con aquellos tipos y eso no podía ser bueno para nadie. No tendría sentido para él, salvar la memoria de su hermano si daba con los huesos de los otros dos en la cárcel. Pues poco podía importarle lo que le pasara a él en ese momento.

Zed trata de esquivar la mirada de Barry, aunque es difícil saber si es por miedo, o por no poder evitar retorcerse de dolor. De todas formas cada vez se mueve menos, como si estuviera a punto de perder el conocimiento, tanto por los golpes como por el frío.

- Mierda... te dije todo lo que se... - es lo único que puede decir, antes de comenzar a toser sangre de nuevo. Por suerte Barry puede correr el rostro antes de que le salpique en él.

El frío calaba cada vez más en sus huesos, al tiempo que lo hacía la desolación, pues no creía que ese desgraciado fuera a darles ninguna información más. Se les agotaban los cartuchos, y comenzaba a pensar en la posibilidad de que no llegaran lamentablemente al fondo del asunto y no pudieran consumar su venganza. Tampoco podían esperar mucho tiempo en el sitio, tenían que dejar zanjado cuanto antes el tema porque sabía que a cada instante que pasaba cualquiera podía aparecer casualmente por allí, y eso sólo les traería más problemas todavía.

-¿Has encontrado algo entre sus cosas? -pregunta Ted a Roger, guardando la calma sin apartar la vista de la boca del callejón.

-Sólo el carne de identidad de ése -Roger señala lo que queda de Jerome-, unos 150 dólares en total y las llaves de sus apartamentos. Curiosamente, nuestro amigo Zed no tiene identificación, pero si una tarjeta de credito. Me he apuntado bien la dirección de Jerome, no os preocupéis.

Una ráfaga de viento helado le hizo tomarse una pausa mayor de lo normal.

-Chicos, si esta basura tiene razón, alguien ha pagado mucho dinero para matar a Terry. Y eso es algo que no puedo entender: quizá algo iba mal en la fábrica. Podríamos preguntarle a Adam si sabe si Terry estaba metido en algo extraño, aunque me parecería muy raro. Otra opción es preguntarle a Julia, pero preferiría no molestarla de momento...

Quería simplemente matar a esos cabrones y enterrarles profundo. O ir a Adam y contarle acerca del vídeo, de Jerome y de Zed y que se ocupara la policía. Pero eso no solucionaría el problema.

El problema era que habían matado a uno de los suyos, y ellos lo sabían. Y sólo la familia podía solucionarlo.

Al oír mencionar a Adam, se le enciende una luz dentro de la cabeza y se da la vuelta acercándose con tiento a Zed. Se le había ocurrido una posibilidad, y puede que lo que iba a decir fuera completamente absurdo, pero si no lo era... no quería pensar qué pasaria si no lo era. No en vano acababan de ver al compañero negro de Adam salir del bar, y no podía ser casualidad que estuviera justo en este antro de mala muerte de Nueva York ¿y si no estaba investigando como policía, y estaba implicado en el asunto?

Toma un poco de aire, le estaba costando decidirse a lanzar esas palabras, y en la pequeña pausa deja sin advertirlo la punta de la lengua en su labio superior. Al fin, pronuncia:

-El tipo blanco ese del que hablas... no se parecerá por casualidad a Kevin Bacon ¿verdad?

Sus palabras salen lentamente. Tenía el ceño fruncido y los ojos, entrecerrados, fijos en el guiñapo en que se había convertido el tipejo.

Zed no responde a Ted. De hecho, siquiera se mueve. Apenas notan que respira.-Había dejado de hablar mientras los tres hermanos conversaban, y para cuando vuelven a prestarle atención pueden notar que yace completamente inconsciente, esforzándose por respirar, mientras su cabeza reposa en un charco hecho por su propia sangre.