Partida Rol por web

Se aproxima al lugar del que había huido a regañadientes. Aquel sitio lo penía nervioso y no era bueno alejarse de la salida del pueblucho...

-¿Crees que podrá salir de esta? -le masculló a su compañero asiático haciendo un disimulado gesto con la cabeza hacia la muchacha, quien estaba malherida.

Siguió mirando a Vanis unos segundos.

-No me ofendes. ¿Seguís cabreados por lo que os hice?

Inquirió, luego miró a Mia, que estaba en muy mal estado.

-Lo sé, me lo dijeron. El que mandó a hacerlo está muerto, todos están muertos, no te preocupes. Debo añadir que murió de forma humillante, como merecía.

Se sorprendió a su mismo diciendo eso, hablaba ya como un mercenario de la compañía Talon de nuevo. Negó con la cabeza y cogió a la chica en brazos, previamente había guardado el machete en la funda que tenía en la espalda, tras el abrigo.

-Vamos a por los otros. Aunque os sugiero que luego hagais un registro en las casas, yo he sacado cosas interesantes de ellas.

Opinó, luego salió por la ventana, bajando la cabeza para no clavarse un mal cristal.

Scott si seguía cabreado, matarles sin un solo disparo? Esto no estaba claro, y donde estaría el puro Normand

- donde esta Normand? Salió corriendo en cuanto llego el peligro, al menos tu has vuelto a revisar nuestros cadáveres

Las palabras denotaban desconfianza, le había dado el arma y no había visto nada que justificara lo que decía

Vanis no dijo más nada, había hecho lo que estaba en sus manos y se había disculpado. Su madre muchas veces le había dicho que aquella actitud no servía en el mundo que ellas habitaban pero ella era así y no podía cambiar aquello. Miró a Mia, le agradaba que al menos ella tuviera confianza en Dax. No quería permanecer ni un minuto más allí y si tenían que revisar casa por casa, no quería hacerlo sola. Scott tenía razón, dónde estaba Normand era todo un misterio.

Por la ventana sale Dax llevando en brazos a Mia que tiene las piernas llena de sangre seca, detrás salen Scott y Vanis, heridos, pero parece que no son graves porque pueden moverse libremente.

Se encuentran de frente con Normand y Xiong que parecía que iban siguiendo a Dax antes de que este les entregara el arma.

Dax no dijo nada más, ya se estaba cabreando, y era malo tener cabreado a un ex mercenario de la compañía Talon. Prefería evitarse problemas. Al salir, se encontró con el resto.

Miró hacia el cadaver, a lo lejos del bicho, y luego miró a Xiong.

-No tiene buena cara.

Dijo, ácido.

-¿Me devuelves el arma?

En ese momento estaba cargando a Mia, pero ella podría coger el rifle sin problemas.

Sigue a sus compañeros como puede, ya que esta sujetándose el hombro, intentando no perder mucha sangre, pero a no ser que se cosa y se vende no parará la hemorragia...

Llega a la parte trasera de la casa junto para ver como sale gente por una ventana rota... se acerca un poco, pero mantiene las distancias... una cosa era conoces a dos extraños el mismo día, pero otra diferente es conocer a tantas... y más en una planicie desértica como el Yermo...

Xiong hizo un rapido examen visual de la situacion, no parecia que las cosas fuesen tan mal.

- Deberiamos buscar algo para los heridos. ¿Queda algun enemigo?

Mientras esperaba respuesta indicó a Normand que le devolviese el arma a Dax, el oriental se quedaria con un hacha ensangrentado.

- ¿De que armas disponemos? ¿Quien esta en condiciones de luchar si es necesario?

Hablaba como si lo hiciese a un grupo militar, ajeno a los sucesos ocurridos recientemente y al total desconocimiento del lugar donde se encontraban. Por su caracter analitico y operativo parecia que para él era habitual encontrarse en una situacion asi.

Dio unos pasos hacia el mercenario y le tendió el arma, mirándolo fijamente. AL parecer, había cumplido con su palabra, lo había juzgado mal. Sin embagro se ahorro cualquier comentario. Dedicó una ligera mirada al resto del grupo, le aliviaba ver que seguían todos enteros, si bien Mia parecía haberse llevado la peor parte. No mantuvo su mirada, que rehusaba encontrarse con los ojos de los compañeros a quienes había dejado en un arranque de pánico.

Cuando Mia coge el arma, el mira al resto, el aire radiactivo, seco y sobrecargado, agita su abrigo, el cual se mueve con brío hacia un lado, el mercenario mira a la joven rubia que tiene cogida en brazos y luego al resto.

-No os lo iba a decir, habeis demostrado que no confiais en mi para nada, y haceis bien. Pero pensandolo mejor, tengo una información más que fiable de una zona al norte, carente de radiacion y de salteadores, donde solo estaremos nosotros. Os ofrezco ir, acompañarme para saber si es verdad o no, a mi ya no me queda nada en DC ni en el yermo.

Hizo una pausa y miró uno por uno, luego echó a andar despacio. Los que le quieran seguir, que lo hagan, y los que no que hagan lo que quieran, para él, el yermo había acabado.

Él no le agradaba pero tampoco tenía muchas opciones, además, ella también estaba cansada del yermo. Respiró profundo, quería dormir un poco, descansar y olvidarse de todo lo que habían pasado.

-Yo voy contigo...

Se abrió paso entre los demás y avanzó tras Dax, luego se volvió a Scott y a Normand, aunque pasó la mirada por los demás.

-¿Vendrán, verdad?

Esperaba que le dijeran que si, ya había visto lo que eran capaces de hacer juntos y si algo pasaba, era a ése grupo de personas al que quería tener cerca.

Mira a los demás... parece que es una reunión de viejos conocidos y que no se han dado cuenta de su existencia... carraspea para llamar un poco la atención de los allí reunidos...

-En lugar de hablar de esto aquí, no sería mejor irnos a un lugar seguro y discutir esto cuando estén tratadas las heridas y "fuera de peligro"? Lo digo por que estamos en zona enemiga... y los disparos los habrán oído todos.

No sabe quien son los demás, pero los mira uno a uno, esperando que reconsideren el lugar de esa charla.

Volver al Norte seria la mejor eleccion.

Xiong asintió con la cabeza a la propuesta de Dax. Al fin y al cabo no tenia muchas mas opciones y regresar a su hogar siempre habia estado entre sus planes.
Aunque efectivamente no confiaba en él no era algo personal. Sencillamente no confiaba en nadie, lo cual le habia mantenido vivo hasta ese dia.

- Os acompañaré, al menos durante un tiempo. Aqui ya tengo demasiados enemigos, creo que es hora de buscarlos en otro lugar.

Se apoyó el hacha sobre el hombro y miró a Mika, quien proponia conversar lejos de peligro. Le hizo un gesto con la cabeza para que le acompañase.

- Pongamonos en marcha, aqui no hay mucho mas que hacer.

Se dio la vuelta y comenzó a caminar junto a Dax, rumbo a algun lugar libre de contaminacion en el Norte. Tan dificil de creer como el pequeño pueblo que estaban abandonando en ese mismo momento.

Se giró hacia la asiática malherida, "¡Virgen santa, es increíble que aún pueda mantener el brazo pegado al cuerpo!", pensó mirando su hombro destrozado.

-Me temo, querida, que no hayan lugares seguros por la zona -le dijo con voz seca por la tensión y el polvo que flotaba en el aire cálido- hay cosas mucho peores que esos deformes ahí fuera...

Normand hizo un gesto de cabeza hacia la planicie estéril del yermo. Sus ojos se nublaron tras una cortina de pensamiento, cuando los recuerdos de su travesía por aquellas tierras anegaron su mente. "Madre...".

Sin decir nada más, emprendió el camino tras el grupo en marcha. Asintiendo a la pregunta de la otra joven, la de su primer grupo de huida. Le alegraba ver que esta y el señor Scott habían sobrevivido también.

Scott no estaba seguro de en quien confiar, pero nunca lo había estado desde hacía años por lo que no perdía nada intentando esa aventura, ahora era libre y tenía un hacha era mas de lo que tenía cuando se encontraron

- Yo iré, ¿alguien necesita ayuda?

Las mujeres parecían haber tenido un peor encuentro.

El grupo, una vez habian atendido a los heridos, emprendió la marcha hacia la tierra prometida, ese lugar del que solo sabían que sería un paraiso, pero desconocían si era verdad o era mentira.

Dejaban atrás ese lugar en el que estuvieron a punto de perder la vida, varios de sus conocidos descansaban alli de las atrocidades que habían sufrido, y solo una de esas personas había salido viva, Mia. No podría olvidar lo que allí había ocurrido, lo que vió hacer al resto y lo que a ella misma le hicieron.

Llegaron al camino, estaban en la parte alta de la colina, desde allí podían echar un último vistazo al lugar, que a partir de ese momento estaría totalmente abandonado. No dudaron más y siguieron caminando, desapareciendo al bajar la colina por el lado contrario.

En mitad de la calle hay una figura bajita, mirando hacia el grupo que se había marchado, no llegaría a medir ni un metro de altura. Otra figura aparece tras él, por su figura se podría decir que es una mujer, o mejor dicho.. era una mujer.

La mujer, la canibal, cogió la mano del pequeño canibal y juntos se fueron en dirección contraria, perdiéndose entre las casas.

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Pasaron unos dias hasta que llegaron a la zona donde decían que se encontraba el paraiso. Para sorpresa de todos, sobretodo para Dax, aquello era otra zona desértica con una casa medio derruida en el medio, no existía la tierra prometida..

Ese día, la decepción y desesperanza invadió a todos, ahora habría que pensar que hacer, a donde ir.. empezar de nuevo. Decidieron descansar dentro de la casa.

Cuando intentaron hacer un pequeño fuego para calentarse, Dax llevaba unos trozos de madera en los brazos, estos se cayeron cuando tropezó con algo, algo metálico. Extrañado pasó la mano para apartar la tierra y descubrió que allí se encontraba una puerta métalica, una escotilla.

Entre varios consiguieron abrirla y decidieron bajar para ver que es lo que contenía ese refugio. Tenía un número grabado en la entrada. 25, refugio 25. Cual fue su sorpresa.. que alli había de todo, había alimentos, agua, camas, ropas, etc.. todo lo que necesitaban pero para muchisimo tiempo. Era la tierra prometida, pero bajo tierra. Era un refugio que aún no había sido descubierto por nadie, solo por ellos, y donde podrían pasar toda su vida si quisieran.

Aquello era como una gran casa bajo tierra y con la seguridad de que solo había una entrada.

La felicidad invadió a todos, al final habían tenido suerte y podrían vivir bien el resto de sus vidas. Lo malo había desaparecido, la esperanza volvía a todos.

Sus pies ya habían mejorado, podía andar algo sola, pero no demasiado lejos del grupo. Llevaba unos días sintiendose mal, con muchas nauseas, lo poco que comían terminaba echándolo.. Y ahi fue cuando recordó lo que le habían hecho, abrió los ojos de par en par y se llevó una mano al vientre, acariciandoselo, suplicando en su interior, que eso que estaba pensando.. no se fuera a hacer realidad.