- Empiezo a creer en tu inocencia, se de sobra lo que hace esa gente y no creo que muchos pudiesen soportarlo - dije tratando de darle algunos analgésicos para el dolor - sin embargo no puedo decir que tenga la certeza, todos estamos entrenados para soportar...  mucho.

- Si que te voy a reconocer que L tiene en gran estima mis valoraciones, por lo que podría sacar de aquí a algunas personas, no muchas...  aquellos inocentes que puedan aportar algo de valor a la investigación, sin embargo, a menos que tengas algo más que una criatura que nadie ve que come manzanas no veo como puedas ayudar si regresas.

- Si esa criatura proviene de esas Death Notes o tiene algo que ver y es una herramienta de Kira y sus secuaces,
creo que es de bastante ayuda que yo esté allí. Solo con que esté atenta sin ser descubierta podré escuchar si Kira y los demás hablan con él y si tiene algo que ver. Las descripciones de Rumanía y las mías parecen coincidir en el mismo ser... Y Rumanía aun no ha mostrado que se pueda confiar en él, yo sí.

Mi mirada estaba fija en ella, en realidad por mí ella, L y todos los involucrados podrían pudrirse pero lo importante era el resto del mundo, no ellos.

- Si eso no te sirve, entrad tú y L en esa sala, descubrir quien es Kira por vuestra cuenta y no hará falta que vengas a visitarme de nuevo después de vuestros "jueguecitos".

- Te voy a explicar por qué no es útil llevarte de vuelta, o al menos no por el momento...  Rumanía ha tocado con ese papel a todos los presentes y ahora todos podemos ver a Ryuk...  de modo que vuelvo a preguntarte ¿por qué debería utilizar mi influencia llevándote a ti de regreso? casi prefiero dejarte aquí y que me ayudes con los que vengan detrás, que analicemos la importancia de la presencia de estos y actuemos en consecuencia.

La miré de forma que viese bien claro que me estaba pidiendo algo que ella no haría.

- Ese hombre es más estúpido de lo que pensaba... ¿Qué ventaja nos da eso ahora?

Me quedé unos segundos pensando, no se me ocurría para que más iba a servir pues no tenía más información que ofrecer y realmente comenzaba a pensar que esta gente no merecía ser salvada.

- ¿Entonces me pides que siga aquí, siendo torturada, y te ayude? ¿O se han terminado los juegos?

- Me temo que por el momento al menos así es, te pido que aguantes, yo te daré toda la información que posea y quizá con ella podamos hacer algo de utilidad...  dos mentes piensan mejor que una.

- Una mente no piensa igual cuando ya está al límite aún habiendo demostrado que soy inocente. No sé cuánto más aguantaré,
pero lo intentaré, pero os prometo algo: L o quién sea, pagará por esto.

- Por el momento centrémonos en el asunto que nos ocupa Señorita Dinamarca, Kira...  veamos, esa criatura puede ser vista y escuchada por todos y parece tener una gran debiliad por las manzanas...  bien lo sabe Argentina pues casi le cuesta la vida.  Debemos actuar con la información que sabemos y el hecho de que usted lleve un tiempo observando le da cierta ventaja ¿que hacía antes de que lo pudiésemos ver?

Mi mente no parecía escuchar con claridad a Watari. El dolor era algo que captaba más atención de mi cerebro que lo que él pudiese decir. Aún así hice un gran esfuerzo y le contesté:
- Ya os lo dije, iba de un lado a otro e hizo algo para que el representante Australiano tropezara. Además cuando supo que íbamos a "matarnos entre nosotros" río, parecía que disfrutar con ello. Y yo al menos no le vi dirigirse a alguien en concreto, pero no creo que cuando hablase lo hiciese solo hacia mí.
Por cierto, ¿nadie se ha preguntado por qué Rumanía tenía el trozo de ese cuaderno que menciona?

Tras pasar una mala noche en las que han decidido torturarte destrozándote los ciclos de sueño, aparece Watari con paso firme y tranquilo, como siempre seguido de Mongolia:

- Buenos días, le traigo...  terrones de azúcar y helado de parte del señor L - comenzó un tanto consternado - y de la mía unos croisants y café calientes.  Espero que los disfrute - dijo pasándotelos por una especie de rendija destinada a tal efecto.

- Tengo noticias para usted, aunque no todas son buenas...  esta noche ha perdido la vida el representante de la India, creemos que de un ataque al corazón pero no tendremos más datos al respecto hasta que la autopsia termine.

- Por otra parte y a la luz de los acontecimientos, L prácticamente la ha descartado como sospechosa aunque no al 100% lo que son buenas noticias para usted, pues los interrogatorios cesarán...  Sin embargo, me ha pedido que le haga una propuesta de colaboración.

- Cuando esté acabando el día y abramos la puerta del bunker, L desea haerla regresar con el resto de representantes...  vivos, por supuesto eso pondrá su vida en riesgo, pero está convencido de que usted aúns e guarda ases en la manga y tiene mucho que aportar a esta investigación ¿qué me dice?

- No tenía ni idea de que esos eran los planes de L, pero por supuesto contad conmigo - me giro hacia Watari y le digo - ¿sería posible enviarle unos médicos? yo no querría que me viesen así y desde luego no querría que me quedasen secuelas en la mano - digo señalando la mano claramente rota y torturada.

- No diré nada y me haré la sorprendida cuando vuelvas, como el resto, pero me gustaría saber si va a delatarme, pues eso dificultará sobremanera mi trabajo...  y prefiero tenerte como aliada.

Había sido una noche que iba a recordar durante mucho tiempo aunque no quisiese. Bueno, en general no quería recordar todo este día ni el haber venido a esta isla, pero eso no iba a poder ser.
Al escuchar a Watari estaba de nuevo tentada a mandarle al infierno, abrir la celda y de un cabezazo partirle la nariz, pero me limité a sonreír todo lo que mi situación me permitía y agradecer la comida.
- ¿L acostumbra a regalar dulces? Al final va a ser todo un galán... Gracias.

Di buena cuenta del helado y los croisants antes de responder.
- Volveré ahí dentro. Me pueden las ganas de atrapar a Kira más que la de estampar la cara de L contra las rocas,
al menos hasta que salgamos de aquí.

Al escuchar a Mongolia le agradecí con un gesto de mi cabeza sus primeras palabras y la respondí:
- Tranquila, delatarte sería contraproducente además de que no es lo que deseo, pero a cambio me tienes que decir cómo perdiste ese ojo, y espero que sea de peor modo que como casi pierdo yo la mano y algunas de mis costillas...- dije guiñándole un ojo.

- Volviendo a lo que ocurre allí y el como voy a volver ¿he de suponer que soy parte del equipo como Mongolia o sólo otra herramienta? Y lamento lo del hindú, era una persona irritante, pero no creo que mereciese morir. Sí se confirma la muerte de un ataque al corazón seremos informados ¿No?.

- Bueno, a L... - comienza Watari - le gusta mucho el azúcar eso es indudable...  en cuanto a ser una herramienta...  yo diría que eres un intermedio pues considera que sigue existiendo un pequeño porcentaje de posibilidades sobre tu culpabilidad.  Pero lo mejor que puedes hacer para demostrar que no eres culpable es justo lo que has accedido a hacer, volver a entrar.

- ¿Mi ojo? - pregunté sorprendida, - pues es una historia curiosa pero no tan interesante como esperarías...  en Mongolia, en el desierto de Guido está el yacimiento más grande del mundo de dinosaurios, lo que ha provocado en multiples ocasiones (y sigue provocando) que las mafias trafiquen con los restos.  

- Así que podríamos decir que en una de nuestras investigaciones, con persecución incluida, un dinosaurio me atacó...  no recuerdo si fue un velocirraptor o qué pero...  me dejó tuerta un dinosaurio.

Te sacaron de aquel bunker a una velocidad nada despreciable.  

Rodeado por todos aquellos matones casi no fuiste capaz de articular palabra, pero eras un profesional y debías mostrar entereza y dignidad, al fin y al cabo estaban equivocados y lo sabías...

A pesar de todo, una cosa era tener consciencia de que ibas a ser interrogado y otra ver todo el despliegue de medios y todas aquellas armas que te hacían dudar de que nadie saliese vivo de allí...  

Siguiendo con el comportamiento de aquellos guardias desde que habíais llegado a la isla, ninguno te dirigió la palabra, todos permanecían alerta, pendientes de sus armas y de su pinganillo...  por fín, llegaste a un pequeño edificio al otro lado de la isla.

Se trataba de una antigua cárcel abandonada donde te dejaron encerrado en una de sus celdas.